Entrevista a Ernesto Samper, exsecretario general de Unasur: «Con la jauría de asesores que tiene Trump, se refuerza la hipótesis de una intervención militar en Venezuela»
Entrevista a Ernesto Samper, expresidente de Colombia: “No creo que gobierne Duque, estamos ante un empoderamiento de Uribe”
Sobre la situación actual en Venezuela
Creo que detrás del apoyo humanitario, podría configurarse una forma de legitimación de una intervención militar.
Sería lamentable que Venezuela no desmontara eso que parece ser una operación que tiene una combinación entro lo psicológico, de crear temor colectivo alrededor de las necesidades que se están viviendo.
Hay argumentos que veo que favorecerían la hipótesis de una intervención militar, como la fuerte participación que está teniendo la parte más radical del partido republicano (de EE.UU.) y que es un sector que necesita el presidente Trump para su reelección
Esta semana un grupo de dirigente y personas de la sociedad civil, le enviamos una carta al presidente Duque con motivo a su visita a Washington, pidiendo que tuviera una actitud clara y definida de los que el ha llamado una actitud no belicista de Colombia.
El presidente Trump volvió a reiterar en una rueda de prensa con presencia del presidente de Colombia (Duque), sin que este hiciera ninguna observación, que las opciones militares contra Venezuela eran una opción que todavía estaba en la mesa.
La jauría de asesores que tiene Trump detrás, todos con un historial de intervenciones violentas en distintos países, refuerza más esta hipótesis
Tengo la convicción de que el presidente Duque haga prevalecer este concepto no belicista que es una actitud histórica de Colombia, y que el llamado Grupo de Lima también reitere lo que expresó en un comunicado reciente, con la excepción de algunos países, que no estarían de acuerdo en una intervención militar en Venezuela.
Si se desbaratara la posibilidad de una intervención militar de fuerza, que es lo que está buscando, se fortalecería mucho más la segunda opción que existe, y con la cual yo estoy de acuerdo, mediada por un organismo quizás como la ONU.
Hay temas que deben estar en una negociación, como un plan de estabilización económica, que en este caso el bloqueo le está haciendo mucho daño a la gente.
Se podría hablar de un calendario electoral, o que haya un gobierno de transición para esa posibles elecciones.
Puede existir una propuesta de una reforma constitucional para una equilibrio de poderes.
El presidente Maduro llegó a apoyar que haya una comisión de Verdad y Justicia, y que sea esa comisión la que otorgue las licencias, los indultos que las las figuras jurídicas necesiten para que todos los actores políticos, tanto del gobierno como de la oposición, puedan participar en una elecciones que serían refrendatarias de esa posible negociación.
Sobre el gobierno de Iván Duque
No creo que gobierne Duque.
El desempoderamiento de Duque se ha convertido, lamentablemente, en el empoderamiento de Uribe.
Duque cometió equivocaciones como proponer los típicos impuestos a los pobres para quitarle impuestos a los ricos. Eso le trajo un descenso en sus estadísticas de apoyo popular.
El reempoderamiento de Uribe ha traído como consecuencia que en ciertos temas fundamentales, como la aproximación al conflicto armado, estén primando sus ideas ante otras que predominaron en los último ocho años.
Sobre América Latina y los procesos progresistas
México se está reencontrando con la región.
La derecha está demostrando que no piensa hacer nada distinto a lo que ha hecho en otras ocasiones: un modelo económico que privilegia la inversión no social, abrir las puertas al libre comercio y subestimar las posibilidades y los beneficios de una integración regional como la que estamos buscando en UNASUR.
Cuando el péndulo regrese del extremo derecho, tenemos que estar las fuerzas progresistas pero con una propuesta distinta, novedosa y creíble. No podemos seguir en las conceptualizaciones retóricas.
Tenemos que actualizar las estrategias políticas. Nos están reventando en las redes sociales, no tenemos el manejo estratégico como la derecha.
Tenemos unos enemigos muy grandes que son unos poderes facticos, representados por grupos comunicacionales, económicos, jueces y fiscales que están haciendo el juego mediático a estos mismo poderes.
La decepción y desilusión de la gente con los políticos y la política, tiene que ser reemplazada con fórmulas novedosas que substituyan esos actores que están haciendo políticas sin representación y sin responsabilidad.
