Colombia: feminicidios y violencia machista en aumento en los primeros meses del 2018
El pasado 13 de julio, Angie* una joven de 17 años fue abordada en la calle 161 con carrera 8C en la localidad de San Cristóbal Norte, Bogotá,por su expareja sentimental. Después de agredirla verbalmente por haber terminado la relación sentimental, le propinó varias puñaladas que terminaron inmediatamente con su vida.
El agresor salió del lugar mientras el silencio cómplice de los presentes se convertía en un llamado de auxilio para que llegara una ambulancia. La joven, quien le había manifestado a sus padres y amigos más cercanos que su exnovio la venía acosando después de finalizar la relación, se convirtió en una nueva víctima de feminicidio en el país.
Una cifra, que nutre las estadísticas que llevan las autoridades, y que en los primeros meses del 2018 va en aumento. Casos como el de Angie* se presentan todos los días, a toda hora, en cada uno de los 32 departamentos de Colombia. La violencia contra la mujer no discrimina orientación sexual, edad, estrato socio cultural, religión ni profesión.
La abogada Cristina Rosero, experta en temas de violencia contra la mujer, explica que el feminicidio en Colombia se ha convertido en el pan de cada día.Gracias a diferentes campañas se ha logrado visualizar más la complejidad del tema que ha estado presente en la historia del país desde sus inicios, y por ahora, no parece tener ningún tipo de final.
El feminicidio –detalla- es la violencia física que se ejerce contra la mujer por su condición, identidad de género y orientación sexual. La mayoría de los feminicidios que se registran en Colombia son cometidos por personas cercanas a las víctimas y tienen como gravedad el silencio cómplice de la sociedad y la inoperancia de la justicia.
Solamente en el departamento de Risaralda –según cifras oficiales- se presentó un incremento del 500% en los casos de agresión contra la mujer en el año 2018frente al mismo periodo del año anterior. Situación que llevó a las autoridades locales a tomar cartas en el asunto para revisar una situación que a todas luces parece desbordada y sin una solución a corto plazo.
El Instituto de Medicina Legal reportó que en los primeros seis meses de 2018 se presentaron 10.328 casos de violencia contra la mujer, un promedio de 57 casos diarios. Estos son los casos que se conocen porque se presentó una denuncia o porque las autoridades recibieron una alerta por parte de la comunidad.
Existen muchos, indica el director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, que no se conocen porque la víctima siente temor a denunciar o por miedo a una retaliación y una revictimización.
Reconociendo que existe una falla en la administración de la justicia que no siempre es efectiva y clara para sancionar este tipo de hechos. Debido a esto prefieren callar y continuar soportando los maltratos. “Muchas mujeres que habían sido agredidas y las habíamos estudiado en la parte clínica, luego llegaban como cadáveres producto de la agresión”, advirtió Valdés, citando uno de los fenómenos más tristes del feminicidio.
«Sienten que el mundo es como ellos creen”
Aunque a primera vista no es fácil para una mujer identificar a un feminicida en potencia, para el psiquiatra Rodrigo Córdoba sin duda aquel hombre que tiene una actitud descalificadora de manera constante frente a las mujeres, conductas violentas, impulsos descontrolados y, ante cualquier “acaloramiento” termina agrediendo verbal y físicamente, son comportamientos que se deben analizar desde un primer momento.
“Sienten que el mundo es como ellos creen, que lo tienen que controlar a su manera. Muy posiblemente las mujeres que están cerca de ellos se convierten en situaciones de riesgo”, señaló el doctor Córdoba.
Según el psiquiatra Córdoba, aunque no existe un diagnóstico específico en el comportamiento de un agresor, lo que sí se puede establecer es que existe un trastorno mental asociado, independiente de las características.
En su experiencia como psiquiatra, ha observado “cuadros psicóticos”, es decir personas que confunden la realidad interna con la realidad externa: “hay personas que tienen momentos de gran exaltación, sentimientos de culpa. Hay una gran cantidad de cuadros clínicos”.
Por lo tanto, el especialista en trastornos mentales considera que estas personas no tienen un funcionamiento adecuado del cerebro y
por ende se refleja en formas de comportamiento.
De acuerdo con Córdoba, muchas de estas personas creen que los enfermos son los otros y por ende no tienen conciencia de su enfermedad.
