El reino de la Patagonia, por Susana Merino – Especial para NODAL

1.183

EL REINO DE LA PATAGONIA

Por Susana Merino *

La Patagonia argentina es una extensa meseta escalonada que desciende desde los Andes hacia el mar. Aunque de clima un tanto riguroso es aún una de las pocas regiones habitables del planeta con escasa población y variados recursos naturales lo que la convierten en apta para el desarrollo y en un espacio geopolíticamente atractivo. Cuenta además con la no desdeñable posibilidad de ser un territorio con acceso bioceánico ya que las comunicaciones con Chile son mucho más accesibles en el sur debido a la existencia de muchos valles y de cumbres más bajas que en el resto de la cordillera argentino-chilena.

Con una extensión de alrededor de 800 mil kilómetros cuadrados (casi un 30% de la superficie continental del país) comprende cuatro provincias argentinas: Neuquén (94.078 km 2), Río Negro (203,013 km2), Chubut (224.000 km2) y Santa Cruz (243.943 km2) con densidades poblacionales que van desde 1,1 hab/km2 en Santa Cruz, 2,3  en Chubut, 3,1 en Río Negro hasta 5,9  en Neuquén mientras que en el resto del país los valores alcanzan a 60hab/km2 en Tucumán, 50 en Buenos Aires o 14.450 hab/km2 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a ojos vistas este último dato totalmente desproporcionado con la realidad nacional, aun cuando ciertamente siga las absurdas  tendencias de las concentraciones urbanas mundiales.

En cuanto a sus características ecológicas cabe señalar que dispone de una gran cantidad de recursos naturales que adecuadamente aprovechados podrían convertirse en excelentes fuentes de aprovisionamiento para la creciente población mundial.

La región minera contiene yacimientos de oro, plata, cobre y lignito. La ganadería ovina extensiva genera una importante producción de lana de exportación y algunas cruzas han derivado en la obtención de ejemplares para la producción de carne. Donde existen posibilidades de riego se practican variadas formas de agricultura, hortícola, frutícola y hasta en algunos lugares, como los valles cordilleranos y precordilleranos, vitivinícola. En la zona más austral, cercana a Chile, existen yacimientos de carbón en explotación y en Neuquén y Comodoro Rivadavia campos petrolíferos y gasíferos de regular importancia. En sus extensas costas tampoco son desdeñables los recursos pesqueros los que, sumados a los turísticos, loberías y elefanterías marinas y colonias de pingüinos y a la generación de energías alternativas, eólica y mareomotriz complementan un panorama de singular atractivo, aunque hasta ahora bastante postergado y casi desdeñado por la política del país.

Este somero panorama que dista mucho de ser exhaustivo pone de relieve la importancia de una región casi ignorada por los argentinos pero que pareciera adquirir mucho mayor valor a los ojos de potenciales intereses cuyas estrategias se mantienen ignoradas por nuestro país. No se trata de improvisaciones llámense RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) o MAP (Movimiento Mapuche Autónomo) sino del aprovechamiento externo de una situación de insatisfacción que ha venido manifestándose (tal vez un poco más fuertemente en Chile que aquí) en la comunidad indígena llámese araucana o mapuche (las anteriores ranqueles, puelches, tehuelches, en general llamados pampas, ya fueron exterminadas o casi) y que las autoridades de ambos países o ignoran o quieren someter sin contemplar sus derechos, satisfacer sus necesidades ni resolver los problemas que la enajenación de las tierras fiscales ha venido agudizando.

