El oficialismo marcha para reclamar el desafuero de Cristina Fernández

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Macrismo convoca a una marcha al Congreso para desaforar a Cristina

Luego de que se frustrase la sesión del miércoles pasado para tratar los allanamientos a la ex presidenta Cristina de Kirchner, el macrismo activó por las redes una convocatoria a una marcha al Congreso para este martes con el objetivo de reclamar el desafuero de la ex mandataria y la sanción de la Ley de Extinción de Dominio.

La convocatoria para este martes a las 19 fue impulsada por funcionarios, legisladores y segundas líneas del Gobierno, bajo la consigna #21ATodosAlCongreso, con el objetivo de sumar presión a la bancada peronista de la Cámara alta para que aporte quorum el próximo miércoles, cuando el oficialismo intente por tercera vez autorizar el requrimiento del juez federal Claudio Bonadio para allanar los tres domicilios de la ex jefa de Estado.

Desde la bancada encabezada por el rionegrino Miguel Ángel Pichetto aseguran que el número para sesionar el próximo miércoles está garantizado y recuerdan que la última convocatoria naufragó porque dos senadores de Cambiemos se ausentaron (Esteban Bullrich y Miriam Boyadjian).

El conjunto de personas que difunde la convocatoria con el hashtag #21A reclama que el Senado apruebe no sólo los allanamientos sino también el desafuero de la ex presidenta y publicó fotos tanto de ella como de Pichetto.

Uno de los principales promotores de la movilización es el coordinador de Análisis y Control de Gestión del Sistema Federal de Medios Públicos, Ricardo Benedetti. «Me cuentan que el martes 21 de Agosto a las 19hs en el Congreso se reúnen los argentinos de bien a reclamar por la Ley de Extinción de Dominio desafuero y allanamiento a Cristina Kirchner. Estoy de acuerdo, todos sentimos indignación por lo hecho en el Senado. Nos vemos allí», escribió el funcionario que reporta a Hernán Lombardi.

Por su parte, la diputada de Cambiemos Graciela Ocaña confirmó su participación vía Twitter: «Yo voy. Es importante que todos estemos presentes para reclamar el fin de la impunidad; el desafuero de Cristina y la caducidad de dominio para bienes robados por la corrupción».

También se anotó su par macrista Waldo Wolff, exdirectivo de la DAIA y actual miembro del Congreso Judío Internacional: «Les dije a mis hijos que no se roba. Ahora les digo que el martes me acompañen al Congreso a pedir que devuelvan lo robado».

La protesta incluye el reclamo de la sanción de la Ley de Extinción de Dominio, una figura que habilitará al Estado a recuperar bienes obtenidos por el delito, cuyo proyecto iba a ser tratado en la misma sesión del Senado en la que se iba a debatir la autorización para los allanamientos.

La sesión se cayó porque se habían sentado en sus bancas sólo 36 senadores, uno menos de los que se necesitaba para poder dar luz verde al tratamiento.

Ámbito Financiero


El agujero negro de la causa de los cuadernos

El juez y el fiscal de la causa de las fotocopias de los cuadernos saben que la pesquisa tiene un agujero inmenso: si hubo centenares de millones de dólares en supuestas coimas, en algún lugar tienen que estar. Sin el hallazgo del botín, el caso queda débil: se dirá que le encontraron plata a los Macri y no a los Kirchner. También la Casa Rosada sabe de esa orfandad probatoria. De manera que todos se han lanzado en una misma dirección. Por eso, el Poder Ejecutivo ofreció una recompensa; llevaron a declarar al financista Ernesto Clarens y al ex secretario de Obras Públicas José López; y, lo más curioso, vuelven con las viejas historias de que hay bóvedas –aun en domicilios que fueron allanados más de una vez–; paredes huecas e incluso que las coimas están en las inversiones con que los Kirchner hicieron dos hoteles en El Calafate. Aunque parezca increíble, esto último fue investigado en ocho (8) causas distintas en que las pesquisas chocaron con lo que alega la familia y su abogado, Carlos Beraldi: nunca se compró nada en efectivo; todo estuvo bancarizado, las adquisiciones se hicieron con dinero salido de ventas de departamentos o extraída de plazos fijos bancarios. Durante la semana habrá intensa actividad en la causa: es la forma que encontraron para tratar de tapar tarifazos, caída del salario real, despidos, hecatombe en las jubilaciones.

