Colombia: mujeres realizan el primer Tribunal a la justicia patriarcal
Mujeres realizan el primer tribunal a la Justicia patriarcal en Colombia
El crecimiento en los indices de impunidad en casos de violencia contra las mujeres y su relación con el modelo de justicia colombiano, motivaron la realización del primer Tribunal a la justicia patriarcal. Un espacio articulado por varias organizaciones de mujeres desde los territorios y la capital, unidas por la búsqueda de una justicia feminista y la construcción de rutas de acción conjunta frente al tema como una medida urgente.
El encuentro que tuvo lugar el pasado 10 de diciembre, contó con la participación de las congresistas Aida Abella, María José Pizarro y Alberto Castilla, y la intervención de mujeres provenientes de Arauca, Bucaramanga, Medellín y Barranquilla, quienes realizaron distintas denuncias instituciones del estado que con dilaciones, omisiones o negligencia no garantizan su vida e integridad.
Angélica Beltrán, coordinadora nacional de la Confluencia de mujeres para la acción pública y una de las gestoras del espacio, recordó que el 96% de casos de violencias contra ellas quedan en la impunidad, una realidad que tampoco es completa porque muchos no se denuncian o como ocurre en jurisdicciones indígenas, no son recogidas por el modelo de justicia colombiana.
«Nosotras caracterizamos esta justicia con tres apellidos: la primera es que es una justicia patriarcal, la segunda que es una justicia capitalista y que es una justicia colonial» denominaciones que Beltrán explica se encuentran en casos muy concretos: es patriarcal porque en muchas ocasiones está más al servicio de los hombres que de la misma justicia en realidad; es capitalista porque es elitista cuando hay hombres o mujeres de clase enriquecida que violentan los derechos de la clase popular da fallos a favor de esas personas; y es colonial cuando existe una agresión sobre las mujeres en sus cuerpos y territorios.
Las promotoras de la iniciativa, sustentan su propuesta en la necesidad de construir una justicia feminista, que aclara no es sinónimo de justicia sólo para las mujeres sino que esté basada en la igualdad social de todos los seres incluyendo la naturaleza, así como las diversidades sexuales y de género. Una justicia que funcione teniendo en cuenta que debe estar al servicio de una vida digna para las mujeres.
Más allá de incrementar el castigo se requiere una transformación cultural
Para Beltrán, existe un asunto relacionado con el modelo punitivo de la justicia colombiana, que es estructural y no permite avanzar en la justicia feminista, porque está basado en un principio de venganza «para nosotras la respuesta no es darle más cárcel a los agresores, que es el enfoque que esta teniendo el gobierno del actual presidente Duque, la respuesta para encontrar un vida libre de violencia contra las mujeres esta en poder generar una cultura de la no violencia, basada en la libertad y que acepte las diversidades».
Adicionalmente, la activista asegura que la justicia debe ser pedagógica, donde existan otro tipo de sanciones, conversaciones y reflexiones que ayuden a cerrar los ciclos de agresión propios del modelo punitivo, agregando que no se trata solo de focalizarse en el agresor sino también en los funcionarios y funcionarias de la rama que, en muchas ocasiones, no tienen la formación y sensibilización suficiente frente al tema, lo que termina revictimizando a las mujeres.
«No sólo estamos reclamándole al estado que reconsidere su modelo, estamos también en la práctica construyendo otros tipos de justicia y eso lo podemos ver con las acciones públicas que estamos realizando los movimientos de mujeres basadas en la sanción social, y las redes de apoyo entre mujeres» puntualiza Beltrán. (Le puede interesar: En Colombia no hay avances para detener la violencia contra las mujeres)
La unidad entre mujeres, una forma de empoderamiento
Una de las claves que identifican las impulsoras de la propuesta, radica en el empoderamiento colectivo, asegurando que al estar bajo una situación de violencia las mujeres pueden hacer es buscar el acompañamiento de otras mujeres, organizaciones de mujeres y feministas, de diversidades sexuales, entre otras.
«Cuando estamos solas nos ganan otro tipo de estructuras e ideas, la idea que fue nuestra culpa, que es normal, que nos estamos inventando cosas, cuando llegamos a volverlo público, es decir hablar con otras dos amigas y ver que es un problema que nos esta pasando a varias, así podemos emprender rutas de acción» asegura Beltrán.
Rutas entre las que se encuentran la ley 1257 de 2008 y la ley Rosa Elvira Cely, que es importante conocer a través del estudio individual pero también de los escenarios de capacitación que ofrecen diferentes organizaciones y espacios de la institucionalidad, frente a los cuales deben visibilizarse las barreras de acceso para poder superarlas.
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