Carlos Alvarado asumió la presidencia de Costa Rica con un gabinete multipartidista
Presidente Alvarado: el futuro está en nuestras manos
“Hoy recibo esta banda (presidencial) con plena conciencia de que es el mayor honor que se puede recibir y de la enorme responsabilidad que tengo con todos ustedes y con nuestra patria”, expresó Alvarado en la sesión solemne del Congreso que se realizó en la Plaza de la Democracia, frente a unas 2.000 personas.
El novel presidente recordó su promesa de llevar el actual déficit fiscal del 6,2% del año pasado a un 3% cuando finalice su mandato, y subrayó que ésta es una tarea de primer orden porque “el tiempo esta a punto de agotarse para hacer esta reforma”. Lo contrario “pone en riesgo a la nación de cara a sus 200 años” de vida independiente.
“Lucharemos decididamente contra la evasión, contra el contrabando, contra la subfacturación, trabajaremos en reducir la informalidad. Recaudaremos mejor los impuestos existentes, haremos un uso eficiente de los recursos de la hacienda pública para lograr los objetivos del país, seremos austeros, iniciando por este mismo acto, y mantendremos una firme disciplina fiscal”, aseguró.
“Seremos rigurosos en el control del gasto público, impulsaremos la eficiencia de lo público, para lo cual entraremos a modernizar el Servicio Civil y dialogaremos para hacer efectivas reformas al empleo público”.
Pero aún haciendo todo eso, es necesaria la aprobación de un proyecto de ley en materia fiscal que genere nuevos ingresos, apunto el mandatario.
“Me dirijo a ustedes presentantes populares del legislativo, y lo hago con afecto patrio: les pido analizar este proyecto y avanzar con el mismo de manera oportuna y ojalá pronta, para contar su aprobación.
“De ello depende el futuro de este país y el bienestar y tranquilidad de todos los hogares costarricenses”, advirtió.
Educación del siglo XXI
Alvarado destacó la importancia de ahondar los cambios en materia educativa: brindar a los estudiantes infraestructura adecuada, contenidos atractivos y de calidad que les enseñen a aprender continuamente, que los prepare para su vida laboral.
Su administración, apuntó, procurará facilitar el acceso a la tecnología, reducir la carga administrativa a los educadores para que puedan dedicarse a la docencia y retornar a las aulas a dos de cada cinco jóvenes en edad de realizar estudios de secundaria que están excluidos del sistema.
Fortalecer a seguridad ciudadana
Abordar la seguridad ciudadana con “una visión integral, que articula la prevención del delito atendiendo a sus causas éticas y sociales, con el rigor contra los delitos violentos”.
Ejecutar una acción enérgica y coordinada para combatir y replegar el crimen organizado, el narcotráfico, la legitimación de capitales y la corrupción.
Reducir el hacinamiento carcelario y fortalecer los procesos de reinserción social debida y técnicamente realizados.
Más salud preventiva y menos curativa
Respecto de la Caja Costarricense del Seguro Social: “Daremos especial atención a la necesidad de optimizar el uso de los recursos, de mejorar y humanizar la atención que reciben los asegurados, rescatar gradualmente la solidez financiera del sistema de pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte, prepararnos para la transición demográfica que elevará el número de adultos mayores así como simplificar la inscripción y el aseguramiento para personas trabajadoras independientes y asalariadas.
Hacia una economía descarbonizada
“No solo tenemos que mejorar la gestión de nuestros parques nacionales y el balance ambiental y humano en las zonas protegidas, sino que tenemos la tarea titánica y hermosa de abolir el uso de combustibles fósiles en nuestra economía para dar paso al uso de energías limpias y renovables. La descarbonización es la gran tarea de nuestra generación, y Costa Rica debe estar entre los primeros países del mundo que lo logra, sino el primero”.
Desarrollo de cambios hacia una modalidad de transporte eléctrico e híbrido.
