Esto también pasa: violencia sexual y abusos en viajes de egresados en Argentina

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Por Lucía Cholakian Herrera y Malena Ambas

Un tribunal compuesto por tres jueces varones absolvió a Enzo Lampasona en la causa por abuso sexual con acceso carnal a una egresada del viaje en el que él trabajaba como coordinador. La violación, que sucedió en 2015, no es un caso aislado. Es parte de un sistema de relaciones que caracteriza la reproducción del negocio de los viajes de egresados en todo el país.

Son rituales. En Argentina, a pocos meses de terminar el último año de colegio, muchas/os adolescentes hacen su viaje de egresados por una semana a una ciudad dispuesta para romper con todos los límites: siete días de boliches y actividades realizadas con resaca, un hotel para ocupar con sus pares y un equipo coordinador compuesto por mujeres y varones jóvenes.

Pero la imagen, vista críticamente, es aterradora: desde los primeros días de cuarto año, las y los adolescentes son acechados a la salida del colegio todos los viernes por los “públicas” de los viajes a Bariloche y Brasil, que, de concretarse la venta del paquete de viaje, se convertirán en sus coordinadores. Detrás de los adolescentes tardíos que funcionan como maestros de ceremonias de los viajes de egresados existen negocios millonarios entre empresas de turismo, dueños de boliches y redes de tráfico de drogas. Pero siempre es la suya la cara visible: veinteañeros lindos, simpáticos, con una sonrisa seductora, con pila para divertirse junto a las y los egresados, con disposición para el descontrol que ofrece una fiesta de siete días.

El trabajo de los coordinadores no culmina en la atención y ficción que conllevan el convivir con grupos de cincuenta adolescentes exaltados: las estrategias de control y organización implican también tácticas de seducción y cohesión. Ahí es donde la cara linda y la simpatía operan, en muchos, como un dispositivo de poder.

Antes de #NiUnaMenos, antes de que habláramos de micromachismos, antes de que salieran los escraches en redes sociales a varones que abusaron de su protagonismo social para violentar a mujeres; también nos íbamos de viaje de egresados. Y el estereotipo del coordinador fue construido, en el imaginario adolescente tejido por el negocio patriarcal de las empresas de viajes para estudiantes, como el premio a conseguir. Eso, al día de hoy y a pesar de los grandes avances del movimiento feminista, no ha cambiado.

El consentimiento no tiene solamente que ver con decir que sí ante una invitación sexual o romántica. El consentimiento tiene que ver, también, con la igualdad entre las partes y la paridad de situaciones. Una adolescente de entre 16 y 18 años no está en una condición de igualdad con un varón que coordina a su grupo y tiene, por lo menos, un par de años más que ella. Esta diferencia, sumada a la sistematización de violencias propia del sistema patriarcal del cual esas chicas y esos adultos también son parte, puede -y con frecuencia, sucede- resultar en un abuso por parte de la parte privilegiada en la relación.

Besos robados, piropos insistentes, incitación a consumos ilegales y hasta abusos sexuales forman parte del amplio abanico de las acciones que puede ejecutar un varón coordinador en una situación de poder con una menor de edad. La semana pasada, Enzo Lampasona, coordinador de viaje sanjuanino, fue absuelto por un Tribunal de Bariloche tras una acusación de violación a una egresada menor de edad que se encontraba descompuesta. El coordinador acompañó a la chica al Hotel Patagonia, donde abusó sexualmente de ella. Sin embargo, los jueces le dieron beneficio de duda. Lejos de ser este un caso aislado, dicha decisión judicial evidencia no solamente negligencia, sino también complicidad. El aparato de negocio que significan los viajes de egresados al sur del país es colosal, y se sostiene por estrategias de mercado que requieren de la reproducción de ciertos estereotipos y roles que, como en la mayoría de los casos, exponen a mujeres a situaciones de violencia y abuso.

Habiendo consultado con dos de las empresas más grandes que gestionan viajes en Buenos Aires -Baxtter y Snow Travel-, no hubo respuesta ante la pregunta de si dichas empresas tienen protocolos de acción ante casos de violencia de género en los viajes. Uno de los representantes de la empresa se refirió al caso de violación por parte de Enzo Lampasona como un “inconveniente”, y luego, “un percance”. Esto evidencia no solamente la falta de compromiso de las empresas de erradicar violencias que, como demuestran los testimonios en esta nota, son estructurales: sino que confirman una falta de voluntad de revertir las situaciones que habilitan el ejercicio de estas violencias.

Pero las mujeres, tengamos 18 o 30, ya no nos callamos más. Y quienes hoy podemos reconocer las violencias que sobre nosotras se ejercieron bajo un disfraz de rito y carisma, contamos algunas de nuestras historias para comenzar a ponerle un fin, también, a la impunidad de las empresas y los varones responsables.

Natalia Z. / MaxDream: “¿Viste que los coordinadores se quieren garchar a las pibas? Bueno, para ese entonces todo estaba naturalizado, entonces era ‘Ay, bueno, ¿con quién estará él?’. Se chapó a muchas pibas, todas menores, estaba con nosotras en las habitaciones. Una amiga mía que es más enamoradiza se enganchó, chapó. Él la convenció de que no fuera a bailar y la llevó a la habitación. Entró ahí, quería cojer con ella, ella no. Él la encerró con llave e insistió. Ella le dijo que no cierre la puerta. Fue una situación de abuso, aunque no haya habido penetración. Ella logró salir. Le hizo abrir la puerta y se fue. Después ella se sintió re mal, por la situación y por haber perdido su oportunidad de estar con el coordinador del viaje, que supo después que una noche estuvo con cuatro de las chicas en una habitación. Y no sabemos qué pasó ahí.”

