Mauricio Macri, presidente argentino: «La relación con España es la de dos amantes que se han reencontrado»
Entrevista a Mauricio Macri, presidente argentino
Por Bieito Rubido.
Mariano Rajoy
llega este lunes a Buenos Aires en visita oficial. Hacía once años que un presidente español no viajaba a Argentina. El accidentado periodo kirchnerista –tiempo oscuro y de retroceso– alejó a los dos países. Afortunadamente la situación ha dado un giro radical. Hoy se puede decir que Argentina está de vuelta. Como dice su presidente, Mauricio Macri, «trata de ser un país normal».
El mandatario argentino, un ingeniero y antiguo empresario, padre de cuatro hijos y nacido hace 59 años en la ciudad bonaerense de Tandil, recibe al diario ABC en la residencia de Olivos. Es una estupenda finca, no muy grande, en cuyo interior no hay apenas muestra alguna de ostentación. Me llama la atención la elegante austeridad que caracteriza a todo el complejo, incluido el despacho del propio Macri.
Me acompañan durante la entrevista el embajador de Argentina en España, Ramón Puerta, la corresponsal de ABC en este país, Carmen de Carlos, y el director de Relaciones Institucionales de Vocento, Óscar Campillo. En un ambiente distendido, nada encorsetado, encontramos al presidente Macri inmerso en su faena diaria. La corbata ha desaparecido del paisaje humano de Olivos. El presidente no la lleva y su entorno tampoco. Es un mero gesto estético, pero que está extendido entre todos los miembros de su gabinete. Todo parece accesible en la soleada mañana del otoño bonaerense que se cuela por las ventanas del diáfano despacho presidencial.
La transformación y modernización de Argentina y su regreso a la normalidad van notándose poco a poco, pero no al ritmo que a Macri le hubiese gustado. El hoy presidente hizo del combate contra la pobrezasu principal bandera electoral y por ahí justamente iniciamos la conversación.
¿Su objetivo de «pobreza cero» va por buen camino?
Claro que sí. Pobreza cero es como un faro al que tenemos que ir. Sabemos que lleva años, pero lo importante es dar pequeños pasos todos los días en la dirección correcta, y eso es lo que estamos haciendo. Los resultados señalan que hemos pasado de más de un 32% de pobreza a 25,7%. Este problema está muy ligado además a otra batalla que tenemos que dar: reducir la inflación, que es como un mal impuesto que cobra un mal Gobierno a su gente y que perjudica siempre al que menos tiene. Argentina va rumbo a su erradicación y esperamos que en el 2019 sea de un dígito.
¿Se está cumpliendo o no su deseo de que «Argentina sea un país normal»?
Vamos en la dirección correcta. Hay que tratar de encontrar soluciones y dejar de buscar culpables a las cosas que nos han pasado. Ahora tenemos un sistema de estadísticas fiable, sabemos cuál es el nivel de pobreza, de desempleo, los empleos que se generan, en qué sectores y cómo está creciendo la economía. Es un punto de partida importantísimo si uno quiere crecer y desarrollarse. Pero para lograrlo se necesita confianza y ésta llega a partir de la verdad .
Hay sectores empresariales en el exterior que se resisten a invertir en Argentina por temor a la falta de seguridad jurídica…
Trabajamos para que la justicia se consolide y trabaje en forma independiente. Aprovechando una de las tantas trampas que hacía el gobierno anterior, que era no nombrar jueces subrogantes (provisionales), ahora podemos nombrar a cientos de jueces en juzgados vacantes. Pero lo vamos a hacer mediante un concurso donde los elegidos sean los mejores. Esta medida va a mejorar la calidad institucional de Argentina. En la misma línea, la Corte Suprema propuso una reforma importante para mejorar el funcionamiento y recuperar la credibilidad y el prestigio de la justicia. La ley debe ser igual para todos. Ese es un compromiso que hemos asumido. Siento que estamos cambiando la historia y no por decisión de un presidente, sino por el deseo de una mayoría de argentinos que hemos entendido que el camino del atajo, de la viveza criolla mal entendida, es una senda que ha llevado a tener más de un tercio de argentinos en la pobreza, por más que hayamos logrado bajar los índices.
