Colombia: Santos anuncia que se retira de la política

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Santos se retirará de la vida política y promete «no molestar» a su sucesor

Así lo hizo en el programa Pregunta Yamid, cuya entrevista también fue publicada por El Tiempo.

El anuncio más importante que hizo Juan Manuel Santos, quien termina su periodo presidencial el próximo siete de agosto, es que se se retirará de la vida política y promete «no molestar» a su sucesor.

«Me voy a dedicar a estar con mi familia, consentir a mi primera nieta, Celeste. Tengo proyectos para dictar conferencias y clases. Lo único que no voy a hacer es molestar a mi sucesor», dijo Santos en la entrevista.

Así mismo, reiteró que «cada mandatario tiene su tiempo» y que «no es bueno aferrarse al poder ni buscar perpetuarse en él». «Mi modelo es como el del expresidente Betancur: el mejor de todos nuestros expresidentes».

También dijo que le encantaba la tradición de los exmandatarios en Estados Unidos, ya que estos no vuelven a intervenir en política, lo que le parece «muy sano para la democracia».

Santos tampoco quiso opinar acerca del gabinete de ministros que ha nombrado Iván Duque. «No voy a opinar sobre el próximo gobierno. Le deseo lo mejor porque si le va bien, nos va bien a todos los colombianos».

Sin duda mencionó que el mayor logro de su gobierno ha sido lograr el acuerdo de paz con las Farc y que está «inmensamente agradecido» con los colombianos que le dieron «la oportunidad de servir al país y me honraron con la posibilidad de ser su presidente».

Publimetro


‘Lo único que no voy a hacer es molestar a mi sucesor’: Santos

Por Yamid Amat.

Juan Manuel Santos, quien termina su mandato en la Presidencia de la República el próximo 7 de agosto, anuncia hoy que también se va de la vida política activa. En la siguiente entrevista revela sus propósitos inmediatos, y habla de las cosas buenas que realizó y de las malas que tuvo que enfrentar como mandatario durante ocho años.

Con él se cumplió en el país la llamada ‘ley del péndulo’: los electores unas veces votan por la izquierda (su gobierno fue considerado de centro izquierda) y otras, por la derecha, en un vaivén que tiene cierta regularidad.

Santos cumple el próximo 10 de agosto 67 años, la inmensa mayoría de los cuales los ha dedicado en su vida pública a tres cosas fundamentales: su formación, el periodismo y la política.

Su formación le permitió ejercer la jefatura del Estado durante ocho años. El periodismo lo llevó a la codirección del más influyente diario de Colombia, EL TIEMPO. Y sobre la política activa, Santos anuncia que con el fin de su gobierno también se va de la política. “Es el fin de mi gobierno y el fin de mi vida política activa”, asegura y repite: “No habrá santismo”. El diálogo con el mandatario se inicia con la siguiente pregunta:

¿Qué le pareció el nuevo gabinete del presidente Duque?

No voy a opinar sobre el próximo gobierno. Le deseo lo mejor porque si le va bien, nos va bien a todos los colombianos.

¿Qué va a hacer ahora con su vida?

Me voy a dedicar a estar con mi familia, consentir a mi primera nieta, Celeste. Tengo proyectos para dictar conferencias y clases. Lo único que no voy a hacer es molestar a mi sucesor.

¿Usted seguirá haciendo política?

Yo me retiro de la vida política activa. Estoy inmensamente agradecido con los colombianos que me dieron la oportunidad de servir al país y me honraron con la posibilidad de ser su presidente.

Cada mandatario tiene su tiempo. No es bueno aferrarse al poder ni buscar perpetuarse en él. Mi modelo es como el del expresidente Betancur: el mejor de todos nuestros expresidentes.

Con excepción del expresidente Betancur, todos los demás exmandatarios han seguido actuando en política. ¿Usted se siente capaz de vencer esa tentación?

En mi vida he sido muy disciplinado. Me he resistido a muchísimas tentaciones. Espero que Dios me dé la fuerza suficiente para cortar totalmente con la libido del poder.

