México: AMLO, la izquierda y Latinoamérica – Por Israel Elizondo

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

La victoria de Andrés Manuel López Obrador ha generado grandes expectativas al interior del país y en América Latina. Es el candidato presidencial mas votado en la historia de nuestra joven democracia. Días previos a la elección, liderazgos de la izquierda se manifestaron a favor de él. En América del Sur calculan que con la victoria de López Obrador se inicia otro ciclo progresista en la región.

Efectivamente, la política exterior mexicana cambiará en la próxima administración, con la llegada de Marcelo Ebrad a la Secretaría de Relaciones Exteriores se retornará a los principios constitucionales de no intervención y autodeterminación de los pueblos. Seguramente, el gobierno obradorista se distanciará del Grupo de Lima, no será protagonista de las sanciones contra Venezuela. Tampoco se acercará a Nicolás Maduro y mucho menos a Daniel Ortega, en Nicaragua podría ser mediador de la crisis política.

Antes de avanzar en el artículo trataré de ubicar ideológicamente a AMLO. Carlos Illades, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, explica en su libro El fututo es nuestro: Historia de la izquierda en México, que la izquierda nació para resolver la cuestión social, busca un orden económico justo y equitativo, impulsa la colectividad por encima del individualismo, tiene como objetivo erradicar la desigualad social, lucha por incrementar los derechos individuales y de las minorías, promueve el bienestar social, prioriza la rendición de cuentas e induce la democracia participativa.

Siguiendo la clasificación de Manuel Alcántara, investigador de la Universidad de Salamanca, Andrés Manuel es de izquierda en lo político, social y económico, por otro lado, tiene valores conservadores, no impulsa la agenda de las minorías. El tabasqueño se inició en la escena nacional como dirigente del PRD, posterior, ejerció como Jefe de Gobierno, ganó la presidencia al tercer intento con Morena.

Jorge Zepeda Patterson, escribió un perfil sobre el presidente electo en Los suspirantes 2018, Patterson manifiesta que AMLO es un obsesionado en la organización de comités bases, una ave rara en el escenario nacional, luchador social que realiza giras en todos los municipios del país y cuando se requiere moviliza a sus simpatizantes. Como gobernante diseñó exitosos programas sociales. Se comunica con un lenguaje simple que marca la agenda pública.

Partiendo de los conceptos propuestos por Ernesto Laclau en La razón populista, López Obrador es un liderazgo populista, identifica a los adversarios, divide a la sociedad en su discurso: el pueblo bueno y la mafia del poder. Construye lo político rompiendo con las elites, él conecta en la plaza pública. A diferencia, como gobernante es pragmático, respeta las instituciones.

Los referentes ideológicos de Andrés Manuel son los liberales del siglo XIX (Ponciano Arriaga, Benito Juárez, Ignacio Ramírez, por mencionar algunos). Además, en sus entrevistas cita a Hidalgo, Morelos, Madero y Lázaro Cárdenas. Para él, la reserva moral y democrática la encontramos en la historia mexicana. López Obrador entiende los procesos históricos y políticos en los estudios de Daniel Cosió Villegas. AMLO es heredero del cardenismo. Los principios revolucionarios se abandonaron, así lo concluye Cosió Villegas en su ensayo La crisis de México. Juntando sus discursos, referencias, propuestas y libros podemos situar al oriundo de Mascupan dentro de la izquierda nacionalista.

Erróneamente, Obrador expone que la desigualad en México es consecuencia de la corrupción. No aborda en su diagnóstico la explotación, dominación, hegemonía neoliberal y las superestructuras económicas. Basándonos en la reconstrucción que traza Illades, la nueva izquierda mexicana emergió con el movimiento popular en 1985, las distintas corrientes apoyaron la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1988 y se aglutinaron alrededor del PRD. Cabe señalar que el rompimiento de la izquierda electoral se dio cuando el partido del sol azteca se adhirió al Pacto por Mexico. Consecuentemente, surgió Morena como opositor a las reformas estructurales promovidas por Enrique Peña Nieto.

