Crisis económica en Argentina: la inflación de enero fue de 2,9% y la interanual 49,3%
¡¡¡2,9!!!
La inflación de enero se ubicó en el 2,9 por ciento según informó ayer el Indec, impulsada por alimentos y bebidas, servicios públicos, comunicación y turismo. Con el nuevo avance de los precios, la comparación interanual muestra un incremento de 49,3 por ciento, el más alto desde enero de 1992. En alimentos y bebidas, que compone el centro de la canasta básica, el aumento de los precios en los últimos doce meses es del 53 por ciento, lo cual explica el fuerte aumento de los indicadores de pobreza e indigencia en la última parte del año pasado. La inercia inflacionaria de 2018, junto a los aumentos de costos derivados de la devaluación que todavía no se trasladaron a los precios minoristas y la catarata de aumentos de servicios públicos determinan que la expectativa de inflación para este año no baje del 30 por ciento. En la Ciudad de Buenos Aires, la suba de los precios minoristas fue de 3,8 por ciento en enero (ver recuadro).
El principal aporte a la inflación de enero provino por el lado del rubro alimentos y bebidas, que aumentó un 3,4 por ciento. Las carnes lideraron los incrementos mensuales, con subas de 7,1 por ciento del cuadril y 6,7 en el asado y nalga, seguido de carne picada (6,6) y paleta (6,5). En el sector ganadero explican que el incremento viene postergado de 2018. Según la Federación de Industrias Frigoríficas, el precio de la hacienda acumula en el Mercado de Liniers un aumento del 30 por ciento en lo que va del año, lo cual anticipa que los aumentos en el rubro van a continuar. También hubo fuertes aumentos en el filet de merluza y en el pollo.
Otra familia de alimentos con importantes aumentos es la de lácteos. Según el Indec, el sachet de leche entera subió un 5,5 por ciento y la leche en polvo lo hizo en un 4,3 por ciento. El queso cremoso lo hizo en un 4,8, similar al pategras, mientras que la manteca avanzó un 3,7. Además de la inercia del año pasado, en este caso también jugó un factor externo, ya que el índice de precios de productos lácteos subió a nivel global un 7,2 por ciento en enero, informó la agencia de alimentos de Naciones Unidas. Entre los productos de consumo masivo también destacó la suba mensual de la yerba (5 por ciento), café molido (4,3) y jabón en polvo (7,8).
La inflación de 2,9 por ciento en enero podría resultar sorprendente en una economía en donde el consumo interno está muy debilitado y el dólar no registró mucha movilidad en el marco de un profundo ajuste fiscal y monetario. Sin embargo, la suba del dólar de 120 por ciento el año pasado junto a los grandes tarifazos sobre una economía cuyos precios se movía al 25 por ciento anual antes de la crisis cambiaria multiplicó la inercia inflacionaria. Esto quiere decir que los actores económicos incorporaron la indexación de los precios con números cada vez más grandes. Además, todavía existe una brecha de 20 puntos entre la suba que registran los precios mayoristas y el incremento de los minoristas.
En enero, los bienes subieron un 2,6 por ciento mientras que los servicios lo hicieron en un 3,5 por ciento. En la comparación anual, los bienes, más afectados por la devaluación, tienen un avance de 52 por ciento, mientras que los servicios, un 44,8 por ciento. En tanto, el IPC núcleo, que excluye a los productos estacionales y a aquellos que cuentan con regulación estatal, tuvo una suba de 3 por ciento en enero.
El capítulo de servicios públicos subió 3,1 por ciento impulsado por el aumento de 17 por ciento a nivel nacional de la boleta de Aysa. Los mayores aumentos de servicios públicos se dieron en noreste y noroeste, con incrementos mensuales de 6,7 y 5,8 por ciento, respectivamente. Luego, en febrero, comenzó a regir el aumento de la luz de 26 por ciento promedio y otro 14 por ciento en marzo, cuando también se aplica el segundo incremento de Aysa, de 27 por ciento. El gas subiría al menos un 35 por ciento en abril (ver aparte).
El rubro de transporte subió el mes pasado 2,5 por ciento a partir de un encarecimiento del transporte público en todo el país. En la ciudad de Buenos Aires, el subte aumentó un peso hasta los 15,50 pesos, mientras que el boleto mínimo de colectivo lo hizo hasta los 15 pesos. En febrero continuaron las subas y seguirán en los próximos meses. Además, en el interior del país se produjo un fuerte aumento en el boleto del colectivo para paliar el ajuste en los subsidios que entrega el Gobierno nacional. Otro servicio que registró aumentos en enero fue el de peajes, con el 33 por ciento promedio. El ingreso de la Ciudad de Buenos Aires por el Acceso Oeste pasó de 50 a 65 pesos y por el Acceso Norte lo hizo de 45 a 60 pesos (Debenedetti Márquez), de 50 a 65 pesos (Tigre) y de 55 a 75 pesos (Pilar-Campana).
En la Plaza de Mayo el sindicalismo combativo reclamó un paro de 36 horas
Desde las 16 comenzaron a concentrarse en las inmediaciones de la Secretaria de Trabajo de la Avenida Callao. Convocados por el Plenario del Sindicalismo Combativo, agrupamiento constituido hace poco menos de un año entre los sindicatos conducidos por la izquierda y el clasismo, más de 10 mil trabajadores llegaron hasta la Plaza de Mayo cerca de las 18 horas.
