Referéndum en Perú: entrevista a Anahí Durand, socióloga peruana: “Vizcarra ganó una batalla, pero ahora tiene que hacerse cargo de gobernar”
Entrevista a Anahí Durand, socióloga peruana: “Vizcarra ganó una batalla, pero ahora tiene que hacerse cargo de gobernar”
Por Carla Perelló, de la redacción de NODAL
“No hubo vencedores ni vencidos”, dijo el presidente Martín Vizcarra, cuando ayer por la noche la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) dio a conocer los primeros datos del referéndum que él mismo impulsó. Así las cosas, las y los peruanos que participaron (77.84 por ciento del electorado) apoyó tres de las cuatro reformas constitucionales que se implementarán cuando el Congreso las refrende nuevamente (aquí se pueden ver los resultados). ¿Es cierto que nadie capitaliza este resultado? ¿Cuál será el camino de las organizaciones sociales, sectores feministas y de izquierda? En esta entrevista con NODAL, eso y mucho más responde Anahí Durand, socióloga, profesora de la Universidad Mayor de San Marcos y coordinadora de relaciones internacionales del Movimiento Nuevo Perú.
Esta votación sucede en un contexto en el que el escenario político no deja de temblar. El indulto y la excarcelación en la pasada navidad para el dictador Alberto Fujimori por parte del expresidente Pedro Pablo Kuczynski, fue el primer paso para que comenzara a derrumbarse el gobierno. Le siguieron las denuncias por financiamiento ilícito en la campaña vinculado a la causa Odebrecht y una disputa entre Keiko y Kenji Fujimori, congresistas por Fuerza Popular, hijos del dictador. Tras la renuncia del mandatario conocido como PPK, en marzo, una investigación develó una trama de corrupción judicial y política que acabó por destituir a un juez de la Corte Suprema y tiene en la mira al fiscal general. Para repudiar lo sucedido, miles de personas marcharon hasta dos veces a la semana en las principales ciudades del país bajo la consigna: “No a la corrupción”.
¿Cuáles son las claves para entender la realización y los resultados de este referéndum? ¿Cómo queda ubicada la gestión de gobierno?
Creo que la clave para entender este referéndum y su realización tiene que ver primero con la coyuntura de crisis política, crisis de régimen, como hemos denominado algunos, que ha vivido el Perú desde el año pasado a raíz de todas las denuncias de corrupción que salieron a la luz con el caso Lava Jato. Especialmente las coimas, los sobornos y financiamientos ilegales de campaña que habría realizado la empresa Odebrecht y que llevó a la renuncia del presidente Kuczynski, involucrado en el escándalo. Esto llevó también a que todos nuestros expresidentes desde la vuelta a la democracia en 2001, incluyendo al dictador Alberto Fujimori, estén presos o procesados por la Justicia por estar involucrados con estos casos. Es un deterioro muy grande de la clase política, un malestar muy fuerte de la ciudadanía que también se movilizó, a lo que se le sumaron en mayo-junio denuncias contra el sistema judicial también sumamente cuestionado. Una mafia de jueces y fiscales con congresistas, sobre todo del fujimorismo, hacían y deshacían en el Poder Judicial. Se tapaban y bloqueaban investigaciones relacionadas con corrupción, con narcotráfico y con lavado de activos. Entonces, el gobierno de Vizcarra convoca a este referéndum como una forma de dar curso a una crisis, aprovecha el deterioro de la clase política y el gran malestar de la gente. Lo hace además en un escenario de confrontación con el Congreso, donde una mayoría absoluta fujimorista -el 70 por ciento de los congresistas son de esa fuerza- venía bloqueando sucesivamente todas las reformas, y que además tiene una muy baja popularidad. Vizcarra, entonces, logra ver que es propicio para reformar cuatro aspectos de la Constitución: el primero, relacionado con el sistema de Justicia debido a todo este escándalo que mencionaba de los jueces y fiscales (aprobado con el 82.02%); el segundo punto relacionado con el financiamiento de partidos que involucra exclusivamente al fujimorismo y al Partido Aprista Peruano (conocido como APRA) y todos quienes habrían estado vinculados con el caso Odebrecht (aprobada con el 80.99%); la no reelección como un golpe concreto a estos congresistas para que no se reelijan (aprobada por 79.24 por ciento) y el último punto, regresar a la bicameralidad, con senadores y diputados (rechazada por el 88.66%). Es un contexto de crisis donde el referéndum se dio en un escenario de cierta apatía popular, pero se dio y ganó la fórmula planteada por Vizcarra: votar sí, sí, sí, no, porque en la reforma por la vuelta a la bicameralidad presentaba trampas que había metido el Congreso como la inmunidad parlamentaria y no a la paridad en las listas. La fórmula –sí, sí, sí, no- ha ganado abrumadoramente y creo que esto le da a la gestión de Vizcarra mucho poder; ha salido muy fortalecido liderando la lucha contra la corrupción. Él es quien capitaliza este resultado teniendo en cuenta además que el fujimorismo y el aprismo llamaron a votar por el «no» en todas las opciones, tal como algún sector de la ultra izquierda que también llamó a viciar el voto. Otras fuerzas de izquierda también como Nuevo Perú llamaron a votar en la misma línea de Vizcarra pero haciendo énfasis en que hacían falta cambios más profundos hacia una nueva Constitución. Pero, sin duda, quien sale fortalecido con este resultado es el Gobierno.
