Desastre ambiental en Colombia: aún existen 42 puntos críticos en el rio Cauca

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Detectan 42 puntos críticos en jarillones del rio Cauca, en la Mojana

La Mojana puede pasar de emergencia por la sequía a otra por inundaciones,cuando lleguen las lluvias o el río crezca a sus niveles normales.

Un recorrido por varios municipios de Sucre, Bolívar y Antioquia dejó al descubierto los daños generados por la sequía en los jarillones o muros de contención.

Estos se han agrietado y derrumbado varios tramos, que requieren ser intervenidosantes que lleguen las lluvias.

José Nicolás Vega Lastre, coordinador del Consejo Departamental Gestión del Riesgo en Sucre, dijo que han priorizados diez puntos.

“ Los cuales quedaron de ser intervenidos como puntos más críticos, más neurálgicos, que tiene el río Cauca tanto en su margen izquierda como derecha de los municipios de Achí, Bolívar, San Jacinto del Cauca y en el municipio de Guaranda ( Sucre)” Expresó.

La Mojana está compuesta por 11 municipios de Antioquia, Sucre, Córdoba y Bolívar.

Caracol


Ríos Vivos Colombia, el movimiento detrás de la defensa del río Cauca

Claudia Patricia Ortiz Gerena creció en una vereda de San Vicente de Chucurí, bañándose en su río y saliendo a pescar con su padre, ahí aprendió que los ríos eran generadores de vida. Hoy vive en Betulia, Santander, y su proyecto de vida tras volverse técnica agropecuaria, era tener una finca de alimentos agroecológicos que sirviera para mantener a su familia. Esto era posible por la cercanía de este lugar al río Sogamoso.

Sin embargo, la construcción de la represa de Hidrosogamoso hizo que cambiaran sus planes.  Los árboles “se estresaron” por cambios abruptos de temperatura y no volvieron a dar frutos y las seis atarrayas con las que salía a pescar con su padre también quedaron “de museo en la casa”.

Tras esto, Claudia se convirtió en una afectada más de este proyecto, pero también en líder del Movimiento Social en Defensa de los Ríos Sogamoso y Chucurí. También hace parte de la coordinación delegada del Movimiento Ríos Vivos Colombia, quienes recientemente se han destacado por salir en defensa del río Cauca.

PUBLIMETRO habló con ella para saber la situación que se vive en varios ríos de Colombia y cómo se ven afectadas las comunidades que viven cerca a estos.

¿Quiénes conforman Ríos Vivos Colombia, cómo está organizado el movimiento?

Somos principalmente campesinos, pescadores, barequeros y mineros que hemos sido afectados por la construcción de hidroeléctricas en el país. Nos hemos unido para visibilizar de manera conjunta todo lo que este modelo de desarrollo ha traído a nuestros territorios.

¿Cuáles son sus principales razones para estar en contra de la construcción de represas en los ríos?

Primero, para nosotros los ríos son parte de nuestra nuestro existir. Somos comunidades cuya vida la hemos tenido al lado de nuestras fuentes hídricas, entonces nuestra relación con ellas sea campesina o pescadora, es mucha. La base de nuestra alimentación es el pescado. Nuestras casas han sido construidas con piedra y arena del río, y este también ha sido siempre el lugar predilecto para recrearnos. (…) Somos seres de río o culturas anfibias, como lo quieran llamar. Esa fuente de agua viva que traía material de arrastre nos sedimentaba las vegas del río haciéndolas fértiles para seguir produciendo alimentos. Había meses enteros que no teníamos que comprar carne de res porque vivíamos completamente de los peces del río, otros dependían económicamente de esta pesca. Teníamos un clima que estaba adaptado a unas condiciones, pero ahora los cultivos están enfermos. También llegaron plagas y enfermedades, y nosotros nos hemos enfermado porque también nuestro ecosistema cambió. La transformación ha sido de empobrecimiento, enfermedad, injusticia y dolor, porque además no tenemos acceso a la justicia.