Durante el transcurso de la jornada, además, hubo marchas, actos y movilizaciones en Tucumán, Salta, Rosario, Neuquén, San Juan, Tierra del Fuego, Mendoza, Corrientes, Misiones, Chaco, Santa Cruz, entre otras provincias y localidades del interior del país convocadas por las mismas organizaciones.
Bajo la consigna de “La lucha es ahora”, y con el reclamo de un “paro de 36 horas y un plan de lucha para derrotar el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores” los dirigentes denunciaron “la parálisis de las centrales sindicales” ante lo que consideran una nueva ofensiva del gobierno nacional que «pretende sobrevivir a su crisis descargando más aún la bancarrota nacional sobre las espaldas de los trabajadores argentinos».
La marcha fue encabezada por una nutrida columna de trabajadores de FATE y el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático que se encuentran en conflicto contra la presentación de un recurso preventivo de crisis por parte de la empresa propiedad del magnate Javier Madanes Quintanilla.
El documento de convocatoria fue suscripto por las organizaciones convocantes entre las que se destacan el mencionado SUTNA, la Unión Ferroviaria de Haedo, la AGD-UBA, Ademys, el Sindicato Ceramista de Neuquén, seccionales opositoras del Suteba, el sindicato de médicos bonaerenses CICOP, entre otros.
También se sumaron organizaciones piqueteras como el Polo Obrero que aportó una inmensa columna de trabajadores desocupados así como el Movimiento Teresa Vive, entre otros movimientos sociales. También participaron obreros de las fábricas que están en conflicto como los gráficos de Interpack, los metalúrgicos de Siam y los aceiteros de COFCO ex Nidera. Desde el palco se expresó la solidaridad con los trabajadores de prensa de C5N y de Editorial Atlántida.
El escenario, apostado sobre la calle Bolívar, quedó enfrentado a la Casa Rosada hacia donde fueron dirigidos los principales discursos que no escatimaron críticas al gobierno y el FMI, la oposición del PJ y el kirchnerismo y a la conducción de la CGT.
El primero orador de ocho que hicieron uso de la palabra fue Alejando Crespo, secretario General del SUTNA. Desde el palco el dirigente señaló que “El Plenario del Sindicalismo Combativo puso en movimiento a los trabajadores cuando la burocracia sindical no mueve un dedo” y se pronunció por «un paro de 36 horas, pero no como un saludo a la bandera sino como una herramienta de lucha para los trabajadores que sí quieren pelear y efectivamente están peleando”. Por último propuso la convocatoria a un “Congreso Nacional de trabajadores”.
Guillermo Pacagnini, titular del sindicato de médicos bonaerenses (CICOP) también denunció que “la burocracia sindical deja solos a los compañeros que están luchando. Planteamos que hay una salida distinta y no de ajuste.”. Para eso, dijo, “hay que barrer a los dirigentes vendidos”.
También la emprendió con la oposición del PJ que, “ante los tarifazos propone como solución aumentar los subsidios para las patronales. Nosotros queremos nacionalizar las empresas de energía, que se abran los libros de las empresas que dicen estar en crisis y prohibir por ley las suspensiones y despidos”.
Ileana Celotto, secretaria general de AGD-UBA, señaló que “la tregua de la burocracia sindical se inscribe en el marco de una perspectiva electoral. Todos están asociados a algún ala del peronismo: desde el PJ Federal hasta el kirchnerismo. Proponen pagar la deuda y no quieren romper con el FMI. Además proponen postergar la lucha por el aborto al año 2020. Eso ya no es una tregua, es una traición al movimiento de lucha más grande que se produjo el año pasado.”
También hicieron uso de la palabra, entre otros, Jorge Adaro, secretario general del sindicato docente Ademys que celebró el triunfo de los maestros porteños contra el cierre de las escuelas nocturnas, Eduardo “Chiquito” Belliboni dirigente nacional del Polo Obrero que destacó que en 2014, “cuando gobernaba el kirchnerismo” se registró el récord de 6.500 piquetes contra el hambre para concluir que, «para los desocupados la salida tampoco es por ese lado”.
Por último, Rubén “Pollo” Sobrero, dirigente de la Unión Ferroviaria seccional Haedo cerró el acto señalando que “mientras la burocracia sindical está escondida debajo de alguna sotana, nosotros estamos en la calle” y redobló el ataque al decir que “tenemos la conducción más entreguista de la historia. Queremos un paro de 36 horas para poner contra las cuerdas al gobierno y su acuerdo con el FMI.”.
Por último, en línea con los oradores que lo antecedieron, se preguntó “¿cómo puede ser que hayan pasado más de cien leyes de ajuste?. Nos piden que elijamos entre los que gobiernan y los que co gobiernan en el Congreso. Pero la salida, para los trabajadores, es con la izquierda”, concluyó. Por último, en línea con los oradores que lo antecedieron, se preguntó “¿cómo puede ser que hayan pasado más de cien leyes de ajuste?. Nos piden que elijamos entre los que gobiernan y los que co gobiernan en el Congreso. Pero la salida, para los trabajadores, es con la izquierda”, concluyó.