Avanzar de manera decidida con el tren rápido de pasajeros, la sectorización del transporte público; la ampliación de la ruta 27; el avance en la construcción de obras como la carretera San José-San Ramón, la carretera a San Carlos, la ruta Florencio del Castillo, la ruta 32 a Limón y el tramo Cañas-Barranca.
Empleo y regionalización
Impulsar el empleo en las regiones más afectadas por la falta de puestos de trabajo: la provincia de Limón, el Pacífico Central, la zona Sur Sur, en Guanacaste, la Zona Norte y la Zona Norte Norte, en las cosas y las zonas rurales.
Ampliar la educación técnica de calidad y pertinente, con apoyo de becas, transporte y cuido de niños y niñas.
Generalizar la efectiva enseñanza de una segunda lengua. “Costa Rica debe ser en el mediano plazo bilingüe”.
Llevar a esas zonas los bienes públicos como infraestructura, fibra óptica, agua en calidad y cantidad, educación y crédito.
“En el bicentenario nos debe preocupar el empleo en cada región, y no solo la sumatoria del desempleo a nivel nacional, porque este enfoque nos ayudará a reducir las desigualdades que persisten.
“Costarricenses: para concretar todo lo anterior, nuestras herramientas serán trabajo en equipo, seguimiento feroz, agilidad y honestidad. Siempre pensaremos en la mayoría, con especial énfasis en los más necesitados.
Y costarricenses, no será fácil. Pero lo tenemos que hacer, porque no hay opción. No hacerlo significa que nos devore el pasado, y que veamos reducido nuestro bienestar. Escojamos pues, congruentes con nuestra historia, la ruta de trabajar duro y por el bien común.
Muchas personas que topo en la calle, me piden lo mismo: “no nos falle”, me dicen. Y trabajaré muy duro dando lo mejor de mí para no fallarles. Pero yo también les digo, no nos fallemos a nosotros mismos, porque esta empresa de desarrollo es colectiva, es de toda nuestra sociedad. No hay esfuerzo pequeño, no hay persona que no valga, todos tenemos algo que contribuir en nuestro entorno más inmediato. Solo así ocurre el cambio”, concluyó el presidente.
Equipo de Carlos Alvarado tiene 44% de PAC, 24% de PUSC y 11% PLN, ¿qué áreas asume cada partido?
Menos de la mitad de los 45 miembros del equipo del presidente, Carlos Alvarado Quesada, están vinculados al gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC).
La promesa de un gobierno multipartidista se concretó con esta composición: un 44,4% proviene del PAC, un 24,4% del PUSC y un 11,1% del PLN, al tiempo que un 2,2% tiene su raíz en el Frente Amplio y un porcentaje similar en el partido cantonal Curridabat Siglo XXI.
El restante 15,5% corresponde a personas vinculadas al sector público, a puestos internacionales, al sector privado y a la academia que no han tenido antecedentes de vínculos partidarios.
Así se desprende de un análisis de este medio en el cual se tomó en cuenta la participación de estos jerarcas en gobiernos anteriores y las militancias políticas activas, en los casos en que existan. Lo que evalúa es la raíz, no significa necesariamente que todos participen activamente hoy en estos partidos.
Carlos Alvarado nombró al socialcristiano Rodolfo Piza como ministro de la Presidencia, pero conservó para el PAC puestos estrechamente ligados con la representación y seguridad del Gobierno. Tal es el caso de la Cancillería, la Comunicación y la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS).
En el área del manejo económico, el PAC cedió bastante. En este sector, el PUSC asumió tres puestos, la coordinación, Hacienda y el enlace con el sector productivo, mientras que el PLN asume otros tres: Comercio Exterior, Turismo y Economía.
La plana económica la completa Rodrigo Cubero en el Banco Central, quien viene del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El PAC sí tendrá mayoría en las instituciones del sector agrícola y en las que prestan servicios públicos, como el ICE, Recope, el INS y el AyA.
Hasta el momento, Alvarado ha hecho 45 nombramientos, ya designó 24 ministros, 19 presidentes ejecutivos, al representante de Costa Rica ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y al director de Inteligencia y Seguridad (DIS).