Cierto es, que el giro a la izquierda en América Latina comenzó en 1998 con el triunfo electoral de Hugo Chávez en Venezuela. Avanzado en el tiempo se desencadenaron victorias en toda la región: Brasil (2003), Argentina (2003), Uruguay (2005), Bolivia (2006), Chile (2006), Ecuador (2007), Nicaragua (2007), Paraguay (2008) y El Salvador (2009). Se buscó la cooperación multilateral y la integración económica. Jorge Castañeda los divide en populistas (Evo, Chávez y Correa) y reformistas (Lagos, Mujica y Lula).

Los populistas al asumir el poder convocaron asambleas constituyentes e introdujeron mecanismos de democracia participativa. Mientras los reformistas ejercieron un respeto por las instituciones y los contrapesos. Como es sabido, México no se incluye en este periodo, al contrario, se profundizo el neoliberalismo en los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto (2000-2018).

Mario Torrico, editor del trabajo académico, ¿Fin del giro a la izquierda en América Latina?, explica que el ciclo concluyó con diversos sucesos: Evo Morales perdió el referéndum, la victoria de Mauricio Macri en Argentina (2015), la destitución de Dilma Rousseff y la crisis política de Venezuela. Los triunfos electorales del giro a la izquierda desplegó el quebrantamiento con el consenso neoliberal. Esto quiere decir que gobernaron políticos que criticaban las políticas económicas de apertura de mercados y privatizaciones.

Exactamente, el giro se mantuvo por más de una década en Venezuela, Brasil, Uruguay, Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. He hallado que en Guatemala, Paraguay y Panamá solo coincidió por un periodo. Justo es decir que en estos gobiernos se logró sacar de la pobreza a mas de 100 millones de latinoamericanos, conquistaron la inclusión social, aumentó la intervención del Estado. Una de las tareas pendientes es la corrupción en toda la región.

Expone Torrico, “el giro a la izquierda en América Latina no puede caracterizarse como la continuación del neoliberalismo, aunque ciertamente no rompe con él. Se trata de un giro, mas no de un cambio radical y menos de un retorno al pasado”. Ciertamente, hay valores del neoliberalismo que persistirán en la sociedad: individualismo, competitividad y consumismo. Y, conquistas como el control del déficit fiscal, inflación, libertad a la propiedad privada y al libre comercio. Incluso, eso fue el primer mensaje de Lopez Obrador: respeto a los compromisos internacionales y al Banco de México, por lo tanto, se espera un gobierno reformista, pragmático y alejado del socialismo del siglo XXI.

Es sintomático que los nuevos liderazgos fueron acompañados por movimientos sociales, su irrupción termino con la clase política tradicional. Chávez se presentó como candidato del Movimiento Quinta Republica, dirigió a Venezuela dentro de una izquierda modera hasta 2002 cuando intentaron derrocarlo con golpe de Estado, diseñado y acompañado por el gobierno norteamericano. En consecuencia, se emprendió la Revolución Bolivariana. Son veinte años de chavismo, es complejo sintetizar sus aciertos y excesos.

Examinemos brevemente la llegada del Partido de los Trabajadores a Brasil, obtuvieron grandes conquistas sociales, sin embargo, la corrupción opaco la gestión de Lula. Evo Morales tomó el poder de la mano del Movimiento al Socialismo, estableció en Bolivia un Estado plurinacional, su mayor desacierto es querer perpetuarse en la presidencia y no respetar los resultados del referéndum. Es verdad. Los gobiernos progresistas lograron proveer educación, salud, vivienda y bienestar social. Finalmente, sobre los errores es necesario aprender. Evitar la corrupción, respetar las instituciones y los principios democráticos.

Esto nos lleva a preguntarnos cual será la postura de Andrés Manuel en la región. Deberá mantener las relaciones de fraternidad con todo el continente, sin excesos ideológicos. Entender que Maduro y Ortega no son buenos aliados. Impulsar la integración económica con la Alianza Pacifico, diversificar el comercio. Comenzar a respetar los migrantes centroamericanos que transitan rumbo al norte. Por ultimo, la agenda progresista (matrimonios igualitarios, legalización, aborto, etcétera) tendrá que avanzar desde las cámaras a pesar de los valores conservadores de AMLO. Los derechos no se consultan.

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