Hamilton Mourão, vicepresidente electo de Brasil: «El temor por el futuro de la democracia en Brasil son ‘llantos de perdedores’»

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Vicepresidente de Bolsonaro, general Hamilton Mourão, a la BBC: «El temor por el futuro de la democracia en Brasil son ‘llantos de perdedores'»

Las manifestaciones de temor por el futuro de la democracia brasileña son «llantos de perdedores».

Así las describió el vicepresidente electo, el general Hamilton Mourão, en entrevista con BBC Brasil. A partir de enero, el general estará, al lado de Jair Bolsonaro al frente del país después de la victoria en las elecciones del domingo.

En la sede de su partido -el Partido Renovador Laborista Brasileño (PRTB)- en Sao Paulo, el militar afirmó que las preocupaciones de periódicos y personalidades de fuera del país son un «perjuicio» fomentado por sus adversarios.

Mourão, que ya dijo que no pretende ser un «vice decorativo», quiere participar activamente en el gobierno.

Sobre política exterior, Mourão dice que Brasil aceptaría participar en una acción militar para el mantenimiento de la paz en Venezuela si la ONU decidiera crear tal misión.

Usted dijo en la campaña que no pretende ser un «vice decorativo» y que quiere tener una sala próxima al del presidente para trabajar. ¿De qué áreas pretende ocuparse?

Yo me veo como un asesor privilegiado. Privilegiado porque fui electo junto a él. Los demás asesores elegidos pueden ser echados en cualquier momento. Yo me quedo. Somos hermanos siameses.

Entonces, mi visión es cooperar en todo aquello que él crea necesario dentro de mi conocimiento, de mi experiencia. Si podemos coordinar algunos trabajos, proyectos que él juzgue necesarios, yo estaré listo.

Ocuparé el área que tiene la vicepresidencia, que creo más coherente, y estaré siempre próximo a él y lo apoyaré en todas sus decisiones.

El presidente electo dijo que no le simpatiza la idea de privatizar áreas estratégicas, como Petrobras o Eletrobras (la petrolera y la eléctrica del país), por ejemplo. ¿Qué piensa usted de eso?

Sobre Petrobras, el presidente Bolsonaro ya dijo que las áreas de refinamiento y distribución podrían ser privatizadas y yo estoy de acuerdo.

Al respecto de Eletrobras, tiene que hacerse un estudio claro y, si fuera posible, (privatizar) todo lo que pueda ser privatizado. No tenemos que tener dudas en eso.

Hubo varias manifestaciones en diarios extranjeros y también de algunos artistas mostrando preocupación por el futuro de la democracia en Brasil. ¿Qué tiene que decir al respecto?

Creo que son llantos de perdedores. Ese grupo que estuvo tanto tiempo en el poder no admite uno de los principios básicos de la democracia que se llama alternancia de poder. Entonces, nos quiere criticar como si fuéramos antidemócratas.

Y perjudican a la nación cuando buscan presentar ante sus contactos internacionales al presidente Bolsonaro como un hombre antidemócrata, con todos esos peyorativos que le colocaron.

Creo que en breve tendremos que ir al exterior y mostrar quiénes somos.

El presidente electo habló de un Itamaraty (sede del Ministerio de Relaciones Exteriores) «libre de ideologías». ¿Qué significa eso en la práctica?

Es una relación entre Estados, no gobiernos. En el pasado reciente tuvimos mucha relación de gobierno. «Ah simpatizo con aquel gobierno, me relaciono con aquel país».

La relación tiene que ser de Estado. La gente sabe muy bien que los intereses entre los países en un momento coinciden, y en otro no. Y nosotros tenemos que tener esa visión pragmática que siempre caracterizó a nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores.

La embajada en Corea del Norte, por ejemplo, ¿permanece?

Creo que podría ser trasladada a otro lugar. Pero esa es una decisión posterior.

Tanto usted como el presidente electo hablaron de una aproximación a Estados Unidos. ¿No enfriaría eso la relación con China, que es un socio comercial casi tan importante?

