Chile: luego de 45 años, condenan a nueve exmilitares por el asesinato del cantautor Víctor Jara

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Condenan a exmilitares a 18 años de cárcel por crimen de Víctor Jara

Fue en el Cementerio Metropolitano, en un terreno baldío cercano a la línea férrea, donde el 16 de septiembre de 1973 fueron encontrados los cuerpos del cantante Víctor Jara y del exdirector de Prisiones (actual Gendarmería) Littré Quiroga. Pasaron 45 años, decenas de peritajes, declaraciones y acciones legales, para que este martes este caso, uno de los más emblemáticos en los relativos a derechos humanos, marcara un hito. El Poder Judicial dictó condena de 18 años de prisión contra ocho exmiembros del Ejército, como autores de los homicidios de ambas víctimas.

La resolución ratifica lo que ya se había anunciado en los procesamientos, que comenzaron en 2012: que el autor de la canción Te recuerdo Amanda -y uno de los iconos de la Nueva Canción Chilena- fue asesinado de a lo menos 44 disparos en los camarines del Estadio Chile, el 15 de septiembre de 1973. Un destino similar fue el que vivió Quiroga.

La resolución judicial de primera instancia, del ministro en visita Miguel Vázquez, establece que ambos prisioneros fueron detenidos el 11 de septiembre y trasladados hasta el Estadio Chile. Allí, según señala el fallo, Jara y Littré “fueron reconocidos por los efectivos militares (…), siendo apartados del grueso de los prisioneros y asignándoseles custodia especial, sufriendo en todo su cautiverio constantes y violentos episodios de agresión física y verbal por parte de los oficiales del Ejército allí presentes, imputándosele, en el caso de Littré Quiroga, el hecho supuesto de haber sido responsable de la prisión y maltrato que habría sufrido el general de Ejército Roberto Viaux”. Respecto de Víctor Jara, la resolución establece que las agresiones “tuvieron como principal aliciente la actividad artística, cultural y política del mismo”.

El 15 de septiembre ambos serían trasladados hasta el Estadio Nacional, junto al resto de los prisioneros que estaban en el Estadio Chile. Sin embargo, nunca llegaron a destino: “Se les dio muerte a ambos, hecho que se produjo a consecuencia de, al menos, 44 (Jara) y 23 impactos de bala (Littré), respectivamente, en todos los casos de calibre 9.23 milímetros”. Según el fallo, esta munición fue disparada por las armas que usaban “los oficiales del Ejército que se encontraban en dicho recinto”.

Los exoficiales condenados por los homicidios y secuestro son Hugo Sánchez Marmonti, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana, Hernán Chacón Soto y Patricio Vásquez Donoso. Todos fueron sentenciados a penas de 15 años y un día por los homicidios, y a tres años un día por el secuestro.

En tanto, el exoficial Rolando Melo Silva fue condenado a cinco años y un día de presidio, como encubridor de los homicidios, y 61 días como encubridor de los secuestros. Los sentenciados pueden apelar a la Corte de Apelaciones de Santiago, por lo que aún no es seguro que ingresen a cumplir la pena.

Sin embargo, estos exmilitares no fueron los únicos condenados en el fallo. También se obligó al Estado de Chile a indemnizar a los familiares de las víctimas por un total de $ 1.370 millones.

El abogado querellante Nelson Caucoto manifestó que “estamos satisfechos con el fallo. Se hizo un trabajo por parte del ministro Miguel Vázquez ejemplar, acucioso y con coraje, en crímenes cometidos por agentes del Estado, lo que hasta hace 15 años no era fácil de investigar. Este es el primer escalón, previo a lo que resta en la Corte de Apelaciones y Suprema”.

El abogado de la Multigremial de Exmilitares de las FF.AA., Raúl Meza, manifestó que “este fallo de primera instancia resulta ser inexcusablemente tardío, al intentar reconstruir hechos acontecidos hace casi 45 años y, en consecuencia, el valor de verdad jurídica y de reparación es ineficaz e inexistente, considerando que el reproche penal de la sentencia se sustenta en ficciones jurídicas y no sobre pruebas directas”.

La Tercera


Biografía de Víctor Jara (1932-1973)

De origen campesino, hijo de un inquilino y una cantora popular, Víctor Jara llegaría a convertirse en uno de los principales referentes de la música chilena y en un testimonio vivo de la creación artística popular.

Luego de deambular por Chillán Viejo y Lonquén, en 1944 llegó a Santiago junto a su familia. Su juventud estuvo marcada por sus estudios de contabilidad, su ingreso al Seminario de la Orden de los Redentores de San Bernardo y su cumplimiento del servicio militar obligatorio. Se incorporó en 1953 al coro de la Universidad de Chile, momento en que inició formalmente su incursión en la música que ya había sido motivada por la labor de interpretación y recopilación folclórica de su madre, Amanda Martínez.

Sin embargo, su primera opción académica fue el teatro. Estudió, entre 1959 y 1961, actuación y dirección en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Durante toda la década de 1960 se consolidó como uno de los mejores directores de la escena chilena, obteniendo numerosos premios y reconocimientos del público y la crítica especializada. Fue, así, uno de los directores teatrales más importantes de su tiempo.

Paralelamente, su labor en la música popular la construyó desde su participación en el grupo Cuncumén, con el que trabajó entre 1957 y 1962. Su creación musical tendió al rescate de la tradición popular y la reivindicación social de las clases desposeídas del país. En este marco, fue director artístico del conjunto Quilapayún (entre 1966 y 1969), colaboró con el conjunto Inti Illimani y fue número estable de la reconocida Peña de los Parra.

Tuvo una fructífera carrera como solista y compositor. Su discografía es una de las más ricas e interesantes de su tiempo. En 1969 obtuvo el triunfo en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, con su composición «Plegaria a un labrador», que interpretó acompañado del conjunto Quilapayún. Se transformó, así, en uno de los principales símbolos de este movimiento musical.

Desde 1970 asumió un fuerte compromiso político participando activamente en la campañas electorales de la Unidad Popular y en el gobierno de Salvador Allende. En 1971 ingresó al cuerpo de artistas estables de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. El 11 de septiembre de 1973 acudió a cumplir sus labores a dicha universidad, donde fue tomado prisionero por tropas del Ejército de Chile, siendo brutalmente torturado y asesinado en el Estadio Chile. Hoy, ese estadio lleva su nombre.

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