A 30 años de la caída de la dictadura ¿cómo están los derechos LGTB en Paraguay? – Por Mirta Moragas Mereles
Por Mirta Moragas Mereles *
El 1 de setiembre de 1959 Bernardo Aranda, conocido radialista, fue encontrado quemado, asesinado en su casa en Asunción. Como se decía que Aranda era gay, la dictadura de Alfredo Stroessner decidió que el crimen no podía ser otra cosa que un “crimen pasional entre homosexuales” e inició una de las dos grandes persecuciones del Estado contra todas las personas que se supieran o se supusieran gays (la otra gran persecución ocurrió en 1982, luego del secuestro y asesinato de Mario Luis Palmieri).
Así, con la excusa de la investigación del asesinato de Aranda, se apresó y torturó a cualquier persona que se supiera o se dijera que fuera gay. De acuerdo con el Informe final de la Comisión de Verdad y Justicia, cientos de personas fueron apresadas en este contexto, “acusadas” de homosexualidad. La prensa fue profusa en alentar este tipo de acciones de la policía y calificó a las personas apresadas como “una logia de amorales”. Asimismo, un titular habló de que “108 personas de dudosa reputación moral están siendo interrogadas”, dando origen a la asociación del número 108 como sinónimo de gays/lesbianas/homosexuales. Asimismo, empezó a circular una “lista de los 108” donde las personas podían “registrar” a los gays que conocieran. La recopilación completa del caso y de la información de prensa está disponible en esta investigación de ErwingAugstenSzokol.
El 30 de setiembre de 1959 una persona anónima envió una carta al director del Diario el País en lo que se conoce como la primera manifestación pública a favor de los derechos de las personas LGTB como derechos humanos en Paraguay. La carta decía:
“Nosotros seguimos una vocación que es tan antigua como la propia humanidad, y en este siglo de consagración de todos los derechos humanos, nadie puede negarnos el derecho de hacer de nosotros mismos, de nuestro continente físico, lo que queremos, sin incomodar a los otros que no quieran hacer lo mismo que nosotros. Los moralistas del país están errados porque en esta materia no existe moral colectiva sino moral individual y nosotros somos individualistas por principio filosófico. Si ustedes persisten en el error perderán el tiempo y nosotros no perderemos nada”.
Por ello, el movimiento LGTB paraguayo reivindica el 30 de setiembre como el día por los derechos LGTB, para reivindicar la memoria de todas las personas perseguidas durante la dictadura por su orientación sexual o su identidad de género. El informe final de la Comisión de Verdad y Justicia presentado en el año 2008 recomendó al Estado paraguayo que tome medidas de reparación a las víctimas y medidas de no repetición. Entre otras medidas, se recomendó el ofrecimiento de disculpas públicas, las campañas de promoción de los derechos de las personas LGTB y la tipificación como hecho punible de todo acto de odio o discriminación contra las personas por su orientación sexual o su identidad de género. Ninguna de estas recomendaciones fue cumplida.
Paraguay es uno de los pocos países de la región que no cuenta con una ley general contra la discriminación, que, entre otras cosas, creara mecanismos efectivos para la sanción y reparación de la discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de género. En el año 2014 fue tratado y rechazado el proyecto de ley contra toda forma de discriminación. Durante el debate, varios de los argumentos para el rechazo de este fueron argumentos homo-lesbo-transfóbicos que mostraron que el estigma del 108 sigue absolutamente vigente. El entonces senador y pastor evangélico Arnoldo Wiens dijo que crear una comisión para establecer políticas públicas contra toda forma de discriminación era crear una comisión de “pyragays”. “Pyrague” era la palabra guaraní que se utilizaba en la dictadura para denominar a los informantes o espías de la dictadura.
Del mismo modo, varios intentos de esablecimiento de políticas públicas que otorguen derechos a las personas LGTB han fracasado. Ante la falta de acción y datos oficiales ante la discriminación por orientación sexual e identidad de género, las organizaciones LGTB han abierto espacios de denuncia y acompañamiento a personas LGTB, sus familiares y amistades. Uno de ellos es el servicio “Rohendu” (te escucho, en guaraní), llevado por la organización Aireana, grupo por los derechos de las lesbianas. En el último año, Rohendu recibió al menos 144 denuncias y pedido de apoyo por casos de violencia y discriminación. A esto se suman los casos recibidos por otras organizaciones, como Panambí, Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros, que recibió en el mismo período 72 denuncias mientras que el Centro de denuncias de VIH y Derechos Humanos recibió 218 denuncias. Esto da un promedio de más de una denuncia por día recibida sólo por tres organizaciones de la sociedad civil.
El gobierno de Mario Abdo Benítez, que se ha autodenominado “pro-vida y pro familia” ha mostrado desde antes de la elección no sólo una escasa voluntad sino una férrea oposición a tomar medidas mínimas para evitar la violencia diaria que viven las personas por su orientación sexual y su identidad de género. De todas maneras, el movimiento LGTB viene trabajando para visibilizar las graves violaciones de derechos humanos ocurridos durante la dictadura y para erradicar la pesada herencia que, a 30 años de la caída de la dictadura, sigue vigente.
* Abogada paraguaya, activista feminista y defensora de derechos humanos. Twitter: @Michimoragas
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