Colombia: entrevista a Miguel Ceballos, Alto Comisionado para la Paz

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‘Si hay una negociación con el Eln, será para terminar el conflicto’

El gobierno del presidente Iván Duque está correspondiendo a la voluntad de reanudar los diálogos de paz que ha reiterado el Eln, con gestos similares de aproximación. El alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos Arévalo, revela en el siguiente reportaje que ha sostenido diálogos con los llamados ‘gestores de paz’, entre ellos, un hermano de Antonio García, jefe del Eln, y Nicolás Rodríguez, ‘Gabino’, para convenir las bases de un acuerdo que permita la reactivación de la mesa de diálogo.

Ceballos, abogado con maestría en filosofía política de la Universidad Gregoriana de Roma y doctorado en derecho, exviceministro de Justicia y exdirector del Instituto de Derechos Humanos, cree que la reanudación de los diálogos de paz con el Eln es posible, en la medida en que esa guerrilla atienda y cumpla las condiciones establecidas por el presidente Duque: que suspenda todo acto criminal y sus hombres se concentren bajo protección.

¿La mesa de diálogo de paz con el Eln sigue congelada?

El Gobierno no ha empleado la palabra ‘congelada’. El Presidente ha dicho que mientras no cesen las acciones criminales y se liberen todos los secuestrados, no designará ningún vocero oficial.

Los beneficios legales, como la suspensión de la ejecución de las órdenes de captura así como la continuidad de los gestores de paz que vienen trabajando en ese proceso, son una muestra clara de que el Gobierno quiere mantener un espacio para que cuando se cumplan las condiciones básicas que ha expresado el presidente Duque, se puedan sentar las dos partes a negociar.

Los llamados ‘gestores de paz’ que designó el presidente Santos continuarán?

Sí. Son cuatro personas encargadas de facilitar espacios de interlocución: Felipe Torres, Francisco Galán, Juan Carlos Cuéllar y Eduardo Martínez. Los dos últimos han estado en contacto con nuestra oficina con la misión especial de facilitar las comunicaciones básicas. Le puedo comentar algo relevante: Juan Carlos Cuéllar estuvo en todo el proceso de liberación de los secuestrados que estaban en el Chocó. Con Martínez, la interlocución viene siendo útil. He tenido también comunicación permanente con Pablo Beltrán, quien está en La Habana.

¿Quién es Eduardo Martínez?

Es el hermano de Antonio García, el segundo al mando del Eln. El gobierno anterior le dio la libertad para que ayudara en el proceso. Mantenemos su gestoría. Martínez y Cuéllar cuentan con una interlocución clara y cercana con su delegación en La Habana y con la dirección del Eln. Hay una línea del Eln que busca superar las dificultades que se han presentado con ese grupo y avanzar hacia una Colombia en paz. Es necesario mantener esas gestorías porque son un espacio positivo de creación de condiciones para la paz y muestran también una expresión del propio Eln de mantener una interlocución con la sociedad.

¿Sobre qué temas conversan con los gestores y el Eln?

Una cosa es mantener canales abiertos de comunicación y otra cosa es tener una mesa de negociación funcionando con todos los requisitos. Por ahora, cuidamos de mantener esos canales. Solamente será posible restablecer la mesa cuando se cumplan las condiciones básicas fijadas por el Presidente: liberación de todos los secuestrados, cesación de acciones criminales y liberación de otras 10 personas que, de acuerdo con organismos de seguridad, aún permanecen en poder del Eln.

¿Usted cree que el Eln avanza hacia el diálogo de paz?

Hay una gran preocupación en el Gobierno por los mensajes contradictorios. Una cosa dice el llamado ‘comandante Uriel’, en la zona del Chocó, y otra expresa la delegación de paz en La Habana. Es muy importante que el Eln le aclare al país cuál es su única voz. Será difícil hacer un proceso de paz exitoso si no hay claridad sobre la unidad de mensaje y la unidad de mando.

Pero usted bien sabe que el Eln está federalizado, mientras que las Farc tenían un organismo central. ¿El Eln obedece al llamado Comando Central?

