Al encanto pasajero de las rapsodias liberales responder con música autóctona: más y mejor Mercosur – Por Roberto Chiazzaro

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Roberto Chiazzaro *

La victoria del capitán Jair Bolsonaro ha suscitado, mayoritariamente, preocupación, en vastos sectores de la sociedad uruguaya. Para alguno de nosotros, la derrota de la izquierda brasileña, significa un claro retroceso en el proceso de cambios, a los cuales aspiramos, no solo en nuestro país sino en toda la Región.

Asimismo, se está operando por parte de los EUA, un giro en lo que atañe a su política exterior comercial, la cual ha asumido un rol netamente proteccionista. Este giro, está destinado a revertir el decaimiento por el cual está atravesando la economía de los EUA, que hoy en día, ya se encuentra a la zaga de China. En el marco de esta nueva política comercial, fue que se negoció el NAFTA, acentuándose, por cierto el trato desigual entre los socios del Acuerdo, beneficiando, como era de suponer a la economía norteamericana.-.

El Mercosur, está sufriendo también, los embates proteccionistas de la Unión Europea. Luego de más de 20 años de negociaciones, resulta difícil, por no decir, imposible, cerrar un acuerdo entre ambos bloques, que satisfaga las aspiraciones de los socios mercosureños. La causa de este fracaso, resulta obvia, el proteccionismo europeo nos deja sin posibilidades de exportar nuestros productos agropecuarios.

No solo se restringe el acceso a la producción agrícola, único rubro en el cual los países del Mercosur tenemos ventajas comparativas, frente a los países de la UE, sino que se nos exige apertura de mercado para toda su producción industrial y se nos impone la aplicación de todas las exigencias vinculadas a los llamados Acuerdos de Última Generación, los cuales buscan incrementar los beneficios de sus Empresas Transnacionales, sin que exista la más mínima posibilidad de atender nuestras demandas vinculadas a la aplicación de un Trato Especial y Diferenciado en beneficio de nuestras economías.

Como si esto no fuese suficiente, exigen también el levantamiento de nuestras barreras arancelarias para que permitamos el ingreso, libre de impuestos, de su subsidiada, y por lo tanto, muy eficiente, producción agropecuaria.

El advenimiento de Bolsonaro en Brasil no solo significa, que habrá un Gobierno de ultraderecha, sino que, también, se trata del advenimiento de cambios muy profundos en materia económica. Con Temer ya se ha dado inicio a ese proceso, pero en materia de inserción internacional, todo indica que el futuro Ministro de Economía, Paulo Guedes, llevará a la práctica, una aplicación estricta y ortodoxa del modelo económico neoliberal.

Paulo Guedes, puso de manifiesto su antipatía por el lazo comercial que une a Brasil con el Mercosur y la Argentina, señalando que la relación de su país con ambos, no será una prioridad. Al día siguiente de haber hecho estas manifestaciones, se disculpó, pero claro, nadie duda de sus intenciones. Estas afirmaciones son muy graves, fundamentalmente por dos motivos. 1) Da la impresión de que el Gobierno de Bolsonaro dejará de lado los Acuerdos de Foz de Iguazú firmados por Sarney y Alfonsín, en noviembre del 85, luego de finalizada la larga noche de la Dictadura en la Región.

Estos acuerdos, dejaban de lado la hipótesis bélica y marcaban el inicio de una Alianza Estratégica entre ambas Naciones. Los mismos son el antecedente del nacimiento del Mercosur, de allí surge el segundo motivo de nuestra preocupación. 2) Resulta evidente que por la senda del neoliberalismo, aquel pregonado por Friedman y sus acólitos, vamos iniciando el camino que nos conduce al debilitamiento del Mercosur y por lo tanto del Proyecto de Integración Regional.

Bolsonaro y su Ministro de Economía han dicho que Brasil en materia de Inserción Internacional Comercial buscará la concreción de Acuerdos Bilaterales, lo cual implicaría la readecuación del Mercosur a efectos de poder concretar ese objetivo. Siendo Brasil el segundo destino en importancia de nuestra producción exportable, lógico sería pensar que todos los expertos en la materia estuviesen seriamente preocupados, sin embargo no es así. Por el contrario, varios de los tecnócratas vinculados a los partidos tradicionales, han manifestado que estas novedades son el anuncio de una nueva época para el Uruguay. Se supone que de este modo Uruguay estará en condiciones de abrirse al mundo y celebrar todos los Acuerdos Bilaterales que sean necesarios para expandir nuestra economía y poder colocar toda nuestra oferta exportable (Celulosa, Carne Bovina, Productos lácteos, Concentrados de bebidas, Arroz, Soja, Madera y Subproductos, Ganado en Pie, Subproductos Cárnicos y Plásticos y manufacturas, estos fueron los diez productos más exportados por Uruguay en Octubre del 2018).