En el sector social, en tanto, la participación es más plural: tres figuras del PAC, dos del PUSC, dos del PLN, una del Frente Amplio y una sin partido.ntre otros puestos, aún tiene pendiente la cabeza de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva).
Del grupo de 45 jerarcas, el 69% (31) ya tienen experiencia en la función pública desde cargos políticos (designados por el mandatario de turno) o, de elección popular.
Es decir, solo el 31% no ha ocupado cargos altos en la función pública.
Rojiamarillos tienen mayoría, pero no absoluta
Los rojiamarillos tienen 20 de los 45 puestos anunciados hasta ahora.
Ese porcentaje es inferior al 50% más uno que, en un principio, el PAC dijo que quedaría en las manos del partido oficialista cuando ofreció crear un gobierno multipartidista.
Diez de estas figuras del PAC formaron parte del gobierno de Luis Guillermo Solís y otros cuatro integraron la fracción legislativa del Partido que acaba de salir.
Quienes permanecerán en el Poder Ejecutivo son Sylvie Durán, como ministra de Cultura; Yamileth Astorga, como presidenta ejecutiva de Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados; y Giselle Amador, como presidenta ejecutiva del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer), así como Elián Villegas en el Instituto Nacional de Seguros (INS) y José Aléxis Jiménez, en Correos de Costa Rica.
Otras cuatro personas continuarán, pero en otros cargos. Irene Cañas pasará del Viceministerio de Energía a la presidencia ejecutiva del Instituto Costarricense de Electrícidad (ICE); y Pilar Garrido ascenderá de viceministra a ministra de Planificación.
Harys Regidor pasara de la presidencia ejecutiva de la Dirección Nacional de Desarrollo de la Comunidad (Dinadeco) a la presidencia ejecutiva del Instituto de Desarrollo Rural (Inder).
Mientras, María Fulmen fue movida del Viceministerio de Seguridad a la presidencia ejecutiva del Instituto de Ayuda Mixta (Imas), con rango de ministra de Bienestar Social.
Los diputados salientes del PAC que integrarán el nuevo gabinete son Ottón Solís, como asesor presidencial y representante ante el BCIE; Epsy Campbell, como vicepresidenta y canciller; Marcela Guerrero, como presidenta ejecutiva del Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (Ifam); y Franklin Corella, como presidente ejecutivo de Dinadeco.
La segunda fuerza
El PUSC es el segundo partido que más integrantes aportó al gabinete de Carlos Alvarado, con 11 plazas, una cuarta parte. Ese fue el resultado del pacto con el excandidato presidencial Rodolfo Piza, quien será ministro de la Presidencia.
En este grupo sobresalen los nombres de Edna Camacho, Rocio Aguilar y André Garnier, como ministros de coordinación del Sector Económico, Hacienda y enlace con el sector productivo, respectivamente.
Además Rodolfo Méndez Mata, exministro en gobiernos del PUSC, vuelve a la cabeza del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (Mopt).
Demás fuerzas
El PLN, por su parte, contribuyó con cinco figuras para un 11,63%. De esa agrupación, resaltan los nombres de Dyalá Jiménez Figueres, en el Ministerio de Comercio Exterior (Comex) y María Amalia Revelo, en Turismo.
El Frente Amplio es representado por Patricia Mora en el Ministerio de la Condición de la Mujer; y Curridabat Siglo XXI tendrá a Edgar Mora en el Ministerio de Educación Pública (MEP).
En cuanto a las siete personas sin vínculo político, se trata de Michael Soto, en Seguridad; Rodrigo Cubero, en el Banco Central; Andrés Valenciano, en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA); Alexánder Solís, en la Comisión Nacional de Emergencias (CNE); Moises Mug, en el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca); Tomás Martínez, en el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (Invu); y Alejandro Muñoz, en Recope.