Alguna vez en su gobierno, usted contó muy tangencialmente un comentario que le hizo el expresidente Obama sobre los exmandatarios. ¿Cuál fue ese comentario?

Me dijo el presidente Obama que los sucesores presidenciales, y en su caso especialmente, se dedican a golpear a los antecesores, y que lo mejor es ignorarlos.

Si eso ocurre, ¿usted lo hará?

Haré todo lo posible.

¿Es verdad que usted le envió un libro de despedida a los expresidentes…?

No fue un libro de despedida. Fue un libro sobre el comportamiento de los expresidentes en Estados Unidos. Se llama El club de los expresidentes. Tenía la esperanza de que aprendieran algo de ese libro, pero infortunadamente no fue así…

Ah… pero no fue ahora…

Nooo. Hace rato.

En Estados Unidos, cuando se retiran, los expresidentes no vuelven a intervenir en política activa. ¿Le gusta esa tradición?

Me encanta. Y es lo mejor que le puede pasar a cualquier democracia.

El partido de ‘la U’ lo llevó a la Presidencia. ¿Cómo ve el futuro de ese partido?

Ojalá recobre su norte, ojalá se vayan quienes no tienen ideales sino intereses políticos. Y ojalá logre una coalición de centro que el país necesita.

Una coalición de centro, ¿cómo así?

Sí. Estamos en los extremos. Se requiere moderación en la política. Yo he sido una persona identificada con la tercera vía, con el extremo centro; creo que esa es la posición política más conveniente para cualquier democracia y para Colombia.

Su gobierno fue considerado de centro izquierda; el gobierno que lo sucederá, ¿lo considera de derecha?

Repito: No voy a calificar el gobierno que entra; no voy a intervenir en política; no me ponga a calificar al gobierno entrante.

¿Cuál fue la mayor crisis que enfrentó durante su gobierno?

En lo personal, el cáncer que por fortuna superé; en lo político, el plebiscito.

¿Usted no defenderá su gobierno si es sometido a ataques?

Yo espero que el gobierno del presidente Duque se enfoque, como me lo ha dicho él, en continuar lo que está bien, corregir y mejorar lo que no ha funcionado y lanzar sus iniciativas a gobernar sin espejo retrovisor.

En cuanto a la paz, los colombianos son los que la tienen que defender. La paz no es de Santos. Es del pueblo.

Varios de los integrantes del nuevo gobierno han dicho que el suyo fue un gobierno corrupto y derrochón. ¿Qué opina?

¡De qué no me han acusado! Lo último es que estoy confabulado con James Bond, la reina Isabel y la Corte Suprema en un complot. ¡Hágame el favor! Sobre lo de gobierno derrochón y corrupto, mire: el gasto público hoy es inferior al del 2009 como porcentaje del PIB, y no hay un solo alto funcionario condenado por corrupción. En mi gobierno, el combate a la corrupción ha sido frontal.

Lo reconoce la comunidad internacional. No es que haya más corrupción, es que se está combatiendo mejor. Por fortuna se está haciendo más visible. Acabamos con antros de corrupción como el Inco o el DAS, combatimos la corrupción en la salud. Este es el gobierno que más ha hecho para promover la transparencia y el acceso a la información pública de los contratos del Estado.

Cualquier ciudadano puede verlos y hacerles seguimiento a más de 6 millones de contratos públicos por más de 747 billones de pesos. Creamos el mapa de regalías para que la ciudadanía pueda ver dónde y cómo se invierten los recursos. El gabinete ministerial hizo públicas sus declaraciones de renta. La lista sigue…

¿Cuál considera que fue su mayor triunfo?

Sin duda, la paz con las Farc. Pero también me siento muy orgulloso de haber contribuido a reducir la pobreza y las desigualdades como nunca antes; de haber mejorado sustancialmente el acceso y la calidad de la educación al ponerla como prioridad presupuestal. Y la verdadera revolución en infraestructura que logramos… Pero lo importante, que es lo que busca todo gobernante, es que logré dejar un mejor país que el que encontré.