De acuerdo a lo expresado por el futuro presidente, la readecuación del Mercosur implicaría, la eliminación de la Unión Aduanera. Quienes festejan por esta probabilidad, suponen que una Zona de Libre Comercio será el sustituto de aquella, lo cual nos permitiría mantener nuestras preferencias de acceso a Brasil, pero son meras suposiciones.

Bien podríamos suponer que Bolsonaro y su equipo económico no quisiesen crear una Zona de Libre Comercio, sino que por el contrario, su intención fuese celebrar Acuerdos bilaterales. Sería un retorno al PEC (Protocolo de Expansión Comercial) el cual por cierto sigue vigente y habría que renegociar todas las preferencias otorgadas en el marco del Mercosur. También habría que considerar que no estaría más vigente el FOCEM (Fondo de Convergencia Estructural) importante herramienta para nuestro desarrollo económico que busca equiparar asimetrías en el seno del Mercosur.

La ex Secretaria de Comercio Exterior de la Argentina, Paula Español ha dicho que; ”el Mercosur es una integración comercial que requiere mucho trabajo. Hay una nutrida agenda comercial, de inversiones, de compras públicas y fortalecimiento de lazos entre empresas. El desdén por ese trabajo conjunto va a implicar fuertes retrocesos.

El Gobierno de Bolsonaro va a priorizar acuerdos comerciales bilaterales con Estados Unidos y Europa y ahí profundizará la liberación, la apertura comercial y mayor flexibilidad laboral. Que nuestro mayor socio comercial (para nosotros, el segundo) y vecino tenga esos lineamientos económicos es una muy mala noticia. En materia industrial el impacto es doble, se perderán referencias, beneficios arancelarios y la posibilidad de avanzar en plataformas productivas bilaterales”.

Durante el mes de octubre del presente año Brasil fue el segundo destino de nuestras exportaciones, a China le exportamos U$ 144: y a Brasil U$ 98: A Brasil le exportamos productos lácteos, productos plásticos y vehículos. Si Brasil celebrase al amparo de una Zona de Libre Comercio acuerdos bilaterales con otras naciones podría, también, con un arancel del 0%, como sucede con el Mercosur, importar desde otros orígenes, lo mismo que nos importa a nosotros, y quizás con mejores precios. Los productos lácteos provenientes de Europa, que gozan del beneficio de importantes subsidios y de una sofisticada tecnología podrían desplazar nuestras exportaciones con las trágicas consecuencias que ello tendría para nuestra producción Lo mismo podría suceder con nuestras exportaciones de productos plásticos y vehículos.

Yo no estaría tan feliz con un debilitamiento del Mercosur. Justamente, es allí, en el Mercosur, en donde es viable que coloquemos producción con valor agregado. En el resto de los 114 mercados a los cuales hemos exportado producción uruguaya a lo largo del mes de octubre del presente año, han sido commodities, con muy poco valor agregado. ¿Cuál es la apuesta al futuro, perpetuar el desarrollo de una matriz de producción esencialmente primarizada?

En este contexto los nuevos gobiernos de Brasil y Argentina han signado, respectivamente, sendos TLC con Chile, con un formato similar al acordado con el Uruguay. Por cierto no es el comercio con Chile lo que buscan estos Acuerdos, ya que en el marco de la ALADI están efectuadas las correspondientes aperturas arancelarias. Lo que se busca es igualar un estándar de negociación aperturista similar, entre estos tres países y seguir avanzando en esta línea para, quizás, ingresar en la Alianza del Pacífico. Podríamos decir que, el ALCA está resucitando en América del Sur.

También se afirma que, más allá de la Alianza del Pacífico, el objetivo final es ingresar al TPP 11, iniciativa está impulsada por Chile, a quien le cabe el mérito de haber resucitado el TPP luego del abandono del mismo por parte de los EUA. De acuerdo a las directivas del Presidente Donald Trump, los EUA han resuelto abandonar los megas acuerdos Internacionales, optando por el relacionamiento bilateral, en el cual la potencia del Norte puede imponer su peso económico, financiero y militar.