No. Nosotros tenemos que saber equilibrar. Brasil tienen que presentarse como un «global partner», un «global trader», y no como un mero vendedor de bisutería.

Tenemos que tener esa relación buscando no solo la relación comercial sino, principalmente, la relación estratégica con ambos países, cada uno con sus características.

El presidente dio un discurso antes de la elección diciendo que pretendía ver o podría ver a Fernando Haddad (su rival el domingo) en prisión. También hubo comentarios como «barrer a los rojos» y otras cosas en esa línea. ¿Se va a continuar en ese nivel de tensión? ¿El presidente tiene algún motivo para hacer esa mención de Haddad en prisión?

El presidente fue muy claro en el discurso que hizo en la televisión abierta, fue un discurso de estadista colocando todas aquellas ideas que van a dirigir su administración, principalmente la forma en la que divisa el futuro del país y la propia pacificación. Fue muy claro en eso.

En relación a que Fernando Haddad, esté en prisión o no, él tiene que responder a unos 30 procesos, más o menos. Si se comprueba que son verdaderos, o si se prueba que tiene la culpa en algo, tendrá que pagar. Pero, por el momento, está apenas respondiendo a los procesos.

Sobre la pacificación: algunos aliados hablan de «kit gay» y otras cosas que fueron muy criticadas. ¿Eso va a continuar? Esa presión en redes sociales en relación a la comunidad LGBT, por ejemplo…

En realidad, lo que hubo fue un proyecto ideológico llevado a las escuelas y tú no puedes querer sobrepasar los límites que la familia establece dentro de su hogar. La forma en que tú educas a tus hijos es una prerrogativa…

Esto no es un Estado totalitario. En la antigua Unión Soviética, a los padres les quitaban a los hijos y eran educados por el Estado, así como en otros países que vivieron bajo ese régimen. Entonces, la escuela necesita saber los límites y nuestro Ministerio de Educación, en determinado momento, no entendió eso.

Pero en el momento en que ese combate al que ustedes califican como adoctrinamiento en la escuela se extrapola a, por ejemplo, amenazas a homosexuales en las calles, ¿no enciende eso una luz roja?

Yo no veo amenaza. Camino por las calles y veo parejas homosexuales de la mano tranquilamente, sin problema, tengo amigos que lo son.

Esa es una cuestión de elección de vida. Nadie debe buscar imponer su modo de vida a los demás. Vive tu vida, aquella vieja frase, «vive y deja vivir».

En cuanto a la flexibilización del acceso a las armas, tenemos datos que muestran que, de 2008 en adelante, se quintuplicó el número de armas registradas, armas legales. Aún así, la violencia explotó. Entonces, ¿por qué un acceso más fácil a las armas reduciría la violencia a partir de ahora?

En realidad, ese aumento del número de armas legales fue una vía de escape que las personas encontraron dentro de la sigla CAC (caçadores, atiradores y colecionadores, en portugués, cazadores, tiradores y coleccionistas).

De lo que Bolsonaro habla es del derecho del ciudadano a tener un arma en casa. Llevar un arma en las calles entra en la regla del test psicotécnico y el test de tiro. Eso se dirige mucho a la comunidad rural, donde una persona tiene que permanecer en una hacienda, en un sitio, y tiene que tener un arma para defenderse.

Usted ya se manifestó contra una intervención militar en Venezuela. Si la ONU decide crear una fuerza de mantenimiento o imposición de la paz, ¿Brasil participaría?

Sí. Por la posición que Brasil ocupa en América del Sur, por la importancia que tenemos, por la vecindad con la propia Venezuela, cualquier problema que esté afectando a Venezuela afecta aquí en nuestro país.

Así que en todo aquello que nosotros podamos hacer para buscar una solución que pacifique a Venezuela, para que vuelva a entrar en el rumbo de un sistema democrático como nosotros lo entendemos, creo que tenemos que participar.

¿Qué le diría a aquellas personas que temen el regreso de un gobierno autoritario en Brasil?

