Álvaro Campana, analista político y secretario general de Nuevo Perú: “Necesitamos una refundación de la República”
Por Lucio Garriga y Gerardo Szalkowicz*
De los últimos cinco presidentes del Perú, dos están presos (Alberto Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski), uno prófugo en Estados Unidos (Alejandro Toledo) y otro sigue procesado luego de pasar nueve meses en prisión (Ollanta Humala). El quinto es Alan García, quien prefirió otro destino antes de quedar tras las rejas. Los escándalos de corrupción atraviesan a toda la clase dirigente y al poder judicial, conformando un escenario inédito de crisis de legitimidad institucional. En esta entrevista, el analista político Álvaro Campana describe la configuración de “un Estado capturado por mafias” y afirma que lo que deja Alan García es “un legado de impunidad”. El también secretario general de Nuevo Perú –la principal fuerza de izquierda- sostiene que las reformas impulsadas por el actual mandatario Martín Vizcarra “son limitadas” y que el país precisa cambios estructurales que se asienten en una nueva Constitución.
-¿Cómo se vivió en el Perú el suicidio de Alan García? ¿Qué cree que representó su figura para el país?
-Nos ha sorprendido la imagen que han intentado mostrar los medios sobre quién fue Alan García. Utilizando un hecho lamentable como este, la mafia y los sectores más reaccionarios están aprovechando para reagruparse buscando generar en la gente algunos sentimientos de solidaridad. Esto oculta lo que fue un intento más de Alan García, ahora definitivo, de evadir a la Justicia. García estaba efectivamente comprometido en esas tramas de corrupción en torno a Odebrecht.
Lo que podemos decir de Alan García es que deja un legado de impunidad. Ha sido parte de un gobierno violador de los derechos humanos no solamente en la época del conflicto armado interno, sino también responsable de hechos terribles como la Masacre de Bagua, donde se intentó imponer unas leyes contra los pueblos indígenas.
-¿Cómo se explica que los últimos cinco presidentes del Perú estén presos o procesados por hechos de corrupción?
-Es evidente que en 1992, con el auto-golpe dado por Alberto Fujimori, se instauró un Estado capturado por mafias, por grupos de poder económico que se beneficiaron a través de las privatizaciones y luego con el alza de los precios de los minerales. Entonces algunas empresas, como Odebrecht, buscaron garantizar sus intereses a través de coimas. Varias empresas peruanas están envueltas en esta lógica de renta que dejaban estos negocios de altos ingresos. De alguna manera todos los gobiernos han estado involucrados y se configuraron unas reglas de juego que permitieron que dinero sucio pudiera entrar a las campañas y que, finalmente, todos terminaran involucrados en situaciones como las que hemos visto. Se fue configurando una lógica mafiosa, una lógica de captura del Estado que es lo que ha marcado toda esta etapa de la República que podríamos denominar neoliberal.
-¿Qué se vislumbra hacia adelante y qué expectativas despiertan las reformas impulsadas por el actual presidente Martín Vizcarra?
-Tras la caída de Pedro Pablo Kuczynski, Vizcarra intentó plantear una agenda de reformas que sin embargo va demasiado lento. Es un gobierno bastante débil. Sin duda estamos de acuerdo en las reformas que hay que impulsar tanto en el sistema de justicia como en el sistema político, pero creemos que hay que cambiar reglas que van más allá de los propios espacios institucionales. Estamos convencidos de que si no hay un cambio más drástico, más de fondo, las cosas no van a cambiar. Menos con un Congreso como el que tenemos, donde la mafia se está reagrupando y con un gobierno débil que sólo busca salvar la gobernabilidad de lo establecido. Ya se está demostrando que esas reformas son limitadas.
-Ante esta gran crisis de legitimidad que atraviesa a toda la clase dirigente peruana, ¿qué salida proponen desde Nuevo Perú?
-Nosotros consideramos que hay que seguir evidenciando que necesitamos grandes reformas y que el tipo de Estado y el tipo de desarrollo que se estipuló desde la década de los ´90 ya no da para más. Por lo tanto necesitamos una refundación de la República. Consideramos que, posiblemente, el proceso electoral que se avecina en un par de años –aunque no sabemos si se va a adelantar- puede determinar el desenlace de una crisis profunda. Creemos que hay que plantear una alternativa democrática, popular y ciudadana que tenga como una de sus banderas principales la necesidad de tener una nueva Constitución, unas nuevas reglas, nuevas formas de convivencia, rescatar al Estado de las manos de la mafia y de estos lobbies y tener instituciones que garanticen los derechos de los ciudadanos y las ciudadanas.
Como fuerza política, lo que nos toca hacer es poner sobre la mesa cómo se ha configurado la corrupción con las relaciones de poder y con este sistema político.
(*) Entrevista original realizada en el programa “Al sur del Río Bravo” que se trasmite por Radionauta FM 106.3 (www.radionauta.com.ar)
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