Yerba mate, una producción autóctona

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Durante la conquista y colonización de América Latina entre los siglos XVI y XVIII, la mano de obra nativa y sus producciones ancestrales fueron casi totalmente eliminadas. Algunas economías originarias como la yerba mate lograron sobrevivir y expandirse. Entre los planes geopolíticos para el continente, existieron las divisiones político-administrativas y las organizaciones de las economías regionales y los recursos naturales que nada tenían que ver con la historia regional.

La Ilexparaguariensis o yerba es nativa de las regiones subtropicales y templadas de América del Sur, es decir, de Argentina, Bolivia, sur de Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay, y se extendió en Sudamérica durante el Imperio español, desde la zona que poblaban los guaraníes (parte del actual Paraguay, del nordeste argentino y regiones cercanas de Brasil) al resto del Virreinato del Río de la Plata durante el siglo XVI.

Los guaraníes originarios ya eran consumidores de yerba mate antes de la llegada de los españoles.

Los jesuitas en un principio prohibieron bajo pena de excomunión su producción y consumo por considerarla un vicio, pero luego se familiarizaron con las particularidades de la yerba mate y dejaron que los indios siguieran haciendo uso de ella.

En las primeras décadas del siglo XVII, perfeccionaron la técnica de cultivo,  a punto tal que fue el primer producto exportable al resto de las provincias coloniales. España, para competir con el té que comercializaban los ingleses, puso a la venta la yerba mate picada para hacer una infusión que se popularizó en Europa como el té de los jesuitas.

Según el Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM), en los últimos cinco años, Argentina produjo 777 mil toneladas de hoja verde, y también lidera en exportación de yerba mate con un promedio anual de 35 mil toneladas.

Además, es el país con mayor superficie de cultivos de yerba mate, totalizando 165 mil hectáreas. De lejos, le siguen Brasil con 85 mil y Paraguay con 35 mil.

Argentina es el mayor consumidor de yerba mate en volúmenes absolutos, con cifras que van entre 245 y 260 mil toneladas al año. Pero cuando se trata de consumo per cápita, el país más matero es el más pequeño: Uruguay.

En la organización de esta economía regional, la producción se encuentra casi en su totalidad en manos de la agricultura familiar, siendo el cosechero el eslabón más débil en la cadena del mate.

El precio de la yerba mate es el único del sector primario argentino que se encuentra regulado tras la crisis yerbatera en el año 2002. Entre octubre de 2017 y marzo de 2018, los valores eran de 6,30 pesos argentinos (0,355 dólares) por kilo de hoja verde y de 23,30 pesos argentinos (1,314 dólares) por kilo de yerba canchada.

Con la Resolución ministerial 60/2018 –vigente desde el 1º de abril al 30 de septiembre de este año-, el kilo de hoja verde puesta en secadero vale 7,02 pesos argentinos (0,343 dólares) y el kilo de yerba canchada cuesta 26,04 pesos argentinos (1,272 dólares).

Sin embargo, comprar el kilo de yerba en el mercado supera hoy los 70 pesos argentinos (2,461 dólares), mientras las selecciones “suaves” rozan los 100 pesos (3,516 dólares).

De acuerdo con el INYM, el 90% de la yerba que se consume en este país y el 60% de la que se puede adquirir en el exterior se cultivan en la noresteña provincia de Misiones con trabajo infantil.De ese porcentaje, el 16% son hijos de tareferos (cosechadores de yerba), no han ido a la escuela y esas familias viven sin agua potable.

En Paraguay la yerba mate también es un rubro tradicional de ciclo permanente, la cual se mantuvo en 2018 igual a la zafra agrícola en 2017 con 20.650 hectáreas, la producción en 105.005 toneladas de hoja verde y un rendimiento promedio de 5.085 Kg/ha.

En Argentina el 75% del volumen total comercializado de yerba mate está en manos de 12 empresas, mientras que el 25% restante lo comercializan las cooperativas. La cantidad de productores alcanza a los 17.841, de los cuales 13.465 poseen una superficie de entre 0 y 10 hectáreas que conforman el 75% del total de productores, con rendimientos promedios que rondan los 4.600 kilos por hectáreas.

El aporte al PBI argentino, entre la producción yerbatera de las provincias de Misiones y Corrientes, es del 3,3%.

En la actualidad la producción de yerba mate no significa un gran aporte al PBI latinoamericano, pero además de ser un producto originario de nuestra América, contiene en sus hojas la lucha diaria de miles de trabajadores en condiciones casi infrahumanas de labor.

Y hay algo primordial que hace a esta economía regional sobresaliente: la identidad histórica, el aroma de encuentro, el gustito inolvidable de lo compartido y algo que argentinos, uruguayos, brasileños, paraguayos saben y que hasta el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas argentino confirmó este año: tomar mate hace más felices a las personas.


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