Aspectos del neoliberalismo en la educación ecuatoriana – Por Ángela Zambrano C.
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Por Ángela Zambrano C. *
Las ideas neoliberales en el contexto educativo
Alrededor de la década de los 70, frente a la crisis mundial del capitalismo, se plantea como una estrategia de salvación el recetario del neoliberalismo, que tomó el nombre de Consenso de Washington, entre cuyos principios rectores destacan la mínima participación del Estado en la economía, políticas de privatización, aumento de la intensidad de trabajo para más producción, procurando con ello un sistema que garantizaría el desarrollo económico y social de un país. De esta manera, el neoliberalismo, como doctrina política y económica, convierte al mercado como un referente del quehacer humano, contraponiéndose a todo lo que signifique un estado de bienestar en condiciones de igualdad y equidad social para todos y todas.
En América Latina, como lo señala el Observatorio Latinoamericano de Políticas Educativas (OLPE, 2015:8), organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización Económica de Países Desarrollados (OCDE, por sus siglas en inglés), han promovido procesos de apertura comercial y de privatización de servicios básicos, fortalecimiento de la inversión privada, la transformación de aparatos públicos para ponerlos al servicio de las necesidades del sector privado.En este contexto, las políticas educativas promovidas en la región han estado orientadas a transformar la gestión de los sistemas educativos, su financiamiento y comercialización, y a definir las características de la formación técnico-profesional que requieren las empresas en la actual etapa de expansión capitalista que, desde una perspectiva neoliberal, son vistas como una condición esencial para un mayor crecimiento económico y de competitividad de las empresas.
En la misma línea de análisis, el OLPE sostiene que existe un doble interés en el sector educación. Por una parte, como un eje para la acumulación y el lucro, como privatización de la educación; y, por otra, como un sector esencial para la formación de la fuerza de trabajo adecuada a las necesidades y requerimientos de las empresas nacionales y transnacionales. Estos intereses son fuertemente visibles ya en el 2015, donde afloran tres tendencias en el campo de la educación. Primero, el interés creciente de las empresas, los gobiernos de la región y los organismos internacionales (como el BM, el BID, y la OCDE) en el tema de la calidad de la educación. Segundo, el interés de esos tres actores por la introducción de tecnologías de la información en los programas educativos de educación básica, principalmente. Tercero, la intervención de esos mismos actores en la formación técnico – profesional de la juventud.
De esta manera va consolidando un proceso educativo alejado de los intereses de la mayoría de la población y de los sectores más necesitados y vulnerables, desconociendo un derecho básico. Como lo señala Isch (1999), el neoliberalismo no es un sistema social, sino el instrumento por el cual la clase dominante de un sistema social, el capitalismo, enfrentó su crisis general; por tanto, una crítica al neoliberalismo y su expresión en la educción debe estar ligada a una posición ideológica, política y organizativa alternativa al sistema, que no sea funcional al mismo. Se trata de cuestionar el tan trillado concepto de la calidad educativa, al que de manera reiterativa aparece en el discurso y reformas de muchos países.
¿Cómo se comprende el concepto de calidad educativa?
La calidad educativa, en el marco de las políticas neoliberales, ha estado orientada a la preocupación por mejorar la mano de obra que requiere el sector empresarial, razón por la cual se introdujeronen el sistema educativo conceptos como utilidad, eficiencia y competitividad, es decir que se trasladan conceptos de la economía a la educación, dándole un carácter de empresa, donde se promueve que la escuela debe someterse a estándares de calidad con los cuales se mida su eficacia. Siendo así, los profesionales de la educación deben diseñar procesos orientados a cumplir con las necesidades de un cliente, que son los estudiantes, que más tarde se incorporarán en un mercado laboral sujeto a leyes de oferta y demanda, siendo en realidad los empresarios los verdaderos clientes.Esta lógica no hace más que pensar en una cadena productiva, donde ingresan insumos, hay un procesamiento de materia prima y se obtienen productos, listos para atender demanda de la mano de obra que el sector empresarial requiere. Esta fórmula ayudaría a superar la crisis de aprendizaje que actualmente ronda el sistema educativo.