“Lastimosamente tienen dificultades en el tratamiento ya sea porque no tienen un diagnóstico clínico o porque no tienen adherencia a los tratamientos establecidos. Aquellos que aún están en tratamiento se sienten bien y lo abandonan”, dijo el psiquiatra.
Finalmente, aseguró que han observado casos donde estas personas han sido víctimas de maltrato durante su crianza, señalando al abuso infantil como el factor de riesgo más alto para la enfermedad mental.
“En estos chicos muchas veces se han visto que durante fenómenos tempranos hay situaciones de abuso o dificultades en la crianza y
los modelos de identificación de las figuras femeninas”, puntualizó el doctor Rodrigo Córdoba.
El miedo a denunciar
La abogada Cristina Rosero manifiesta que la justicia en Colombia ha sido inoperante en muchísimos casos. Las sentencias contra agresores son pocas, situación que agrava la confianza de las denunciantes en el aparto judicial que muchas veces minimiza los casos, e incluso las hace sentir culpables por lo que les sucedió.
Otro factor es el temor para acercarse a la Fiscalía o a la Policía para relatar los hechos. El miedo de revivir esos actos y de recibir una posición contraria y negativa a su denuncia las hace desistir para seguir presentándose ante las autoridades judiciales.
A esto se le suma un desconocimiento de las víctimas para denunciar estos casos. “No saben qué tienen que hacer”, relata Rosero, al señalar que existen muchas organizaciones de mujeres y colectivos que están dispuestas aacompañarlas en todo este periplo y aconsejarlas a la hora de presentar las querellas.
La mujer está vulnerable por la violencia que ha sufrido. El hecho de tener que relatar e incluso pararse frente a su agresor complican mucho el actuar de la justicia. Por el miedo a quedarse sin un sustento, de ver cercana la posibilidad de perder a sus hijos o de recibir un señalamiento social y familiar, incluso, prefieren no seguir con la denuncia.
El caso de Rosa Elvira Cely ha sido emblemático en el país. Su brutal violación y asesinato en el Parque Nacional de Bogotá a manos de Javier Velasco Valenzuela el 24 de mayo de 2012, aún es recordado y de acuerdo con Adriana Cely, su hermana, en Colombia las mujeres siguen encontrando muchas barreras para denunciar.
“A pesar de seis años del feminicidio de mi hermana, he logrado identificar que siguen sucediendo y las mujeres aún encuentran barreras de acceso a la justicia. Los funcionarios aún no conocen las pocas leyes que existen y no utilizan las medidas de
protección de las mujeres”.
El director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés asegura que estos factores complejizan el fenómeno. Ante la falta de respuesta de la justicia se han presentado casos en los que las víctimas buscan una solución por mano propia. “Esto podría explicar el incremento”, indica.
Además, asegura Adriana Cely, en el momento en que una mujer va a denunciar agresiones por parte de un hombre ante las autoridades
competentes, estas todavía creen lo narrado “es mentira, piensan bajo su criterio personal que es culpa de nosotras”.
Desde su perspectiva, considera que en Colombia se debe hacer un trabajo muy grande para evitar más casos de feminicidios, el cual no sea sólo crear leyes, sino que tanto los funcionarios que reciben las denuncias, como el cuerpo judicial sepan, conozcan y actúen con las pocas que hay.
“Se sigue viendo negligencia, barreras de acceso a la justicia. Todos los días hay dos o tres casos de feminicidio, pero son más de cinco a diez denuncias que hacen en cada una de las comisarías y es preocupante porque seguimos viendo el abandono y la no responsabilidad del Estado para proteger a las mujeres”, indicó la hermana de Rosa Elvira Cely.
Las leyes colombianas son demasiadas laxas
Miguel Fandiño, padre de Tatiana, joven que fue torturada y asesinada el 24 de marzo de 2014 a manos de su compañero sentimental y un amigo, calificó las leyes en Colombia contra el feminicidio como una “desfachatez”.
Según Miguel Fandiño, no puede ser que en un país donde le quiten la vida a un ser humano, se pague un delito de ocho a diez años,
por las concesiones que da la misma ley.
