Mariana García Sojo, feminista venezolana: «El aborto es la gran deuda de la revolución»

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El 6 de diciembre de 1998, Hugo Rafael Chávez Frías ganó las elecciones presidenciales de Venezuela con el 56,2% de los votos. A partir de ese momento, en el país sudamericano se inició lo que se conoce como la Revolución Bolivariana, un proceso político caracterizado por el aumento de derechos de amplios sectores de la sociedad y por el poder que empezó a tomar la población en la toma de decisiones gubernamentales.

A pesar del crecimiento en los derechos de la población, la Revolución Bolivariana tiene una importante deuda con uno de los sectores más grandes del país: las mujeres. A pocos meses de cumplirse 20 años de la primera victoria electoral del chavismo, el aborto en Venezuela sigue siendo legal sólo en los casos de amenaza de vida de la madre o la inviabilidad del feto. La ley no se ha modificado y las penas para una mujer que realice un aborto van de seis meses a dos años de prisión, mientras que la pena para la persona que realiza la interrupción alcanza los tres años.

Ante la prohibitiva ley que todavía rige en Venezuela, en el 2014 el Comité de los Derechos del Niño de la ONU aseguró que el país debería modificar su ley y se mostró “preocupado por la falta de acceso a procedimientos de aborto seguro a causa de la restrictiva ley y la carencia de información sobre el impacto de los programas para reducir estos embarazos”.

La actualidad se agrava ante los altos índices de embarazo adolescente que tiene el país. Según el Instituto Nacional de Estadística del 2016 las cifras son sostenidas y están en crecimiento . En el 2014, la tasa de maternidad entre adolescentes de 15 a 19 años era de 93 por cada 1000 mujeres, en el 2016 llegó a 95 por cada 1000. Estos números colocan a Venezuela en el primer lugar de embarazo adolescente en la región andina, sudamericana y caribeña de América y solo es comparable con África subsahariana.

En diálogo con L´Ombelico del Mondo, la vocera de la Red de Información por el Aborto Seguro, Mariana García Sojo, aseguró que con la Revolución Bolivariana “hemos acumulado muchas victorias” pero que “falta mucho por discutir en materia de feminismo y de género”. En este sentido, afirmó: “El aborto es una gran deuda”.

–¿Cómo se debate en la Revolución Bolivariana el aborto?

–Nosotros en revolución hemos acumulado muchas victorias y reivindicaciones muy importantes para el movimiento popular y para los sectores más marginados del capitalismo. Sin embargo, nos falta mucho por discutir en materia de feminismo y de género. El aborto es uno de esos grandes temas, es una gran deuda de la revolución. Acá en Venezuela los movimientos feministas venimos desde hace años, incluso desde antes de la revolución, planteándolo como un aspecto central de la agenda, pero no hemos sido capaces de insertarlo. El movimiento feminista no termina de permear a la alta dirigencia del chavismo.

–¿Cuál es la realidad del aborto? ¿Hay alguna estadística que demuestre cuál es la incidencia del aborto en Venezuela?

–El Código Penal reconoce el caso de abortar cuando está en peligro la vida de la madre o el embarazo es inviable. Sin embargo, eso no ocurre. Las mujeres que van con embarazos inviables a un centro de atención pública no logran acceder a un aborto porque no se cuenta con acceso al misoprostol o mifepristona, que son los medicamentos con los cuales se trabaja generalmente en estas interrupciones. Por otro lado, en Venezuela no tenemos datos oficiales sobre el aborto. Hay un silencio en general sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres, y en particular sobre el aborto no se llevan registros oficiales. El único dato que tenemos proviene de un documento del 2013, donde se reconoce que existe un subregistro, es decir, un registro no sistemático donde no se diferencia entre abortos inducidos o abortos espontáneos. Además, se estima que el aborto es la tercera causa de maternidad materna o el 10% de las muertes maternas del país, lo cual es decir bastante porque en estos momentos Venezuela tiene cifras de mortalidad materna que está en los tres dígitos, las cifras más alta de la región.

–¿Esperan poder insertar el debate por el aborto en la campaña presidencial de este año?

–En el gobierno de Nicolás Maduro es donde más hemos logrado posicionar el tema del aborto en relación a años anteriores con el presidente Chávez. Aunque todavía no hemos podido incidir de una manera determinante en la posibilidad de despenalizar, sí es cierto que el presidente Maduro llamó abiertamente a la discusión sobre el aborto en el Congreso de Mujeres. Para nosotras eso es un gran avance. Por otro lado, recientemente la Asamblea Nacional Constituyente nos planteó al movimiento feminista la posibilidad de una discusión abierta con el derecho de palabra a los movimientos. Por ahora esto no ha sucedido y estamos presionando todos los 28 de cada mes en la Asamblea para que esto suceda. Yo creo que en el marco de la campaña y en el de la guerra económica que se va recrudeciendo tenemos más posibilidades de instalar el tema del aborto, el tema de la educación sexual y de una política de anticonceptivos más eficaz.

–¿Cómo es la influencia de la religión en los asuntos del Estado?

–En Venezuela sin duda el evangelismo y los fundamentalismos religiosos han tenido mucho poder con la lentitud del avance de muchas discusiones en relación al feminismo y la igualdad de género; especialmente en materia de aborto. Venezuela comparte con la región el rol de los fundamentalismos religiosos en el bloqueo de las agendas feministas.

–¿La participación de las mujeres en las instancias de poder ha significado avances en los derechos de las mujeres?

–Han habido compañeras que, estando en puestos de dirigencia, han permitido el avance en materia de reivindicaciones muy importantes para las mujeres y el feminismo como la Ley Orgánica a vivir una vida libre de violencia, que es una ley de avanzada en la región que enumera 21 tipos de violencia. La presencia de mujeres en altos cargos de la dirigencia no es sinónimo de un avance de nuestra agenda, pero la presencia de compañeras en cargos importantes de dirección han posibilitado muchos de los logros de las mujeres y las diversidades del país.

–¿Cuáles son las principales reivindicaciones en la actualidad venezolana?

–Para nosotras hay tres reivindicaciones centrales. Por un lado, el tema de la precarización laboral, que viene asociada a la crisis y a la precarización de la vida en general, a la extensión de las jornadas laborales, a las largas colas para conseguir el sustento mínimo cotidiano. Este es un asunto central porque afecta centralmente a las mujeres y niñas del país. Por otro lado, el tema de la mortalidad materna es una crisis de salud en Venezuela. Estamos en una cifra extremadamente alta, de las más altas de la región. Este hecho viene acompañado de un silencio muy preocupante en términos de cifras oficiales. No hay cifras oficiales publicadas de forma sistemática y actualizadas desde el 2012. Por último, el tema de los femicidios, la violencia femicida contra la mujer también se viene disparando en los últimos años en Venezuela y ha ido adquiriendo visibilidad entre las mujeres organizadas del poder popular y también en las agendas del feminismo. Estas tres reivindicaciones son la punta de lanza de los reclamos del movimiento feminista en estos momentos.

L´Ombelico del Mondo


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