Venezuela: El bloqueo y pirateo de fondos obligan a una moratoria de la deuda – Por Simón Andrés Zúñiga

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Simón Andrés Zúñiga*

Venezuela está en una situación de economía de guerra: las divisas son y serán escasas y hay que atender las necesidades fundamentales y al mismo tiempo enfrentar la agresión extranjera, imperialista y restauradora.

Ante una situación de emergencia extraordinaria, de enorme gravedad económica y social, el gobierno debe poner los pies en la tierra y tomar medidas inmediatas complementando, los esfuerzos que deben fortalecerse para encarar desafíos enormes de ampliación y diversificación productiva e inclusión social que están pendientes. Y para ello necesita la participación protagónica de los movimientos sociales, de todas las fuerzas políticas patrióticas y del pueblo.

Una de las decisiones urgentes, que consideramos debe tomar el gobierno, es la declaración inmediata de moratoria del pago de la deuda pública externa, realizar una auditoría pública (de su origen, composición y condiciones) e iniciar una reestructuración de la misma, bajo criterios soberanos y no bajo las presiones extorsivas y amenazadoras de bancos e intereses financieros especulativos.

Los limitados recursos financieros deberán ser redireccionados a la atención, entre otras prioridades, de las necesidades más urgentes de la población, especialmente en la dotación de alimentos y medicinas.

Frente a la jugada del caballo de Troya de la “Ayuda Humanitaria”, promovida por los estadounidenses y sus aliados para justificar la violación y posterior control del territorio venezolano, mientras al mismo tiempo -en forma fraudulenta- bloquea el acceso de depósitos y activos soberanos venezolanos, el gobierno debiera convocar una movilización popular de apoyo solidario que involucre a todas las organizaciones y comunidades para atender las necesidades prioritarias de salud y alimentación, además de prepararse para resistir el sitio criminal.

Este paso debe realizarse a través de una convocatoria amplia, donde se le dé participación a todos los sectores en la determinación de las prioridades, el uso y control de los recursos existente. Sería la agenda del Apoyo Solidario con amplia participación popular frente al engaño de la cínica agenda de la “ayuda humanitaria”.

El escenario es extremo y de emergencia inmediata

En un marco de una agresión inédita contra la nación es totalmente justificable que el gobierno se haya plantado, inmediatamente y con firmeza: no ceder ante el sitio genocida establecido por el imperialismo estadounidense y europeo.

El objetivo de ese sitio es lograr la capitulación del gobierno, debilitando las bases sociales, aumentando la dosis de la terapia de shock propia del “capitalismo del desastre” (al decir de Naomi Klein), romper la unidad del sector militar, legitimar el golpe de Estado y la intervención extranjera directa.

El flujo de ingresos por exportaciones se reducirá drásticamente, y no se disponen -en el corto plazo- de sustitutos eficientes para proveer los recursos necesarios para el funcionamiento del gobierno y del sector privado.

Se cuenta con otros recursos mineros, como el oro, que pueden formar parte de un plan de fortalecimiento de las reservas internacionales. Sin embargo, deben superarse los obstáculos que estimulan el desvío de las divisas obtenidas de la explotación de tales recursos naturales.

Es imprescindible una estrategia para reordenar el comercio exterior de tal forma que, la exportación de petróleo destinada a los puertos estadounidenses se reorienten a otros mercados. Tal operación llevará tiempo y se incurrirán en costos mayores (transporte y precios a descuento).

De todas forma, el gobierno debe encararlo cuanto antes, y es de esperar que PDVSA y el Ministerio del Petróleo estén trabajando en eso. Mientras tanto, debe lidiarse con la urgencia de atender las necesidades fundamentales de la Nación con los recursos (en divisas) existentes.

El Caballo de Troya de la «Ayuda Humanitaria», el secuestro de los activos venezolanos, deuda externa y repartición del botín

Desde hace más de un año, la estrategia de los aliados internacionales de la oposición ha sido provocar un sitio económico que genere una situación de caos y deterioro que justifique la apertura de un “canal humanitario”. Resulta evidente que esta es una excusa para legitimar la intervención de fuerzas extranjeras comandadas por el complejo industrial-militar estadounidense.

La toma y control territorial para darle piso al gobierno ilegal y paralelo es vital dentro de su estrategia de reconocimiento internacional. Las fuerzas invasoras, y sus colaboradores internos, necesitan demostrar que ellos pueden tomar decisiones de Estado (totalmente anticonstitucionales), y al mismo tiempo mostrar que el gobierno legítimo de Nicolás Maduro, no puede detener la actuación del Gobierno Paralelo. La legitimación de la usurpación es una pieza clave de la estrategia golpista.

La estratagema de la “ayuda humanitaria” no debe ser subestimada, ya que es una de las cartas políticas de mayor poder de manipulación ideológica, a disposición de unas fuerzas que están dispuestas a arrasar con toda expresión de soberanía e independencia. Quieren convencer a la población, o a una masa importante de ella, que el gobierno viola los derechos humanos al impedir el paso de los invasores.

