José Miguel Onaindia, director Festival Cervantino de Montevideo: “Hay interés en el mundo por los artistas uruguayos”

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Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura

Montevideo, capital de Uruguay, es la última de las ciudades declaradas como Cervantinas. Fue designada como tal en 2015 y este año organizará la II edición del Festival Cervantino, como también lo hacen Guanajato (México), desde 1972, y Azul (Argentina) desde 2007. Alcalá de Henares, en España, organiza en el mismo sentido el Mercado Cervantino.

Este festival, a diferencia de sus similares, se organiza a lo largo de dos meses y presenta no solo eventos y producciones propias, sino que también incorpora parte de la escena montevideana a su programación.

José Miguel Onaindia, uno de los 3 directores del Cervantino montevideano, explicó a Nodal Cultura que “el festival presenta dos particularidades. La primera es que no está acotado en el tiempo. Empezó a final de septiembre y va a terminar en noviembre. Por otra parte es un festival que abarca todas las expresiones artísticas. Hay exposiciones de artes plásticas, danza contemporánea y clásica, teatro de distinto formato, incluso producimos espectáculos propios”.

En el que quizás sea evento más destacado del Festival Cervantino de Montevideo, el jueves 25 de octubre se estrena El Quijote del Plata. Esta es una obra inspirada en la unión de la figura de Don Quijote de la Mancha con la del coleccionista uruguayo Arturo E. Xalambrí. La puesta, interpretada por Ballet Nacional del Sodre y producida en colaboración con el Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE), cuenta con la dramaturgia de uno de los más destacados miembros de la joven dramaturgia uruguaya: Santiago Sanguinetti.

El INAE está dirigido por Onaindia, quien tiene una larga trayectoria en la gestión cultural a uno y otro lado del Río de la Plata. Fue presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales en Argentina a comienzo de siglo, siendo responsable de la puesta en marcha de la ley de cine y actor del comienzo del ciclo de crecimiento de la cinematografía en su país.

Instalado en Montevideo en 2011, rápidamente ocupó espacios en las instituciones culturales de Uruguay. Nodal Cultura conversó con Onaindia sobre el Festival Cervantino, su trabajo como director del INAE y el presente del teatro uruguayo, que se ha posicionado fuertemente en los escenarios mundiales.

¿Qué es el Festival Cervantino?
Montevideo es una ciudad cervantina porque hubo hombre -Arturo Xalambrí- quien dedicó su vida a formar la colección más importante de libros de Cervantes que hay fuera de España. Dejó dos mil ochocientos volúmenes, de los cuales dos mil son Quijotes -uno de 1611 de primera edición, otro ilustrado por Dalí o uno impreso en Kioto donde el Quijote es un Samurai-. Una colección maravillosa.
Por eso en el año 2015 la Embajada de España, y fundamentalmente el Centro Cultural de España en Montevideo, dirigido por Ricardo Ramón Jarne, llevó a la comisión internacional cervantina. Como consecuencia de esa presentación declararon a Montevideo como Ciudad Cervantina.

Es la cuarta ciudad en tener esa condición, junto con Alcalá de Henares (España), Guanajuato (México) y Azul (Argentina). De todas ellas es la única capital de un país que es ciudad cervantina.
En Montevideo hay un barrio que se llama Barrio Larrañaga, pero algunos lo llaman Barrio Cervantesporque todas las calles tienen los nombres de sus personajes. O sea que hay una apropiación de su obra. Además hay una tradición con lo hispánico muy fuerte.
A partir de  2016  en que hicimos la primera edición, el festival presenta dos particularidades. La primera es que no está acotado en el tiempo. Empezó a final de septiembre y va a terminar en noviembre. Por otra parte es un festival que abarca todas las expresiones artísticas. Hay exposiciones de artes plásticas, danza contemporánea y clásica, teatro de distinto formato, incluso producimos espectáculos propios. También incorporamos la programación que los teatros o las instituciones culturales tengan, como por ejemplo Tartufo que dirigido por Natalia Menéndez, una directora española muy destacada. Así integramos la programación del festival, sumando programación que está en cartelera para que tenga un impacto más grande. Este año hay un ciclo de cine vasco, que es la región a la que le dedicamos este año el festival.

