En Venezuela se disputa no sólo su soberanía y autodeterminación – Por Gerardo Rojas

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

La amplia solidaridad con el pueblo de Venezuela recorre los distintos continentes. Más allá del repudio al intento de golpe que aun acecha, que sigue el guión prediseñado por el norte para concretarse, se multiplican los artículos de opinión sobre la situación actual, planteando diversas definiciones sobre esta crisis y cuál será su desenlace, algunos con aportes importantes a tomar en cuenta, otros bastantes funcionales al desastre.

Algunos de los que he leído y que provienen de organizaciones hermanas de la izquierda latinoamericana, están armados desde, según mi humilde opinión, prejuicios o por el desconocimiento de la conformación del chavismo y sus disputas internas, sujeto político diverso que fue producto de la conformación de una nueva hegemonía capaz de movilizar a un país y levantar identificaciones en diversas partes del mundo. Ese complejo sujeto en muchos de esos análisis es reducido a un simple bloque al servicio del gobierno bajo la dirección del Presidente Nicolás Maduro.

Eso no sólo evidencia el desconocimiento del país sino también de los procesos sociales y políticos en general. Las historias en blanco y negro, comunes en estos tiempos, nos niegan como parte del sujeto popular que impulsa el chavismo (incluso la de los pueblos en todas latitudes), de seguro con muchos errores, limitaciones pero con un esfuerzo que debe ser reconocido entre el variopinto y complejo contexto. Allí existe un acumulado político que debe encontrar cause para su rearme e incluso servir para el encuentro de sus iguales en un continente que esta tratando de ser arrasado por diversas formas por fuerzas de la derecha más rancia.

La polarización es una de las características de nuestro proceso desde hace tiempo. En un primer momento fue el vehículo para la politización de las mayorías, hoy día algo de eso existe aún, pero también aparece el control y el desprecio por el otro (digna escuela de Trump, Bolsonaro y la nueva ola fascista) fórmulas que pueden ser expresadas de la peor forma en la crisis y de la que toca evitar a toda costa. Es cierto que el gobierno ha sido efectivo para anular toda salida por izquierda hasta el momento, usando en más de una ocasión métodos deplorables. Nos toca ser en muchos sentidos muy autocríticos en todo caso, de los que han sido como movimiento popular nuestras acciones y omisiones para dar respuestas desde un plan autónomo en el marco de los principios convocantes de la Revolución Bolivariana.

Sin duda que la política de Maduro, sobre todo desde 2015 a la fecha, tiene poco para defender, se fue configurando un proyecto político con un horizonte distinto al socialismo planteado por Chávez, ¿el comandante era perfecto y Maduro no? Tampoco deberíamos caer en eso; bastante criticamos a Chávez en vida, eso sí, nos planteaba siempre disputar, poner en la calle un acumulado para ganarle incluso a sus mismas propuestas coyunturales, interpelándole desde el mismo proyecto.

No todo se puede justificar desde los juegos geopolíticos además (que sin duda tienen un peso fundamental en la crisis actual), cosa que se ven mucho en los análisis de estos días, que terminan alejando tanto la lupa que termina deshumanizando lo que esas disputa termina significando para las grandes mayorías. Si aquí existe una intervención militar extranjera, cosa probable, será una tragedia no solo para nosotros los pobres, que ya bastante mal lo estamos pasando, sino para todo el continente y eso debe evitarse, para ello la solidaridad es fundamental. Escribí hace unos días un escrito de como veía los posibles escenarios: negociación o guerra, no veo más.

Siempre digo que estamos en una trampa histórica de las que no es fácil salir pero nos toca. Hay una basta experiencia en este pueblo que de seguro encontrará cauce para abrir camino, mucho que evaluar, que corregir pero también mucho en que reafirmarnos. Por eso, con todo y el difícil contexto el pesimismo no nos puede vencer antes que el enemigo. Es algo que nos toca poner a cada rato en la discusión con diversos compas y que debe ser compartido con todo aquel que se suma a las acciones en nuestra defensa.

Lo que si me queda claro es que más allá de las disputas por arriba, es muy necesaria la solidaridad con este pueblo que bastante alegrías nos ha dado. Allí apuesto que serán los mayores esfuerzos de los compañeros y compañeras de lucha del mundo.

Aquí se ponen en riesgo vidas humanas pero también la posibilidad de rearme de una revolución que asuma la democracia en lo político, en lo social y en lo económico, el socialismo como horizonte. Son referentes necesarios de sostener ante el avance de la derecha ultra conservadora, en caso contrario cualquier proyecto alternativo para poner en la mesa para disputar no será realmente alternativo a lo que el capital nos plantea hoy en día.

Red Eco

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