Consolidar las etiquetas de “dictadura”, “violador de derechos humanos” y “fracaso del socialismo” es fundamental para consolidar no sólo la invasión militar sino la invasión mental, el control del sentido común. El fascismo se alimenta de la manipulación de los sentimientos más básicos de la población, manipulando, utilizando el terror y suprimiendo cualquier resistencia al poder cultural del capital.

Ciertamente, hay que impedir que se confunda a la población que con 20 millones de dólares se vende al país, pero no hay que ocultar el poder de manipulación de esta argucia, sobre una población cuyo acceso a las medicinas está acotado por el altísimo costo de las mismas y por su terrible escasez.

No se debe ocultar las realidades de una población que tiene que asistir a hospitales públicos que están por el suelo. A una población cuya salud ha sido afectada por la pauperización producida por las presiones externas y la desorganización económica.

No se debe ceder a la maniobra cínica de la “ayuda humanitaria” pero tampoco se debe subestimar la capacidad ideológica, que tiene este Caballo de Troya imperialista, de enorme manipulación de la población. Y que , además puede terminar horadando la solidez de la unidad cívico-militar.

Esconder, debajo de la alfombra, las condiciones objetivas que está sufriendo la población trabajadora es una actitud evasiva suicida. Es simple, el precio de un medicamento que se compra en una farmacia, puede superar ampliamente la quincena o el mes de salario del trabajador o trabajadora que está procesando el pago en la caja registradora.

Si omitimos que, quienes mayormente han sido perjudicados por el bloqueo (la guerra económica, la hiperinflación y por la profunda incapacidad del gobierno para plantear e implementar una política económica coherente) es la población en general, pero especialmente los sectores populares, le estamos poniendo en bandeja de plata, a las fuerzas restauradoras, la base material de la manipulación ideológica.

Esta manipulación la comandan políticos y grupos económicos y financieros golpistas y sus voceros; agentes que anticipan en forma desembozada sus planes de ajustes antisociales y la privatización del patrimonio público con las recetas habituales contra los pueblos.

El imperialismo pone en evidencia -sin tapujos- su objetivo de rapiña bloqueando cuentas internacionales, secuestrando tanto los activos financieros como las propiedades de PDVSA, confiscando ilegalmente el oro venezolano en el Banco de Inglaterra. Los corsarios del siglo XXI actúan como los ejércitos medievales cuando aplicaban un sitio, o como hicieron las potencias imperiales a principios del siglo XX con el gobierno de Cipriano Castro, exigiendo “primero nuestros negocios e intereses”.

Esta usurpación ilegal, comandada por los piratas del imperio estadounidense y de la monarquía inglesa, justifica acciones extraordinarias por parte del gobierno venezolano.

Desde hace más de un año, ciertos agentes de los poderes fácticos que tienen su centro de operaciones en Estados Unidos, han anunciado el programa económico que tendría que ejecutar el “gobierno de transición”.

Por ejemplo, Ricardo Hausman, exministro de Carlos Andrés Pérez, anuncia que Juan Guaidó cuenta con un plan económico para iniciar la recuperación de Venezuela. El profesor de Harvard, a principios del 2018 adelantó el escenario que ahora se está ejecutando. En ese momento, escribió un artículo donde justifica una intervención militar y una operación de rescate (económico) por parte de EEUU y algunos los países latinoamericanos.

Es impresionante como un año antes, Hausman (igual que Francisco Rodríguez) detalló parte del guión estadounidense que ahora está leyendo (e interpretando) John Bolton y el títere de Guaidó[1]. El “gobierno” del autoproclamado, se parece mucho a un local de McDonald, todo es importado y dirigido desde el centro corporativo ubicado en la metrópolis capitalista. Las instrucciones vienen en inglés, traducidas al español.

El programa económico, que han denominado “Plan País”, es una elaboración externa que revela la repartición del botín. Privatizar la explotación y comercialización de los recursos naturales y de las empresas públicas, y hacer una reestructuración de la deuda bajo la tutela de los buitres de cuello blanco: banca de inversión e instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo.

Esta reestructuración creará las condiciones de dependencia financiera durante los próximos 20 años. El Plan País es el plan de la dependencia y la colonización.

Medidas de economía de guerra:

La economía venezolana requiere de la implementación de una política económica integral que incluya un programa de estabilización. Sin embargo, ambas cosas no pueden obviar la situación de confrontación actual, que amenaza con llegar a una intervención militar imperialista. El gobierno tiene que tomar, entre otras acciones y dentro de una estrategia más global, medidas adecuadas para responder a la actual situación de economía de emergencia.

