Venezuela dice adiós al trovador caribeño Evio Di Marzo
Asesinaron al cantautor Evio Di Marzo
Este lunes fue asesinado el cantautor venezolano Evio Di Marzo.
Al músico lo mataron en las adyacencias de Bellas Artes en el momento en que se trasladaba en su vehículo. Sujetos lo interceptaron para robarle el carro y le dispararon cuando se resistió.
El cantante, que era hermano de Yordano, fue trasladado al Hospital Miguel Pérez Carreño, adonde llegó sin vida.
Di Marzo se hizo famoso en la década de 1980 con la agrupación «Adrenalina Caribe». Con canciones como «De dónde viene tu nombre», «Era Nuclear» y «Selva del Tiempo» se ganó un espacio entre los grandes de la música venezolana.
De acuerdo con un artículo publicado el año pasado por RT, Di Marzo se alejó de la fama en 1991 cuando conoció el Islam, así que se dedicó a escribir música dedicada a Alá.
Para el momento en que fue publicada dicha entrevista, el cantautor se dedicaba a trabajar como taxista, algo que ni su esposa ni su hijo compartían.
También apoyó abiertamente a Hugo Chávez, lo que le generó muchas críticas. «Hay personas que sí son capaces de entender que una cosa es mi música y, otra muy diferente, mis ideas políticas o religiosas», dijo para RT. Sin embargo, fue muy crítico del gobierno de Nicolás Maduro.
Además, Evio Di Marzo trabajó como profesor en la carrera de Sociología en la Universidad Central de Venezuela entre los años 1988 y 1991.
«Esto es un hecho de inseguridad que le llega a cualquiera. Más que un padre, era un hombre influyente en mi vida», dijo Rodrigo Di Marzo, hijo del cantante a NTN24.
Evio Di Marzo: un trovador caribeño que dominó la belleza
«Mucho antes que llegaran los españoles, mucho antes que llegaran blancos y negros, ya en América los indios, dominaban las estrellas, ya en América los indios, dominaban la belleza, y en las tardes puedo verlos reflejados en el cielo, en el cielo, el cielo del tiempo».
Eso se atrevía a escribir y cantar Evio Di Marzo en los 80, al mismo tiempo que sus colegas interpretaban Zapatos de tacón alto, Descarado o Mamita ábreme la puerta.
Este trovador contemporáneo, que defendió el sonido caribeño al ultranza, además de Selva del Tiempograbó temas que marcaron su momento como De dónde viene tu nombre y Yo sin ti no valgo nada. Sus líricas supieron alternarse entre lo combativo y lo romántico y a pesar del veto que sufrieron por parte de la industria musical que lo calificó como subversivo, junto a su agrupación Adrenalina Caribe ocupó un lugar insustituible entre los melómanos venezolanos.
Con su prematura partida este lunes 28 de mayo, Di Marzo lega al acervo musical nacional una obra comprometida y de genuina calidad artística, que traspasó generaciones.
Siempre a su manera
Evio, a secas, como se le conoció en el ambiente musical desde sus inicios, nació en Caracas el 23 de mayo de 1954. Hijo de madre y padre provenientes de Italia, se enamoró desde muy joven de la música. Aprendió de forma autodidacta a interpretar diversos instrumentos y desde adolescente le bajó la musa para escribir sus propias letras.
Con 13 años de edad, junto a su hermano Yordano, formó la banda Ford Rojo 1954 que más adelante cambió de nombre a Sietecueros. A finales de los 70 se junta con algunos músicos del sector caraqueño de Sarría y nace Adrenalina Caribe, agrupación con la que grabó cuatro discos.
En 1991 adoptó el Islam como forma de vida y se apartó del ojo público. Su conversión a la religión musulmana le hizo acoger una vida austera en lo material pero muy rica en lo espiritual. Desde entonces se encargó de pregonar el mensaje de hermandad plasmado en el Corán y no dejó de portar una pañoleta palestina en solidaridad con este pueblo del Medio Oriente.
Con esa misma pañoleta amarrada al micrófono, el pasado 27 de abril subió a la tarima del café La Patana Cultural en el Teatro Teresa Carreño para encabezar un reencuentro de Adrenalina Caribe, luego de ocho años en que sus integrantes no coincidían. Celebraron los 27 años de su último disco. Descargaron. Pusieron a bailar a su público de siempre, que lo aplaudió como siempre. Y sin saberlo, fue una despedida.
Antropólogo de formación, dio clases en la escuela de sociología de la UCV. Tuvo diez hijos. Se desempeñó como empresario, montando el restaurant Evio’s Pizza, primero en Los Palos Grandes y luego en el Teatro Principal, diagonal a la Plaza Bolívar. Ambos lugares fueron punto de encuentro de la bohemía caraqueña. Chavista de los que no se quedaban callados. No hay nadie de cualquier bando que no tenga solo bellas palabras para recordarlo y rendirle tributo.
«Esta madrugada a puertas adentro me toca llorar a mi hermano. Hoy me quedo con el recuerdo de lo que fuimos, con su genialidad musical, con sus hermosas canciones que vivirán para siempre, me quedo con su manera particular de ver la vida, con sus 10 hijos, mis sobrinos a los que amo con toda el alma, me quedo con la vida vivida ‘siempre a su manera'», es parte del mensaje con que Yordano confirmó la partida del Evio a través de la red Instagram.
Adelantado a su época
Entrevistado por AVN, el rockero Paul Gillman recordó que conoció a Di Marzo mucho antes del boom de Adrenalina Caribe. «Él tenía un estudio de ensayo al que le decían El sótano de La Florida a donde íbamos muchos artistas de diferentes géneros. Yo tuve la oportunidad de ensayar ahí durante toda la creación de mi segundo disco como solista, El Guerrero, en 1985″, relató.