En el Informe sobre el Desarrollo Mundial del Banco Mundial (BM, 2018:21), al hablar de la crisis del aprendizaje, señala que:
Las deficiencias en el aprendizaje durante los años de escuela se manifiestan más tarde como brechas de habilidades en la fuerza laboral. Por este motivo, el debate sobre las habilidades laborales refleja la crisis del aprendizaje. A menudo se discute la escasez de habilidades sin relacionarla con el debate sobre el aprendizaje, pero los dos elementos son parte de un mismo problema. Dado que los sistemas educativos no logran preparar adecuadamente a los trabajadores, muchos de estos ingresan en la fuerza laboral sin contar con las competencias necesarias… La falta de competencias reduce la calidad del empleo, los ingresos y la movilidad laboral. Las habilidades que se necesitan en los mercados de trabajo son multidimensionales, por lo cual los sistemas no pueden limitarse a equipar a los estudiantes con la capacidad para leer, escribir y hacer operaciones matemáticas…
Esta preocupación de los organismos internacionales conlleva a que el sistema educativo entregue estudiantes con destrezas necesarias para mantener y dinamizar la productividad y el crecimiento económico, y lo garantiza mediante el cumplimiento de estándares a nivel mundial, contenidos en instrumentos de evaluación diseñados por el BM, el BID, la OCDE (Organización de países capitalistas con las mayores economías “democráticas”, como son el “Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes” (PISA, por sus siglas en inglés)[1]y “tendencias en el Estudio Internacional de Matemáticas y Ciencias (TIMMS, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, estos estándares en la realidad han implicado jornadas de trabajo extendidas, descentralización o privatización, aporte económico de las familias de los estudiantes, más trabajo de docentes y autoridades dedicado a una gestión mayoritariamente administrativa, en una disputa sin sentido por mejorar una ubicación en el ranking a escala mundial, que no considera la realidad de cada país, ni los contextos socio-económicos, inclusive de quienes al menos pueden acceder a la escuela.
En este sentido, varios países latinoamericanos han desarrollado estrategias de capacitación y formación docente emergente orientadas a mejorar la calidad de la educación, con énfasis en algunas disciplinas y en formación de posgrado dirigidos a docentes. Estasacciones surgen como una respuesta frente a los resultados alcanzados en las pruebas internacionales y no de las necesidades de nuestros países.Una estrategia neoliberal que se mantiene es responsabilizar principalmente a las y los docentes por los resultados, señalando que no estarían suficientemente preparados para enfrentar los retos que demandan los nuevos modelos educativos y menos aún la franca competencia en el mercado global. Este criterio desconoce de manera arbitraria los múltiples factores que inciden en los procesos educativos ylas condiciones de vida y pertenencia cultural del estudiantado, a la vez que legitima una evaluación que no se corresponde con los contextos de cada grupo de educandos ni de docentes.Por tanto, la formación docente no es el único ni el principal criterio para mejorar la calidad de la educación, o ¿acaso lo que se busca es promover una educación con calidad? De ser así, cuan alejados estamos de la realidad.
Esta manera de mirar la educación con un sentido empresarial ha provocado que paulatinamente los diversos países en la región impulsen transformaciones en sus políticas educativas, cada vez más orientadas a la satisfacción de las demandas del mercado, con un currículo formulado con criterio de competencias, bajo el argumento de brindar oportunidades laborales a los jóvenes. Esta situación ha ampliado más la brecha entre quienes tienen mayores oportunidades dado su posición socio-económico frente a sectores y estratos más vulnerables y populares, los cualestienen limitado su acceso a ciertos recursos, como los tecnológicos, la capacidad para movilizarse a una institución educativa fuera de su lugar de vivienda habitual, o forzados a incorporarse a una escuela que no estuvo pensada porque así lo determinó la autoridad del sector educativo.
La evaluación y los estándares de calidad
La evaluación constituye una herramienta importante para reconocer posibles aspectos que pueden mejorar un proceso. Sin embargo, en educación, la evaluación se ha convertido en un elemento de coerción para toda la comunidad educativa, que lo que busca es medir productos mas no procesos. En la escuela todo mundo entra en tensión, preocupados de mostrar resultados que exhiban excelencia de gestión o resultados de buenos aprendizajes, medidos con instrumentos que no consideran la diversidad ni los estilos propios de cada individuo, que posteriormente se expresan en ranking, como las pruebas PISA o la categorización universitaria establecida por el gobierno anterior.
Los estándares de calidad tampoco concuerdan con lo que se esperaría como resultados de aprendizaje o de proceso. Se constituyen en un conjunto interminable de requerimientos administrativos que limitan un mejor desempeño de todos en la escuela. De manera especial, docentes y directivos están obligados a llenar cantidad de documentos, instructivos, matrices, la mayoría inoficiosos, que restan tiempo para investigar, enseñar, realimentar, entre otras actividades más productivas.