Entre estas medidas inmediatas y perentorias tenemos las que consideran la situación de restricción extrema de divisas, el manejo de la deuda pública externa y la atención de las necesidades más urgente en salud y alimentación que enfrenta y enfrentará la mayoría de la población. Destacamos:

1. Declarar una moratoria del pago del servicio de la deuda externa pública se encuentra plenamente justificada dada la crisis inducida por las medidas provocadoras, ilegales y usurpadoras de retener recursos que pertenecen al pueblo venezolano y no a los bancos y gobiernos extranjeros ni a un gobierno títere autoproclamado.

2. La escasez de divisas obliga a racionalizar y controlar su uso en forma estricta y transparente. Se debe priorizar la salud y la alimentación del pueblo frente al pago de la deuda externa.

3. La moratoria estaría acompañada de una auditoría pública abierta y detallada que, sin duda, clarificaría numerosas maniobras y fugas ilegales de capitales que se han desarrollado al amparo del sistema financiero

4. Hay razones políticas, económicas y jurídicas que amparan una decisión de esta magnitud. La declaración unilateral de la moratoria de la deuda y su auditoría, no sólo sinceraría la situación de impago en la que han incurrido PDVSA y la Tesorería Nacional con algunos de los bonos emitidos y en posesión del mercado financiero internacional, sino que le proporcionaría una posición negociadora más firme y no subordinada al Estado venezolano.

5. La moratoria, investigación y renegociación de la deuda pública externa se concentraría en la deuda pública externa de bonos “soberanos” emitidos por el Gobierno Nacional y los bonos emitidos por PDVSA.

6. Es ineludible elaborar y poner en marcha, de forma urgente, un plan de adquisición y reserva de alimentos. De igual forma se debe proceder con las medicinas, aunque en este caso, como el primero, se debe superar el sesgo importador y avanzar hacia la producción interna.

7. En la compra de alimentos, se debe establecer una acuerdo para priorizar la defensa y el crecimiento de la producción nacional. Un compromiso nacional para priorizar y proteger la producción nacional.

8. Implementar de manera inmediata un Plan de Apoyo Solidario de distribución de medicinas y atención a las personas con enfermedades criticas como la diabetes, el cáncer, la insuficiencia real, Parkinson, VIH-SIDA, entre otras, que requieren un tratamiento permanente y estable. Igualmente, con aquellas medicinas comunes que está demandando la población.

9. El gobierno y la dirigencia política de las fuerzas patrióticas, tienen que asumir esta tarea de forma masiva, incorporando a los afectados y a las organizaciones populares. Esta estrategia incluyente y aglutinadora, supone romper con la cultura paternalista, farandulera y electoralista de hacer política. Convocar a las fuerzas patrióticas sin excepción, sin pedirle que se coloquen una boina roja.

El gobierno debe involucrar al pueblo en la confrontación antimperialista dado que, hasta ahora (comunicacionalmente) ésta se presenta como una película donde se enfrentan los egos de los protagonistas principales. Es posible y necesaria una movilización popular, comandada por un frente amplio patriótico, con resultados inmediatos y efectivos, para atender la emergencia en salud y la alimentación provocada por el bloqueo criminal y por la desestabilización de la economía.

10. Las decisiones y la movilización deben y pueden ser apoyadas por un programa que contará con recursos multiplicados que pondrán en evidencia los 20 millones de dólares indignos de los enemigos de la Patria.

11. En el caso de algunos medicamentos, el plan debe superar la dependencia importadora y avanzar hacia la sustitución de importaciones de muchos requerimientos básicos para los cuales existen condiciones para la producción nacional. En este sector no sólo se debe hacer énfasis en los bienes finales sino además en la adquisición de los principios activos y la producción nacional de las mismas, brindando apoyo para avanzar en la sustitución de importaciones.

12. Eliminar al Ministerio de Alimentación, que se ha convertido en un nodo de importación indiscriminada (y fuga de divisas) además de contribuir con la destrucción de la producción nacional. La idea es centralizar en una sola instancia, las políticas de promoción y apoyo al sector agrícola vegetal y animal. Este organismo debe tener una visión coherente, coordinada e integral, de tal forma que agrupe las experiencias comunales de agricultura alternativa, la agricultura urbana y la agricultura a gran escala. Se necesita incentivar y proteger la producción agrícola en sus diferentes escalas, considerando las diferentes formas de propiedad.

13. Las operaciones de comercio exterior tienen que ser controladas públicamente, además de transparentar la información relacionada.

14. Las comunas deben tener un papel protagónico en la producción agrícola. De hecho, existen experiencias de comunas que han logrado un desarrollo importante en lo productivo y en el nivel de conciencia política.

Estas son algunas propuestas orientativas para algunas medidas urgentes para priorizar la atención de las necesidades de millones de venezolanos, y la defensa del patrimonio nacional.

Con estos propósitos tan elementales, la moratoria del pago de la deuda externa y el uso prioritario de las divisas para satisfacer las necesidades básicas de la población, tienen que ser el primer paso a tomar en el frente económico de esta defensa de la Patria, su independencia, su soberanía, el derecho a la autodeterminación y su dignidad.

(*) Economista de la Sociedad de Economía Política Radical (SER), asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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