Latinoamérica conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
Instituciones dicen que detener feminicidios sigue siendo un reto
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal son los nombres de tres mujeres dominicanas que se han convertido en un sublime símbolo de la lucha de la mujer a nivel internacional. Su asesinato se produjo el 25 de noviembre del 1960, por órdenes del dictador Rafael Leonidas Trujillo, y en honor a ellas, esta fecha fue declarada como Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer.
La conmemoración fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1999, como una propuesta de la República Dominicana que recibió el apoyo de 60 países, según información de la ONU. Desde entonces se han estado creando estrategias, y políticas públicas para combatir ese mal, pero las estadísticas de violencia contra la mujer siguen siendo consideradas como una epidemia.
Un informe de ONU – Mujeres, publicado en noviembre del año pasado, establece que la República Dominica cuenta con mecanismos y políticas para dar respuesta a la violencia contra las mujeres, pero a pesar de los esfuerzos, el país ocupa uno de los primeros lugares en la región en la manifestación más grave de la violencia que es el feminicidio.
Desde el mes de noviembre del 2016 hasta octubre del año en curso, las estadísticas de la Procuraduría General de la República registran 195 muertes de mujeres a causa de la violencia machista, aunque los número pudieran ser mayores.
Cuando se observan los datos de la Procuraduría, se puede ver que no ha pasado un mes en el que no hayan ocurrido feminicidios. Según el Ministerio Público, en enero ocurrieron siete, igual número en febrero; en marzo, abril y mayo, ocurrieron cuatro feminicidios en cada mes.
En junio y julio murieron 12 mujeres cada mes a manos de parejas y exparejas. En agosto fueron nueve, en septiembre seis y en octubre siete.
A consideración de María Rosa Belliard, presidenta del Foro de Mujeres de Partidos Políticos, los números de muertes de mujeres son preocupantes, sobre todo porque entiende que las campañas y planes puestos en marcha por las autoridades no están dando resultado. Entiende que debe revisarse todo lo que se ha hecho para diagnosticar dónde están fallando.
Sugiere que las políticas públicas de intervención deben hacerse en los barrios, en vez de hacer foros y grandes eventos con funcionarios de alto nivel.
Esta semana varias instituciones del Estado y de la sociedad civil realizaron manifestaciones con motivo del Día Internacional de la No violencia Contra La Mujer. Todos han manifestado preocupación por los casos de feminicidio y coinciden en que el problema debe ser combatido por toda la sociedad en su conjunto.
Escuchar a las víctimas
Este año para la conmemoración de esta fecha, la ONU – Mujer ha centrado su atención en las sobrevivientes de violencia por medio de la campaña “Escúchame también”. En un comunicado, esa organización internacional establece que “si bien los datos reflejan que la violencia contra las mujeres y las niñas afecta a una de cada tres mujeres en todo el mundo, en lugar de exigirse responsabilidades a los agresores a menudo se culpa a las mujeres y a las niñas que sufren la violencia y de manera sistemática se duda de su testimonio”. Advierten que eso debe cambiar.
Origen del Día Internacional contra la Violencia de Género
¿Por qué se celebra hoy, 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres?
La declaratoria del Día Internacional contra la Violencia de Género data de 1981, durante el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe, celebrado en Bogotá. La fecha fue elegida para recordar el asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal, Minerva, Patria y María Teresa, activistas políticas de la República Dominicana, a quienes el dictador Rafael Leónidas Trujillo mandó asesinar. Sus cadáveres aparecieron en el fondo de un acantilado y aunque la historia se intentó vender a la prensa como un accidente, lo cierto es que no hubo duda de que se trataba de un acto de represión. Su historia quedo magníficamente plasmada en la novela La Fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa.
Para el movimiento popular y feminista de República Dominicana, estas mujeres han simbolizado históricamente la lucha y la resistencia contra la opresión política. En aquel Primer Encuentro Feminista, las mujeres levantaron la voz para condenar el maltrato hacia el sexo femenino y denunciar la violencia de género a nivel doméstico, el acoso sexual, la tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas.
La Asamblea General de la ONU promueve que los gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales programen durante el 25 de noviembre un buen número de actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública respecto del problema de la violencia contra la mujer.
Como lo dijo, en su momento, Ban Ki-moon, ex Secretario General de Naciones Unidas, “todos somos responsables de prevenir y poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, comenzando por eliminar la cultura de discriminación que permite que esa violencia continúe”. Y todas las mujeres opinamos: menos palabras y más acción.
Latinoamérica tiene el mayor índice de femicidios
Hoy 25 de noviembre el mundo conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud señala que a escala regional el país es la nación con mayor tolerancia social hacia este tipo de agresiones. En la zona urbana, el 30% de las mujeres y en el área rural el 51% considera que, si hay alguna razón, es normal que una mujer sufra una agresión por parte de su pareja.
¿Los ecuatorianos normalizan la violencia hacia las mujeres? Los datos que maneja Bibiana Aido, representante de ONU Mujeres en Ecuador, dan una respuesta: en las zonas urbanas del país, el 30% de las mujeres considera que si hay alguna razón es normal que un hombre agreda a su pareja.