¿A qué se refiere concretamente?

Yo recibí un país en guerra; con asaltos, masacres y secuestros; recibí un país convulsionado por la acción de las Farc como guerrilla; encontré un país con alto déficit fiscal, desempleo en dos dígitos, sin grado de inversión que nos encarecía la deuda, con los principales tratados de libre comercio bloqueados. Aislado internacionalmente y con una desigualdad similar a la de Haití o Mozambique.

Entrego un país con la economía, las inversiones, la confianza y todos los indicadores fundamentales creciendo, en terreno positivo y en franca recuperación. El país de América Latina que más ha reducido la pobreza y las desigualdades.

Usted ha insistido en que los acuerdos de La Habana, que aseguraron la paz con las Farc, están blindados. ¿Sus afirmaciones sugieren que los ve en peligro?

Están blindados. No lo digo yo. Lo dice nuestra Corte Constitucional, que aprobó por unanimidad el Acto Legislativo de la Paz y señaló que durante los próximos 12 años, ninguna entidad del Estado puede tomar decisiones en contravía del acuerdo.

¿Las disidencias de las Farc no están afectando seriamente los acuerdos de paz?

No. En todo proceso de paz, por ejemplo en Sudáfrica, en Irlanda, en Centroamérica, se presentan las llamadas disidencias. En promedio han sido el 15 por ciento. Pues, en Colombia, ese porcentaje ha sido inferior, menos del 10 por ciento. Eso no significa que no actuemos frente a esos grupos. Hemos neutralizado más de 600 disidentes. Esas disidencias están siendo desmanteladas. Es parte de la transición.

¿Usted proyecta demandar el artículo nuevo introducido en la ley que reglamenta el funcionamiento de la Jurisdicción Especial para la Paz sobre juzgamiento a militares?

Hay dos artículos abiertamente inconstitucionales.

¿Cuáles son esos dos artículos?

Los artículos que tienen que ver con el tribunal especial para los militares y el artículo que cambia las reglas de juego para que los comandantes de las Farc puedan o no puedan estar en el Congreso mientras la JEP los juzga. Son claramente inconstitucionales porque cambian lo acordado.

¿Qué se le puede decir a la gente que de una u otra manera califica los acuerdos de paz de La Habana como un acuerdo de impunidad?

Este es el primer acuerdo en la historia del mundo que acaba con un conflicto armado y en el que las dos partes convienen la creación de un tribunal de justicia transicional y acuerdan someterse a ella, y todos los máximos responsables de crímenes de guerra serán juzgados y sancionados. ¿Dónde está la impunidad? Es todo lo contrario, es el primer acuerdo donde no va a haber impunidad.

¿Con la JEP se descarta una intervención de la Corte Penal Internacional?

El sistema de justicia, verdad, reparación y no repetición que se acordó, y que incluye la JEP, está en total armonía con el Estatuto de Roma. Si la JEP cumple, si no le ponen palos en la rueda, no habrá intervención de la Corte Penal.

¿Y usted ha visto intentos de poner palos en la rueda?

Sí. Es una posición absurda e inconveniente para los propios militares la que asumió un grupo de militares retirados, muchos de Acore, y que compró el Centro Democrático. Es para no estar en las mismas condiciones de las Farc.

¿Y no tienen razón?

Es que no lo están, y lo que en el fondo hacen es un tremendo daño a los militares. Ellos mismos han dicho que no quieren ese artículo nuevo porque les hace daño. Lo dicen, repito, los propios militares.

Por otra parte, los llamados tres huevitos que le encomendó el expresidente Uribe: confianza inversionista, seguridad y cohesión social, ¿en qué estado los entrega?

Esos tres huevitos se convirtieron en gallos de pelea. ¿La confianza inversionista? Duplicamos la inversión extranjera directa y tenemos la tasa de inversión más alta de nuestra historia, 27 por ciento del PIB el año pasado. Es la más alta de América Latina. ¿La seguridad democrática?