En nuestro país ya han sido vendidas en el área alrededor de dos millones de hectáreas en muchos casos sin respetar nuestras propias leyes (sobre el camino de sirga o las referentes a las tierras limítrofes) según lo establecía la anterior ley de “tierras” n°26,737 aprobada en 2011 y que ha sido modificada por el actual decreto 820/2016 facilitador de la adquisición de tierras no urbanas a empresas y personas extranjeras. Ambas leyes contienen diferencias importantes:  la ley anterior establecía limitaciones agroecológicas, culturales, paisajísticas con criterios diferenciales que debían homologarse por provincias, pero lo más importante era que una empresa o persona extranjera debía contar con la autorización del Consejo Hídrico Federal indicando que dicha venta no afectaría los derechos públicos sobre ningún curso o espejo de agua. Con el nuevo decreto un escribano deberá certificar que de acuerdo con un mapa elaborado por la autoridad del agua no se afectarán los derechos y si no existiere ese mapa, el control será realizado a posteriori. Otra de las restricciones establecidas por la ley anterior era que los individuos o empresas, aunque vendiesen parte de sus tierras, si aún se mantenían en los límites permitidos no podían adquirir nuevas tierras, la legislación actual, establece excepciones en tal sentido, pudiendo en consecuencia volver a adquirirse el equivalente a las tierras rurales vendidas. En cuanto al tradicional “camino de sirga” que establecía como de bien público una franja de 35m (artículo 2639) en la que los propietarios ribereños no pueden hacer en ese espacio ninguna construcción, ni reparar las antiguas que existieren, ni deteriorar el terreno en manera alguna. alrededor de lagos o a las orillas de ríos y arroyos, fue reducido a 15m Sin embargo como afirma el legislador rionegrino Leandro Tozzi, la idea de la restitución a la medida anterior se halla nuevamente en tratamiento en el senado, debido a que:

“La reducción del camino de sirga no solo conllevaba el impedimento del libre acceso a los ríos y lagos, como así también al uso y goce de los bienes naturales que son de dominio público, sino que además implicaba reducir el corredor biológico que los ecosistemas de las cuencas hídricas poseen, con un impacto ambiental cuyas consecuencias pueden ser graves. Este paso que ha dado el Senado es un avance importante en la recuperación de alrededor de 400.000 hectáreas de costas de lagos y ríos que se habían visto afectadas con el régimen actual”.

Sin embargo salvo pequeñas iniciativas de este carácter no existen, a nivel gubernamental, políticas claras que dejen percibir la importancia regional y nacional de la Patagonia tanto para el gobierno como para el resto del país, excepción hecha tal vez de la frustrada iniciativa del presidente Raúl Alfonsín en 1986 que en su momento creó la Comisión Nacional para la Promoción y Desarrollo de la Región Patagónica cuyo objetivo era radicar inversiones privadas en la región  y en lo que sería el Distrito Federal de Viedma – Carmen de Patagones que incluía allí el traslado de la Capital Federal.

Otras iniciativas

Sin embargo, ese prolongado desinterés por la región y por nuestro propio destino ha venido siendo atentamente observado desde el exterior y originado la puesta en marcha de un plan que ya lleva concebido más de 30 años y que está acelerando su instrumentación sin que en el país parecieran advertirse sus sospechosas intenciones. Se trata de la aparición hace ya bastante tiempo, de una organización que bajo el nombre de Mapuche International Link (MIL) y  con sede en Bristol, Reino Unido  declara que su objetivo es contribuir al desarrollo de los pueblos indígenas hasta conquistar su derecho a la autodeterminación, es decir  hasta la creación de la Mapuche Nation en la región austral del continente en el área ubicada al sur del Bío-bío  en Chile y al sur de los ríos Salado y Colorado en la Argentina, aunque también incluyen en sus reivindicaciones a las Malvinas y a la Antártida, especialmente respaldados, es de imaginar, por los miembros británicos de la asociación.

Esta organización incluye asimismo como precedente relativamente remoto de sus pretensiones un curioso antecedente ocurrido a mediados del siglo XIX. En aquella oportunidad algunos notables representantes del pueblo mapuche establecieron un “gobierno monárquico constitucional” y hereditario cuya casa real se instaló y sigue operando en Francia, reivindicando los derechos considerados ancestrales por el pueblo mapuche. Esta curiosa dinastía francesa tuvo a su vez origen en la aventurera saga de un abogado francés llamado Orélie Antoine de Tounens que desembarcando en Chile en 1858 se autoproclamó rey de la Araucanía y la Patagonia, un episodio bastante olvidado entre nosotros y en todo caso considerado casi como de carácter humorístico, pero hábil o por lo menos curiosamente esgrimido como argumento fundacional por los impulsores de la creación de la nación Mapuche.