Crónica del traspaso de poderes: del 48 al 48.º
Eran las 8:30 a.m. y el presidente de la República número 48, Carlos Alvarado Quesada, aún venía en un bus que se mueve con tecnología de hidrógeno hacia esta Plaza de la Democracia y la Abolición del Ejército. Lo esperaba con paciencia de estatua ese hombre de bronce, don Pepe, aquel que se alzó en armas en 1948 y comenzó una era política que se prolongaría quizás hasta este mismo lunes, en el último día del gobierno de Luis Guillermo Solís.
Solís, formado en las filas del Partido Liberación Nacional (PLN), que fundó Figueres y que lo llevó a presidir tres veces Costa Rica, ya había llegado y se aprestaba a zafarse por última vez la banda presidencial para cederle la silla a Alvarado.
Alrededor de don Pepe y frente a la tarima de la sesión “solemne”, cientos de invitados ocupaban su sitio bajo un sol picante que hacía sudar a los hombres de saco y a las mujeres peinadas con fijador. Otros, mezclados, vestían short y manga corta; hacían del traspaso de poderes una sesión de bronceado, casi un acto de esparcimiento, restándole gravedad a una transición política que parece ir más allá de un gobierno a otro.
Casi comenzaba el “gobierno del bicentenario”, la frase que Alvarado ha convertido en muletilla desde aquella lejana campaña electoral del 2018 que tan en riesgo puso a la esencia nacional, la identidad, los valores y otros misterios, incluidos los del rosario.
Los invitados oficiales estaban ya en la tarima principal (ubicada en el lado oeste donde hace solo unos meses había comerciantes de artesanía). Eran visitantes extranjeros que se extrañaban de ver una toma de posesión tan abierta y sencilla, embajadores que disfrutan estas jornadas porque ya saben que son folclóricas y diputados tan sonrientes que no parecían opositores.
Había llegado también Carolina Hidalgo, la presidenta del Congreso, que quiso transportarse en bicicleta como muchos otros días, pero consciente de que aportaba así su símbolo “progre” para este acto lleno de prefijos modernos: “eco”, “inclu” y “multi”. Un acto acorde a “los nuevos tiempos” que iba a reivindicar el nuevo presidente en su discurso.
En la tarima al este, a espaldas de don Pepe y junto al antiguo cuartel Bellavista, donde simbolizó a mazazos la abolición del Ejército, estaban los invitados especiales no oficiales. Era el sector “sombra”, detrás de la tarima donde los periodistas esperaban la llegada de su colega, muy cerca de la “gradería de sol”, sin alusiones necesarias a aquella frase que decía don Beto Cañas, el figuerista, cuando hablaba de la política.
La identificación costarricense era evidente: camisetas de la “Sele”, chonetes, pañuelos tricolores, gorras con el lema #YoSoyTico y, por si alguien dudaba, un hombre con una imagen de La negrita estampada en su camiseta blanca.
Se llama Ernesto Guadamuz, salió de su casa a las 5 a.m. y vino en bus (de diésel) desde Pocora, distrito del cantón Guácimo (Limón). Ese fue el distrito donde Fabricio Alvarado arrasó en la primea ronda electoral, pero ahora estaba representado aquí con uno de sus vecinos devotos de la Virgen de los Ángeles.
“Hoy estamos aquí por muchas razones, pero una de esas es esta: La Negrita. Más allá de las posiciones de la Conferencia Episcopal, la gente defendió algo que es muy tico y muy espiritual a la vez. Por eso la traigo hoy y la voy a llevar el 2 de Agosto a la romería a Cartago”, para pagar la promesa que le hice el 1º de abril”, contaba este programador de computadoras de 57 años. A su alrededor, alguna bandera multicolor del orgullo LGBTI.
Aquí tampoco había micrófono para obispos católicos ni sacerdotes de ningún tipo. Igual que en la investidura de Luis Guillermo Solís, el programa dejaba por fuera el tedeum en que un prelado oraba por el nuevo Gobierno y agradecía a Dios. Carlos incluso llevaría el modo laico más allá, pues en su discurso no mencionaría a ningún dios, pero aún faltaba un rato para eso.