Ocho

Parece una comedia, pero no lo es. La especulación que vincula las coimas con la compra de hoteles –Alto Calafate y Los Sauces– sería investigada por octava vez si Claudio Bonadio y Carlos Stornelli deciden ir por ese camino. Lo mismo sucede con las bóvedas.

Sobre estas cosas se investigó en tres oportunidades en causas por enriquecimiento ilícito de los Kirchner (Julián Ercolini, Rodolfo Canicoba Corral, Norberto Oyarbide), en el expediente iniciado por denuncia de asociación ilícita de Elisa Carrió (Ercolini); en la causa sobre irregularidades en la obra pública (Ercolini); en la causa Hotesur (Ercolini); en la causa Los Sauces (Bonadio) y ahora en las fotocopias de los cuadernos (Bonadio).

Siempre el objeto procesal fue el mismo: si los hoteles se compraron con dinero negro; si en los bienes de los Kirchner había fondos injustificados, si los alquileres eran ficticios y otras hipótesis semejantes. La familia Kirchner sostuvo desde siempre que los hoteles se compraron con la venta de más de 20 departamentos y terrenos, gran parte adquiridos en la década de los 80 y con fondos de plazos fijos que siempre estuvieron bancarizados y en la Argentina. El tema fue investigado en las siete causas ya detalladas, hubo pericias hasta de los profesionales de la Corte Suprema, y al menos por ahora no aparecieron alquileres injustificados o dinero que no haya salido de ventas de otros inmuebles o plazos fijos.

También parece claro que las cifras en hoteles no tienen proporción alguna con la obra pública. La inversión en obra pública de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner fue de más de 100 mil millones de dólares. Se habla de montos de coimas siderales, 10 mil millones de dólares si fuera el 10 por ciento de la obra pública; o 160 millones de dólares los que dice que llevó el chofer Centeno o 60 millones de dólares que según Claudio Uberti había en el departamento de la calle Uruguay el día que murió el ex presidente. Eso sí, Uberti dice que no los vio, sino que le contaron.

Ni los hoteles ni los departamentos alcanzan remotamente el 0,0003 por ciento de la obra pública.

Lázaro

Un dato curioso es que en todas las anteriores oportunidades, la acusación era que la plata de los hoteles provenía de acuerdos y contratos con Lázaro Báez. Por ejemplo, el convenio por el alquiler del hotel Alto Calafate o la construcción de viviendas y oficinas en terrenos que compartían Néstor Kirchner y Lázaro Báez.

La causa actual está basada en las fotocopias de los cuadernos y resulta que en ninguna de las páginas de los Gloria aparece el nombre de Lázaro Báez. O sea que a lo largo de siete causas judiciales imputaron a Cristina por tener los hoteles gracias a supuestas irregularidades con Lázaro Báez y ahora la acusan, sobre la base de los mismos bienes, de que obtuvo los fondos a través de coimas en las que no tiene nada que ver el constructor santacruceño.

Tendrán que afinar la puntería.

Bóvedas

Durante la última semana se volvió sobre el famoso tema de las bóvedas. Se buscó en los departamentos del primero y cuarto piso del edificio donde vive Cristina. A través de un scanner se detectó una pared ahuecada y, como adelantó PáginaI12, se derribó la pared sin que aparezca nada. El resultado del procedimiento fue que se llevaron secuestradas las boletas de luz y gas que había tiradas por debajo de la puerta. Sin embargo, no se privaron de titular “el misterio de la pared hueca”.

Más llamativas fueron las imágenes tomadas en la inmobiliaria de Máximo Kirchner, en Río Gallegos. No requirió demasiada producción. El inmueble, vacío, está en manos de una interventora designada por Claudio Bonadio, de manera que no hubo problemas en abrirles las puertas a las cámaras amigas. Por supuesto dejaron flotando la idea de que ahí pudo haber dinero escondido.

Lo notorio es que el mismo magistrado allanó el estudio en dos oportunidades, cuando Máximo y Osvaldo Sanfelice tenían la inmobiliaria activa. Un allanamiento fue en la causa Hotesur. El otro, en la causa Los Sauces. Nunca se encontraron ni fondos ni ningún otro elemento, pero ahora lo presentan con el halo de misterio y sospecha que el momento requiere.

