Poesía, política y erotismo en Buenos Aires
Por Lucía Cholakian Herrera / Fotos: Mili Morsella
La escena de la poesía oralizada crece a cada día en Buenos Aires, llegando a nuevos territorios y públicos. Crece también atravesando generaciones: mientras cada vez más adolescentes se involucran en su consumo o producción, lo hacen así adultas/os que prueban dar sonido a su obra escrita. El fenómeno se expande y con él lo hace su diversidad.
Juliana Planas, Germán Amato y Javier Martínez Conde forman parte de “La Justa Poética”, un slam que se realiza hace tres años en el corazón de Almagro. Con el tiempo, “La Justa” se consolidó como un espacio seguro de competencia entre creatividades, sobre todo para mujeres y disidencias; evitando la crítica violenta, la misoginia y la represión.
“Alta Paja” surge de aquella usina. Un espectáculo en torno al cruce entre la poesía y el erotismo, sin limitar las posibles formas en las que deriva esta convergencia. Poetas haciendo poesía, poetas haciendo política, poetas plantándose en una sociedad en constante transformación. Con el crecimiento del movimiento feminista en Argentina, se problematizan cada vez más los conceptos de heteronorma y hegemonía. El ciclo se hace cargo de estas transformaciones, proponiendo un espacio para crear, compartir y consumir erotismo desde una variedad de disciplinas y formas irrestrictas. Elegir cómo decir y cómo decirlo desde una perspectiva consciente y disruptiva.
El lugar: la Catedral del Tango, milonga icónica de la Capital, espacio donde el aire es denso por la sensualidad característica del tango pero también espacio abierto a la exploración de nuevas formas de excitación y erotismo.
Conversamos con las/os organizadoras/os acerca de la próxima edición de Alta Paja y la propuesta artística del ciclo.
¿Qué fue lo que lxs llevó a pensar en organizar un ciclo como Alta Paja? ¿Piensan que es algo que faltaba en el circuito poético?
¿Alguna vez recitaste un poema erótico en un micrófono abierto, en un slam? Nosotrxs nos dimos cuenta de que lxs tres lo habíamos hecho y percibimos, con diferentes matices, dos cuestiones: por un lado, una sensación de mucho interés por parte del público; por el otro, una incomodidad muy desafiante adentro nuestro a la hora de recitar que nos sirvió de motor para volver a hacerlo. Había que buscar dónde. O generarlo.
Lo primero que pensamos fue que Alta Paja no debía cerrarse a la genitalidad de la pornografía más explícita. Intentamos ampliar el concepto de la sexualidad que nos impone la normalización y hacer del deseo y la excitación que nos produce el lenguaje un pronunciamiento sobre lo importante que es la libertad de exploración del cuerpo propio y, en consecuencia, la interacción consentida con otros cuerpos igualmente libres.
No sabemos si faltaba en el circuito. Bastó con que nos hiciera falta a nosotrxs.
La propuesta es ambiciosa y las última fechas probaron que hay mucho público para este tipo de eventos. ¿Qué ven de distintivo en este tipo de fechas?
Intuimos que no sólo tiene que ver con la temática, sino también con algunos factores que apenas podemos suponer, como la organización, la curaduría de artistas invitadxs, el tipo de dinámica en el que se desenvuelve el evento. Nuestra intención es generar una dosis interesante de contenido artístico y la posibilidad de que el público juegue entre las novedades y las constantes que colaboran a construir espacios de pertenencias. Eso, creemos que de alguna forma estamos proponiendo un nuevo espacio de pertenencia. Y sobre todo, seguro.
Además de proponer un espacio seguro y libre de violencias, Alta Paja propone también una perspectiva del erotismo diversa y con narrativas disidentes. Prueba de esto es que hayan invitado a lo largo de estas fechas a personas trans, travestis, drags y personas mayores; poco representadas en los discursos hegemónicos sobre el erotismo. ¿Por qué tomaron esta decisión? ¿Qué criterios aplican a la hora de organizar las fechas?
Comprendemos que estamos atravesadxs por una infinidad de miradas y prácticas que el concepto hegemónico de la sexualidad invisibiliza. Nos interesa abrir el espacio para que todas las maneras de habitar el cuerpo se conjuguen, vivencien e hilen entre sí. Queremos divertirnos y además profundizar. Si quienes vienen no se ven representadxs en el escenario, creemos que seguimos expandiendo la invisibilización que denunciamos.
¿Piensan que el circuito poético porteño se hace cargo de las transformaciones políticas y culturales en nuestra sociedad? ¿Que lo acompaña, que lo crea, que lo representa? (Me refiero sobre todo a la popularidad de un ciclo con una perspectiva erótica disidente)
En el discurso muchas veces pareciera que sí, pero no siempre sentimos que se reflejen en actos. Nosotrxs mismxs, incluso siendo una propuesta de eróticas disidentes, somos conscientes de nuestras propias deficiencias. Sabemos que partimos de una perspectiva blanca y burguesa, universitaria, con la que nos asumimos en conflicto, lo cual no nos exime de nuestros privilegios de clase. Hay muchas voces ahí afuera a las que todavía no podemos acceder. Nos encantaría dejar de responder sólo a la previsibilidad de llegada de los espacios culturales organizados en los barrios más concurridos y centrales de la Ciudad. Quizás para eso haga falta primero plantar visibilidad frente al hermetismo mediático y el vaciamiento de la cultura para empezar a germinar las raíces de un movimiento cultural más fuerte e integrador, porque, como bien sabemos, no alcanza con que algunos espacios lo intenten, sino que la única manera válida es que surja de la conciencia colectiva.
¿Por qué «La Catedral»? ¿Qué valor agregado suma un espacio tan representativo de la cultura nocturna en Buenos Aires?
Queremos dejar en claro que Alta Paja se va a hacer donde lo creamos necesario y que no responde a un espacio único. Tanto la vez anterior como ahora elegimos la Catedral del Tango, porque no es un lugar fácil, por distintos motivos. Si bien está ubicada en un barrio de mucha accesibilidad donde también confluyen otros eventos culturales, es cierto que La Catedral, antes de Alta Paja, era prácticamente desconocida y marginal dentro del panorama poético al que estamos acostumbradxs a circular; no así en el ecosistema de las milongas. Es en ese sentido que nos pareció clave entrecruzar el camino que venimos transitando desde hace años a través de la poesía con terrenos que nos interpelan desde otras perspectivas sensoriales. Quien ya visitó la Catedral sabe de qué estamos hablando: no es sólo un lugar, sino una experiencia vital que, a partir de su estética general, incita a poner en acción todo el cuerpo. Otras de sus dificultades es que no se maneja con una perspectiva de género clara. Esto es un desafío que no debemos desatender, sino al contrario. Es muy fácil creernos deconstruidxs cuando estamos tan comodxs en los espacios que conquisitamos como para exponernos ante la diferencia. Nos parece pertinente trabajar sobre esto y sólo será posible con la intervención atenta de todxs lxs que hacemos Alta Paja, público, artistas y organizadorxs.
¿Qué se viene a futuro?
Jolgorio.
La próxima edición de Alta Paja se realizará el domingo 10 de junio, en La Catedral del Tango (Sarmiento 4006), y contará con la participación de Noelia Custodio, Zabo Zamorano, Patricia González López, Ivi Olsen, Mariana Michi y Juliana Planas