Bolsonaro, una amenaza para el Amazonas – Por Ulises Noyola Rodríguez

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Ulises Noyola Rodríguez*

La región del Amazonas está amenazada por las actividades de las empresas del agro-negocio tras el triunfo electoral de Jair Bolsonaro. El futuro presidente designó a Tereza Cristina, líder del Frente Parlamentario de la Agropecuaria, como ministra de Agricultura. Este grupo parlamentario, respaldado por las empresas del agro-negocio, ha impulsado varias iniciativas en el Congreso. Entre ellas destacamos el uso de agrotóxicos; el cultivo de transgénicos; y la explotación de los recursos naturales de las zonas protegidas en el Amazonas. Al tener el territorio brasileño la mayor parte del Amazonas, Bolsonaro amenazará la preservación de la biodiversidad y las comunidades indígenas.

La región tiene una enorme importancia por diversas razones: posee una gran diversidad de recursos naturales (agua, minerales, petróleo, madera, entre otros); mitiga los efectos del cambio climático a través de la absorción de emisiones de carbono; y representa un espacio vital para las comunidades indígenas. Por estas razones, la selva amazónica es un espacio geográfico que necesita ser preservado para la supervivencia de la raza humana. En caso de llevar adelante la explotación de las riquezas naturales del Amazonas, el gobierno de Bolsonaro enfrentará una fuerte oposición.

Actualmente el gobierno brasileño protege la región amazónica por medio de la designación de parques nacionales, bosques protegidos, corredores ecológicos, entre otros espacios. En este régimen, las áreas protegidas reciben financiamiento del gobierno para la construcción de obras públicas y la prestación de servicios enfocados a la preservación de las comunidades y los ecosistemas. Sin embargo, la ganadería y el cultivo de soja en grandes extensiones de tierra han contribuido a su deforestación. El gobierno de Bolsonaro tendrá que echar mano de cambios en la ley para explotar las riquezas naturales localizadas en áreas protegidas, pues en la Constitución está estipulado que las áreas protegidas sólo pueden ser alteradas mediante la aprobación de una ley.

Pese haber obtenido una amplia ventaja sobre Haddad, Bolsonaro consiguió solamente 52 de los 520 escaños del Congreso; con lo cual, tendrá que negociar con los demás partidos para poder explotar los recursos del Amazonas. Los congresistas del Partido Social Liberal piensan apoyarse en los partidos de diversos grupos políticos (católico, armamentístico y agro-negocio). Así estas iniciativas serán apoyadas por los sectores más conservadores de la sociedad brasileña, que sin duda alguna tratarán de crear un clima de miedo para conseguir el aval de la sociedad hacia las reformas. Si los partidos de izquierda no hacen un trabajo de base con la población, el conservadurismo tomará fuerza entre la sociedad, fortaleciendo la xenofobia, la discriminación y la intolerancia.

La polarización social afectará a las comunidades indígenas del Amazonas que sufren constantemente la discriminación de la clase media. Por el abandono del Estado brasileño, las comunidades indígenas padecen analfabetismo, desnutrición e inseguridad, entre otros problemas. Para resolver estos males, el gobierno brasileño tendría que potenciar el gasto social por medio de la provisión de servicios básicos, además de garantizar la protección de la tierra. Sin protección de sus tierras ancestrales, los indígenas no logran sobrevivir ya que su forma de vida está íntimamente ligada a la naturaleza.

Por otra parte, las actividades del agro-negocio, al destruir los ecosistemas del Amazonas, seguirán incrementando las emisiones de carbono. En cuanto a la emisión de carbono, Brasil se ha mantenido en el séptimo lugar a escala global pues el gobierno ha venido incumpliendo sus compromisos en el Acuerdo Climático de París. En el acuerdo, el gobierno se comprometió a disminuir la deforestación y aumentar el número de áreas protegidas. Bajo el gobierno de Bolsonaro, el cambio climático se agravará mediante actividades que atenten contra el medio ambiente como el monocultivo de soja, la minería a cielo abierto y la instalación de grandes presas eléctricas en el Amazonas.

Estas actividades provocarán la destrucción de parte del Amazonas y el aumento de la temperatura del planeta. Entre las repercusiones de este fenómeno, encontramos la desertificación, la extinción de especies, la alteración del ciclo del agua y desastres naturales, entre otros. Al depender de la naturaleza, la raza humana se encuentra amenazada por el cambio climático, de suerte que la preservación del Amazonas es clave para poder revertir el calentamiento global. De hecho, el futuro presidente Jair Bolsonaro mencionó recientemente que evaluará si Brasil abandonará el Acuerdo Climático de París, pero no ha asegurado la preservación del Amazonas.

Además, la respuesta de los organismos internacionales ante la política de Bolsonaro no sería tan fuerte como es esperado. Para combatir el cambio climático, los mandatarios de varios países han suscrito el Acuerdo Climático de París en donde se comprometieron a reducir la emisión de dióxido de carbono. Pero el acuerdo es letra muerta, pues no obliga a los gobiernos a aplicar estrictas regulaciones ni impone sanciones en caso de incumplimiento. En este contexto, el gobierno de Bolsonaro dejaría la puerta abierta a las empresas trasnacionales para explotar las riquezas naturales del Amazonas.

No menos importante es que la supervivencia de las comunidades indígenas está en riesgo, ya que representan apenas un 0.4% de la población total. Bolsonaro declaró, en su campaña electoral, que no les iba a dar un centímetro cuadrado más de tierra. Cabe recordar que las comunidades indígenas han sido continuamente exterminadas a lo largo de la historia de Brasil. Desde los tiempos de la colonia, las comunidades fueron sometidas bajo la prolongada esclavitud de Portugal y hasta nuestros días son perseguidas por oponerse a las actividades extractivistas. La resistencia de las comunidades aumentará ahora con el gobierno de Bolsonaro, que no dudará en intensificar la militarización de la región amazónica.

Ya el Amazonas ha sido objeto de una fuerte presencia de las Fuerzas Armadas de Brasil por problemas de narcotráfico, trata de personas y violencia producto de la pobreza extrema. Actualmente, el Comando Militar de la Amazonía realiza de manera regular ejercicios militares (Curaretinga, Curare y Relâmpago, entre otros) en la frontera norte de Brasil con el fin de hacer frente al crimen organizado, de acuerdo con el gobierno brasileño. Las Fuerzas Armadas, al entrenarse continuamente en la selva amazónica, conocen a fondo el territorio, las comunidades indígenas y las condiciones climáticas. Con ello, el ejército ha logrado poner a raya la resistencia de las comunidades indígenas y despojarlas de sus territorios. Con Bolsonaro, las operaciones militares se incrementarán para despojar a las comunidades de sus territorios.

El triunfo de Jair Bolsonaro constituye un retroceso para América Latina. El de Bolsonaro será un gobierno que apoyará la destrucción de la naturaleza, el despojo de tierras de las comunidades indígenas y la criminalización de la protesta social. Será necesario que la población brasileña se movilice para frenar las reformas que el Partido Social Liberal se propone llevar adelante. De lo contrario los brasileños verán cómo son privatizadas las riquezas naturales del Amazonas.

(*) Colaborador del Centro de Investigación sobre la Globalización.

Alai

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