Recompensa

El Poder Ejecutivo no quiso quedar ajeno al show y recibió centenares de llamadas por la recompensa que ofreció a cambio de información sobre dinero oculto. Habrá que ver si de ahí surge alguna pista. Nunca se puede descartar y corresponde que se investigue todo.

Lo que queda claro es que la Casa Rosada no pagó recompensas por el descubrimiento de sociedades y cuentas ocultas que aparecieron en los Panamá Papers o en los Paradise Papers y, para colmo, se permitió el blanqueo de groseras cifras a la familia Macri, pese a que la ley lo impedía. Las recompensas exhiben que el marco es la persecución, no encontrar la verdad.

En la entrevista concedida a la CNN a raíz de la causa de los cuadernos, el Presidente se presentó casi como ajeno a la investigación. La realidad es que Uberti dijo que cobraba coimas de los concesionarios de autopistas hasta 2007 y Carlos Wagner confesó que arreglaban las licitaciones de la obra pública desde 2004. En ambos casos, Mauricio Macri era propietario y ejecutivo de las empresas involucradas en ambos –supuestos– ilícitos.

Movidas

En los próximos días seguirá intensa la actividad en la fiscalía y el juzgado. La declaración del financista Ernesto Clarens abrió expectativas porque está en línea con la búsqueda del dinero. Habrá que ver finalmente qué aporta.

Por el lado de José López, quien se “arrepintió” el viernes, hay muchas dudas sobre qué puede aportar. Su credibilidad es casi inexistente: declaró en el juicio que se le sigue por enriquecimiento ilícito que los 9 millones de dólares que tiró en el convento no eran suyos “sino de la política”. Y a continuación se despachó con un relato totalmente contradictorio con las pruebas existentes en el expediente. Los rumores son que López declaró contra gobernadores e intendentes, algo que le podría servir a la Casa Rosada para apretar a los supuestos sospechosos en aras de lograr un acuerdo para que se banquen la quita del Fondo Sojero. El expediente parece que tiene más de un uso político.

El otro testigo estrella que volvería a declarar es Claudio Uberti. Lo exige la fiscalía, según parece. La confesión del ex funcionario fue grotesca. En un primer tramo dijo que les cobró coimas a los concesionarios, pero con una muy débil imputación contra Cristina. Se ve que le dijeron que necesitaban más, por lo que retomó la declaración y contó aquello de los 60 millones de dólares que no vio pero que le contaron que había en el departamento de la calle Uruguay. Todo indica que Uberti está listo para decir lo que se necesite. El tema es que habrá que probarlo.

Se supone que durante esta semana tendrán mucho movimiento los integrantes de la Cámara Federal, Leopoldo Bruglia y Martín Irurzun. Tendrán que resolver todos los planteos existentes, entre ellos las apelaciones de Cristina porque el fiscal y el juez se quedaron con la causa de manera irregular y porque lo mismo –asociación ilícita por obra pública– lo está investigando otro juez, Ercolini. No hay un solo jurista en toda la Argentina que haya convalidado la forma en la que se está llevando adelante la causa judicial hasta el momento, pero habrá que ver si la Cámara intenta ponerle algo de higiene a lo hecho por la coalición política–judicial–mediática en el expediente.

Por ultimo, está claro que continuará el desfile de empresarios. A cambio de zafar del calabozo, confiesan lo que se les pide. Eso sí, hasta el momento, ni uno sólo ha mencionado la posibilidad de devolver dinero del supuesto desfalco al que ellos mismos aluden. En Brasil, Odebrecht, Camargo Correa, el frigorífico JBS, el astillero Keppel Fels y otras empresas tuvieron que pagar centenares de millones de dólares por licitaciones amañadas. En la Argentina, Carlos Wagner dijo que arreglaban las licitaciones en la Cámara de la Construcción, incluso fijando ganadores y precios de manera clandestina. Nadie le preguntó en qué licitaciones, cuánto fue el desfalco y en cuánto estafaron al Estado. En el listado de Wagner figura obviamente Iecsa, la empresa que en esa época era de los Macri y luego dicen que se la vendieron al primo Angelo Calcaterra. Da la impresión de que sólo se van a investigar las coimas que habrían pagado y no al club de la obra pública y sus desfalcos. Por supuesto que Wagner, Angelo y compañía duermen en casa.

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