Gillman también recuerda de sus encuentros en la pizzería de la Plaza Bolívar. «Siempre fue una persona muy amable, muy concentrada en su trabajo. (…) Supe de su crítica constructiva, sobre todo cuando se estaban haciendo muchos los conciertos en La Carlota y él hablaba sobre la injusticia con las bandas venezolanas a las que se le ponía en una tarima chiquitica y los grupos internacionales en tarimas gigantes».
También habló el cantautor Roque Valero, quien a pesar de no haber compartido tarima con Di Marzo, rememora cómo conoció su sonido y cómo nació su admiración por sus letras.
«Crecí escuchando la música de él y la de su hermano. Primero la de él porque por una casualidad llegó a mi casa primero un disco de Adrenalina Caribe con temazos de él. Lo que más me gustaba era la lírica, me parece que era un músico adelantado a su época, que lo que hacía musicalmente no correspondía a lo que estaba sucediendo en Venezuela en ese momento ni en Latinoamérica en general. Toda esa mezcla de lo tropical con la trova, hasta con el pop, eso lo logró él antes que mucha gente en este país y en el continente», valoró.
«Es una gran pérdida para Venezuela, para la poesía, para la música, para la lírica. Es una gran pérdida porque era un gran ser humano y un gran artista», subrayó Valero.
Evio di Marzo nos deja el perfume de sus canciones
Por Maritza Giménez
Ya el rock, con todas sus derivaciones, el “peace & love”, la música disco, etc, se desvanecían en los 80, cuando todo pasó. De pronto, un inesperado (?) florecimiento musical de aquí, de nosotros, ¡por fin!, sorprendió a todos con aquellas voces que no eran el Alma llanera, pero cantaban, y tocaban, desde el corazón, el corazón de todos, con letras y músicas que parecían decir “esto es lo que somos ahora”.
Fue el llamado “boom” de nuestra música, protagonizado por un ramillete de voces y compositores de nuevo sello: Franco Devita, Ricardo Montaner, Ilan Chester, Antonieta, Marlene, Kiara, Karina, Rudy La Escala, Rudy Márquez… y entre ellos, dos hermanos, tan parecidos y tan distintos: Yordano y Evio Di Marzo.
El primero, apolíneo, apuesto, enamoró a todos con su poesía urbana que nos hablaba de “rodar como una piedra/ cuesta abajo en tu cintura”. El otro, dionisíaco, impulsivo, era la efervescencia del caribe, de lo latino. Así, Yordano y Evio irrumpieron en la escena venezolana como dos estilos nuevos, tan distintos y tan semejantes.
“Como antropólogo, Evio tenía un talento musical con muchas influencias latino-caribeñas, como latino nueva-trova, mientras Yordano se orientaba más al pop”, afirma el compositor y pianista Justo Morao, quien destaca, además del talento de Evio, su condición humana. “Yo visitaba con frecuencia su restaurant, donde le dio oportunidad a muchos de los músicos de los 80 que se perdieron de la vista pública, igual que a las nuevas bandas. Su partida debe ser un duro golpe para su familia, y en especial para Yordano, en estos momentos tan difíciles”.
Evio Di Marzo se inició en el mundo musical a los 13 años con Ford Rojo 1954, una banda integrada por músicos de la talla de Vinicio Ludovic, Alejandro Blanco Uribe y Miguel Barrios, entre otros, estudiantes de Arquitectura en la UCV, cuyo líder y cantante era su hermano Yordano. A los 24 años, entrados ya los 80, funda la agrupación que lo catapultaría a la fama, Adrenalina Caribe, con la cual grabó cuatro discos en nueve años: Pico y Pala (1982); Adrenalina Caribe (1985); Evio Di Marzo-Adrenalina Caribe (1987) y ‘Bio Bio (1990).
“Adrenalina Caribe es, sin lugar a dudas, una de las mejores propuestas musicales que ha existido en Venezuela. Estaban totalmente adelantados a su tiempo”, opina el saxofonista Julio Andrade, destacando, igualmente, el carácter y personalidad de su creador: “Evio fue un tipo muy franco, decía y hacía lo que pensaba, y su música era un fiel ejemplo de eso. No le tenía miedo a experimentar y lograba que las cosas fluyeran. Tenía un humor muy particular y un verdadero amor por Venezuela”.
Para Lil Rodríguez, periodista y crítico musical, Evio tenía un estilo que supo mantener al margen de las influencias del momento. “No sucumbió a ninguna otra forma expresiva, melódica y rítmica en momentos en que estaban en efervescencia otras manifestaciones», señala.
«Nunca me encasillé. Compongo tomando muchos elementos, muchos géneros musicales y de forma libre», respondería el propio Evio.
Como “Músico, antropólogo graduado, docente universitario, experto en cultivos hidropónicos, velerista, cocinero, gerente de restaurantes, productor musical y padre de 10 hijos», se presentaba a sí mismo, y su poco común creatividad intelectual aflora también en su ejercicio de la docencia, cuando, dictó en la escuela de Sociología de la UCV la electiva “Estudios de Antropología de la Muerte”.
“Hay personas que sí son capaces de entender que una cosa es mi música y, otra muy diferente, mis ideas políticas o religiosas», diría, según reseña el periodista Ernesto J. Navarro.
“Hoy me toca llorar puertas adentro (…). Hoy me quedo con el recuerdo de lo que fuimos, con su genialidad musical, con sus hermosas canciones que vivirán para siempre, me quedo con su manera particular de ver la vida”, escribió, desde la distancia, su hermano.