No solo acabamos el conflicto más largo y doloroso de nuestra historia, sino que la tasa de homicidios fue el año pasado la más baja en más de 40 años. El Hospital Militar está prácticamente vacío; hemos limpiado de minas antipersona más de 264 municipios. La extorsión y el secuestro están en los niveles más bajos en décadas.

¿La cohesión social?

Redujimos la pobreza como nunca antes. 5,4 millones de personas salieron de la pobreza en estos ocho años. La salud la convertimos en un derecho fundamental, con cobertura universal con los mismos tratamientos para todos. Decretamos la gratuidad de la educación pública del grado 0 al 11 y le dimos, por primera vez en la historia, el primer lugar a la educación en el presupuesto nacional.

Se crearon 3,5 millones de nuevos empleos, la mayoría formales, con lo cual por primera vez hay más empleo formal que informal. Todas esas políticas se tradujeron en que ahora hay menos desigualdad entre los colombianos que hace ocho años. Según la Cepal, fuimos también el país de América Latina que más redujo la desigualdad.

¿Qué pasó con su promesa electoral de entregar miles de casas a la gente pobre?

Cuando hace ocho años anuncié que íbamos a construir y entregar 100.000 casas gratis, muchos me criticaron y me tildaron de populista y mentiroso. Pues bien, en estos ocho años construimos no 100.000 sino 273.000 viviendas gratis en las ciudades y zonas rurales. Establecimos una política de subsidios que permitió que un millón de familias accedieran a vivienda propia con apoyo del gobierno. En total se construyeron más de 1’750.000 viviendas.

Otro tema. Este de malos resultados: el alza de producción de coca y cocaína…

Mire: La cifra de hectáreas cultivadas creció, es cierto. Y fue debido a tres grandes factores. A la devaluación del peso frente al dólar, al crecimiento de la demanda: entre 2013 y 2017, los nuevos consumidores de cocaína en EE. UU. aumentaron en un 81 por ciento. Y, tercero, haber anunciado que habría un plan de sustitución voluntaria generó un incentivo perverso.

Pero lo importante es que gracias a la paz, se adelanta un plan concreto y efectivo de sustitución voluntaria y erradicación forzosa. De otro lado, la interdicción, la incautación de droga y la destrucción de laboratorios han alcanzado niveles récord. Esto nos permitió compensar en gran medida el incremento de los cultivos. El volumen neto de droga colombiana que llega a mercados internacionales es menor que en la década pasada.

¿Estamos condenados a seguir como primer país productor de coca y de cocaína?

Colombia lleva más de 30 años siendo el primer productor de cocaína en el mundo. Pero no estamos condenados a ello. Por primera vez, gracias a la paz, tenemos la oportunidad histórica de superar de manera estructural y permanente el problema de los cultivos de coca.

Este año, la meta es eliminar 110 mil hectáreas de coca, 70 mil por erradicación forzosa y 40 mil por sustitución voluntaria. Eso es la mitad de las hectáreas que reporta el gobierno americano y es la meta que acordamos con ese gobierno para erradicar en cinco años.

¿Hay adecuada asistencia internacional para el combate al narcotráfico?

Hemos golpeado con contundencia a organizaciones criminales como el llamado ‘clan del Golfo’. En eso, la cooperación internacional es fundamental. Intensificamos nuestra colaboración con México, por ejemplo, para atacar al tránsito de drogas por el Pacífico; estamos apoyando a los países de Centroamérica en esa misma tarea.

¿Hasta dónde el consumo de Estados Unidos es el que estimula la producción?

La OEA y las Naciones Unidas han dicho que el problema de las drogas exige un trabajo común basado en la corresponsabilidad. Y tenemos que cambiar el enfoque mundial de la lucha contra las drogas. Mirar el consumo como un problema de salud pública, ofrecer a los campesinos alternativas sostenibles de ingreso legal y combatir con mayor efectividad las mafias transnacionales, el consumo, el lavado de activos y el tráfico de precursores. Solo así ganaremos la batalla.

