Paraguay: tierra de paradojas o paradojas de la Tierra – Por Ana Beatriz Villar

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Paraguay: tierra de paradojas o paradojas de la tierra

Por Ana Beatriz Villar*, especial para NODAL

Paraguay, uno de los países más pequeños del Cono Sur, gracias a sus ventajas naturales, se ha convertido en uno de los principales exportadores de energía y alimentos del continente. Paradójicamente esto se ha traducido en una profundización de las problemáticas de pobreza y expulsión poblacional que ha acompañado al país a lo largo de su historia.

La configuración histórica del escenario actual

Para comprender históricamente la configuración de Paraguay como un país primario exportador es preciso remontarnos a dos momentos claves: la Guerra de la Triple Alianza y la dictadura stronista.

El primero supuso no sólo la muerte de más de dos tercios de su población sino también la crisis social más importante de su historia. Como resultado de esta contienda, que entre 1865 y 1870 lo enfrentó contra las fuerzas conjuntas de Brasil, Argentina y Uruguay, Paraguay fue despojado de un 25% de su territorio. Asimismo, el endeudado Estado paraguayo, frente a la necesidad de generar divisas que le permitieran cumplir con las compensaciones de la guerra, traspasó grandes extensiones de tierras a manos privadas, sentando las bases de la estructura propietaria latifundista que predomina en la producción agraria hasta el día de hoy.

La matriz productiva configurada en Paraguay desde 1870 recién diversificaría parcialmente su composición a partir de las transformaciones acaecidas durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989). Durante la misma, si bien no se modificó el carácter primario exportador de la economía, se impulsó la tecnificación de los procesos de producción en el agro y cierta diversificación de la estructura productiva ligada a la construcción de represas para la producción de energía eléctrica, actualmente uno de los principales rubros de exportación (ver Cepalstat, 2016).

La producción de alimentos transgénicos

Con el cambio de siglo, el auge de los precios de las materias primas a nivel mundial potenció la difusión de transformaciones productivas en el agro ligadas a la producción con semillas genéticamente modificadas, impactando fuertemente en la realidad política, económica y social de los países especializados en estos productos. Según datos de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (CAPECO), Paraguay, por sus ventajas naturales, ha logrado en 2016 alcanzar el sexto puesto en el ranking mundial de países productores y el cuarto en el  de países exportadores de soja. Sin embargo, esto, además de gravísimas consecuencias ambientales, ha reforzado las históricas problemáticas de pobreza y expulsión poblacional que han signado la historia paraguaya.

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A pesar de lo convulsionado del escenario político paraguayo a lo largo de este siglo, la economía ha mostrado continuidades evidentes. Durante las últimas dos décadas, y de la mano de las transformaciones productivas ligadas a la difusión de cultivos transgénicos en nuestro continente, se profundizaron las problemáticas históricas de concentración de tierra y expulsión poblacional. Si bien la realidad no es muy diferente a la de otros países, en el caso paraguayo, con el campo más poblado de América del Sur, la expansión de la frontera agropecuaria y las características de la forma de producir actual en el agro intensificaron los proceso de lucha por la tierra, de expulsión del agro, de migración forzada y de inserción precaria en las ciudades de los contingentes expulsados.

Según un estudio realizado por Quintín Riquelme y Elsy Vera, entre 2003 y 2013 900 mil campesinos han sido expulsados del campo. Asimismo, de acuerdo a datos de OXFAM, Paraguay se ubica entre los países más pobre de Sudamérica, en el cual mientras se produce y exporta soja por una cantidad equivalente a la necesaria para alimentar a 50 millones de personas, millones de personas pasan hambre.

¿Por qué no cambia Paraguay?

Observar realidades como la paraguaya nos sitúa inevitablemente ante interrogantes muy básicos respecto al funcionamiento del mundo. ¿Por qué hay hambre donde se producen alimentos? ¿Por qué la organización de un territorio no se piensa en función de quienes lo habitan? ¿Por qué a pesar de los cambios no cambia Paraguay?

Es difícil pensar en la superación de estas problemática si no es de la mano de una transformación sustancial de la manera en la que se organiza la producción y la vida en Paraguay y en el mundo. En ese camino, la puja no se reduce a intereses locales sino a un entramado global en que determinados territorios parecen condenados a abastecer el mercado mundial con productos de bajo valor agregado, imposibilitados de desarrollar sus bases productivas y aprovechar sus ventajas naturales para brindar una vida digna a quienes habitan sus suelos.

Referencias:

CEPAL: http://estadisticas.cepal.org/cepalstat/WEB_CEPALSTAT/perfilesNacionales.asp?idioma=e

CAPECO. http://capeco.org.py/

Riquelme, Quintín y Elsy vera (2013): «La otra cara de la soja – El impacto del agronegocio sobre la producción de alimentos y la agricultura familiar campesina en el Paraguay». Asunción: Proyecto Acción Ciudadana contra el Hambre y por el Derecho a la Alimentación

* Ana Beatriz Villar es socióloga ( IEALC-UBA/CONICET)


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