Informe de la CEPAL destaca que 184 millones de personas vivían en condiciones de pobreza en América Latina durante 2017

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La pobreza en América Latina se mantuvo estable en 2017, pero aumentó la pobreza extrema, alcanzando su nivel más alto desde 2008, mientras que la desigualdad se ha reducido apreciablemente desde 2000

La tasa general de pobreza -medida por ingresos- se mantuvo estable en 2017 en América Latina, después de los aumentos registrados en 2015 y 2016, sin embargo, la proporción de personas en situación de pobreza extrema continuó creciendo, siguiendo la tendencia observada desde 2015, informó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

En 2017, el número de personas viviendo en la pobreza llegó a 184 millones (30,2% de la población), de los cuales 62 millones se encontraban en la extrema pobreza (10,2% de la población, el porcentaje más alto desde 2008), de acuerdo con el informe Panorama Social de América Latina 2018 presentado este martes por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva del organismo regional de las Naciones Unidas, en conferencia de prensa en Santiago, Chile.

Según las proyecciones de la Comisión, en 2018 la pobreza bajaría a 29,6% de la población, lo que equivale a 182 millones de personas (dos millones menos que en 2017), mientras que la tasa de pobreza extrema se mantendría en 10,2%, es decir, 63 millones de personas (un millón más que en 2017).

“Aun cuando la región logró importantes avances entre la década pasada y mediados de la presente, desde 2015 se han registrado retrocesos, particularmente en materia de pobreza extrema”, alertó Alicia Bárcena, quien, frente a los desafíos que se enfrentan, llamó a impulsar políticas públicas complementarias de protección social e inclusión laboral y redistributivas en materia de ingresos.

Al analizar los países con mayores reducciones de la pobreza en el período 2012-2017, se observa que en Chile, El Salvador y República Dominicana el aumento de los ingresos laborales en los hogares de menores recursos fue la fuente que más contribuyó a esa disminución, mientras que en Costa Rica, Panamá y Uruguay el principal factor fueron las pensiones y transferencias recibidas por los hogares de menores recursos.  “Esto corrobora la importancia de dotar de más recursos a la población en situación de pobreza, combinando el fortalecimiento de los ingresos laborales con la provisión de transferencias públicas y el fortalecimiento de los sistemas de protección social”, dice la CEPAL.

Debido a la actualización, en 2015, de la metodología utilizada por la CEPAL para medir la pobreza monetaria, y a las posteriores revisiones realizadas por el organismo, las cifras incluidas en esta edición del Panorama Social difieren de las divulgadas en el último informe publicado en diciembre de 2017 y en anteriores. Ver documento explicativo.

El informe también destaca que la desigualdad de ingresos se ha reducido apreciablemente en la región desde principios de la década de 2000. El promedio simple de los índices de Gini (donde 0 representa ausencia de desigualdad y 1 desigualdad máxima) de 18 países de América Latina bajó de 0,543 en 2002 a 0,466 en 2017. Sin embargo, el ritmo de reducción se enlenteció en los años recientes: entre 2002 y 2008 la disminución anual promedio del índice fue del 1,3%; entre 2008 y 2014, del 0,8%, y entre 2014 y 2017, del 0,3%. Los sistemas de protección social han tenido un rol importante en los años recientes para contener deterioros distributivos, según el organismo.

A pesar del contexto de ajustes fiscales, el gasto social de los gobiernos centrales es el principal componente del gasto público total (51,4% en 2016), señala la Comisión. El gasto público social del gobierno central de 17 países de América Latina alcanzó como promedio simple un 11,2% del PIB en 2016, una leve alza respecto a 2015 y el nivel más alto registrado desde 2000. En términos per cápita, el gasto social promedio de los países de América Latina prácticamente se duplicó entre 2002 y 2016, llegando a 894 dólares. Sin embargo, existe una alta heterogeneidad entre países y persisten grandes desafíos de financiamiento de las políticas sociales para alcanzar las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, especialmente en países que tienen niveles más elevados de pobreza y otras carencias en términos de desarrollo social.

Para avanzar hacia crecientes niveles de participación en los beneficios del desarrollo y en el ejercicio de los derechos, es necesario progresar simultáneamente en inclusión social e inclusión laboral de la población mediante políticas activas, recalca la CEPAL.

En promedio, alrededor del 40% de la población ocupada de América Latina recibe ingresos laborales inferiores al salario mínimo establecido por su país y esa proporción es mucho más elevada entre las mujeres (48,7%) y los jóvenes de 15 a 24 años (55,9%). Entre las mujeres jóvenes esa cifra alcanza a 60,3%. Es preciso implementar políticas universales sensibles a las diferencias para cerrar las brechas de acceso que afectan a los distintos grupos de la población, así como reconocer el escenario de nuevos y antiguos riesgos que inciden en la sociedad en su conjunto, indica la Comisión.