En la zona rural el porcentaje aumenta. El 51% de ellas le da algún tipo de justificación a la violencia. A escala regional el país es la nación con mayor tolerancia social hacia la violencia contra las mujeres. Así lo revela un estudio de comportamiento social publicado por la Organización Panamericana de la Salud en 2016.
Dos años después, las cifras se mantienen y requieren urgente reflexión, indica Aido. Lo hace en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Según la ONU, en el mundo el 35% de las mujeres sufre algún tipo de violencia física y sexual por parte de su pareja. A esto se suma que los responsables del 38% de sus muertes son sus compañeros sentimentales. Esta es la principal causa de defunción en mujeres de entre 15 y 44 años.
Las estimaciones del organismo internacional con respecto a la prevalencia de la violencia de pareja en los países de ingresos elevados es del 23,2%. En los países de la región del Pacífico Occidental es de 24,6%, mientras que en la región del Mediterráneo es el 37%.
A través de un comunicado, María Fernanda Espinosa, presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, expresó que “el mundo aún está lejos de alcanzar el objetivo de poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas”.
La certeza de la funcionaria no es ajena a la realidad nacional, indica Nelly Valbuena, experta en derechos humanos y docente de la Universidad Politécnica Salesiana. Para ella la “naturalización” de la violencia responde a que todas las sociedades de América Latina son el resultado de un proceso patriarcal arraigado por el machismo.
En el mundo y fuera de un contexto de guerra la región es el lugar más violento para las mujeres, señala un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El estudio constata que 24 de los 33 países de América Latina y el Caribe cuentan con leyes en contra de la violencia. Sin embargo, solo nueve de ellos tienen leyes que tipifican una variada gama de expresiones violentas, entre ellas la sexual.
Este año el colectivo nacional Vivas nos Queremos conmemorará la fecha bajo el lema “Basta de violencia sexual”. Jeaneth Cervantes, una de las voceras del movimiento, comenta que este tipo de agresiones se evidencian dentro de los espacios familiares y educativos. Sitios que, a su parecer, deberían ser las zonas más seguras para las niñas y las mujeres, pero la realidad es otra.
Betty Tola, vocera de la plataforma Mujeres Caminando hacia la Igualdad, informa que en el país una de cada cuatro mujeres son víctimas de violencia sexual; 13.900 de ellas fueron abusadas sexualmente en los últimos tres años. La jurista Carolina Ochoa agrega que esta cifra es una estimación, pues en el país, como en muchos otros, las mujeres no denuncian este tipo de maltrato.
Según la ONU, cerca de 15 millones de mujeres adolescentes (de entre 15 y 19 años) de todo el mundo han sido obligadas a mantener relaciones sexuales forzadas (coito u otras prácticas sexuales forzadas) en algún momento de sus vidas.
De ellas, 9 millones fueron víctimas de estas prácticas durante el año pasado. En la inmensa mayoría de los países, el principal riesgo para las adolescentes es verse obligadas a mantener relaciones sexuales por su pareja o expareja, ya sean novios, compañeros sentimentales o esposos.
Datos recogidos por la organización internacional señalan que en 30 países que cuentan con estadísticas sobre agresiones sexuales, solamente el 1% de las mujeres busca ayuda profesional.
En Ecuador, según datos del Instituto de Estadística y Censo (Inec) seis de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de agresión. El tipo de violencia que más prevalece es la psicológica (53.9%). Le sigue la física, que representa el 38.0%, y la sexual (25.7%).
A pesar de que la estadística muestra que la violencia psicológica es la más frecuente esta es la que menos se denuncia, sostiene Aido, pues detrás de una agresión física y sexual existe una ola de maltratos verbales y psicológicos que incluyen prohibiciones, imposiciones y formas de desvalorizar a una mujer.
Ana García es psicóloga y parte del movimiento Ni una Menos. Para ella no solo las ecuatorianas “consciente o inconscientemente” normalizan la violencia hacia ellas.
El fenómeno se presenta en toda la región. Cita el estudio Rompiendo moldes, elaborado por organización Oxfam y publicado en julio de 2018. Uno de los resultados del informe que más llamó la atención de la psicóloga tiene que ver con la percepción sobre el consentimiento para mantener relaciones.
Campañas como #NoesNo, enfocadas en concienciar el hecho de que tener relaciones sexuales sin consentimiento de la otra persona es un delito, han sido trending topic en redes sociales.
Sin embargo, esta tendencia no se refleja en las jóvenes encuestadas por Oxfam: un 45% de las adolescentes (entre 15 y 19 años) están de acuerdo en que cuando una mujer dice “no” a una relación sexual, en realidad quiere decir “sí”.
La mitad de las adolescentes consultadas cree que es común que si un hombre está borracho, golpee u obligue a una mujer a mantener relaciones sexuales con él.