La educación dual en el sistema nacional
Otra idea neoliberal promovida dentro de la educación es la modalidad dual, a través dela cual se forma estudiantes con un perfil más técnico que académico, procurando que sean trabajadores manuales y no intelectuales. En el modelo neoliberal, y en palabras del Banco Mundial, se busca involucrar como una de las partes interesas en el hecho educativo a la comunidad empresarial, en todas las etapas de una reforma, desde el diseño hasta la implementación. Esto se concreta en la educación dual donde las empresas incrementan su participación en la definición de los contenidos de formación y la asignación del tiempo requerido para estudiar y trabajar, según sus necesidades de mano de obra; de esta manera se visibiliza la formación técnico – profesional que demanda ese sector productivo. Por tanto, esta propuesta no está pensada en una formación humanística e integral, sino que se presenta con un corte laboral y empresarial en el que prima la competencia como criterio formativo.
La Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT, 2015), concibe la formación dual de la siguiente manera:
La modalidad es un proceso de formación que los estudiantes realizan en dos entornos de aprendizaje: el académico y el laboral. Este proceso rompe con las formas tradicionales de enseñanza, pues desarticula la imagen del docente como única fuente de conocimiento e instaura un modelo más dinámico de aprendizaje. El estudiante debe aplicar principios de autonomía, responsabilidad y autogestión al enfrentarse a estos dos ámbitos: el institucional académico y el campo laboral (la empresa formadora), cuyo propósito principal está orientado a un proceso integral a través de una alianza estratégica entre el instituto de enseñanza y la empresa.
En la Revista Líderes (2017), orientada a asuntos empresariales, se valora que el proyecto de educación dual inició en el país en diciembre del 2013, con una inversión de un millón de euros y una duración de tres años, a la fecha se ha vuelto a renovar hasta el 2019. En la misma línea, en el Diario El Universo (2017), se indica que el gobierno alista un nuevo sistema de pasantías para jóvenes en el sector privado y público, como parte de las políticas de reactivación económica para el 2018; con lo ello se prevé beneficios a los empleadores cuando generen empleo a jóvenes por primera vez, con un costo para el Estado de alrededor de $ 270 millones.
La implementación de esta modalidad educativa expresaría de manera tácita que el docente no ha cumplido a cabalidad con su rol de formador de estudiantes, por lo cual necesita un complemento tutorial en la empresa, delegándoles a los empresarios una función para la cual no se han preparado, y que en última instancia orientará el perfil profesional que demanda el mercado. Los recursos invertidos en la empresa privada habrían servido para procesos de capacitación permanente a docentes, equipamiento de instituciones, mejoramiento de la infraestructura educativa, entre las múltiples necesidades que este sector enfrenta.
El caso ecuatoriano en formación docente
El gobierno en estos años incorporó con fuerza ideas neoliberales en su sistema educativo fiscal, como se ha mostrado en párrafos anteriores, aunque existen muchas más áreas y evidencias que aquí no se mencionan por razones de espacio. Para asegurar esa visión en educación, impulsa procesos de formación y capacitación docente enmarcado en este modelo de corte neoliberal. Así, en la página web del Ministerio de Educación se encuentra todo un conjunto de documentos que orientan esta formación educativo, y que son de fiel cumplimiento y verificables a través de los estándares de calidad.
Lacapacitación conlleva contenidos que buscan calar con esas ideas neoliberales, en un aparataje que ya estuvo pensado desde el 2012, y que lo único que se ha hecho a la fecha es adaptarlos en lo que se conoce como el ajuste curricular, sin que signifique verdaderas reformas educativas.
Al ingresar a la página del Ministerio, en los objetivos ya se plantea de manera reiterada el término de las “competencias”, y que deben ser evaluadas a través de los estándares de calidad educativa, definidos para la gestión escolar, el desempeño docente y de directivo, y de aprendizaje. Esto a pesar que la organización curricular por competencias no se incorpora en las propuestas curriculares de educación básica que se supone que se orientan por destrezas con criterio de desempeño.
Muchos de estos requerimientos se traducen en materiales de apoyo para la capacitación, a través del Programa SiProfe, con material seleccionado de las experiencias de países como Chile, el cual es una vitrina de la aplicación de las políticas neoliberales en educación, impulsadas a sangre y fuego por la criminal dictadura de Pinochet. Si ese es un modelo a seguir, ya sabemos cuál es la línea real del correísmo.
