Tres semanas para impedir que López Obrador llegue a la presidencia – Por Gerardo Villagrán del Corral

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Por Gerardo Villagrán del Corral*

A tres semanas de los comicios presidencialss en México, arrecian las campañas sucias y presiones nacionales y foráneas, para impedir que el centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO) alcance la presidencia, pese a que en la intención de voto supera ampliamente a los dos candidatos derechistas.

La última semana se desató una intensa campaña telefónica, bajo el esquema de supuestas encuestas, contra López Obrador: mensajes masivos robotizados que atacan y difaman al candidato y atemorizan a la ciudadanía. Esta campaña se suma a la realizada por los principales empresarios del país, que instan públicamente a los trabajadores de sus empresas a abstenerse de votar por AMLO.

Mientras, se teme una intervención más directa de Washington la semana previa a los comicios, con alguna “filtración” (mentirosa, difamatoria) difundida por el terror mediático trasnacional y cartelizado.

Washington usa su “guerra” con la Unión Europea (dólar vs euro) para presionar a Canadá y México e imponer sus condiciones en la postergada renovación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Donald Trump aprovecha estas presiones pensando siempre en las elecciones intermedias de noviembre, tratando de impedir que una mayoría demócrata llegue al Congreso y lo saque de la Casa Blanca.

La guerra comercial en las elecciones mexicanas no debería cambiar las tendencias entre los tres principales candidatos e incluso podría acrecentar las posibilidades de López Obrador, calificado como «extremista» por los capitales financieros. El poder financiero, en su intento de desestabilizar el país, ha sacado 8.000 millones de dólares en los últimos tres meses y quiere presentar un escenario de devaluación, caída de la bolsa valores, falta de inversión.

Una de las constantes del sistema político mexicano es la subcultura del tlatoani, del hombre que cada seis años llega para “renovar la esperanza” con base en sembrar la ilusión del gran cambio. (Huēyi tlahtoāni es una expresión náhuatl, usada para denominar a los gobernantes de la Triple Alianza, quienes ejercían su poder sobre el valle de México. La palabra huēyi o significa «grande, largo, alto, dice Wikipedia).

Los grandes megaempresarios mexicanos instan a sus trabajadores a no votar por AMLO. Entre ellos, Sergio Argüelles González (FINSA), José Ramón Elizondo (Grupo Vasconia), José Fernández Carbajal (Grupo FEMSA), Claudio X. González Laporte (Kimberly Clark de México), Héctor Hernández Pons Torres (Grupo Herdez), Germán Larrea Mota Velasco (Grupo México), Ernesto Torres Cantú (Citibanamex), Alberto Baillères (Grupo BAL), Alejandro Ramírez (Cinépolis), Eduardo Tricio (Grupo Lala) y algunos accionistas de Coppel.

¿Están los 50 dueños de México en condiciones de imponer sus intereses por sobre los de la nación?¿Podrá AMLO impedirles que las utilidades derivadas de cuantiosas inversiones y de los no tan numerosos trabajadores, rindan las más altas utilidades?, pregunta Eduardo Ibarra. Eso no quiere decir que se les permita la práctica sistémica de la evasión y la elusión fiscales al amparo de legislaciones hechas para su beneficio.

Existe el temor, asimismo, que las encuestas, que presagian un cómodo triunfo de López Obrador, estén infladas, una percepción avalada por la “aceptación” de parte del empresariado trasnacional y también de la prensa hegemónica mexicana. Y todo ello en medio de un terrorismo desatado con las mentiras (fake news) por las redes sociales y las llamadas telefónicas difamatorias.

El temor mayor de las trasnacionales (y de Washington) es que López Obrador revierta la reforma energética dispuesta por el actual mandatario Enrique Peña Nieto. ¿Un temor con asidero? La prioridad expresada por el candidato es el de combate a la corrupción, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas e impulsar el campo.

Incluso de ganar el candidato centroizquierdista, antiestablishment, la posibilidad de gobernabilidad estará en buena parte condicionada por las mayorías que deberá sumar en las cámaras legislativas.

La derecha y EEUU

La tendencia del candidato derechista (PAN-PRD) Ricardo Anaya, que figura segundo en las encuestas pese a su retroceso reciente y con una acción penal por parte de la Procuraduría General por presunto lavado de dinero en el estado de Querétaro, ha sido la de ir a enfrentar directamente a López Obrador.

Por su parte, el abanderado del continuismo priísta, José A. Meade, tiene el apoyo del establishment, de las instituciones… y de Washington, y con él viajan los fantasmas del fraude. La única forma leal de vencer a López Obrador es que uno de los decline su candidatura. La otra es al estilo hondureño, con fraude reconocido hasta por la OEA.

El analista Adolfo Jalife-Rahme no descarta que el gobierno estadounidense intervenga de alguna manera, posiblemente con alguna filtración, antes del día de las elecciones: «Todavía no sale el manotazo de Trump, puede haber escándalos muy fuertes», afirma. El investigador y documentalista, López Bengoa señala que «en un país democrático, estaríamos asistiendo a la victoria de AMLO, sin embargo México no es así».

(*) Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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