Esta nueva estrategia desarrollada por los EUA, en principio, podríamos decir que se da de bruces con los lineamientos impulsados desde la Alianza del Pacífico. Son varios los países latinoamericanos, en los cuales se han operado cambios políticos de envergadura, implicando un giro político a la derecha y que buscan una realineamiento con los EUA, en momentos en que se está operando un retorno de la potencia del norte a su patio trasero.-

En la búsqueda de ampliar su colocación exportable, Uruguay se lanzó a mediados del 2016 a concretar un TLC con nuestro mayor socio comercial, la República Popular China. Un estudio de Impacto llevado a cabo en nuestro país confirmó lo inconveniente que resultaba la celebración de un Acuerdo de ese tipo con la mayor economía del mundo dadas las abismales asimetrías existentes entre ambas economías.

Frente a la potencialidad de la producción de China, Uruguay básicamente exporta, con cierto potencial, tres productos, granos de soja, pasta de celulosa y carne bovina. La negativa de los socios del Mercosur de embarcarse en tal proyecto estuvo sustentada en que los sectores industriales de Argentina y Brasil tienen serias dificultades de competitividad y eficiencia razón por la cual sus empresas no pueden competir en condiciones de liberalización comercial. Asimismo los socios con claridad expresaron su negativa a flexibilizar la normativa del Mercosur no admitiendo una negociación en solitario por parte del Uruguay.

Digamos además que las autoridades Chinas no prosiguieron adelante con las negociaciones ya que su interés era negociar con el Mercosur y no celebrar un acuerdo en solitario con Uruguay.

Fracasado entonces, el intento de negociación bilateral de un TLC con China, el Uruguay ha seguido manteniendo un fluido contacto diplomático buscando favorecer la inversión directa de capitales chinos. Recientemente se ha signado en Beijín un memorándum de entendimiento por el cual Uruguay se incorpora a la Franja y la Ruta de la Seda, convirtiéndose en el primer país del Mercosur en firmar tal documento de cooperación con China.

En materia de Inversión Directa China lo ha hecho en el campo de la industria del montaje automotriz, contando con la expectativa de ingresar al mercado brasileño por intermedio de los Protocolos de la Industria Automotriz en el marco del PEC. La crisis económica por la cual está atravesando Brasil, la pérdida de competitividad derivada de las diferencias del tipo de cambio y los cambios operados en la normativa que regula el intercambio automotriz entre nuestros países han determinado una acentuada baja en la actividad de las plantas automotrices de origen chino instaladas en nuestro país.

Asimismo, recientemente, versiones de prensa anuncian la instalación de una base pesquera en la Zona de Punta Yeguas, destinada a prestar servicios a la flota pesquera china en el Atlántico Sur, estimada en 400 buques pesqueros, lo cual significaría una inversión de aproximadamente U$ 250:

Eliminada la posibilidad de un TLC bilateral con China, la Diplomacia del Uruguay apunta nuevamente a celebrar un Acuerdo Comercial tipo TLC entre el Mercosur y China. El mismo permitiría a la oferta exportable del Mercosur, ingresar a ese mercado libre de gravámenes, quedando en igualdad de condiciones con nuestros principales competidores en China, Australia y Nueva Zelanda.

Pero esta estrategia, aparentemente se revela como inviable, ya que el futuro canciller del Brasil, el diplomático Ernesto Araujo, se presenta como un admirador de Donald Trump que nada quiere saber con China y que evoca un fuerte sentimiento nacionalista.

Evidentemente la situación Regional e Internacional es adversa a los intereses económicos de nuestro país, el proteccionismo real, conspira contra el libre comercio ideal. Resulta comprensible una política de acercamiento con nuestro principal cliente comercial, pero resulta evidente la imposibilidad de que tal aproximación sea viable y conveniente para nuestros intereses como Nación por la vía de la celebración de un TLC.

Por cierto, debemos tener claro que, cuando hablamos de inserción internacional, estamos hablando de un determinado proyecto de desarrollo. Al optar por un TLC con China estoy optando por un proyecto de desarrollo basado en servicios globales, captación de inversión extranjera, respaldada por Tratados Bilaterales de Inversión, y venta de commodities. Este es un modelo que por cierto no es sustentable y no genera oportunidades de trabajo digno para nuestro pueblo.

Si de trazar una estrategia se trata, lo conveniente, sin dudas, más allá del pensamiento utópico liberal que cree en la libertad de comercio, Uruguay debe actuar en el sentido de preservar el Mercosur y dejar de lado la utopía liberal, ya que la misma solo apunta a consagrar la desigualdad y la Dependencia de las Naciones, que como la nuestras, están ubicadas al Sur del Mundo desarrollado.

* Representante Nacional (diputado) uruguayo por el Frente Amplio. Licenciado en relaciones internacionales.


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