Faltaba que entrara el presidente saliente Solís con su esposa Mercedes Peñas, ovacionados ambos, sonriente ella y conmovido él, al borde de la lágrima y con reverencias como de músico al final de su concierto. Las encuestas dicen otra cosa, pero quienes llegaron a la Plaza de la Democracia parecían tener una opinión inmejorable del historiador que cuatro años atrás quebraba el poder bipartidista y que adornaría su despacho con un retrato de don Pepe.
Y faltaba, claro, que llegara el nuevo mandatario con su hijo, Gabriel, en brazos y entrara con su esposa Claudia, vestida de blanco. El nuevo presidente saludaba con la mano izquierda y dejaba ver las iniciales bordadas en el borde de la manga, por debajo del traje de lana italiana “made in Costa Rica”. Dichoso que estaría a la sombra.
El presidente 48.º entró entre gritos de la gente y alguien se sintió en confianza: “¡buena esa, Charlie, con todo!”. Era el rock star del acto no solemne, pero no el único. Antes la gradería había aplaudido con entusiasmo mayor a Carolina Hidalgo, a la fracción del PUSC (¿qué diría Figueres?) y al unitario de Frente Amplio José María Villalta.
También salió premiada la ministra de la Mujer, Patricia Mora, y el de Educación, Édgar Mora; además del ministro de la Presidencia, Rodolfo Piza, el excandidato del PUSC que exactamente hacía dos meses estaba firmando una alianza con Carlos Alvarado. (“Sin él hubiera sido más difícil esto”, diría después una muchacha de 24 años con sombrerito PAC).
Hubo hasta aplausos para la fracción de Restauración Nacional (PRN), pero apenas los necesarios. “¡Seas bárbaro!”, exclamaba un señor mayor. “Diay, mae, ni modo”, se justificaba para sí misma otra joven. Después se vería cómo el jefe de fracción, el pastor evangélico Carlos Avendaño, daría un abrazo de medio segundo a la feminista Patricia Mora.
Más rápido fue el saludo de Epsy Campbell, vicepresidenta y canciller, a los siete jefes de las fracciones legislativas (todos varones). Tan rápido que no se vio. La nueva jefa de la diplomacia de Costa Rica dejó en “visto” a los voceros legislativos formados en hilera sobre la rampa y caminó sin volverlos a ver, acompañada de su esposo, Bernie Venegas, y una de las hijas, Tanisha.
Detrás de Campbell, el vicepresidente Marvin Rodríguez también pasó directo. Pequeños gazapos de tarima VIP.
Todo ocurría más bien rápido. La organizadores temían que el sol resultara demasiado pesado o que pronto cayera un diluvio, como en 2014, en 2010 o en 2006… La prisa era tal que el programa se adelantó.
A las 9:57 a.m., veinte minutos antes de lo programado, Carlos Andrés Alvarado Quesada juraba como manda la Constitución Política, besaría el escudo de su banda presidencial y haría algún esfuerzo facial por no dejar que se saliera una lágrima. Haría unos gestos acotados con las manos, tocándose el pecho y abriendo las manos en señal de agradecimiento y entrega, pero con menos contundencia que su antecesor en el 2014.
Vendría media hora de discurso presidencial. Una colección de hitos históricos, una lista de proyectos de gobierno, una alarma fiscal y un llamado a los valores políticos de antaño para responder a las demandas modernas. El final era una promesa y una arenga casi de campaña. “Prometo lo que he prometido siempre, con inteligencia, con equilibrio y con fuerza: trabajar, trabajar y trabajar. ¡Que viva Costa Rica, que viva Costa Rica y que viva mil veces Costa Rica!”, decía gritando. Aplausos pues.
Así acababa el mensaje presidencial, un juego de tiempos verbales entre pasado, presente y futuro en boca del presidente más joven en un siglo, que creció entre lo análogo y lo digital y que no mencionó “tercera República”, pero sí “Cuarta Revolución Industrial”.