Desde la psicología, García explica que los hombres argumentan y justifican este sistema de privilegios a partir de la denominada “masculinidad hegemónica”, pero las mujeres construyen y aceptan estos imaginarios desde la femineidad subordinada.
Además, seis de cada 10 féminas están de acuerdo con que una mujer decente no debe vestirse provocativamente ni andar sola por la calle durante la noche.
Otra de las realidades que reveló el estudio es que seis de cada 10 adolescentes hombres y cuatro de cada 10 mujeres creen que los celos son expresión del amor.
Este tipo de percepciones son el inicio de una ola de violencia en la que el último escalón es la muerte.
América Latina es la región donde se presentan más asesinatos de mujeres por su género: 14 de los 25 países del mundo con las tasas más elevadas de femicidio están en esta parte del mundo.
En Ecuador según el mapa de femicidios de las asociaciones Red Nacional de Casas de Acogida, la Fundación ALDEA, Taller Comunicación Mujer y la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, cada 84 horas una mujer es asesinada y en el 83% de los casos murieron a manos de sus parejas, exparejas o convivientes y el 22% de los autores de estos asesinatos se suicidaron.
Cifras de la Fiscalía señalan que en lo que va de 2018 se han registrado 64 femicidios. Además, el ECU-911 registró 30.000 llamadas de auxilio por temas de violencia psicológica y sexual.
La plataforma Vivas nos Queremos también maneja cifras. Cervantes indica que desde 2014 hasta este año 576 mujeres han sido asesinadas. De ellas el 62% tenían entre 15 y 36 años.
Y aunque ya son 16 los países de la región, incluido Ecuador, que tienen leyes que tipifican y penan el femicidio, los casos no disminuyen y la legislatura no logra garantizar la seguridad, indica Granda.
Ella cita el caso de Eli, una mujer de 32 años que fue fuertemente golpeada por su pareja y como sanción tuvo 60 días de sanción.
La abogada Ana Vera, de Vivas nos Queremos, considera que el problema está en la mala calificación del delito por parte de la Fiscalía, pues no hay un enfoque de género en quienes califican e investigan las causas y por ello estos problemas son identificados como violencia intrafamiliar.
A esto se suma que las Unidades Judiciales de la Mujer y la Familia no son suficientes ni especializadas. En el país operan 30 unidades. La meta del Consejo de la Judicatura es contar con una en cada cantón.
Aido, Tola, García y Cervantes consideran que si no se cambian los patrones sociales la violencia permanecerá. Rossana Viteri, directora de Plan Internacional, agrega que las niñas ecuatorianas se crían en una naturalización de la violencia. Esto provoca que cuando llegan a su adultez no tienen capacidad de reacción.
Para la funcionaria, el reto, más allá de contar con un marco legal conducente y políticas públicas adecuadas, es que la sociedad cambie sus comportamientos. El estudio de Patrones de Violencia contra las niñas realizado en Ecuador señala que el 82% de las madres afirma que sus hijas difícilmente no serán violentadas.
25N: ¿Por qué marchan las mujeres?
Este 25 de noviembre, Paraguay se suma nuevamente a la marcha en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, establecido en 1999 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Una jornada que aún se tiñe de cifras rojas en los registros policiales y fiscales.
La convocatoria es para este domingo a las 16.00 en la Plaza de la Democracia, desde donde se marchará rumbo a la Costanera de Asunción, donde se prepara un festival como cierre de las actividades.
De esta forma, la capital del país será el epicentro del reclamo recurrente que busca acciones concretas del Estado para la erradicación de este flagelo que ya afectó a más de 13.000 paraguayas en lo que va de este año.
El objetivo es concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de vivir en una sociedad igualitaria y libre de violencia de género.
“Marchamos para denunciar todas las formas de violencia en la que vivimos, para levantar nuestras voces y decir que somos víctimas, que no estamos calladas. Para demostrar que somos una fuerza organizada y que estamos peleando en todas las instancias”, contó Natalia Ferreira.
Pero la fecha conmemorativa no solo reúne a mujeres de la capital sino también a las residentes en otros puntos del país. Ciudad del Este se suma a la marcha del 25N en el Lago la República a las 16.00; mientras que en Coronel Oviedo está prevista para este sábado a las 18.00 en la Plaza José Segundo Decoud.
Cifras rojas
Las alarmas están encendidas y en los registros no cesan las denuncias de violencia. Entre enero y octubre de este año nuestro país ya registró 13.180 casos.
Las estadísticas al cierre del décimo mes del 2018 dan pie a estimar que la cifra puede superar el número de casos registrados en todo el 2017, año en el que se atendieron 13.491 denuncias.
En cuanto a las muertes que son producto de este problema social, el Ministerio de la Mujer tiene registrados 48 feminicidios, uno menos que en todo el 2017.
Sin embargo, el Observatorio de Violencia de Género del Centro de Documentación y Estudios cita 51 casos, a los que se suman los de otras cuatro paraguayas que fueron asesinadas en el exterior.
¿Qué dice la ley?
