Brasil a horas de las elecciones presidenciales

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142,8 millones de personas están habilitadas para votar este domingo a partir de las 8 de la mañana. Las elecciones se desarrollarán hasta las 17 horas (local), aun que al abarcar 3 husos horarios por su extensión, el último estado en cerrar los comicios lo hará a las 19 horas de Argentina.

Además de elegir a su próximo presidente, los brasileños deberán votar también a 27 gobernadores estaduales y 54 senadores, 3 por cada estado (dos tercios del Senado) y 513 diputados nacionales (la Cámara completa) y 1035 legisladores de las 26 asambleas legislativas del país.

Para los cargos de presidente y gobernadores, los candidatos necesitan el 50% más uno de los votos para consagrarse en primera vuelta. En el caso de que ningún candidato a presidente llegue a ese porcentaje, los dos postulantes más votados deberán enfrentarse en una segunda vuelta, el próximo 26 de octubre.

Un proceso manipulado por la justicia y tutelado por las FFAA

Estos comicios están marcados por la manipulación por parte de la justicia del proceso electoral, bajo la tutela de las Fuerzas Armadas.

La proscripción de la candidatura del expresidente Lula da Silva, quien además se encuentra preso a pesar de que contaba con cerca del 40% de las intenciones de votos, evidencia la determinación del régimen brasileño a darle continuidad al proyecto golpista incluso a pesar del derecho del pueblo a votar a quien desee.

La justicia también prohibió a Lula da Silva a dar entrevistas y limitó su participación en los spots televisivos, lo que dificultó al máximo la tarea del PT de convencer a los electores de Lula darle su voto a Haddad.

Además de todas estas maniobras, la justicia inhabilitó a 3,4 millones de electores por no haber realizado el registro biométrico. Esta decisión de la Corte Suprema brasileña -que afectó principalmente a la población del norte y nordeste del país (54% de los afectados), donde el PT tiene un importante apoyo y el candidato Jair Bolsonaro no logra avanzar- favoreció al candidato ultraderechista.

Si bien el candidato del PT, Fernando Haddad, hizo de todo para congraciarse con los mercados y mostrarse como una alternativa para llevar adelante la reforma previsional, la responsabilidad fiscal (ajuste social para pagar la deuda a los especuladores), no logró convencer.

Si bien Bolsonaro no es la primera opción de los mercados para darle continuidad a los planes golpistas, en la última semana hubo un vuelco del apoyo del régimen hacia ese candidato. Es que los candidatos más «de centro» (o menos polarizantes), en particular el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, no levantaron cabeza en las encuestas a pesar de la benevolencia de la justicia y el fogoneo de los medios de comunicación.

La operación judicial Lava Jato, que venía sin hacer olas, reapareció con la filtración del testimonio de un exministro de Lula, Antonio Palloci, con un timing sorprendente. En la misma línea, la esposa del juez Sergio Moro, declaró abiertamente su apoyo a Bolsonaro desde las redes sociales.

Por su parte, la fiscalía general pidió una nueva condena sobre Lula, en otra causa de sobornos que involucra a Odebrecht, esta vez relacionada con el Instituto Lula. También en la cúpula del ejército hubo movimientos favorables al Bolsonaro.

Los principales medios de comunicación fueron punta de lanza de este giro y destacaron en sus portadas los resultados de las últimas encuestas realizadas por Ibope y DataFolha, mostrando en forma exagerada el crecimiento de Bolsonaro y el estancamiento de Haddad, al informar los votos «válidos», lo que elimina incluso los indecisos.

Más allá de la maniobra mediática, lo cierto es que los números de las encuestadoras muestran a Bolsonaro como el favorito en la primera vuelta, con cerca del 31/32%, y a Haddad en segundo lugar con 21%. Frente a un posible balotaje entre esos dos candidatos, las mediciones muestran que pasaron de un empate real en 42% a una pequeña ventaja de 43% para Haddad y 41% para Bolsonaro, lo que se encuentra dentro del margen de error de 2% indicado por Ibope.

La polarización electoral y la lucha contra la ultraderecha y el golpismo

El avance de la candidatura del exmilitar Bolsonaro amplificó el bronca a su abierto racismo, misoginia y odio contra la diversidad sexual. El PT buscó capitalizar esa bronca y transformarla en votos para Haddad, utilizando la polarización «facismo versus democracia» para encolumnar detrás de su candidato un amplio «polo democrático» con golpistas y esclavistas de todo tipo.

El Movimiento Revolucionario de Trabajadores, parte de la Fracción Trotskista, que presenta candidaturas anticapitalistas en varios estados del país bajo la filiación democrática del PSOL, ha utilizado la tribuna electoral para denunciar las maniobras antidemocráticas del régimen y plantear la necesidad de combatir a la ultraderecha y al golpismo con una política independiente del PT.

Ha planteado la necesidad de exigir a las centrales sindicales, mayoritariamente dirigidas por el PT y sus aliados, que organicen la lucha de los trabajadores para derrotar los ataques del proyecto golpista. También ha combatido la ilusión de que a la ultraderecha se la derrotará en las urnas, ya que la presión del más de 20% de votos que constituyen su base electoral seguirá existiendo luego de las elecciones.

Por ello, a pesar de defender la perspectiva de un gobierno de trabajadores de ruptura con el capitalismo, vienen proponiendo una salida de emergencia, la más democrática que se puede concebir dentro de la democracia representativa, que es una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que ponga en discusión las verdaderas necesidades del pueblo trabajador .

Frente a las elecciones que se estarán realizando este domingo, el MRT declaró el llamado a votar críticamente a la fórmula presidencial del PSOL, Guilherme Boulos y Sônia Guajajara.

La Izquierda Diario


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