La reforma fiscal y otros demonios – Diario Extra, Costa Rica

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Tras el fallo de la Sala Constitucional del viernes anterior, que dio luz verde a la reforma fiscal que tanto impulsan el gobierno y algunos sectores, es importante ante todo que esta nueva etapa se enfoque no solo en recimentar aspectos de seguridad económica nacional e internacional, sino también en hacer un abordaje serio, educativo y funcional que genere certidumbre a los ciudadanos.

Sabemos que para la primera semana de diciembre posiblemente la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas esté aprobada y que todos en Casa Presidencial festejaron el fallo, pero lo sucedido no debe verse como el gane de una batalla campal, no puede convertirse en un pastelazo en la cara y menos en un punto de discordia que genere nuevas y más feroces divisiones.

Todos viajamos en el mismo barco, hay quienes disfrutan de ver el horizonte y la puesta del sol, otros por el contrario sienten malestar con el solo vaivén de las olas, pero si ese buque se mantiene a flote o si naufraga todos tendremos en mayor o menor medida la probabilidad de vivir o morir. Nadar no es una garantía de mantenerse vivo, pues puede que haya mil factores que lo impidan, entre ellos que no alcancen los salvavidas.

Si hay algo seguro en la vida es que nada es seguro. El voto de la Sala IV da muestra de ello. Esta resolución no debe ser el pase a la hostilidad, por el contrario, es una nueva oportunidad de diálogo. Tal vez no vaya a cambiar nada cuando la aprueben como ley, pero la reforma fiscal debe aplicarse, implementarse, ejecutarse y eso requiere entendimientos, nos guste o no.

No pueden los actores del gobierno -y esto lo decimos por la ministra Rocío Aguilar, quien arrancó una semana muy esforzada, gracias a Dios- sacar pecho, enjachar -como se dice popularmente- y si bien lo que pase el segundo debate es ley, aún faltan días para que esto suceda.

Si le gusta o no a un sector de la población, eso siempre será así, pero decían las abuelas que no se deben contar los pollos antes de que nazcan. Si ya forman parte del inventario de Hacienda, ojalá los sepan administrar.

¿Por qué decimos esto? Para nadie es un secreto que el trabajo de la administración tributaria ha sido claramente deficiente y no lo decimos nosotros, lo dicen las estadísticas de evasión, elusión, fraude y contrabando.

Entonces cuando se quiere sacar pecho debe verse primero cómo se ha hecho el trabajo a lo largo de los años. La crisis fiscal es un cúmulo de malas gestiones de gobiernos anteriores que claramente debe solucionarse por el bien de todos, principalmente de los más necesitados.

Este será un logro, si se quiere histórico, después de una huelga de más de 80 días que se mantiene en vigencia. No puede verse como un gane absoluto, Costa Rica está lesionada y debe recuperarse, la reforma fiscal no es solo un tema de números fríos.

Tras este voto por unanimidad que no detectó vicios de forma ni de procedimiento al primer debate legislativo hay varios puntos que destacar y que deben aclararse, acordarse y planificarse para el bien de todos.

RESPECTO A LA SALA IV. El señor Fernando Castillo, presidente del Tribunal Constitucional, fue claro el viernes anterior al decir que no hay nada inconstitucional en el proyecto de ley, las consultas formuladas por los diputados no derivaron en ningún vicio, por eso podrá votarse en segundo debate. Con 29 votos basta y tampoco riñe con el funcionamiento y organización del Poder Judicial. Eso está claro.

Pero algo llamó poderosamente la atención y fue la frase del jerarca explicando que tomaron en cuenta “la difícil situación del país”.

Las dudas surgen en cuanto a la aplicabilidad de la ley, pues los jueces deben resolver lo que la norma les permite sin perjuicios. Es un tema jurídico que no podría estar sujeto a efectos externos, que no debería estar supeditado a presiones políticas y menos acuñarse solo por la crisis que enfrenta el país.

Es entendible también que un deber ciudadano asiste a los jueces. Más allá de la mera administración de justicia, los derechos constitucionales deben procurar la mejor calidad de vida, pues así lo pretende la Carta Magna. Habrá que esperar la sentencia integral para conocer ese detalle y la explicación del voto.

Ojalá los señores magistrados lograran aislarse de tanto dime y direte y con la sana crítica que los distingue y exige el puesto resolvieran lo ya por todos conocido correctamente.

Las decisiones de la Sala Constitucional deben respetarse, aunque no haya puntos de encuentro. Las resoluciones por tal vía han sido para Costa Rica una muestra de la madurez democrática, repetimos, nos gusten o no.

CORTAR EL GASTO. Ahora con mucha más razón el gobierno debe seguir por la ruta de la contención, una vez aprobada la reforma el país debe abstenerse de gastar en lo que no necesita.

Es hora de pensar en reestructurar el aparato estatal porque algunas instituciones consumen mucho del presupuesto nacional y generan pocos réditos, y no hablamos solo de los monetarios.

Hay entidades que son elefantes blancos y se han mantenido en la estructura para apalancar partidos políticos, más que para beneficiar al país. Son esas dependencias donde después de una elección meten a los pegabanderas, les dan puestazos, salariazos y beneficios que se deben eliminar.

¿Qué pasa con la Fanal y el CNP? Por ejemplo, hay que ver el proyecto de don Ottón Solís, Cerrar, que tuvo y tiene buen incidente. Puede ser un excelente comienzo. Las reformas son integrales, no aisladas.

MÁS ENDEUDAMIENTO. Que vayamos a tener posiblemente más dinero por concepto de tributos no implica lanzarnos de cabeza al vacío, que sigamos despilfarrando, pues en poco tiempo terminaremos gestionando una nueva reforma tributaria y no se trata de eso.

Quedar bien ante los organismos internacionales que financian países es aceptable y tener buenas calificaciones para créditos es el mejor escenario, la mala fama no nos ayuda en nada.

Pero las autoridades de gobierno tienen sí o sí que ser cautas en esto de pedir plata prestada, pues aquí somos famosos por andar extendiendo la mano, pero millones de dólares en créditos no se han ejecutado por ineficientes y eso no se arregla de la noche a la mañana, hay que trabajar en ser más efectivos.

MEJOR RECAUDACIÓN, EXENCIONES Y EMPLEO PÚBLICO. Nunca es tarde cuando la dicha llega. Si en pocos días tendremos una Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas y a mediano plazo más dinero por concepto de impuesto, lo justo y sensato es que se reestructure el Ministerio de Hacienda, que sea más efectivo y eficiente.

La queja común de no hay personal, no hay oficinas, no hay cómo pagar horas extra, no hay esto, no hay lo otro ya no será justificante para dejar de hacer el trabajo.

La recaudación es pésima, aquí los grandes evasores se ríen en la cara de la administración tributaria. No pagan, no les importa y tampoco los sancionan. Ese juego nos tiene en tales condiciones. No hemos oído de ningún plan o proyecto para inyectarle energía a esta dependencia, que es bastante deficitaria.

Entre otros puntos importantes están la revisión ineludible de las exenciones, los privilegios a ciertas empresas se han otorgado históricamente por favores políticos que hoy no tienen asidero. Se pierde mucho dinero en este tipo de ayudas y hay quienes están en capacidad de pagar sus obligaciones. Urge revisarlas con lupa porque hay favorecidos que no necesitan.

Empleo público y salario único. Este es un paso impostergable, coincidimos en que debe verse cuanto antes este tema en beneficio del país, no solo de algunos sectores. Entendemos que los pasos son de cuidado para no lesionar derechos, pero es hora de explorarlo con determinación. Se cometen abusos en la función pública.

Diario Extra


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