“Si se confiesa la pena entonces se le da el 50%, pero sí hay buenos comportamientos se rebajan otro montón de cosas, hay casa por cárcel, hay permisos que otorga el Inpec, hay un montón de cosas que en verdad llevan a que estas personas que cometen estas atrocidades vuelvan a estar rápidamente en la calle”.
Para Fandiño la solución a los casos de feminicidios está en leyes duras que defiendan a la sociedad colombiana, o de lo contrario esta problemática se seguirá presentando.
Aunque Kevin Jaramillo y Luis Martínez, sus agresores, fueron condenados a más de 20 años de prisión, el padre de Tatiana Fandiño no oculta su temor una vez estos hombres queden en libertad. Asegura que su familia ha recibido amenazas.
Por último, invitó a las mujeres que están siendo víctimas de agresión por parte de sus parejas o desconocidos a denunciar.
“Usted vale mucho mujer, usted es un tesoro incalculable, su vida vale muchísimo. No permita que nadie la humille, le baje su autoestima, no permita que nadie se aproveche de usted, que la abuse, usted no necesita de un hombre de esas condiciones para sentirse mujer”, puntualizó Fandiño.
Aumenta la sevicia
En los últimos años, los estudios forenses han revelado el aumento de la sevicia en los casos de feminicidio. Valdés advierte que los estudios detallan un notable uso de armas corto punzantes y de fuego en las agresiones contra la mujer, situación que aumenta “la contundencia” del ataque por parte del agresor.
En los primeros seis meses de 2018, se presentaron 206 casos de feminicidio en los que la causa de la muerte fue “proyectil con
arma de fuego”. En el mismo periodo, se presentaron 106 muertes con arma corto punzante, representando un aumento de 20 casos con
los registrados en el mismo periodo en 2017.
En el tercer lugar de los “mecanismos” de muerte se encuentra el “generador de asfixia” con 36 casos, la muerte causada con un objeto contundente (17) y el uso de un agente o mecanismo explosivo con 13 casos.
La abogada Rosero explica que es preocupante ver el aumento de estas cifras. Lo que representa esto, en su concepto, es que existe un claro deseo de causar el mayor daño posible, evidenciando que la contundencia para agredir es cada vez mayor en la sociedad colombiana.
El machismo en Colombia
Para el psiquiatra Rodrigo Córdoba los casos de feminicidio son un problema que se han presentado a lo largo de la historia de la humanidad y que por ciertos fenómenos culturales machistas la sociedad no los identificaba ni los valoraba, como sí sucede hoy en día.
“Estamos visibilizando más este tipo de tragedias. En la historia de la humanidad se han presentado este tipo de situaciones, pero por esos fenómenos culturales lastimosamente ni se identificaban o valoraban como sucede ahora, y es importante continuar en la campaña masiva para evitar cualquier tipo de maltrato contra la mujer”, indicó Córdoba.
Entre tanto, la jurista Rosero asegura que las leyes en Colombia favorecen en gran medida el accionar del hombre. Existe todavía mucha desigualdad en la aplicación de la ley para los hombres y mujeres, puesto que siempre se justifica la violencia. Si hay condenas existe una rebaja en la pena, se dan amplios beneficios al agresor, “incluso en muchos casos hemos verificado que los jueces le dan detención domiciliaria al victimario, esto ya representa una revictimización”.
Pese a la expedición de la ley Rosa Elvira Cely que aumenta el castigo y la pena para los agresores de mujeres, evitando cualquier tipo de beneficio judicial por la aceptación de cargos y/o buena conducta, lo cierto es que son pocas las sentencias que se han emitido bajo esta legislación.
Los jueces tienen un desconocimiento en la aplicación de esta ley, emitiendo sentencias muy bajas y con decenas de beneficios jurídicos. Pese al reconocimiento de la grave problemática, todavía falta mucho por hacer en manera de respeto por los derechos de la mujer y la aplicación de una justicia clara y efectiva.
“La mujer no tiene las mismas oportunidades económicas ni laborales que el hombre. Hoy la mujer tiene que reclamar sus derechos porque no le son otorgados al igual que el hombre, de manera espontánea y eso hace que Colombia viva en una sociedad machista, un mundo machista donde nosotros los hombres promovemos el machismo y promovemos esa desigualdad”, precisó el director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés.