No hay país que tenga dinero para pagar chantajes – Diario El Salvador
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Más de veintisiete mil millones de dólares dicen los chinos taiwaneses que les pidieron los efemelenistas para continuar manteniendo relaciones con ellos, algo que el partido oficial salvadoreño niega con toda naturalidad.
Chantaje para unos, descarado “renteo” para otros, lo cierto es que el gobierno chino taiwanés lo rechazó de inmediato, tanto por la enormidad de la suma como por otro hecho inescapable: cuando se cede en estos casos, la víctima no tiene escapatoria y, vista la voracidad, cada año les iban a pedir más y más dinero, para al final terminar rompiendo con ellos siempre.
El episodio repite el drama que se vivió con los fondos de pensiones: los efemelenistas no dormían fraguando formas para embolsarse ese dinero, patrimonio de los trabajadores salvadoreños, no un bien del Estado.
Con el precedente que se habría sentado al robarse las pensiones, ni las cuentas bancarias ni las reservas de las empresas ni los activos de nada iban a estar a salvo.
Ningún país tiene veinte y tantos miles de millones de dólares para disponer de ellos sin pasar por una serie de controles legislativos y el escrutinio de la opinión pública. Siendo la República de China en Taiwán una democracia funcional, los funcionarios no pueden andar regalando dinero, ni menos doblegándose ante extorsiones, sin caer en grave delito. Pero tal cosa, por lógica, no lo va a entender una banda que cree que si roba algo no necesariamente va a ser procesada por ello.
La suma que los efemelenistas pretendían obtener de China-Taiwán es muchísimo mayor que todos los programas de cooperación de Estados Unidos hacia la región o inclusive hacia el Hemisferio.
La mentalidad de “punto de asalto” sigue en estas cabezas.
Andan viendo quién paga más por nuestra Patria
Un país que ordena finanzas, gastos, programas, subsidios de acuerdo con sus ingresos fiscales no anda en sofocos porque “el dinero no alcanza”, pero no va a alcanzar si entre otros despilfarros el grupo en el poder mantiene a las parentelas de sus allegados y además a cuarenta y tantos mil activistas. Un negocio familiar va a la quiebra si toda la familia saca dinero pero sin aportar nada a cambio.
Los empleos públicos no están allí para mantener parientes, incluyendo hijas jóvenes, sino para administrar la prestación de servicios. No hay plazas ni deben crearse en un consulado de Los Ángeles o de Madrid para que los hijos de un funcionario vayan a estudiar, sino para brindar los servicios propios de esas representaciones. Lo otro es nepotismo, una variante de la corrupción en un gobierno.
Como no les pagaron la “renta” que pedían, ahora andan viendo quién da más por la Patria de nosotros, los salvadoreños, el legado de nuestros Próceres y de todos los que a lo largo de dos siglos aportaron para engrandecerla.
El Salvador va de calamidad en calamidad desde que los violentos y anárquicos llegaron al poder y están llevándolo en el actual rumbo hacia lo desconocido.
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