El 27 de diciembre de 2016 fue promulgada por el Poder Ejecutivo la Ley 5777, “De Protección Integral a las Mujeres contra Toda Forma de Violencia”.
La normativa tiene por objetivo combatir la violencia contra las mujeres desde distintos enfoques, en el entendimiento de que es un problema social. Tiene una expectativa de pena de hasta 30 años de cárcel.
Pese a contar con esta legislación, muchos casos no ingresan al sistema policial con la carátula de feminicidio, sino solamente como homicidio doloso o culposo.
La fiscala Liliana Zayas, de la Unidad Especializada de Lucha contra la Violencia Familiar, explicó que la ley identifica varios tipos de violencia.
«Lo que nos arroja esta ley son nuevas definiciones de violencia, es decir, nuevos tipos de violencia. Antes solo hablábamos de violencia física y luego de mucho tiempo se tuvo en cuenta la violencia psicológica», sostuvo.
En su artículo 6 establece el listado de formas de violencia, mencionando el feminicidio, agresión sexual, contra los derechos reproductivos, patrimoniales y económicos, laboral, política, obstétrica, mediática, telemática, entre otros.
Zayas refirió que, además de leyes, se necesita de un compromiso ciudadano que ayude a denunciar los casos de terceros.
«Es importante recalcar que todas las personas que tienen conocimiento de un hecho punible tienen la obligación de denunciar, es decir, no podemos esperar que sean las víctimas las que denuncien. A veces ellas no lo hacen por temor», aseveró.
¿Cómo se procede?
La Ley 1577 permite a las víctimas de violencia presentar la denuncia por agresión ante un Juzgado de Paz, en donde se dispone que el autor sea obligado a abandonar la vivienda o buscar una medida para proteger a la afectada.
De implicar lesiones graves, coacciones sexuales y hasta homicidios, el juez de Paz puede recibir la denuncia, pero inmediatamente debe remitir el caso a la Fiscalía para su posterior investigación. No obstante, cuando el hecho es de suma gravedad, debe ser denunciado ante la Comisaría jurisdiccional o la Fiscalía de turno.
La primera medida adoptada por el Ministerio Público es enviar a la afectada al Centro de Atención de Víctimas, para ser atendida por psicólogas del lugar. Si es necesario, se la deriva luego junto a forenses psiquiátricos.
Aparte de la asistencia a las víctimas, el resultado de las evaluaciones servirá como evidencia en un posible juicio oral y público.
Violencia de género en el mundo
De acuerdo con datos de la ONU, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental.
Solo el 52% de las casadas o que viven en pareja decide libremente sobre las relaciones sexuales, el uso de anticonceptivos y su salud sexual.
Casi 750 millones de mujeres y niñas que viven hoy en día se casaron antes de cumplir 18 años, mientras que al menos 200 millones de ellas se han visto sometidas a la mutilación genital femenina.
A nivel mundial, en 2012, en uno de cada dos casos de mujeres asesinadas, el autor era su compañero sentimental o un miembro de su familia. En el caso de los hombres, estas circunstancias únicamente se dieron en uno de cada 20 hombres asesinados.
El 71% de las víctimas de trata en todo el mundo son mujeres y niñas, y tres de cada cuatro de ellas son utilizadas para la explotación sexual.
Asimismo, 14 de los 25 países del mundo con más feminicidios se encuentran en América Latina y el Caribe y se estima que tres de cada 15 mujeres mayores de 15 años han sufrido violencia sexual.
Menos presupuesto para la erradicación de la violencia hacia las mujeres
En Latinoamérica se conmemora cada 25 de noviembre el Día contra la Violencia de Género, por iniciativa de los movimientos feministas de la región que eligieron esa fecha en honor a las hermanas Mirabal, asesinadas esta fecha de 1960 por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo. En 1999, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se sumó a la jornada reivindicativa y declaró cada 25 de noviembre Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Esta conmemoración en el contexto del #NiUnaMenos en nuestro país nos llama a la reflexión y al alerta.
Según el “Análisis del proyecto de Presupuesto 2019 desde una perspectiva de género: avances y retrocesos para la igualdad” del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), un dato del Presupuesto Nacional para 2019 revela que existen reducciones presupuestarias tanto para el organismo rector de las políticas de género -el Instituto Nacional de las Mujeres (INAM)- como en ciertos programas importantes vinculados con la erradicación de las desigualdades de género que se llevan a cabo desde otros organismos.
Además, presenciaremos una disminución de algunas partidas que resultan fundamentales para la prevención, atención y erradicación de las violencias contra las mujeres, como por ejemplo el Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia (PNA) y las líneas de atención telefónicas dependientes del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, líneas 137 y 0800-222-1717.
Ante este retroceso, producto del ajuste fiscal, para quienes venimos trabajando hace muchos años desde la perspectiva de género por la prevención y erradicación de las violencias hacia las mujeres en todas sus formas y para toda la sociedad, resulta prioritario que se incrementen todos los esfuerzos destinados a proteger los derechos de las mujeres, lesbianas, travestis y trans y especialmente el trabajo en la prevención de las violencias.