Para ejemplificar, en el último curso Propedéutico para Directivos de Instituciones Educativas, impulsado por el Ministerio de Educación, se aborda los módulos: 1. Gestión pedagógica; 2. Fundamentos de calidad; 3. Gestión micropedagógica; 4. Estadística; 5. Innovación; 6. Apoyo y seguimiento en el aula. Y un conjunto de anexos referentes a ¿Cómo aprende la Gente?, Innovación institucional, Fundamentos de la calidad educativa, Cuidado de la calidad, AIE TIC.La preocupación por los tópicos desarrollados en estos cursos surge cuando se revisan los contenidos y materiales de apoyo propuestos en los módulos, que luego son asumidos y evaluados para aprobación del curso por parte de los docentes.
A modo de ejemplo, en el libro del docente “Gestión Pedagógica para Directivos” del Programa de Formación Continua del Magisterio Fiscal(Ministerio de Educación, 2012:109), se señala que dada la excesiva brecha entre ricos y pobres en un país como el nuestro, “el bachillerato debería enseñar competencias de trabajo que permitan a los egresados incorporarseinmediatamente al mercado laboral si así lo deciden, pero sin perder, por ello,la formación de habilidades intelectuales que les capacite para escoger la opciónde continuar sus estudios superiores; o a la inversa, es decir, además de continuarla universidad estar preparados para una eventual vida laboral”.Quitando los adornos, es decir que los pobres deben buscar empleo rápidamente.
Al revisar los materiales de apoyo, se encuentran artículos con expresiones como esta:“La planificación educativa una necesidad para la calidad de la docencia de aula” (Urzúa, s/f), Se recoge de manera textual los siguientes párrafos en el objetivo de mirar de cerca cómo estas ideas se introducen en el sistema educativo y pesan en el proceso de formación de docentes(Ministerio de Educación, 2012:190):
Uno de los tantos desafíos que enfrentan los profesores en su trabajo de planificación y puesta en marcha del currículo de aula, tiene relación con las preguntas ¿cómo presentar los contenidos de aprendizaje a sus estudiantes?, ¿cómo conducir a los estudiantes en la adquisición de conocimientos?…
En este sentido Cela y Palou (1997) apoyan estas grandes interrogantes recordando que “la planificación de las tareas escolares requiere tiempo, entreno y oficio. Que son muchas las cosas que hay que prever a lo largo de la semana, pero son más aun las que hay que improvisar si queremos dar respuestas adecuadas a las necesidades que surgen en el día a día. Es aquí, sobre todo, donde el profesorado aprende de la práctica”.
Por muchos años, los profesores en hile han debido dar respuestas a estas interrogantes en forma aislada y como producto de sus propias iniciativas. Hoy los paradigmas de la modernidad y la influencia de las “ciencias administrativas” que han penetrado a las instituciones educativas, les exigen medir la eficiencia de sus procesos misionales para dar cuenta de cumplimiento de sus propósitos así como de los recursos que sus usuarios invierten. Así, conceptos propios de la Empresa, tales como competencia, eficiencia, inversión, estrategias financieras, productos, por citar algunos, pasan a ser un lenguaje común al interior de las instituciones educativas, al punto que ya se habla de “empresas educativas” y a los estudiantes se los denomina como “productos”.
Todo ello les ha llevado a replantearse que, para el éxito educativo al que aspiran –así lo creemos y estamos convencidos-, se hace necesario para dejar en el pasado la “improvisación en la gestión de las instituciones educativas” e incorporar instrumentos de planificación como una herramienta de gestión de la calidad de las escuelas y Liceos.
Ese lenguaje de corte neoliberal, olvida que la educación es un derecho y no un servicio empresarial “eficiente”, que los niños y niñas son personas y no productos, que la educación es una relación humana y no un ordenamiento de recursos.
En el caso ecuatoriano, la planificación va de la mano con la formulación de los procesos y estándares de calidad que demandan una cantidad de tiempo increíble para generar tanto el proceso de planificación como de los insumos o verificadores de los indicadores y metas. Por tanto el directivo se convierte en un administrador que no dispone de tiempo para las actividades que si le permitirían gestionar diversos tipos de acciones que sumen a brindar una educación con verdadera calidad.Directivos y docentes se ahogan en las tareas administrativas y formales, sobresaturadas pero evaluadas, prácticamente sin tener tiempo para pensar en la pedagogía, en la relación entre educación y sociedad, en su compromiso con el futuro de las nuevas generaciones.