La lucha contra la corrupción kirchnerista parecía ejemplar pero, últimamente, los jueces y los fiscales no parecen tener tanto celo, a la vista de los presos que están siendo liberados…
No pienso lo mismo. Hay instancias superiores que han corregido a jueces, pero los procesos judiciales por los temas de fondo continúan. Antes la política estaba muy mezclada con la justicia, pero el Gobierno, con el presidente a la cabeza, ha decidido no interferir. Respetamos la independencia del Poder Judicial.
Parece que la economía no es competitiva. El proteccionismo, o nacionalismo, está provocando que grandes cadenas de supermercados, como Carrefour o Día, se planteen la posibilidad de abandonar Argentina.
No. No se va a ir ninguno. Estamos trabajando para eludir la evasión de cadenas, ligadas a supermercados chinos, que son una competencia desleal y atentan contra el Estado, porque si no se tributa ni se pagan los impuestos no se puede sostener la educación pública, la sanidad, la seguridad… Los argentinos tienen que aprender que le va a ir bien a aquel que trabaja y cumple con la ley, no al que está todo el tiempo por fuera del sistema. La gente decidió que yo sea presidente, eligió el camino de la honestidad, la sinceridad, el cumplimiento. No quiere más trampas.
Le planteo ejemplo de proteccionismo más próximo: Telefónica siente que se favorece más a las empresas nacionales o grupos como Clarín…
No es verdad. Trabajamos para que la cancha sea bien pareja entre los tres grupos que son los grandes operadores, más otros medianos y pequeños. La semana que viene se debatirá por primera vez en el Senado una ley que fija los elementos centrales que serán comunes a todos. Telefónica, como todos los demás, tendrá claro bajo qué reglas de juego va a competir. Si hay competencia, que es mi compromiso con las empresas, se logra el objetivo que yo quiero cumplir: que los argentinos tengamos acceso a mejores servicios de internet, mejor precio, mayor velocidad y mejor cobertura de telefonía celular. Y esto solamente se dará si aquellos que hoy prestan servicios sienten que las normas son transparentes. Esto es lo que hemos negociado con Telefónica, Cablevisión, Telecom, Claro y el resto de los operadores intermedios. Espero que se consolide esa ley y que permita que haya un despliegue de inversión en Argentina. Teníamos la mejor accesibilidad a internet y cobertura móvil en Latinoamérica, pero en quince años hemos perdido terreno a lo loco.
Dentro de esa ola de híperproteccionismo o nacionalismo, de perdida de la política liberal en el comercio internacional, sobresale Donald Trump. Usted tiene una buena relación con el presidente de Estados Unidos. ¿Cómo valora la figura de Trump en la región?
Con Argentina ha tenido enorme consideración. Él, su Gobierno y el Congreso de Estados Unidos nos han dado un apoyo manifiesto, que ya empezó con Barack Obama. Nos apoyan en las reformas y nos dieron la bienvenida al mundo después de tantos años de aislamiento. No puedo tener más que gratitud hacia el Gobierno y el pueblo estadounidense. El nivel de interés que tienen en que a los argentinos nos vaya bien es extraordinario. En cuanto al resto, Trump busca el camino para lograr mejores posiciones y tiene claramente un eje de discusión central con China. Ante ese escenario, todos en el mundo estamos observando cómo va a terminar esto. Yo espero que sea a favor de una profundización del comercio bilateral. Argentina es un ejemplo de lo malo que es el aislamiento. En estos años de repliegue sólo retrocedió, profundizó sus problemas y radicalizó su pobreza. Nosotros creemos en la integración gradual en el mundo, porque es el camino para crecer.
¿En qué punto se encuentran las negociaciones entre la Unión Europea y Mercosur?
Es la vez que estuvimos más cerca de llegar a un acuerdo. Espero que aprovechemos esta oportunidad. Es difícil saber para cual de los dos es mejor, porque es tan beneficioso para ambos bloques que es difícil ver a quién le va a beneficiar más. Creo que Europa necesita una unión con un bloque con tanto potencial como el nuestro y nosotros también necesitamos una hoja de ruta, con ese acuerdo UE-Mercour, que priorice el comercio y el flujo de inversiones.
