Un año sin Marielle Franco | Nalu Faría, referente feminista: “Son cada vez más evidentes los vínculos entre el presidente y las milicias”

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Un año sin Marielle Franco | Nalu Faría, referente feminista: “Son cada vez más evidentes los vínculos entre el presidente y las milicias”

Por Carla Perelló, de la redacción de NODAL

El 13 de marzo por la madrugada la policía detuvo a dos personas por el crimen de Marielle Franco -concejala, militante feminista, favelada- y Anderson Gomes, que manejaba el otro auto y su asistente dentro del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). La División de Homicidios primero apresó al supuesto sicario Ronnie Lessa y luego a Elcio Vieira de Queiroz, señalado como el conductor del automóvil que interceptó a las víctimas. Se investiga si los asesinos forman parte un grupo de milicianos conformado principalmente por policías y militares retirados. Sobre el impacto que ha tenido la noticia en el movimiento de mujeres y feminista NODAL entrevistó a Nalu Faría, una de las coordinadoras de la Marcha Mundial de Mujeres que organiza acciones feministas en los cinco continentes.

El año pasado, en una entrevista con NODAL sostuvo que el asesinato de Marielle Franco era resultado de la militarización de Río, y por lo tanto, del golpe contra Dilma Rousseff ¿Cuál es su lectura ahora con las detenciones y la información que se dio a conocer sobre este tema?

En aquel momento había mucha desconfianza, recién se instalaba la intervención federal. Ahora sabemos que quienes han sido identificados como el motorista y quien efectuó los disparos son de las milicias y para nosotras eso hace parte de ese proceso de militarización. Desde la Marcha de las Mujeres los llamamos «hombres en armas». La verdad es que la información nos ha generado mucha preocupación, son cada vez más evidentes los vínculos del actual presidente con las milicias y con estos grupos paramilitares; en general con gente que ha salido de la policía.

¿Qué impacto político han tenido estas últimas novedades?

Creo que los movimientos siguen haciendo un trabajo fuerte de defensa y de pedido de justicia para que se sepa quién mandó a matar a Marielle, pero también hay una recuperación muy fuerte de su legado y de su labor porque nuestro compromiso es seguir sus luchas. Las detenciones hasta ahora fueron un paso, pero no basta. Nosotras, el partido Partido Socialismo y Libertad (PSOL) donde militaba Marielle, Amnistía Internacional y muchas otras organizaciones exigimos saber quién la mató, porque fue un crimen político. Por lo tanto, es imprescindible, fundamental, que haya condena y justicia.

En otros sectores de la sociedad, la información sobre el asesinato se va juntando con otras cosas que están pasando en Brasil. Es un desastre el gobierno de ultraderecha porque no tiene una compostura de presidente. Hay un sentimiento muy malo, la gente llama al gobierno “lumpen” de la política porque consideran que no está calificado. Bolsonaro es muy arrogante, muy agresivo, grosero, y claro que expresa lo que ya sabíamos sobre la misoginia, el racismo y los prejuicios. Además, las personas de alguna manera intuían o por lo menos imaginaban que tenía que ver con la situación de militarización que vivimos. Se sabe, también, que tanto las milicias como el crimen organizado se organizan para presentarse en el parlamento y disputan desde la política. A raíz de eso siempre hay muchos asesinatos vinculados a estas milicias, al crimen y a los paramilitares. Pero el caso de Marielle es de otro tipo por su capacidad de liderazgo, por las personas con las que ella trabajaba, que defendía y el significado que eso tenía. Es un crimen político y la gente por eso también considera que es importante saber quién la mandó a matar y cuáles fueron las motivaciones.

¿Cuál es la situación actual de los movimientos feministas y sociales en Brasil y cómo actúan ante la gestión de Bolsonaro?

En los últimos meses estuvimos sin salir a las calles. Recién el 8 de marzo salimos de forma masiva y fue muy grande en todas partes. También se vio lo que pasó en el carnaval, estuvo politizado y la gente se expresó mucho de manera crítica para el gobierno, pero fue el 8 el momento en el que tuvimos un proceso articulado del movimiento. De la misma manera el pasado jueves 14 de marzo, cuando se cumplió un año del asesinato de Marielle. Como decía anteriormente, las movilizaciones fueron para celebrarla y también para pedir justicia. Sobre nuestro movimiento, vemos que hay muchas iniciativas, pero todavía no tenemos mucha posibilidad de evaluar cómo va a seguir. Aún así, lo más interesante es que sigue un nivel alto de movilización y de debate. Esta año, por ejemplo, ya estamos organizando una marcha que existe desde el 2000 que es la Marcha de las Margaritas, de las mujeres rurales, vinculadas a los sindicatos, protagonizado por las confederación de trabajadores de la agricultura, el movimiento de mujeres rurales del nordeste, las mujeres pescadoras y las quilombolas y que el año pasado reunió a más de cien mil mujeres. Entonces, la perspectiva de organizar la marcha en agosto nos da una seguridad de que llevamos adelante un proceso de movilización basado en la organización y en la construcción de una agenda colectiva. Para nosotras es muy importante porque sabemos que vamos a seguir teniendo expresiones fragmentadas o más espontáneas, no obstante, creemos que estamos pudiendo garantizar un proceso de crecimiento.


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