Notas sobre el tema
ToggleBrasil bate récord anual de muertes violentas: casi 64 mil en 2017
En total fueron 63 mil 880 asesinatos intencionales, un promedio de 175 por día y una tasa de 30,8 por cada 100 mil habitantes, detalló la organización sin fines lucrativos cuyo propósito es actuar como un espacio permanente e innovador de debate, articulación y cooperación técnica para la seguridad pública en el país.
Según la fuente, el número de homicidios dolosos llegó a 55 mil 900 (2,1 por ciento más que en 2016) y el de lesiones corporales seguidas de muerte fue de 955, un 12,3 por ciento de crecimiento interanual. Mientras, los latrocinios (dos mil 460) acusaron un decrecimiento del 8,2 por ciento.
Significativamente aumentó el número de muertos como consecuencia de las intervenciones policiales, que se elevó hasta cinco mil 144 (14 por día), un 20 por ciento más que en 2016. Por el contrario, la cifra de policías fallecidos cayó 4,9 puntos porcentuales, situándose en 367.
Los estupros también se elevaron en más de ocho por ciento hasta situarse en 60 mil 18 casos reportados, en tanto cuatro mil 539 mujeres fueron víctimas de homicidio, un 6,1 por ciento por encima del año anterior, y de ellas mil 133 por causa de feminicidios.
En 2017 fue denunciada, además, la desaparición de 82 mil 684 personas.
De acuerdo con el Fórum Brasileño de Seguridad Pública, en 2016 el número de presos en Brasil era de 729 mil 463, el doble de las capacidades de las cuales dispone el sistema penitenciario nacional y que es de 367 mil 217.
Anuário Brasileiro de Segurança Pública 2018
Concebido com o objetivo de suprir a falta de conhecimento consolidado, sistematizada e confiável no campo, o Anuário Brasileiro de Segurança Pública compila e analisa dados de registros policiais sobre criminalidade, informações sobre o sistema prisional e gastos com segurança pública, entre outros recortes introduzidos a cada edição.
Forúm Brasileiro de Segurança Pública
Brasil registró el 2017 como el año más violento con 63 mil muertes
Brasil registró en 2017 su año más violento, y continuó con la tendencia al alza en número de asesinatos para sumar 63 mil 880, siete por hora, reveló un estudio publicado hoy por el Foro Brasileño de Seguridad Pública.
La organización, que analiza las tendencias y estadísticas de la criminalidad en todo el país, apuntó que según los datos, se registró un crecimiento de 2.9 por ciento en el número de muertes violentas en 2017, respecto a 2016, y es el tercer año al alza del preocupante indicador.
El año 2017 también fue el más violento desde que el Foro analiza los indicadores de criminalidad en este país sudamericano.
Los estados del noreste del país, como Río Grande do Norte y Ceará, y del norte de Brasil, azotados por mayores tasas de violencia, criminalidad y pobreza, siguen dominando los indicadores de homicidios un año más, según el Foro.
Sao Paulo y el Distrito Federal fueron los estados con menos índices de homicidios, según el estudio.
“Vivimos una guerra abierta entre las organizaciones criminales en busca de territorios y dinero”, explicó el sociólogo Renato Sérgio de Lima, presidente del Foro Brasileño de Seguridad Pública.
Las declaraciones del directivo del Foro fueron en referencia a los grupos criminales que luchan por el control del narcotráfico en este país sudamericano, segundo mayor consumidor de cocaína del mundo, después de Estados Unidos.
Los datos ponen de manifiesto que Brasil es uno de los países más violentos del mundo, con índices de homicidios comparables en territorios donde hay conflictos armados, y sustentan la teoría de que el gigante tiene una política pública de seguridad que no da resultado.
“Brasil vive hoy una situación gravísima en esta área, una situación que se deteriora cada año”, explicó el profesor y sociólogo Rodrigo Ghiringhelli de Azevedo.
El presidente de Brasil, Michel Temer, creó durante su gobierno un ministerio de la Seguridad Pública para tratar de atajar el auge de la criminalidad, y el Ejército intervino en febrero el estado de Río de Janeiro como consecuencia de la violencia, pero la corrupción y la falta de políticas a largo plazo merman las acciones para combatir este fenómeno.