Giuliana M. / Snow Travel: “A esta situación de abuso de poder no le cabe otra expresión que la de ‘acá a cualquiera le das un silbato y se cree cana’. La actitud de divo con la que se manejan estos tipos siempre me pareció detestable. Mi mejor amiga se enamoró perdidamente de un coordinador de viaje de egresados en 5to año. No duró más allá de eso. Ni siquiera fue él que nos acompañó en nuestro viaje. El flaco enamoraba pibas para que las contraten a esas empresas. Ese es el negocio. Me atrevería a decir que a los flacos los prostituyen prácticamente. Durante nuestro viaje, nuestro coordinador coqueteó todo el tiempo con ella, creo q se besaron y todo. Esa tensión entre el alumno/maestro, subordinado/autoridad (porque son ni más ni menos que meros coordinadores de viajes, no son ministros ni nada wow pero bueno) se da todo el tiempo. Los tipos cancherean, te buscan, te coquetean; las pibas se entusiasman…y así funciona…”

Ludmila A. Travel Rock: “Hablando con los coordinadores, a mí y a mis compañeras nos preguntaban la edad y si éramos vírgenes. Qué música nos gustaba. Recuerdo que yo dije El Otro Yo y el segundo coordinador que nos acompañaba dijo que los conocía, que eran unos enfermos, que tenían sexo entre ellos. Le pregunta a mi amiga: ¿vos tendrías sexo con tu hermano? Las tres que estábamos ahí teníamos 18 años. Así que se tomaron la libertad de coquetearnos. Mi coordinador se fue a buscar supuestamente un buzo y el otro me dijo: “andá a acompañarlo”. Me llevó a un cuarto sin muebles, solo había colchones, apilados. Ahí tuvimos sexo sin protección. Me dijo que iba acabar afuera. Escucho que entra alguien. Me dice que era mi amiga con el otro coordinador.”

Bibiana R. / Baxtter: “Yo me fui de viaje en el 2009. Ya tenía 18. Había tres coordinadores: dos junior que no tendrían más de veinte años y el chabón en cuestión, que era el que estaba a cargo y creo que tenía 27. Era un pibe de La Plata. Se me hacía el lindo y banana desde el primer día. Yo nunca fui de darle bola a esas cosas (ni siquiera iba a las reuniones previas con coordinadores) porque me parecían unos giles, pero se ve que en Bariloche me pegó otra onda y me creía medio capa porque se me tiraba el coordinador más grande. Una noche en uno de los boliches me pidió que nos fuéramos y fuimos a mi habitación. No pasó más que chape y franeleo porque el flaco decía que podía perder su trabajo. La última noche también me buscó y yo estaba indispuesta, por lo que no quería coger. Me hizo chuparle la pija, yo acostada boca arriba y el encima mío. En ese momento no lo viví como violencia porque no tenía la formación que tengo ahora. Nunca fue una situación traumática ni mucho menos, pero a la distancia veo todo distinto. Ah, también me pidió que no le contara a nadie. En eso no le hice caso y le conté a mis amigas, que por supuesto me festejaban lo que había pasado.”

Emilia L / Snow Travel: «No me olvido más de la conversación que escuché en Bariloche. Uno de los coordinadores le dijo a una amiga con la que compartía habitación: ‘Bueno por vos me olvido que soy coordinador así que dame bola. Si queres un par de favores quizá te conviene’. Eso me quedo muy marcado en la memoria. En ese momento no era consciente de lo que significaba”.

Ornella A. / Empresa Freeport: “Viaje del colegio, con empresa, a los 14 años. Tres coordinadores, uno de ellos mayor de 25 y con esposa e hijos. Mi amiga y sus dos compañeras eran las únicas que “se habían desarrollado” de su curso. Cuando llegaron al hotel, les dijeron que no había habitación y las pusieron en la pieza frente a los coordinadores. Los coordinadores irrumpían en la habitación de las chicas sin aviso. Después de unos días, dejan de tener agua en la habitación. Eran la única habitación con el agua cortada. Los coordinadores les dijeron que si querían podían bañarse en su habitación. Una de mis amigas se dio cuenta después de que las espiaban mientras se bañaban. Ellas siempre que se iban a bañar los coordinadores se iban de la habitación, pero cuando salían estaban todos esperándolas a la salida del baño, desnudos, y no las dejaban salir. Les decían cosas, les tiraban de la toalla. Todo «en joda». En una ocasión la encierran a mi amiga en la habitación. Ella en toalla y su ropa en la mano. Le dicen que para salir se tiene que chapar a uno de los coordinadores. Después le pasa algo parecido a una de sus amigas, pero tarda mucho en salir, y les cuenta a sus compañeras que habían tenido relaciones con uno de ellos, José Manzareno. Ella era virgen. El viaje termina y ella se queda enamorada de él, que la desvirgó, y él le sigue hablando e invitando a la casa, pero nunca la reconoce como novia y nunca le había contado que tenía mujer e hijos. Un día él la invita y se olvida de juntar las cosas de su familia, y ella se da cuenta. Ahí termina la relación.”

Sofía C. / Baxtter: “En el viaje de egresados lleve porro, era la única que fumaba, pero había llevado poco. Los coordinadores todo el tiempo hablaban de que fumaban, etc. Hablando con uno de ellos, me dijo que él había traído bastante, y que podía convidarme, si queria podia ir a la habitacion y fumar…. claramente tenía otras intenciones, no solo fumar o tener una conversación. Yo accedi porque quería fumar, era más piba y no me importaba mucho pero bueno, despues de repensar la situacion, me di cuenta que no estaba bien lo que había pasado. Yo tenia 17 y él tenía 35. Terminamos teniendo relaciones. A medida que fui creciendo y que, por suerte, descubrí el feminismo, me fui dando cuenta de muchas cosas, y esta es una.”

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