Mujeres y Unidad Nacional marcharán este domingo en Managua
Una delegación de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) llegó este miércoles a la sede de la Policía en Plaza el Sol, en Managua, a solicitar permiso para marchar este domingo 25 de noviembre, cuando se conmemora el “Día Internacional de la no Violencia contra la Mujer”. En medio de la tensión ante un posible arresto, los delegados consiguieron ingresar a la institución, pero los oficiales no firmaron el permiso para la manifestación.
Evelyn Flores, de la Red de Mujeres contra la Violencia; el activista y presentador televisivo, Jaime Arellano; Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de Funides; y el empresario Dolores Blandino fueron quienes solicitaron el permiso. Sin embargo, ante la negativa de la Policía de firmar el permiso, ellos convocaron a marchar el domingo.
A los solicitantes del permiso policial los acompañaron estudiantes universitarios, quienes se mantuvieron al pendiente de los agentes policiales mientras duró el trámite.
“Notificamos que vamos a marchar este domingo 25. Del Colegio Teresiano a la Universidad Centroamericana (UCA). No nos firmaron el recibido. Dijeron que ese era el trámite. Vamos a marchar como lo hemos hecho en los últimos 25 años”, dijo Flores. “Vamos a marchar para exigir el respeto de las instituciones públicas a los derechos a las mujeres, y sobre todo ahora que vivimos inseguridad, represión y alta intimidación”, agregó.
“Nos dirigimos a ustedes en nombre de ciudadanos que formamos parte de la Unidad Nacional Azul y Blanco para hacer de su conocimiento que hemos tomado la decisión de ejercer nuestro legítimo derecho a movilizarnos y manifestarnos públicamente en la ciudad de Managua el día 25 de noviembre”, dice la solicitud presentada por la Unidad Nacional Azul y Blanco.
Juan Sebastián Chamorro explicó que aunque la Constitución Política no contemple pedir permiso para manifestarse en las calles, decidieron hacerlo para tomarle la palabra al régimen de Daniel Ortega. La Policía argumentó que para realizar marchas debe pedirse permiso con anticipación.
“Entendemos que el proceso de una marcha debe ser notificada para que las personas que no forman parte de ella tengan movilización… esto se hace anteriormente pero ahora se ha usado como excusas para prohibir que marchemos”, aseguró Chamorro. “Si el obstáculo que ponían para que no marchemos es que no pedimos permiso, pues aquí estamos pidiendo. Vamos a ver”.
MESENI: “Estrategia de impedir protesta social”
El Mecanismo de Seguimiento para Nicaragua (MESENI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó en un comunicado que el Gobierno de Daniel Ortega implementa una “estrategia” para impedir la protesta social.
“Desde la publicación de notas de prensa de la Policía Nacional que, primero, responsabilizaron a quienes convocaran a manifestaciones públicas por los hechos violentos ocurridos en ellas y, posteriormente, declararon ilegal toda manifestación que no contara con autorización previa de la autoridad policial, el MESENI identificó limitaciones que violan los estándares internacionales de derechos humanos”, sostiene el comunicado.
De acuerdo al MESENI, el desproporcionado despliegue preventivo de personal policial antimotines, así como de otras unidades policiales en lugares en que tradicionalmente se protestaba, se unió ahora a la ocupación de establecimientos comerciales en que se habían realizado pequeños actos de protesta.
La semana pasada fue arrestado en Galerías Santo Domingo Léonidas Luque Centeno, quien será juzgado por el “delito” de “obstrucción de funciones”, por el hecho de criticar el despliegue policial en el centro comercial.
“Dicho patrón de extrema limitación del derecho a protestar se manifestó más concretamente. Las detenciones producidas en Somoto y en un centro comercial de Managua en los últimos días, con la posterior imputación de cargos penales por entonar el himno nacional en un pequeño acto de protesta pública o por fotografiar a los policías desplegados en el centro comercial, permiten constatar ahora la decisión de criminalizar cualquier manifestación de disidencia”, lamenta el MESENI.
Fuerzas especiales de Carabineros reprimen a mujeres en “Movilización contra la violencia machista”
Red Chilena denuncia fuerte represión por parte del Estado y fuerzas especiales en movilizaciones contra violencia machista
Como todos los años, miles de mujeres salimos a las calles en más de treinta localidades del país en el marco del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres. Las distintas acciones realizadas fueron pacíficas, como lo han sido siempre, sin embargo, el Estado desplegó sus aparatos represores con fuerza, con la intención de amedrentarnos, provocarnos y agredirnos.
En Santiago la movilización aún no había terminado y Carabineros ya lanzaba gases lacrimógenos, quedando de manifiesto las intenciones de las autoridades políticas: impedir el derecho a reunión y a manifestarnos libremente, aún cuando la marcha había sido autorizada.