En 2017, la participación de las mujeres en el mercado laboral siguió siendo menor que la de los hombres, 50,2% y 74,4% respectivamente, mientras que en ese mismo año el desempleo femenino (10,4%) se mantuvo por sobre el de los hombres (7,6%). Más de la mitad de las mujeres ocupadas (51,8%) se emplean en sectores de baja productividad y de ellas el 82,2% no están afiliadas o no cotizan en un sistema de pensiones.

La baja participación de las mujeres en el trabajo remunerado contrasta con su alta participación en el trabajo no remunerado para el propio hogar: en América Latina el 77% del trabajo no remunerado es realizado por las mujeres, de acuerdo con los datos de las encuestas de uso del tiempo. “Sin políticas públicas adecuadas que aborden materias claves como la formación y el empleo de las mujeres en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, que contribuyan a evitar la precarización de los empleos y que promuevan la corresponsabilidad en los sistemas de cuidado, las mujeres no solo podrían perderse los beneficios de los empleos del futuro, sino que, además, corren el riesgo de que se perpetúen las brechas existentes y las carencias de trabajo decente que las afectan en la actualidad”, concluye el documento.

CEPAL


Panorama Social de América Latina 2018. Documento informativo


América Latina: Crece la pobreza extrema, pero disminuye la desigualdad

El número de personas viviendo en pobreza extrema en la región aumentó el año 2017 a niveles registrados una década atrás, según se desprende de un nuevo estudio sobre el panorama social regional. De igual modo, los niveles de pobreza continúan estables y la inequidad disminuyó desde el año 2000.

Un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que durante el año 2017 el 30,2% de la población, alrededor de184 millones, vivía en condiciones de pobreza, en tanto que un 10,2%, unos62 millones, se encontraba en condiciones de pobreza extrema, el porcentaje más alto desde el año 2008.

Las proyecciones para el 2018 apuntan a un ligero retroceso en los niveles de pobreza, ya que disminuiría en unos dos millones de personas, pero al mismo habría que añadir un millón de individuos a quienes viven en situación de pobreza extrema.

Ante estos desafíos, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, pidió fomentar “políticas públicas complementarias de protección social e inclusión laboral, y redistributivas en materia de ingresos”.

Menos desigualdad desde el año 2000

Durante el quinquenio 2012-2017, Chile, El Salvador y la República Dominicana lograron una mayor reducción de pobreza gracias al incremento de los salarios en los hogares con menos recursos, mientras que en Costa Rica, Panamá y Uruguay se produjo el mismo fenómeno por las pensiones y transferencias recibidas.

El informe también destaca que desde el inicio del siglo XXI disminuyó notablemente la desigualdad de los ingresos en la región.

Uno de los factores que tenido un importante papel en la reducción de la desigualdad fue que un gran porcentaje, un 51,4% en 2016, del presupuesto público de los gobiernos centrales se destinó a gasto social, dedicándole una media del 11,2% del PIB en 17 países durante 2016, el promedio más alto desde el año 2000.

Mujeres y jóvenes con salarios demasiado bajos

Sin embargo, una media de aproximadamente el 40% de la población ocupada percibe ingresos inferiores al salario mínimo de su país. Esas cifras se incrementan notablemente cuando hablamos de mujeres (48,7%) y de jóvenes con edades entre los 15 y los 24 años (55,9%).

La situación en el segmento de población joven femenina es especialmente delicada ya que el porcentaje se dispara al 60,3% y, por ello, la CEPAL insta a “implementar políticas universales sensibles a las diferencias para cerrar las brechas de acceso que afectan a los distintos grupos de la población, así como reconocer el escenario de nuevos y antiguos riesgos que inciden en la sociedad en su conjunto, indica la Comisión”.

El trabajo doméstico no remunerado

Asimismo, la participación de las mujeres en el mercado laboral durante el año 2017 continuó muy por debajo de la de los hombres, un 50,2% frente a un 74,4%. Además, más de la mitad trabajan en sectores de baja productividad y el 80% no cotizan en un sistema de pensiones.

El estudio de la CEPAL también destaca que el desempleo femenino fue casi tres puntos más alto que el masculino y que las mujeres realizan el 77% del trabajo no remunerado en el hogar.

“Sin políticas públicas adecuadas que aborden materias claves como la formación y el empleo de las mujeres en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, que contribuyan a evitar la precarización de los empleos y que promuevan la corresponsabilidad en los sistemas de cuidado, las mujeres no solo podrían perderse los beneficios de los empleos del futuro, sino que, además, corren el riesgo de que se perpetúen las brechas existentes y las carencias de trabajo decente que las afectan en la actualidad”, destaca el informe.

ONU


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