Luego de estos dos meses vamos a terminar con un Don Juan que se hace en el cementerio. Es un espectáculo también dirigido por un joven, que se hizo el año pasado. Es un grupo que trabaja desde hace muchos años, y han hecho este Don Juan que transcurre como un tránsito por el cementerio. Incluso se pasa por la tumba de los Zorrilla y allí aparece un audiovisual con China Zorrilla, que hace de la madre superiora y dialoga con el fantasma de Doña Inés.

Llegó a Uruguay hace 8 años. ¿Cómo fue instalarse allí e insertarse en el campo cultural?
Llegué a Uruguay a finales del 2011 y me instalé en el 2012. Uruguay ha sido muy generoso porque me ofrecieron cargos para los que hasta tuvieron que inventar una forma jurídica, ya que en el momento en que me ofrecen el cargo de director artístico del Teatro Solís yo era residente temporario, no tenía ni la residencia permanente. Hice ese trabajo como Asesor Artístico de Contenidos, que en la práctica era una dirección artística. Estuve a cargo de la programación durante tres temporadas.
Cuando cambió el gobierno nacional me convocaron para la dirección del Festival Internacional de Artes Escénicas y luego para trabajar en el Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE). Fue entonces cuando renuncié a Solís, ya que consideraba que con tres años tenía una función cumplida.
Ahora estoy dirigiendo el Instituto de Artes Escénicas, el Festival y también trabajo asesorando a la ministra en lo que requiera, ya que mi relación laboral es con el ministerio.

En términos de las artes escénicas Montevideo -y Uruguay en general- están en crecimiento y expansión internacional
Si, enormemente. Hay una generación de dramaturgos interesantísima. Marianella Morena, Percovich, Calderón, Sanguinetti, Blanco, entre otros. Y ya aparecen más jóvenes.
Montevideo es además una ciudad muy especial, es una ciudad donde suceden muchísimas cosas. Yo aplico siempre un término de Borges: es una ciudad cifrada. Es una ciudad que tenés que saber dónde ir. Porque aún viviendo allí pasan cosas que ni imaginás.
Hace unas semanas una amiga que me dijo: “mirá hay que ir a ver un espectáculo que se llama La Chancha que es atrás del Estadio Centenario”. Llegué a un barrio que apenas conocía. Toda esa propuesta ocurre en una casa que se llama El Almacén, en la que entrás y los actores ni tienen camarines. Se quedan en el escenario porque no se pueden retirar, tiene que retirarse el público. Es un espectáculo hecho por un artista del interior, Leonardo Martínez y un grupo de actores montevideanos, de una factura impecable. Para 25 personas.

Al mismo tiempo vas al Solís, tenés el estreno de Tartufo y te parece estar en un teatro europeo viendo un espectáculo que en Latinoamérica yo no creo que haya otro país que lo pueda montar. Tal vez México, pero no muchos más.
Algo fundamental es que Uruguay es un país que es muy fuerte en lo institucional. Tanto en las instituciones tanto públicas como privadas. La Comedia Nacional que es el único elenco estable en español que existe y tiene 71 años ininterrumpidos. Cumplió setenta y uno el pasado 2 de octubre. Tenés un teatro como El Galpón que va a cumplir setenta el año próximo, o El Circular que va por los sesenta y pico. Todas son instituciones que están vivas, que están en actividad y que son centrales en la construcción de la cultura uruguaya.