A estos hechos se suma la misógina decisión del Tribunal Oral en lo Penal de Puerto Montt de condenar por denuncia calumniosa a Francisca Díaz, luego de querella presentada por Willy Fahrenkrog Podlech, en ese entonces fiscal subrogante de Hualaihué, a quien Francisca había denunciado por agresión sexual. El Tribunal Oral en lo Penal de Puerto Montt decidió en primera instancia que se trataría de una relación sexual consentida aún cuando la estudiante recurrió a la justicia para denunciar lo ocurrido. Nuevamente la justicia patriarcal pone en duda la palabra de las mujeres y hoy Francisca arriesga entre tres y cinco años de cárcel. En esta misma línea, el día de ayer, jueves 22 de noviembre, una funcionaria de Carabineros intentó suicidarse. Durante el miércoles había recibido una notificación de sanción en su contra, precisamente luego de que ella denunciara a su superior por acoso sexual. La Institución, que en un primer momento negó que hubiera denuncias previas, recién indica que abrirá una investigación.
Además, durante la misma jornada una niña de 13 años recibió el impacto de dos perdigones por parte de Carabineros en una manifestación que se desarrollaba en la Universidad de Concepción, en memoria del comunero mapuche Camilo Catrillanca, asesinado por Carabineros según testimonio de menor que lo acompañaba. Y hoy viernes 23 de noviembre, Eloísa González, ex vocera de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) fue golpeada y desnudada por Carabineros mientras se llevaba a cabo manifestación en contra de la violencia policial ejecutada en Wallmapu. Prontamente la estudiante será formalizada.
¿Qué tipo de investigación esperamos de parte de las Policías, Ministerio Público y Tribunales, cuando varios de sus miembros han cometido abusos y acoso sexuales? No es primera vez que las denuncias de mujeres contra estos hombres con poder se diluyen en la impunidad. ¿Cómo es posible que el Gobierno haga una campaña como #NoLoDejesPasar llamando a denunciar a las mujeres que sufren violencia cuando en promedio, del total de femicidios anuales un 30% ya contaba con denuncias previas?; ¿cómo pedir protección a Carabineros cuando la misma institución golpea, tortura, viola, oculta y asesina?
El Estado no aborda la violencia contra las mujeres con la seriedad que merece: año a año vemos cómo decenas de femicidios y cientos de delitos contra mujeres quedan en total impunidad por falta de voluntad y de recursos, mientras que el Estado destina miles de millones de pesos para investigar delitos contra la propiedad privada y alimentar aparatos represores como lo es el Comando Jungla, asentado en Wallmapu, que hoy arremete contra el pueblo mapuche; o el GOPE, que durante estos días ha cometido constantes actos de violencia contra quienes protestamos justamente contra la violencia. Mientras las calles de las ciudades se observan llenas de personal de fuerzas especiales, y los gases tóxicos se sienten en el día a día, los narcotraficantes y agresores de mujeres siguen actuando impunemente.
Repudiamos duramente la violencia que ejerce el Estado contra todas, todes y todos quienes nos organizamos para transformar la sociedad. Lo que es seguro es que no tenemos miedo y que las mujeres, así como distintos sectores del movimiento social, seguiremos articulándonos y saliendo a la calle para enfrentar al patriarcado, al capitalismo y la violencia estructural.
Marchas en América Latina contra femicidios y violencia machista
Distintas marchas se realizaron este viernes en América Latina para repudiar los femicidios y decirle basta a toda forma de violencia de género en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres establecido por la ONU.
«Ni una menos, vivas nos queremos», corearon decenas de miles en la capital argentina donde una columna avanzó por el centro para culminar en la histórica Plaza de Mayo.
Delante de los manifestantes, hombres y mujeres, un enorme cartel con manchas de pintura roja recordó que «la violencia contra la mujer siempre mata».
Las marchas se repitieron en otros países de América Latina, entre ellos México, Uruguay, Guatemala, Colombia, Venezuela, Perú y Chile.
En Perú, grupos feministas convocaron a marchar vestidas de negro el sábado en Lima en repudio a la «violencia machista».
Según la fiscalía peruana, en el primer semestre de 2016 se reportaron 35 femicidios.
En la ciudad francesa de Reims, un tribunal correccional juzgó el viernes a 14 maridos violentos en una sola audiencia temática con motivo del Día Internacional.
En Guatemala unas 500 personas marcharon para demandar el fin de la violencia de género que este año mató a 625 mujeres. «Ni una menos» y «El embarazo forzado también es tortura», fueron algunas consignas.
También hubo una manifestación en Bogotá, encabezada por María Isabel Covaleda, que en septiembre recibió una brutal paliza de su pareja en un caso sonado que la convirtió en emblema del drama de la violencia contra la mujer.
Centenares de mujeres marcharon en varias ciudades de México, donde en 2015 hubo en promedio seis asesinatos de mujeres por día.
En la lista de las regiones más violentas está a la cabeza el Estado de México, colindante con la capital, donde en 2015 se reportaron 406 asesinatos de mujeres.
En lo que va del año, se han denunciado 10.926 violaciones sexuales, de los cuales un millar han sido perpetradas en el Estado de México, cuyo municipio de Ecatepec es considerado el más peligroso para las mujeres.