La mencionada organización con sede en Bristol, Inglaterra (en el n” 6 de Lodge Street de esa ciudad portuaria) lucha, según propias expresiones por la “autodeterminación” de los mapuches de Chile y Argentina. Sus autoridades son todas de nacionalidad inglesa excepto su Secretario General llamado Reynaldo Mariqueo, el único mapuche, vocero asimismo (werken) y representante oficial de la organización. Como parte de su lucha, los mapuches se han manifestado ciertamente belicosos en varias oportunidades, pero cabe pensar que no lo serían tanto ni dispondrían de armas si no estuviera esta, hasta ahora bastante desconocida, organización respaldándolos y proveyéndoles orientación, asesoramiento e insumos con evidentemente segundas y sospechosamente “non tan sanctas” intenciones

Tal como lo expresa “The Mapuche Nation”: «Su identidad como nación autónoma, unida a la conciencia de ser parte de una cultura, una herencia histórica y una espiritual diferentes ha creado un movimiento sociopolítico inspirado en esas aspiraciones comunes».

Actividades recientes

No hace mucho tiempo, el 18 de setiembre de 1917, los mapuches llevaron sus protestas a la ONU acusando al estado argentino de haber sido creado sobre “los principios del racismo, la discriminación y la xenofobia”, según lo expresara el representante de la organización Domingo Paine Heudi ante el Consejo de los DDHH, en representación de la mencionada ONG y en una intervención muy breve en la que denunció la estigmatización de que son víctimas los mapuches en el territorio argentino. Su presentación fue avalada por Auspice Stella (organización benéfica de Bristol) una ONG con  estatus de consultora ante la ONU cuyos objetivos coinciden con los anteriormente citados: “apoyar al Pueblo Mapuche de Chile y de Argentina así como a otros pueblos indígenas de América Latina en su lucha por sus derechos fundamentales» y  “obtener de los países involucrados el respeto de la declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos autóctonos y su lucha por las tierras, los derechos económicos y culturales, la autonomía y la autodeterminación”

Pareciera casi obvio que resulta imprescindible no seguir postergando la toma de conciencia de las autoridades y de los habitantes de nuestro país sobre el serio problema que se avecina si seguimos empeñados en ignorar qué hay detrás de los recientes conatos de insurrección indígena lo que se vislumbra como una clara injerencia de intereses extracontinentales que, a la corta o a la larga, pueden provocarnos serios riesgos de escisión de una buena parte de nuestro territorio. No olvidemos el permanente interés británico por el Atlántico Sur y su bastante justificada codicia patagónica a partir de su anclaje, difícilmente reversible, en las islas Malvinas. La Patagonia sería para los isleños una valiosa cabecera de playa para cubrir necesidades tan básicas como la provisión de alimentos, salud, educación, etc. que su desolado territorio están lejos de cubrir y cuya distancia de su “metrópolis” las vuelve asaz inalcanzables, sin olvidar lo que para el Reino Unido puede llegar a ser el contar con una nación aliada o seguramente subordinada a sus intereses geoestratégicos atlántico-pacíficos, un papel que cumpliría más que eficazmente el Reino de la Patagonia

No vaya a ser que se cumplan así los fracasados intentos de uno de los primeros Directores Supremos de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el general Carlos M. de Alvear quién así le escribía a Lord Strangford, embajador británico en Rio de Janeiro:

«Estas provincias desean pertenecer a Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés y yo estoy resuelto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen. Es necesario se aprovechen los momentos; que vengan tropas que impongan a los genios díscolos y un jefe plenamente autorizado para que empiece a dar al país las formas que sean de su beneplácito, del rey y de la nación a cuyos efectos espero que V.E. me dará sus avisos con la reserva y prontitud que conviene para preparar oportunamente la ejecución”

Sin olvidar que, en estos tiempos, constituye un atractivo ariete de penetración en la Antártida, un continente de previsibles riquezas naturales, aún inexplorado y que, pese a la vigencia del Tratado Antártico de 1959, que expresa su condición de territorio no sujeto a reclamos de soberanía territorial por parte de ningún estado, sigue manteniendo su singular atractivo geoestratégico y por lo tanto podría ser revertido.

*Editora del informativo semanal de Attac «El Grano de Arena” y autora del libro «La Tasa Tobin, tres años de historia»


VOLVER

Más notas sobre el tema