Los presidentes de la democracia española en su primer mandato se vuelcan en la política interna, pero en los segundos parece que descubren la internacional. ¿Le podría suceder a usted algo parecido? ¿Tiene el impulso o la visión de que Argentina puede jugar un papel importante, de moderador en Iberoamérica, sin olvidar el problema de Venezuela?
Argentina está desempeñando un papel importante en el área y yo diría que también en el mundo. Somos un ejemplo de que se puede salir en democracia de un sistema de populismo absoluto, evitando una crisis terminal y generando oportunidades diferentes de progreso. Por eso hoy nuestro país está visible de un modo histórico en el mundo. Pero lo que a mí me apasiona es Argentina. Mi vocación es dar todo por ayudar a los argentinos a construir un proyecto de futuro, esa oportunidad de sentir que su vida mejora todos los días pero a partir de su esfuerzo personal, no porque alguien le regale algo.
¿Cómo son ahora las relaciones con España?
Son como las de dos amantes que se han vuelto a encontrar. Tuvimos un cortocircuito absurdo de unos años que está resuelto. El nivel de afecto que recibí en la visita a España fue tanto que hasta dudé en quedarme ahí a vivir para siempre. Era una cosa exagerada. Espero volver. Se dice que segundas partes nunca fueron mejores, pero aunque sea la mitad del recibimiento que tuve valdrá la pena.
¿Qué expectativas tiene con la visita del presidente Rajoy?
Creo que este viaje refuerza todo lo bueno que tenemos entre Argentina y España. Estoy muy contento con la visita de un amigo como Mariano Rajoy, al cual se va a sumar otro amigo, el Rey Felipe, que vendrá el año próximo [al Congreso de la Lengua de Córdoba]. Tenemos una agenda intensa en todos los campos. Espero que me ayude a convencer a los españoles, definitivamente, de que aquí son muy bienvenidos, que esta es su casa. No van a encontrar en el mundo un país que los reciba con tanto afecto. En turismo, el sector donde España es más potente y que supone para Argentina un as en la manga para crecer y desarrollarnos, ustedes tienen mucho para aportar. España tiene los mejores operadores del mundo. Sería maravilloso que nos ayuden a desarrollar esta área, en la que el embajador Puerta esta poniendo mucho esfuerzo personal.
¿Cómo vería una colaboración de Argentina con España, que fue impulsora de las Cumbres Iberoamericanas, en el ámbito de un nuevo liderazgo para un nuevo tiempo en el área?
Siempre es positivo. La participación activa de España en todo el mundo iberoamericano es siempre positiva. Agrega valor. Así que bienvenida sea.
¿Cómo encara la reeleción para el año que viene?
No la he encarado. La agenda de trabajo que tengo es gigantesca. La política que me gusta es hacer cosas concretas para la gente. Las campañas y las elecciones son la peor parte. La campaña entiendo que es una necesidad, pero desde mi posición más vale no adelantarla. Al revés, atrasarla lo más posible.
En España ya está todo disparado con la mirada en las elecciones…
Eso demuestra que hay demasiados políticos sin nada que hacer. Si todos tuviéramos una tarea concreta estaríamos pensando en aquella gente que nos vota.
¿Por qué los inversores extranjeros deben confiar en Argentina cuando el ministro de Energía, Juan José Aranguren, y el de Hacienda, Nicolás Dujovne, mantienen sus inversiones o ahorros fuera del país?
Yo he repatriado gente [para trabajar en el Gobierno] que estaba en el exterior y tenía inversiones fuera. No es fácil desarmar esas carteras. Pero además, si invierten aquí están condicionados por posibles conflictos de intereses. Es la primera vez que hay tanta gente del sector privado participando en política y su situación es esa.
El ministro Aranguren dijo que todavía no confiaba en Argentina. Le repito su frase literal: «Sigo teniendo mi dinero afuera. A medida que recuperemos la confianza en la Argentina regresaremos el dinero».
No he hablado con Aranguren, pero creo que sus declaraciones estaban cruzadas por un fallo judicial que no fue feliz, donde se cambió la clasificación de apropiación indebida de recursos del Estado por evasión a señores que, en mi opinión y en la de todos los argentinos, se quedaron con plata de todos [en alusión a los empresarios kirchneristas Cristóbal López y Fabián de Souza].
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