En Uruguay el Colectivo Mujeres de Negro marchó en Montevideo. En los últimos 12 meses, 46 mujeres fueron asesinadas en Uruguay y en 30 de los casos se trató de violencia doméstica, según el Ministerio del Interior.
«Estoy acá por mi hija», dijo Ana a la AFP sosteniendo la foto de Gabriela, de 38 años, asesinada el año pasado por su pareja.
En Caracas también hubo una marcha. Según el último informe oficial del Ministerio Público, 516 mujeres fueron asesinadas en 2015 en Venezuela.
En Chile miles marcharon en Santiago con carteles que pedían «Nunca más». En este país 34 mujeres fueron asesinadas y se notificó un centenar de ataques graves en lo que va del año, el más impactante el de Nabila Riffo, de 28 años, que perdió los ojos tras ser brutalmente atacada supuestamente por su expareja.
«Si a alguna le está pasando lo que me pasó a mí, por favor acudan a algún familiar, a algún vecino, a cualquier persona, pero no se dejen intimidar ni amenazar por ningún hombre», dijo en un mensaje por redes sociales.
TRABAJO QUE LIBERA
En Argentina se asesina a una mujer cada 30 horas, según la ONG Casa del Encuentro.
«Nos pusimos en comunicación con cientos de colectivos feministas del mundo, coordinando acciones, aprovechando la tecnología para unificar discursos y para caminar juntas hacia un paro global de mujeres el próximo 8 de marzo», Día Internacional de la Mujer, dijo a la prensa Marta Dillon del colectivo ‘Ni Una Menos’.
Dora Machicado, es boliviana, tiene 42 años y hace 20 que vive en Argentina. Forma parte de la organización Alma que desde los barrios marginales de la Villa 31 asiste a víctimas de violencia de género.
«Es cierto que en las clases medias hay más violencia psicológica, pero en la villa es más física», dice a la AFP en medio de la marcha.
En su agrupación promueven el trabajo femenino «porque nos dimos cuenta que la independencia económica nos libera de la violencia machista», dijo.
El presidente Mauricio Macri, criticado en 2014 por defender los piropos callejeros, recibió a familiares de víctimas.
PARO INTERNACIONAL
‘Ni Una Menos’ se sumó a la convocatoria del nuevo movimiento de mujeres de base llamado Paro Internacional de Mujeres (PIM), que abarca colectivos de 17 países, entre ellos Argentina, Alemania, Chile, Corea, Ecuador, Rusia, Israel, Italia, México, Perú y El Salvador.
Reclaman por crímenes de género en Latinoamérica, con casos que también alarman en Europa y en Estados Unidos, donde manifestarán para la asunción del presidente electo Donald Trump, por sus declaraciones misóginas.
Un dato escalofriante revelado por ‘Ni Una Menos’ es que 97% de casi 6.000 mujeres de 1.800 localidades de Argentina dijeron que más de una vez fueron víctimas de acoso en espacios públicos y privados.
EL PATRIARCADO VIOLA Y MATA
Dillon dijo que «el patriarcado viola, mata y también encarcela».
Organizaciones sociales y políticas suman ahora el reclamo de «liberación inmediata» de la líder social indigenista Milagro Sala, en prisión desde hace 11 meses. Su libertad también es reclamada por Naciones Unidas.
El movimiento femenino converge también hacia la próxima Marcha de Mujeres en Washington, el 21 de enero, un día después que asuma Trump.
Mujer tenías que ser…- Por Reporteras OEM
No es normal ni tolerable
Garantizar los derechos humanos de las mujeres y las niñas es trabajo de todas y de todos.
Una de cada 3 mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual a lo largo de su vida. En México, al menos 6 de cada 10 mujeres ha enfrentado un incidente de violencia; 41.3% de las mujeres ha sido víctima de violencia sexual y, en su forma más extrema, 9 mujeres son asesinadas al día.
Hoy 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y la campaña naranja de la ONU “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas”, en este marco las Naciones Unidas hacen un llamado al gobierno, a las instituciones públicas y privadas y a toda la sociedad en su conjunto, a seguir comprometiéndose y a sumar esfuerzos para implementar acciones encaminadas a prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia que viven millones de mujeres y niñas.
Mujer tenías que ser…
“Tenías que ser vieja». Me lo han dicho miles de veces por un error al conducir, por no contar con la fuerza suficiente para abrir un recipiente o por la opinión que tengo ante cualquier situación de la vida. Bueno, pero también me han dicho «guapa», «sexy», «güerita», cuando piensan que me halagan ante la libertad que sienten para opinar sobre mi apariencia, pero en realidad me infunden asco, vergüenza, pena, me vuelven un objeto, y eso si no llegan a más y se sienten con el derecho a poseerme y buscan la manera de sentir, cuando menos, un roce con mi cuerpo. Aún recuerdo a quienes me observaban debajo de las escaleras. Si me quejaba, era una llorona; y si no, una cualquiera. Si toleraba, soy simpática y buena onda, y si no, una bruja amargada.