A esa institucionalidad ustedes, funcionarios y creadores, le han sumado un proceso de renovación de las poéticas. Había una presencia dominante del teatro clásico y del cierto realismo político que parece estar actualizándose. Incluso el cambio en el repertorio de la Comedia Nacional.
Sí, por supuesto. Es un cambio fundamental. Estos directores de la nueva generación, todos han dirigido la Comedia Nacional. Todos.Textos propios o textos ajenos. Ahora Gabriel Calderón estrena un texto de Koltès. Además Calderón estrenó uno de los espectáculos más importantes que hizo la Comedia en el último tiempo, “La mitad de Dios” que era un texto propio y fue un gran éxito. Sanguinetti estrenó “El gato de Schrödinger” que es una pieza extraordinaria que tuvo una puesta también en Buenos Aires, en Timbre 4.
Hay un buen diálogo. Más allá de que obviamente hay discrepancias y los sectores se confrontan, ya que la visión del teatro no es la misma. Hay un nivel de polémica, pero todo sucede en un ámbito de una tolerancia y de una aceptación de la diversidad destacable.
Yo creo que es una sociedad que tiene un gran republicanismo y que ese republicanismo no es ficticio. No es una pose. Por otra parte la dirigencia tiene el hábito cultural totalmente incorporado.

Montevideo permite visitar, caminando unas pocas cuadras, El Galpón, la Cinemateca el Centro de Fotografía, el Teatro Solís, el Museo Torres García…
Y si te metés una cuadra atrás del Radisson tenés el Auditorio Nacional del Sodre, que es un teatro de producción que el otro día visité con un director español y me dijo “en España no tenemos esto”. Es un teatro de producción donde se pintan los telones, se hacen las pelucas, se cosen los tutús, se arma todo. Tiene cuatro cuerpos estables. El Ballet Nacional, la Orquesta Juvenil y el coro.

¿La pre-existencia de estos espacios permite que los jóvenes creadores puedan efectivamente desarrollarse?
Yo creo que son decisiones. A la gente se la convoca. Yo estoy ahora dirigiendo el Festival Cervantino y vamos a hacer una producción con el Ballet Nacional del Sodre. El 25 de Octubre se estrena el Quijote del Plata. Convocamos a Santiago Sanguinetti que tiene 33 años y es uno de los dramaturgos más jóvenes, a escribir el argumento del ballet. Fue convocado porque lo decidió Igor Yebra, que es el director del Ballet Nacional. Va a trabajar con una gran coreógrafa contemporánea española, Blanca Li, que mezcla los lenguajes. La decisión es convocar a los artistas jóvenes para que vengan y trabajen desde este espacio público. Pero Sanguinetti también va a trabajar con el teatro El Galpón. El año que viene va a estrenar una pieza escrita por encargo para el Teatro de Múnich. La va a hacer en versión montevideana para el grupo de El Galpón. O sea hay una posibilidad de interrelación. Y también esas salas – El Galpón, El Circular- que no solamente producen espectáculos propios, suman mucha gente de esta nueva generación. Son salas de muy buena una estructura que tienen también un público propio y estable.

También hay mucha presencia de la escena uruguaya en el exterior.

Si en Brasil tuvimos dedicado el festival de Bahía, donde estuvimos con cuatro obras que fueron traducidas y se llamaba Foco Uruguay. Estuvimos en también en Santos en el Festival Mirada. En Manizales con el Teatro El Galpón, que inauguró el Festival con su producción de “Incendios”. Tenemos también una gran entrada en Latinoamérica, en casi todos los países. Con México tenemos una interrelación muy importante. Tanto en teatro como en danza. Está la danza clásica con el Ballet del Sodre que hoy es una de las compañías más importantes como marca mundial
Cuando termine el Quijote del Plata, que es una producción propia, va a presentarse en los Teatros del Canal y en Bilbao. Este año Gabriel Calderón estrenó su obra en catalán “Ex – que revienten los actores” en el Teatro Nacional de Cataluña. Marianella Morena acaba de estrenar una producción española -“Bombardeo”- que fue encargada por el Teatro Calderón de Valladolid. Ella está absolutamente incorporada a la escena española. Sergio Blanco es un autor definitivamente internacional. Hay muchísimos otros autores en este momento. Siempre me olvidaré de alguno.
En el campo de la danza contemporánea estuvimos en la feria del Düsseldorf, que es la feria más importante que hay de danza internacional. Tuvimos un stand con un catálogo con más de cincuenta obras y artistas. Realmente Uruguay tuvo y tiene una voz muy importante dentro del plan Ibero-americano de promoción de la danza. Efectivamente hay una proyección internacional muy fuerte, y un respeto y un interés en el mundo por los artistas uruguayos.

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