¿Cuáles son los pasos a seguir en el Congreso tras la votación y qué roles pueden llegar a cumplir allí el fujimorismo o los sectores populares y políticos de izquierda?
Con estos resultados electorales ahora corresponde al Congreso refrendarlos y realizar los cambios correspondientes a los cuatro capítulos de la Constitución, publicarse y entrar en vigencia al día siguiente. Ahora, ¿cómo queda este Congreso? Es un escenario complicado porque a este Congreso todavía le quedan dos años y medio de funcionamiento. En ese sentido hay voces que están diciendo que Vizcarra debería adelantar las elecciones porque cómo va a funcionar cuando está así de debilitado, porque además sus congresistas están penalizados: casi el 90 por ciento de la gente ha votado para que no se reelijan. Va a ser difícil. Desde las izquierdas, los sectores populares y las organizaciones sociales se ha empezado a levantar con más fuerza el reclamo por la nueva Constitución haciendo énfasis en que estos parches parciales, estas reformas sacadas de contexto de una Constitución ya caduca, aprobada en 1993 por el fujimorismo, ya no da más. Más bien ha facilitado una serie de mecanismos de corrupción. Creo que esta demanda está siendo y creo que seguirá siendo una de las banderas de las izquierdas. Habrá que ver cómo Vizcarra gestiona este nuevo escenario, como decía, con un Congreso dominado por el fujimorismo y el APRA golpeado, pero no moribundo, con una izquierda también que tiene que pasar a ser oposición, que tiene que empezar a cuestionar otros temas más allá del horizonte de mediano plazo.
En estos días Vizcarra ha anunciado una reforma laboral que llevó a la renuncia al ministro de esa cartera Christian Sánchez, además afuertemente criticada por organizaciones de mujeres y feministas, ¿podría explicar brevemente qué generó está situación de renuncia? ¿qué lugar tiene o puede jugar este movimiento de mujeres y feminista en la política peruana?
Creo que este punto es clave para entender el escenario que se va a venir. Vizcarra hizo de la lucha contra la corrupción su principal bandera, el referéndum le ha dado un espaldarazo por parte de la población, pero veamos qué sigue: Vizcarra es un presidente que compartía plancha con Kuczynski y en buena parte compartía su plataforma neoliberal. No estamos hablando de un presidente electo por voto popular con una gran plataforma reformista. Él ha tenido que hacer un gabinete de emergencia para reemplazar a PPK y tuvo que ceder en algún momento en algunas carteras (ministerios), como Trabajo, a un ministro pro-laboralista como Sánchez. También confrontó con sectores conservadores como «Con mis hijos no te metas» y las Iglesias, que rechazan temas de género, pero creo que hay presiones también dentro del mismo gobierno para volver y continuar esta línea neoliberal. Él ha seguido con “piloto automático” en temas económicos y hay una situación de crisis porque no hay reactivación del empleo. Creo que eso se está empezando a ver. El primer ministro, César Villanueva, y el presidente dijeron la semana pasada que el Perú es el país con más vacaciones en el mundo porque una clase privilegiada tiene un mes de vacaciones, pero el 80 por ciento de este país vive en la informalidad, gana lo que puede. Por eso, es clave cómo se van a defender los derechos laborales. Ahí va a haber una confrontación no sólo con las centrales sindicales, que pueden estar debilitadas, sino también con la misma población que o no tiene empleo o trabaja en condiciones muy precarias o ya está harta de la informalidad. Y lo mismo con el movimiento de mujeres y la agenda feminista que ha estado muy fuerte este año. El tema de los feminicidios y las violencias hacia las mujeres han marcado la pauta y del otro lado hay un poder evangélico muy fuerte. Hay una bancada evangélica en el Congreso, que actúa coordinadamente al margen del partido en el que esté, y una presencia en los sectores populares que ellos han ganado con el movimiento “Con mis hijos no te metas” que rechaza todos los cambios con perspectiva de género. Ahí puede haber otro frente de confrontación que va a marcar la agenda del próximo año. En general, creo que los temas sociales y la agenda de derechos que ha sido postergada, no sólo por Vizcarra, sino por 25 años neoliberalismo en el Perú va a estar más presente. Ya Vizcarra ganó una batalla. Tiene un acumulado político, pero ahora tiene que hacerse cargo de gobernar. Le quedan dos años y medio de gobierno, si es que no adelantan las elecciones. Por eso creo que va a ser un año bastante intenso.