México: siete de cada 10 personas que nacen pobres permanecerán en esa condición toda su vida

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En México el origen determina las opciones de logro individual

México vive una situación en la cual, en términos de movilidad social, los dados están cargados desde el nacimiento.

Siete de cada 10 mexicanos que nacen en las familias de menores ingresos no lograrán salir de la pobreza a lo largo de su vida, reveló un informe presentado este martes.

El país no genera suficientes medios de movilidad social. Tampoco de mejoría en el ingreso. En el pasado cuarto de siglo el ingreso promedio de los hogares disminuyó en términos reales, es decir, perdió capacidad de poder de compra, de acuerdo con un informe del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).

El de los hogares más pobres disminuyó 20 por ciento entre 1992 y 2016; en el mismo periodo, el de las familias de estratos medios y altos lo hizo en 18 por ciento, en cada caso.

Con el ritmo de crecimiento de la economía de las dos décadas recientes, el ingreso promedio de la población tardará 70 años o más en duplicarse, según el documento.

Los pobres seguirán en pobreza y los ricos en la riqueza

La situación de la movilidad social en Mexico se resume de la siguiente manera: quienes nacen pobres se quedan pobres y quienes nacen ricos se quedan ricos, planteó el CEEY en el reporte El México del 2018. Movilidad social para el bienestar,presentado este martes.

Así como siete de cada 10 personas que nacen pobres morirán pobres, el estudio muestra que entre los miembros de familias que están en la parte superior del ingreso la historia es la opuesta. Nueve de cada 10 mexicanos que nacen en familias que se ubican en la parte más alta del ingreso nunca caerán al nivel intermedio y, de entre ellos, ocho nunca se ubicarán en un rango menor de ingreso al que tenían sus familias cuando nacieron.

La posición social se transmite de padres a hijos con una frecuencia importante entre quienes se encuentran tanto en la base como en la parte más alta de la pirámide socioeconómica, menciona. En esta dinámica de baja movilidad social, México sobresale, en este caso para mal, a escala internacional.

El informe cita, como ejemplo, que en Estados Unidos, cuatro de cada 10 personas que nacen en la parte más baja del ingreso se quedan ahí, mientras en países como Dinamarca, Suecia, Finlandia y Noruega, que se caracterizan por la construcción de estados de bienestar con sistemas universales, la relación es de tres de cada 10.

México es una sociedad donde las condiciones de origen determinan las opciones de logro de las personas, dijo Roberto Vélez, director ejecutivo del CEEY, en la presentación del estudio. Al no lograr que sea un hecho la movilidad social –que las personas tengan más ingreso y oportunidades de educación, salud, empleo y pensión que sus padres– el país se está convirtiendo en una sociedad de mexicanos de primera, segunda, tercera y cuarta clases, desgraciadamente, dijo Vélez.

Esos mexicanos con diferentes grados de bienestar y acceso a oportunidades se están cruzando todo el tiempo, apuntó. La gente atrapada en la movilidad sabe a qué no puede acceder y eso crea problemas, le pega al tejido social y se manifiesta en problemas de cohesión social, añadió.

En un mensaje de video desde París, Francia, Gabriela Ramos, directora de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), expuso que los niveles de desigualdad en Mexico se cuentan entre los más altos entre los países que pertenecen a ese grupo.

En la actualidad, 53 millones de personas, que representan 43 por ciento de la población, viven en pobreza, cifra calificada por Ramos de muy elevada.

Recomendaciones básicas para mejorar la movilidad social

En Mexico, agregó, la pobreza combinada con la informalidad en las actividades económicas inhibe las oportunidades de escalar en la pirámide social.

Los dados están muy cargados desde el nacimiento, apuntó. Para atender los problemas de movilidad social, el estudio del CEEY hace cinco recomendaciones básicas:

Primero: una reforma fiscal que lleve a la eliminación de la informalidad en la actividad productiva y a una mayor recaudación de impuestos.

Segundo: que el sistema de protección social se unifique y universalice. Esto incluye reformas en los sistemas de salud, de pensiones y de seguridad social.

Tercero: la cobertura, calidad y pertinencia del sistema educativo deben centrarse en mejorar e igualar oportunidades de aprendizaje, en especial en la educación media superior.

Como cuarta recomendación cita que las políticas públicas promuevan un mercado laboral flexible, pero a la vez seguro. Además, hay que eliminar la discriminación hacia grupos vulnerables.

El sistema financiero debe tener mayor penetración y ser más competitivo. Esto promoverá que más personas tengan acceso a la protección financiera mediante el ahorro, el crédito y los seguros, establece como quinta recomendación.

La Jornada

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