Les vamos a mostrar, con ejemplos, que no somos gente autoritaria. Creemos en la democracia, creemos en la justicia para todos. Respetamos la Constitución, las instituciones y vamos a proteger a todos, independientemente de sus creencias, su género, o sus opciones sexuales. Vamos a gobernar para todo Brasil.

Eso me lleva a la próxima pregunta: ¿qué tiene que decir a las diversas minorías, como los negros, la comunidad LGBT, que temen que sus derechos resulten amenazados por el próximo gobierno y temen que el discurso de Jair Bolsonaro esté legitimando la violencia en su contra?

Primero, tengo que decir que los negros no son ninguna minoría en Brasil, ellos representan, si no me equivoco, la mayoría del pueblo brasileño. Entonces ellos no son parte de ese problema.

Y sobre las personas que tienen otra opción, opción sexual, ellos tienen sus derechos garantizados por la Constitución. Todos sus derechos están garantizados, por tanto, no tienen nada que temer.

Pueden vivir sus vidas de la misma forma en que lo hacen ahora. Tendrán en verdad más espacio, pues habrá crecimiento económico y habrá más empleo. Entonces serán felices, no tendrán ningún problema.

Pero muchos dicen que el discurso de Jair Bolsonaro ya legitimó la violencia contra ellos en las calles. ¿Usted cree que eso ya esté sucediendo?

Creo que este es un problema para la policía. Si alguien está siendo amenazado por otros, o incluso atacado por alguien, eso debe ser competencia de la policía. Esas personas deben ser arrestadas y juzgadas y, si son culpables, deben ir a prisión.

Cuando un candidato a la presidencia habla sobre limpieza de la oposición, ¿cómo es posible esperar que Brasil esté unido?

Eso fue retórica política, retórica de campaña. En el discurso que hizo (tras ganar las elecciones), Bolsonaro fue claro sobre sus objetivos. El principal es unir a Brasil.

Usted y Jair Bolsonaro ya defendieron la apertura de áreas en la Amazonía para actividades comerciales, nuevas áreas. ¿Estas propuestas no ponen en riesgo ala mayor selva del mundo?

No, nosotros ya estamos protegiendo a la Amazonía desde hace mucho tiempo. Mi familia, por el lado paterno, vive en la región amazónica, yo mismo tuve como base la región durante cinco años. Conozco muy bien esa parte de Brasil. Nosotros vamos a proteger a la Amazonía.

¿Cuáles serán las políticas del nuevo gobierno con respecto a la Amazonía?

Serán políticas ambientales, en conformidad con las leyes ambientales. Las leyes serán obedecidas. Tenemos la expansión de la frontera con el área destinada a la agricultura, entonces tenemos que ver eso con cuidado.

Esa es también una región estratégica de frontera para Brasil. ¿Cómo será tratado?

El ejército está presente en las fronteras desde hace mucho tiempo. Tengo una buena experiencia en la frontera, comandé la 2ª Brigada General de Infantería que está basada en São Gabriel da Cachoeira, en el noroeste del estado de Amazonas, por tanto, sé bien qué hacer y cómo es el área de frontera.

Tenemos batallones basados en torno a los principales puntos (a lo largo de la frontera), tenemos batallones, tenemos brigadas, lo que tenemos que hacer es colocar otras agencias del gobierno en el área. Es eso lo que tenemos que hacer.

Muchas personas creen que el ejército brasileño no fue capaz de patrullar una frontera tan extensa, principalmente en lo que respecta al tráfico de armas que sucede en el área. ¿Es necesaria una nueva política específica para el área?

No creo que sea necesario. El tráfico en la región amazónica es realizado por hormiguitas. Lo fuerte del tráfico viene a través de Bolivia y Paraguay. Este es el mayor problema que tenemos actualmente.

El tráfico en la Amazonía representa apenas una pequeña amenaza. La frontera queda tan distante de los puntos de venta que el costo para ellos acaba siendo muy alto.

BBC


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