Juramentaría después a su equipo de Gobierno, entre quienes estará una nieta del hombre de bronce verduzco. Se despedía el nuevo presidente por quien votaron, entusiastas o angustiados, 1,3 millones de costarricenses. Comienza el juego de expectativas y premuras, y equilibrios y decisiones, frente a una ciudadanía que quizá ya no tenga tanta paciencia y no se satisfará con símbolos o señales modernas.
“No hay tiempo que perder”, había dicho en el discurso el representante de una generación nueva y heredero de una familia que dejaba de ser liberacionista para cuando él se estrenaba como votante, en 1998, la última elección antes de las segundas rondas.
20 años más tarde, Alvarado debuta en su primer cargo de elección popular. Nada menos que la Presidencia de la República. Dos muchachos vestidos de pantalón negro y camisa blanca salían de la mano, junto a unos estudiantes canadienses, no podían creer que todo estuviera tan tranquilo.
Sin quererlo y sin que nadie les impidiera acabaron metidos en un traspaso de poderes del “país más democrático que hay”, decían aún emocionados por haber saludado en francés al nuevo mandatario. Su profesor les explicaba que ese hombre de bronce inmóvil sobre el pedestal de cemento fue quien abolió el Ejército después de una guerra en 1948, que marcó la vida política hasta hoy, y quizás más allá.
Eran las 11 a.m. pasadas y la gente se retiraba, como si nada hubiera pasado. “Ahora deseamos todos trabajar tranquilos. Necesitamos cordura, olvido y perdón, recíprocamente, paz y unión, dentro de la democrática diversidad de pareceres”, decía el presidente saliente –don Pepe– el 8 de mayo de 1958.
“Esto es un anuncio de 4 años de protestas”
Habían pasado dos horas de que Carlos Alvarado asumiera la Presidencia de la República en el traspaso de poderes y enfrentó su primera protesta. Alrededor de 100 simpatizantes del Partido de los Trabajadores (PT) le dieron la bendición y según su principal representante, es el banderazo a la gran cantidad de manifestaciones que organizarán a lo largo del mandato.
Jhon Vega, exaspirante a la Presidencia y portavoz de esta agrupación, conversó con DIARIO EXTRA en medio de sus demandas en las cercanías de la Asamblea Legislativa para dejarle en claro al Poder Ejecutivo que seguirán al detalle su labor y recurrirán a las calles para mostrar su molestia.
“Esto es un anuncio y banderazo de salida de cuatro años de protestas, tenemos que retomar las calles para luchar contra este gobierno que va en contra de la clase trabajadora, enemigo de las protestas y las luchas sociales. Es un llamado que estamos hacienzo en el Partido de los Trabajadores a los sindicatos y los trabajadores sociales porque este gobierno no dará ningún día de concesión a la clase trabajadora y nosotros no podemos darle ninguna tregua”, dijo.
La agrupación inició su recorrido en San Pedro, Montes de Oca, se trasladó cerca de 5 kilómetros hacia Plaza de la Democracia para mostrar su molestia por los cambios de Alvarado en su discurso, pero unidades de la Policía Metropolitana del Ministerio de Seguridad Pública (MSP) no los dejaron avanzar en la Asamblea Legislativa.
Vega puntualizó en las últimas decisiones que ha tomado el mandatario con la intención de crear una unión nacional, pero no bajará los brazos para hacer sentir su postura.
“Creemos que Carlos Alvarado inauguró su gobierno con una política represiva que pretende callarnos, estamos denunciando que abandonaron la agenda por el Estado laico, reivindicación de los derechos de las mujeres al aborto y quieren cobrar la crisis fiscal a la clase trabajadora con el IVA y recortes de presupuesto.
Esto es un gobierno para los ticos y una vez más usó la Fuerza Pública para impedir el derecho a la protesta”, indicó.
Con canticos como “¡Carlos decime que se siente!” y bailes con bandera de la agrupación política cerca del Barrio La California intentaron negociar con los antimotines, pero ante la posición de los oficiales, al mediodía se cansaron y abandonaron el lugar pacíficamente.
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