Deben pensar que una nalgada no tendría que hacerme sentir mal, que mis manos temblando de rabia e impotencia son cosa mía, que las palabras y actos se normalizaron y entonces yo soy quien está mal.
En el transporte público los toqueteos, arrimones y miradas lascivas me hacen pensar incluso en asesinatos y desapariciones. Usar ropa ajustada o corta ha ido quedando fuera de mis opciones, aún a 40 grados centígrados. No, mejor prevenir, mis mejores amigos son los jeans, una playera o blusa preferentemente sin escote y calzado deportivo. Cuando es posible no me expongo de más ante desconocidos.
No obstante, aún con las personas que conozco he tenido problemas cuando me porto de forma amable, cordial. Deben pensar que me les ofrezco.
«Deja de inventar cosas», respondió mi maestra de quinto grado de primaria cuando dije que no me gustaba la forma en la que un miembro de mi familia me miraba, me tocaba, me hablaba. «Es mejor ignorarlos», dijo mi madre cuando le confesé que un compañero de escuela me tocó bajo el uniforme escolar.
Desde niña reconocí la forma en la que los hombres veían a mi madre, la manera en la que le hablaban, le gritaban y chiflaban desde su automóvil. Luego ocupé su lugar.
Apenas a los seis años un adulto mayor, que acostumbraba tomar el sol sentado bajo un árbol, al que todos conocíamos en mi colonia, me preguntó a dónde iba; contesté con la inocencia de una niña pues no me pareció extraño y me acerqué. Metió su mano en mi short, bajo la falda de mi uniforme. No supe qué hacer y me paralicé. El hecho me convirtió a los ojos de sus familiares y vecinos en una puta… sí, una de seis años, la cual lo había provocado con sus faldas muy cortitas.
Luego de eso me enseñaron a no bajar la cabeza, a no acelerar el paso y caminar con toda la dignidad del mundo. Me repetía que yo no había hecho algo malo. Ir contracorriente es difícil.
Siempre hay un pequeño momento en mis días en el que maldigo ser mujer, en el que odio los riesgos que me acompañan desde mi nacimiento. He aprendido a permanecer en alerta, siempre hay alguien intentando acercarse demasiado, buscando que me sienta lo suficientemente incómoda como para no reaccionar ante su comportamiento.
Años después, entre asientos de un camión en otro momento descubrí a alguien masturbándose mientras me observaba. De inmediato corrí con el chofer para que lo reprendieran de alguna forma; sólo me vio de una forma rara, como si yo lo hubiera provocado. Cuando volví la mirada ya estaba bajando por la puerta trasera. Lo mismo pasó en el trabajo, cuando muy tarde por quedarme horas extra empecé a sentir un movimiento de manos junto a mi pierna bajo la mesa. Alguien se masturbaba y cuando lo noté lo hizo más notorio, quería que viera lo que estaba haciendo. Salí corriendo.
Y aunque el sexo es parte central del problema, la inseguridad ha sido también victimaria, como esa tarde cuando una mano grande de alguien montado en una motocicleta se lanzó hacia mi cuerpo y agarró con fuerza mi brazo. ¡Órale, hija de la chingada, súbete! ¡No te pongas de cabrona!, decían mientras me apuntaban con una pistola. Sentí que la vida se me iba. Me aferré con mi otro brazo del teléfono público que estaba a mi lado. Después de leer cómo secuestran a las chicas y lo que les hacen no pensaba soltarme.
Para mí fue una eternidad, no entendía por qué nadie me ayudaba. Taxistas recargados en sus carros se subieron a ellos y los vendedores de puestos de dulces se escondieron ante el arma y los gritos. La luz verde les marcó el tiempo para ceder en su intento y me dejaron caer al suelo.
Siendo mujer soy cien por ciento responsable de lo que me sucede, porque así me lo busqué, es el argumento ante cualquier feminicidio, secuestro o violación.
A veces preferiría ser invisible. Aunque si lo reflexiono, en muchos instantes todo indica que lo soy como cuando en la oficina se desconfía de mis habilidades laborales sólo por ser mujer, cuando se discriminan mis interpretaciones y se reducen mis pensamientos por mi género; mis problemas personales se reducen a la frase «es porque eres mujer»; además, con un sueldo menor.
«Tenías que ser vieja», me dijo otra mujer, y en su voz comprendí que aunque los tiempos cambian, los derechos se amplían y las oportunidades mejoran, también ellas han sido mis acosadoras y han reproducido el mensaje, la forma.
Esta historia no es solo mía, son relatos de miles. Me llamo Adriana, Paloma, Velvet. Soy Mayra, Elizabeth, Reyna o Daniela. Narro eso de todas aquellas a quienes no conozco pero comparten mis pesares y dudas, temores, fobias y, en un reducto, la certeza de que como hoy, cada año en esta fecha una ventana se abre para gritar aquello que nos violenta día con día.