Ajustes en el INVAP, la empresa dedicada al diseño y construcción de sistemas tecnológicos complejos

Por Manuel José Lugones* – Especial para NODAL

El gobierno de Mauricio Macri anunció recientemente la cancelación de contratos con la empresa estatal rionegrina de tecnología, INVAP, por un valor estimado de u$s 1.000 millones. En dicho anuncio, realizado en la ciudad de San Carlos de Bariloche donde dicha empresa posee sus principales instalaciones, afirma que la misma deberá reorientar sus contratos de desarrollo hacia clientes extranjeros, de forma tal de reducir sus actividades vinculadas a la provisión de equipamiento a diferentes dependencias del Estado nacional. Resulta paradójico no solo el lugar sino el momento en que el gobierno hace pública la decisión, considerando que INVAP acaba de finalizar la construcción del satélite SAOCOM 1A, y se presta actualmente a su traslado a los Estados Unidos para su lanzamiento al espacio en los próximos meses.

Junto con la cancelación de diferentes contratos –no especificados- hay que sumar que el Estado nacional mantiene con INVAP una deuda, estimada por algunas fuentes en $ 1.400 millones. De esta forma, se agrava el escenario de restricciones financieras por las que está atravesando la empresa. Sin embargo, se da a entender que podría ser superado en el corto plazo considerando los contratos vigentes con varios clientes externos, como la venta de un reactor de investigación y producción de radioisótopos a Holanda por 400 millones de euros concretada este año tras largas demoras. INVAP ganó la licitación en 2009 –en conjunto con la empresa holandesa TBI Holdings B.V.-, pero la crisis financiera internacional obligó a Holanda a suspender la compra debido a la falta de recursos financieros.

Dos serían los motivos que justifican la decisión del gobierno. El primero se encuadra en el marco de recorte del gasto público como parte de la política de ajuste del déficit fiscal. El segundo apunta a modificar el perfil de gestión empresarial y modelo de negocio de la empresa forzándola a competir internacionalmente, entendiendo que la misma posee capacidades probadas para hacerlo. Se retoma aquí la tesis de que los procesos de liberalización económica y una mayor exposición a la competencia externa constituyen la forma más adecuada para impulsar procesos de incremento de la productividad e inserción a los mercados internacionales de las firmas.

Sin embargo, y aquí radica el principal problema, no se aprecian adecuadamente las características de los mercados externos en los que debe operar INVAP e incrementar su volumen de ventas en los mismos. El mercado nuclear y el de telecomunicaciones son mercados de tecnologías en los cuales operar implica no solo competir –técnica y económicamente- con grandes empresas multinacionales.  Además, se ponen en juego diferentes intereses geoestratégicos y, por lo tanto, en donde intervienen los Estados de los principales países desarrollados alterando las condiciones de libre competencia para garantizar su posición de dominio en el escenario internacional.

Por otra parte, contar con una empresa nacional como proveedora de tecnología para el Estado constituye una herramienta clave para disminuir la dependencia tecnológica del país y, en términos estrictamente económicos, reducir las restricciones externas de la economía mediante el ahorro de divisas. En el caso del diseño y fabricación de radares, el desarrollo realizado por INVAP permitió ampliar la infraestructura de control del tráfico aéreo. Estos avances y los logrados por esta empresa en el campo nuclear y en otras tecnologías, con el impacto consecuente en términos de beneficios sistémicos cruciales para el desarrollo económico y social, justifican ampliamente mantener y fortalecer una política de Estado en esta materia. En vez de retroceder respecto de las conquistas de años anteriores.

* Manuel José Lugones es Docente-Investigador de la Universidad Nacional de Río Negro, Argentina

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