Sobre Colombia
En la medida en que este gobierno siga cometiendo los errores que está cometiendo: el manejo de la paz, la política económica de recorte de subsidios sociales, etc., si no hay un dirigente de izquierda que capitalice el desafecto de la gente con el resultado de estas medidas, Petro va a volver a ser una figura importante en las próximas elecciones, no me cabe duda.
Es probable que en Colombia se empiece a vivir la guerra jurídica. En la medida en que los procesos judiciales abiertos sobre el ejercicio del poder, y que son normales, se puedan utilizar políticamente, no descarto que eso se pueda dar en Colombia.
Sería lamentable que hubiese una actitud deliberada de los medios de comunicación de colocarle talanqueras a las posibilidades de figuras de la izquierda, como Petro y otros que están en el punto de partida, para concretar electoralmente lo que están representando.
Sobre elecciones en Argentina
En Argentina lo que hay es peronismo y anti peronismo. Y la verdadera lección no se hace contrastando esas fuerzas sino decidiendo quién es el candidato del peronismo.
Hasta el momento, según indican las estadísticas, Cristina tendría la mayoría dentro del peronismo.
Si además de elegir al candidato, el que sea, el peronismo se mantiene unido y (Mauricio) Macri sigue ayudando con la política económica, hay unas buenas probabilidades de que regrese el progresismo al gobierno de Argentina.
Sobre elecciones en Bolivia
Evo no ha tomado una decisión definitiva. Está considerándolo seriamente.
Bolivia va bien. Sus cifras macroeconómicas son realmente sorprendentes: desempleo 2,5% inflación del 3% crecimiento por encima de todos los países de la región del 5% proyectos de agregación de valor.
Sobre su carrera política
El cargo que más añoro, con cierta nostalgia y cierta satisfacción, el haber sido concejal de Bogotá. Creo que el poder local es el verdadero poder, que relaciona directamente al elector y al elegido.
El segundo (cargo) que recuerdo que especial cariño fue cuando tuve el honor de ser embajador de Colombia en España en 1992. Fue un año lúcido.
Me arrepiento de no haber echado a patadas al embajador de EE.UU. de Colombia. Fue un personaje siniestro que jugo un papel muy lamentable en el proceso que se vivió durante mi gobierno.
Una confesión: una vez tuve un almuerzo en el cual habían personas muy importantes y muy cercanas a mi, entra las cuales destaco a Gabriel García Márquez. Ellos me aconsejaron, “saque al embajador de EE.UU., tiene que establecer un límite territorial”. Pero yo encontré el país tan polarizado y tan dividido que pensé que era peor el daño sacarlo y acentuar una polarización innecesaria que aguantárselo como efecto me lo aguante hasta el final.
Sobre Unasur
UNASUR le está haciendo daño a lo que le permitió nacer, una gran paradoja.
Esa norma del consenso, que permitió que los 12 países se pusieran de acuerdo para que naciera UNASUR, es la que en este momento le está impidiendo tomar decisiones.
UNASUR se movía en dos escenarios: el político en defensa de la paz, la democracia y los DD.HH. y en ese escenario cumplió papales fundamentales en el golpe de estado que se trató de dar en Venezuela (2002) y un segundo escenario de identificación de políticas públicas comunes.
Preservar el patrimonio de integración de políticas pública me parece muy importante.
En el tiempo que yo estuve en UNASUR como secretario, el tema ideológico nunca se impuso sobre una decisión de consenso.
Sobre fútbol
Soy del Santa Fe y del Barça.
Entre el Pibe y James, le iría a Falcao. Me gusta su estilo y su condición de liderazgo. Cuando ha estado liderando la selección se integra mucho con sus compañeros.
Sobre su familia, infancia y juventud.
Supe que quería ser presidente cuando tenía seis años.
No todas las personas ricas tienen apellido y no todos los que tienen apellidos son ricos. Yo pertenecía a la segunda condición.
No pasábamos hambre pero éramos como la clase media latinoamericana que se gasta todo lo que tiene en aparentar tener todo lo que le hace falta.
Siempre estudié becado. En el colegio, que era el Gimnasio Moderno, masón fundado por mis antepasados que pretendía romper el monopolio que tenía la educación confesional en Bogotá; y en la Universidad de los Jesuitas.
Sólo pude conocer el mar cuando tenía 11 años de edad.
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