Puede ser que no esté relacionado con este tema, pero ¿qué es lo está pasando con líderes sociales en Colombia?

Claro que está relacionado. Es un tema que me preocupa y me duele mucho. Hay tres orígenes de esos asesinatos. Uno, las grandes mafias, incluyendo los carteles de México, matando a los líderes sociales que promueven la sustitución voluntaria de cultivos. Dos, los reclamantes de tierra. Ningún acuerdo de paz había devuelto su propiedad a los campesinos desplazados por la violencia de sus tierras; les estamos devolviendo sus tierras con título legalmente constituido y proyectos productivos; vamos en 300 mil hectáreas, tenemos otras 700 mil que están en manos de los jueces. Los que desplazaron a los campesinos y les arrebataron sus tierras están atacando a los líderes de la restitución.

El tercer origen tiene que ver con las disputas entre bandas criminales, Eln y narcotraficantes por el control de los corredores de la exportación de droga para tratar de quedarse con ese espacio. En esos pulsos ocurrió el asesinato de algunos líderes que están en esas zonas.

Otro tema: ¿Hasta dónde el fallo de La Haya en favor de Nicaragua impondrá una pérdida de parte de nuestro territorio marítimo en el Caribe?

Hemos hecho todo lo que ha estado a nuestro alcance y seguiremos haciendo todo lo posible para defendernos de las absurdas pretensiones de Nicaragua.

Usted anunció que habría un diálogo con Nicaragua, ¿por qué nunca se hizo?

Nosotros seguimos dispuestos a avanzar con Nicaragua en la negociación bilateral directa para resolver nuestros diferendos limítrofes. Pero la verdad es que faltó voluntad de parte de Nicaragua, y honestamente con el régimen actual de Ortega no creo que haya posibilidad de avanzar.

¿Usted cree que su gobierno logró cambiar la imagen del país ante el mundo?

Esa es una de las transformaciones más importantes que logramos en estos ocho años. En el 2010 éramos considerados un país problema. Hoy, Colombia es mirada con respeto y su liderazgo es reconocido. La aprobación de los tratados de libre comercio estaba bloqueada en los parlamentos de Estados unidos y Europa por temas de derechos humanos y laborales. Nos exigían visa para viajar hasta en los países más pequeños. Y no teníamos incidencia en los grandes debates globales.

Ahora participamos activamente en la Cumbre de París sobre el cambio climático, y propusimos y lideramos la adopción por parte de Naciones Unidas de Objetivos de Desarrollo Sostenible. El ingreso a la Ocde y ser socio global de la Otán nos han permitido tener un gran reconocimiento internacional. Por supuesto, la paz nos ayudó a cambiar la imagen. Hoy podemos entrar a 91 países sin visa.

¿Qué hacer con Venezuela?

Lo que ha sucedido con Venezuela es una verdadera tragedia humanitaria. Los venezolanos padecen hambre y no tienen ni siquiera medicamentos básicos. Hemos recibido con generosidad, pero ejerciendo siempre el necesario control, a cientos de miles de venezolanos que huyen de la dictadura y la miseria. Voy a promulgar un decreto que permite la regularización de cerca de 470 mil venezolanos; les facilitamos la vida a los colombianos que retornan y entregamos más recursos para los hospitales públicos que han visto el número de pacientes incrementarse por cuenta de este problema.

En cuanto al régimen, estoy convencido de que la comunidad internacional debe seguir ejerciendo presión para que haya un cambio lo más rápido posible en Venezuela, para restaurar la democracia y devolverles la esperanza a los venezolanos. A Venezuela hay que reconstruirla, y el país que va a estar mejor posicionado para ayudar a esa reconstrucción es Colombia.

¿Reconstruir quiere decir cambiar el gobierno?

Pasa por ahí. Pero esa es tarea de los venezolanos.

El Tiempo


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