Los rusos llegaron ya – El Nacional, Venezuela
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Maduro no satisfizo la aspiración de ver inmensas colas de votantes rojos-rojitos en las elecciones municipales que acaban de suceder, pero va a mitigar su soledad con compañía extranjera. Experimenta una desolada situación debido a la carencia de soportes en el ámbito nacional, pues ni siquiera sus tradicionales votantes hacen la presencia que les pide, y el panorama internacional se le pone cada vez más oscuro por las presiones de los gobiernos democráticos frente al continuismo de su dictadura. ¿Cómo salir del atolladero? ¿Cómo piensa que levantará cabeza? Arrojándose sin miramientos en el regazo de Rusia.
El ministro de la Defensa viajó raudo a Maiquetía para recibir a un centenar de pilotos procedentes de Moscú, cuya función consistirá ahora en volar unos bombarderos en alardosa exhibición. En el momento de recibir a la armada compañía, el ministro afirmó lo siguiente: “Debemos decir a Venezuela y al mundo que así como estamos cooperando en diversas áreas de desarrollo para ambos pueblos, también nos estamos preparando para defender a Venezuela hasta el último palmo”.
La legitimidad del régimen de Maduro está cada vez más cuestionada. Los gobiernos de orientación democrática miran hacia enero del año próximo, pensando en la manera de echarlo de unas funciones que solo puede ejercer a través de la usurpación.
Las cancillerías que fijan sus ojos en la dictadura desde Washington hasta Bruselas, pero también la comunidad del Grupo de Lima, solo pueden encontrar contención, según la óptica del dictador venezolano, a través de demostraciones de fuerza que impidan una mayor afirmación de su debilidad, o que la encubran con la ostentación de su armamento.
De que se trata de una demostración de poder ha quedado claro con las palabras del ministro, quien habló de “una defensa hasta el último palmo”. Sabemos lo que quiere decir la retórica castrense cuando maneja ese tipo de vocablos. Hay una hostilidad frente a la cual solo existe la respuesta de una resistencia armada, quiso comunicar.
El discurso funciona, según las ideas de quien lo pronunció, debido a que parte de la tesis del enemigo externo ante el cual la sociedad debe armarse hasta los dientes, ficción que ha alimentado la conducta de la dictadura frente a quienes la cuestionan desde el extranjero y que puede conducir, valiéndose de la idea de que unos energúmenos reaccionarios desembarcarán con armas y bagajes, a una crisis de extrema gravedad.
El cliché de las fuerzas tenebrosas de otras latitudes que vienen por el pescuezo de la patria alimenta la yunta de bombarderos y cañones que ahora debuta para que el anfitrión se muestre fortalecido sin calcular las consecuencias de la expedición que ha promovido. Busca fortaleza en un régimen que no se caracteriza por el respeto de los procedimientos democráticos en su territorio, ni por la atención de convenios internacionales.
Maduro inaugura un vínculo con un zar que actúa como sus predecesores en la creación de un imperio de atropellos e injusticias, que no solo padecen su pueblo y las comarcas de su vecindario sino también las sociedades de la Unión Europea. Terrible para las expectativas de justicia y de cambio a que aspira la inmensa mayoría de los venezolanos.