Petro se proclama el líder de la oposición con la mira en el 2022 (y 2019) – Por Juanita León
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Por Juanita León*
Tras marcar un hito en la historia de este país, al conseguir 8 millones de votos a pesar de tener a todos los factores de poder unidos en su contra y consiguiendo el fervor de casi todo el movimiento social, y el apoyo del sector creativo, de varios intelectuales internacionales y algunos nacionales, y de no pocos columnistas de grandes medios, Petro dijo -con razón- en su discurso después de que se conoció el triunfo de Iván Duque que “no se sentía derrotado”.
“No estamos quejumbrosos, lloriqueando porque no estamos en la Casa de Nariño. Es una lucha de décadas…No nos hemos preparado para ser oposición sino para ser gobierno”, dijo.
En su discurso reapareció el Petro de la primera vuelta, hablándole más a su bases que al centro que intentó y consiguió en parte conquistar para la segunda vuelta, acompañado de su familia, de su círculo más cercano y de políticos de su movimiento de la Decencia como María José Pizarro. No estaban arriba con él ninguno de los líderes verdes que lo ayudaron en segunda vuelta, como Claudia López, Antanas Mockus o Antonio Navarro ni ninguna de las figuras que lo respaldaron en segunda vuelta.
Con un discurso opuesto al de unidad de Duque, Petro volvió a la dicotomía de nosotros (los libres) contra ustedes (los corruptos, anacrónicos y comprados), recuperó la visión internacionalista (“el mundo estaba esperando un milagro en Colombia”, dijo) y más que un discurso de derrota fue uno de campaña.
Una campaña que arrancó hoy, con miras a conseguir la Presidencia del 2022 y las alcaldías de grandes ciudades en el 2019, presentándose como el líder de la oposición al nuevo gobierno de Duque.
“Hoy somos la oposición a este gobierno”, dijo, hablando siempre en la tercera personal del plural, y enumeró a qué se le opondría lo que llamó “la resistencia”, un término que también comenzaron a utilizar las organizaciones sociales que estaban con él tan pronto se anunció el triunfo de Duque y sobre el que La Silla Vacía escribirá en profundidad en los próximos días.
Petro reiteró que se opondrán a la dependencia del carbón, a las trabas que le ponga a la paz, a la bajada de impuestos a los magnates.
Le aconsejó a Duque romper con las “dos fuerzas más anacrónicas” del país, Uribe y Ordóñez. Dijo que esperaba que fuera cierta su oposición al fracking “porque 8 millones de colombianos vamos a cuidar el agua” y agregó que ojalá que Duque “tenga la fortaleza” para separarse de los que lo ayudaron a elegir porque “son las peores asociaciones para delinquir en Colombia”.
Pasó luego a dar su lectura de por qué no ganó: porque a la gente le da miedo el cambio; porque sus rivales le metieron miedo y mentiras a la gente con que era ateo o castrochavista; porque la maquinaria compró votos; porque Fajardo no estuvo a la altura; “porque aún hay pobres que piensan que es mejor recibir plata que cambiar la Historia de Colombia”; porque “hay unos núcleos de población antioqueña y norsantandereana (dos lugares donde Duque barrió con más del 70 por ciento de los votos) que no creen en el futuro y que son dependientes de una mentalidad anacrónica”.
En todo caso, declaró varias defunciones: “la corrupción está herida de muerte”; “la clase política tradicional ha muerto”; de los medios dijo que “el pueblo colombiano ya no se los soporta”.
Y una vez terminado su balance, delineó su futuro.
(*) Periodista colombiana. Directora de la Silla Vacía.