¿Cuáles son las principales dificultades que se presentan cuando llegan estos proyectos?

En nuestro caso (Hidrosogamoso) hemos tenido que ver cómo nos organizamos en medio contexto en el que acabaron con las organizaciones sociales, donde tocó empezar de cero a reconstruir tejido social para que las personas perdieran el miedo a hablar.  En el caso del río Sogamososo y Chucurí somos principalmente mujeres, porque ahora a los hombres también les da miedo. En 2009 nos mataron compañeros que estábamos articulando la defensa, nos desaparecieron otro compañero en 2012, y eso causa que nadie quiera hablar en contra de un proyecto.

Aquí la gente conoce su territorio, pero ese conocimiento se hace un lado porque no se maneja un lenguaje técnico. Llega la gente de una empresa llena de títulos y muchas palabras ni las conocíamos. Eso para nosotros ha sido doloroso porque no se encuentra apoyo en las instituciones, pero llevamos años pidiendo estudios alternativos.

El desplazamiento de fauna también se ha convertido en una problemática. ¿Si se comen los cultivos, de qué vive la gente? Es un tema que desencadena un montón de problemáticas que nosotros no teníamos.

Además de la construcción de represas e hidroeléctricas, ¿cuáles son las principales problemáticas que están perjudicando los ríos de Colombia?

Son varias: los monocultivos, la explotación petrolera, el ‘fracking’ (que ahora se viene para la región del Magdalena Medio), la extracción del material de arrastre en grandes cantidades, que está acabando con los lechos de los ríos, la deforestación, las aguas residuales. Realmente en Colombia tenemos una cultura de no protección y de no cuidado. Realmente somos una cultura muy destructiva, hay muchas cosas que estamos haciendo mal como sociedad.

¿Por qué los que está pasado en Hidroitungo es más grave que otras situaciones que se han presentado en el país?

Primero, por las muertes y masacres (de personas) antes de la construcción del proyecto. En otros casos también ha habido, pero no en la misma magnitud. Eso crea un aire diferente en el territorio. Lo segundo, construir sobre una falla geológica. Hay una sismicidad inducida que produce el peso del agua en una zona donde no hay una roca firme que soporte el peso, el agua va a buscar siempre salida.

Desde abril del año pasado se vivió en riesgo permanente por 9 meses, eso tampoco se ha visto con ninguna otra represa. Qué le digan a uno que hay un riesgo de colapso, desprendimiento o taponamiento es terrible. Por más que uno esté en contra de las represas uno piensa que las personas que toman las decisiones y los ingenieros son gente responsable con la vida de los demás (…) A uno le causa asombro que por encima de cualquier cosa quieran construir una obra que está poniendo en riesgo a vida de más de 100 mil personas y todo el ecosistema.

 ¿Cómo ven el panorama de la transición de energías renovables en Colombia?

Como sociedad y como afectados debemos también ser propositivos en cuanto a la transición energética. Ya los costos de las anteriores construcciones los asumimos nosotros, pero hay que ver que la gente no pierda sus economías y sus oficios. No podemos seguir construyendo sobre un modelo que ya está comprobado que no funciona y tiene muchos efectos negativos. (…) Sin embargo, creemos que la transición energética se tiene que dar desde lo público. No puede seguir manejada por multinacionales. La energía y el agua no debe ser una mercancía privatizada. Hay que invertir en ciencia y tecnología para que esto se dé.

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Recuadro:

El Movimiento colombiano Ríos vivos es la articulación de diversas comunidades afectadas por la implementación de represas en sus territorios. Actualmente le apuestan a las escuelas de formación para niños, jóvenes y adultos sobre el cuidado del medio ambiente y el cambio de la matriz minero energética en Colombia. Sus casos han sido llevados a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Frase:

“Los costos y los beneficios no quedan en las comunidades. Son más los costos negativos que tenemos que asumir que los beneficios, no son reparadas realmente las condiciones de vida que teníamos ates de la llegada del proyecto”, -Claudia Ortiz.

Publimetro


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