Esa es una pregunta que yo le transferiría al propio Eln y que la he venido haciendo en los últimos días: ¿el Eln tiene una verdadera unidad de mando? Es muy importante una respuesta. De ella depende que la interlocución sea viable.

El presidente Duque le pidió al Eln que informe sobre lo que pasó con 10 secuestrados que tenían en su poder desde hace varios años…

De acuerdo con informes del Gaula y de otros organismos de seguridad, no se sabe qué ha ocurrido con otras 10 personas supuestamente plagiadas por el Eln en los últimos años. El Presidente ha pedido precisión a ese grupo armado, para que aclare al país la situación real de estos compatriotas. En qué condiciones de salud están y qué pruebas de supervivencia les pueden ofrecer a sus familiares.

¿Si el Eln acepta informar sobre lo que pasó con los secuestrados en los últimos años, habrá más exigencias para comenzar diálogos de paz?

Las condiciones para un diálogo son el cese de actividades criminales y la concentración de los miembros del Eln, como lo ha dicho el Presidente. Recuerde que ya existe un importante antecedente en el proceso con las Farc.

¿Sería una concentración igual a la de las Farc, es decir, serían protegidos?

Sí. Eso está funcionando; en estos espacios se ha garantizado la seguridad de quienes le han apostado a la paz. He visitado varios de ellos y puedo dar fe de que el Ejército y la Policía cumplen una labor eficiente y constructiva.

¿Si el Eln no responde la solicitud del Gobierno, no se abrirá la mesa de diálogo?

El Presidente hubiese podido decir que la mesa no seguía, que no era conveniente mantener la suspensión de las órdenes de captura, que se eliminaban los gestores de paz, pero no lo hizo. Primero, hay un compromiso con la comunidad internacional, tanto de los países garantes –Noruega, Cuba, Brasil y Chile– como de los países que conforman el grupo de apoyo al proceso: Alemania, Italia, Suiza, Suecia y Holanda.

Segundo, el Presidente tiene la buena y genuina voluntad de nombrar sus voceros oficiales, cuando se cumplan las condiciones básicas para continuar con la interlocución, en el marco de una agenda creíble, una agenda que conduzca a la desmovilización, desarme y reincorporación.

¿Tampoco se van a retirar las órdenes de captura internacionales?

Una precisión: Hay personas que son parte muy importante de la organización, como su jefe máximo, Nicolás Rodríguez Bautista, alias ‘Gabino’, quienes tienen aún vigentes dos circulares rojas internacionales y todas las órdenes de captura activadas; también las tiene Antonio García, el segundo en la línea de mando.

Continuaremos con la decisión del Gobierno anterior de mantener beneficios legales solo para aquellos que, en calidad de miembros representantes, hagan parte de la delegación que participaba en el espacio de diálogo que se había creado, tales como Pablo Beltrán, Bernardo Téllez, Aureliano Carbonell, por mencionar algunos nombres.

¿Y qué puede pasar si el Eln mantiene la voladura de oleoductos?

Es inaceptable. Cada vez que esa guerrilla vuela el oleoducto hay un ecocidio que no solamente afecta la naturaleza, los ríos, las fuentes de agua, los animales; sino también los derechos económicos de todos los colombianos.

En los últimos cinco años los atentados contra el oleoducto han costado 400.000 millones de pesos. Cada vez que se le ‘pega al tubo’ se le pega también al bolsillo de los colombianos, con combustibles más costosos. También se afecta a los pensionados, pues hay cinco fondos de pensiones que tienen acciones en Ecopetrol.

¿Es posible que las negociaciones se hagan en medio del conflicto?

Las negociaciones son para terminar el conflicto, no para desescalarlo, pues se trata de sacar la violencia de la política, no de hacer política con la violencia. El acuerdo con las Farc comenzó a funcionar cuando se dieron manifestaciones concretas de cambiar y de dejar sus actividades criminales. La primera de ellas fue suspender totalmente el secuestro y los actos violentos.

En el momento histórico que vive Colombia no hay espacio para que se siga secuestrando y cometiendo actos de violencia como un medio para presionar al Estado. Hay que pasar la página de la violencia para abrir un nuevo capítulo de desarrollo humano y social que merecen los colombianos en sus 200 años de historia como República.