Es importante destacar que durante el proceso de capacitación, las y los docentes, en diferentes cargos directivos se muestran con una alta carga de “angustias” (problemas de salud identificados como “el malestar docente”), porque el sistema les impone de manera permanente nuevos requerimientos y acuerdos para los cuales no están preparados, los lineamientos propuestos por la autoridad son contradictorios, o una nueva disposición sin derogar la anterior se vuelve sumativa, como es el caso de los estándares de calidad. A ello se suma que los docentes deben superar barreras digitales para revisar con frecuencia las disposiciones y acuerdos, subidas a la página virtual del Ministerio, por lo cual son frecuentes los incumplimientos de los indicadores en caso de auditorías educativas.
En el caso de los trabajos acreditables delos curso de capacitación, algunos docentes incluso llegaron a tener una valoración de cero, al no tener elementos de gestión educativa en las líneas del modelo imperante. Sin embargo, durante los espacios de discusión sobre temas de la práctica cotidiana, las y los docentes muestran solvencia pedagógica que muestra más humanismo que tecnicismo pero esto no se valora. Para ejemplificar, desconocían ciertos procesos con sus respectivos indicadores, así como los insumos que los respaldaban, pero en cambio expresaban cómo resolver situaciones que producen inequidades o atender casos de inclusión en el aula. ¿Acaso la formación técnica – burocrática puede resolver estos problemas sociales del proceso educativo con calidad?
Las y los docentes en capacitación también expresan que mucha de la información elaborada quedaba en papel, como gran parte de los planes de acción o de mejora, los cuales no pueden ejecutarse porque carecen de los recursos necesarios para resolver problemas de infraestructura, resolver demandas de estudiantes en condiciones de vulnerabilidad, o la formación adecuada como para atender necesidades especiales de niños y niñas. Estos son parte de los problemas que el actual sistema no ha logrado resolver, y más bien se incrementaron con las políticas correístas, que lejos de tener un enfoque inclusivo, fue altamente excluyente para la mayoría de la población de estratos populares.
¿Educación liberadora en el Ecuador?
El Ministerio de Educación propugna como uno de sus valores el “pluralismo, para fomentar el respeto a la libertad de opinión y de expresión del pensamiento, y para desarrollar libremente personalidad, doctrina e ideología, con respeto al orden jurídico y a los derechos de los demás”[2]. Principio que no es coherente porque las ideas neoliberales impregnan la propuesta educativa nacional, cuando concibe a la escuela como un mercado y no como un derecho, las planificaciones responden a un modelo de desarrollo que privilegia las demandas de las empresas privadas y el docente se convierte en un eslabón del sistema dedicado a cumplir y hacer cumplir unos estándares de calidad que ya vienen definidos en un modelo educativo impuesto desde afuera.
Conforme lo señala Gentili (1998, ciitado en Isch, 1999), la base de este esquema sería un acuerdo equivalente al Consenso de Washington establecido por los neoliberales, que se repite como discurso y como práctica a través de las directrices del Banco Mundial y otras financieras como el FMI, BID, AID.
El “Consenso de Washington en Educación se presenta como el conjunto de características comunes a las reformas propuestas por los neoliberales a la educación de Latinoamérica, la crisis se la identifica como crisis de “eficiencia, eficacia y productividad”, a lo que se suma una “crisis gerencial”, y juntas serían la muestra de que “el Estado es incapaz de brindar calidad educativa” porque la masificación para universalizar la educación trajo también la caída de la libertad. La solución está entonces en la “competencia” para la que se requieren la descentralización y la privatización que lleva a la gente a “invertir en la educación de sus hijos”.
Frente a esta corriente, para los sectores democráticos y populares, la calidad de la educación debe ser entendida en cuánto ésta contribuya a una transformación social, a generar ese mundo que anhelan los pueblos, en los que la libertad y la justicia, el bienestar y el progreso se repartan de manera equitativa entre todas y todos. Por ello, el debate queda abierto sobre qué tipo de educación queremos, para qué la queremos, qué buscamos como ciudadanos y ciudadanas. Y más aún, como aportamos a su construcción.
Notas
1 El Ecuador obviamente no pertenece a la OCDE. Sin embargo, el gobierno de Rafael Correa decidió someterse a las pruebas PISA, las que son cuestionadas por su calidad, por un equivocado manejo estadístico y por ser la justificación para imponer políticas educativas en los países dependientes. Actualmente las pruebas PISA se entregan a una empresa privada, Pearson, una verdadera fábrica de test y manuales, demostrando que son los intereses de transnacionales los que están detrás de estos exámenes.
2 Ministerio de Educación del Ecuador, último acceso 3 de abril de 2018, en:https://educacion.gob.ec/valores-mision-vision/
* Magíster en Ciencias Naturales y del Ambiente, Biología y Química
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