Se ha pedido al Eln que diga si tiene parte de sus miembros en Venezuela…

Nosotros, como Gobierno Nacional, nos basamos en la información que ha venido entregando el general Alberto José Mejía, comandante general de las Fuerzas Militares, en el sentido de que sí existen guerrilleros del Eln en ese país. Por eso necesitamos que el Eln le diga la verdad al país sobre su presencia en Venezuela, porque no sería posible llevar a cabo un acuerdo de paz con un grupo que está fuera de nuestras fronteras.

Eso dificultaría muchísimo cualquier tipo de verificación de un eventual cese del fuego y también abriría la puerta para que sea tratado como un grupo armado transnacional.

¿El Gobierno de Venezuela es complaciente con la presencia del Eln en ese país?

Uno podría inferir que no solamente es complaciente, sino que los protege, tolera y apoya. El Presidente ha recordado que existe la resolución 1373 del año 2001, de Naciones Unidas, que prohíbe a cualquier país cobijar grupos que cometan actos de terrorismo violatorios de los derechos humanos.

¿Y ustedes no le han pedido al Gobierno de Venezuela hablar sobre el tema?

Organismos multilaterales, como la OEA, lo han hecho y seguirán insistiendo.

¿No ha habido una respuesta?

No. Colombia espera claridades por parte del Gobierno de Venezuela.

Por otra parte, en las Farc hay manifestaciones de inconformidad por el incumplimiento de los acuerdos…

Esa es una de las grandes preocupaciones de este Gobierno. Vemos con alarma que el gobierno anterior dejó desfinanciado el cumplimiento de los acuerdos. El doctor Emilio Archila, Alto Consejero para la Estabilización, está adelantando un proceso de planeación estratégica muy cuidadoso para identificar cuáles son aquellos compromisos no cumplidos, cómo cumplirlos y, sobre todo, cómo proyectar la implementación de los acuerdos en el término fijado por ellos mismos.

¿Muchos de quienes militaban en las Farc han vuelto a la insurgencia?

Hay preocupación porque no se conoce el paradero de nueve líderes importantes de la Farc. El Gobierno valora la decisión tomada por la JEP de dar un plazo de diez días para que estas personas se presenten ante su jurisdicción. Los colombianos ya quieren pasar la página, le apostaron a la paz, confiaron en que esa paz iba a ser realizable y, en este momento, no consolidarla sería defraudar su confianza.

La Farc ya no es una guerrilla, Farc es ahora un partido político y debe empezar a comportarse como tal. Personas como Iván Márquez, como alias el Paisa, alias el Zarco y otros dirigentes importantes, al no presentarse ante la justicia transicional que ellos mismos contribuyeron a crear, envían un mensaje muy negativo tanto a su propia organización política como a toda Colombia y a la comunidad internacional.

¿Qué piensa de esta sublevación interna del partido Farc contra Timochenko?

Pues él ha dicho, con toda claridad, que aquellos de su partido político que no se sometan a la implementación del acuerdo no deben permanecer en ese grupo. Como sucede en todos los movimientos o partidos políticos del mundo, hay divisiones. Está en manos del partido político de la Farc hacer valer sus requisitos, sus códigos de conducta, sus códigos de ética y los compromisos que adquirieron.

¿Es usted optimista sobre la paz en Colombia?

Nunca podemos desfallecer en el esfuerzo por lograr la convivencia entre todos los colombianos, a eso le llamamos ‘paz cotidiana’, esa paz que no solo es fruto de acuerdos políticos sino resultado del respeto a la ley. Uno de los pilares del programa del presidente Duque es precisamente la legalidad. No habrá paz mientras los colombianos no construyamos en nuestros hogares, comunidades e instituciones una cultura de la legalidad.

Pero como hay una división en el partido de la Farc, ¿eso es parte del juego de la democracia?

Sí. Las Farc ya están en otro momento. Deben pasar totalmente de ser las Farc-Ep, a las Farc-PP, es decir del llamado ‘ejército del pueblo’ a ‘partido político’.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO

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