El golpismo llegó a la Unasur – Por Guillermo Carmona
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Guillermo Carmona*
La decisión de abandonar “temporalmente” la Unasur adoptada por Macri y otros cinco presidentes suramericanos constituye el más grave retroceso en el proceso de integración regional en las dos últimas décadas. En la Unasur se ha producido un golpe institucional llevado adelante por hombres que antes denostaban una supuesta ideologización en las instituciones de la integración y que ahora buscan destruirlas por motivaciones de naturaleza ideológica. El objetivo golpista no es cambiar una conducción sino destruir su institucionalidad mediante un típico golpe blando.
Unasur ha sido la más potente iniciativa regional por su impulso al desarrollo de los países miembros, sus políticas integradoras en infraestructura, salud, energía, defensa, etc., y la promoción de la ciudadanía suramericana. Ha jugado un importante papel en el mantenimiento de la paz en la región –como ocurrió en el conflicto entre Colombia y Venezuela en 2010 que evitó una guerra– y en la preservación de la democracia frente a los intentos golpistas en Bolivia en 2008 y Ecuador en 2010. Existen más que sobrados motivos para mantenerla vigente y potenciarla como instrumento en favor de la integración. La realidad es que sus objetores no necesitan de ese instrumento. Es evidente que trabajan por la desintegración.
El gran responsable de la desarticulación de la Unasur ha sido Mauricio Macri. Durante su presidencia pro tempore congeló su accionar institucional. No se registra ninguna iniciativa positiva durante su mandato. Ahora se intenta cuestionar la falta de funcionamiento institucional del bloque como justificativo de la retirada cuando la parálisis fue promovida por el propio Macri aprovechando el fin del mandato del último secretario general, el muy activo y comprometido Ernesto Samper. En reemplazo de la Unasur, Macri impulsó la creación de una suerte de anti-Unasur, el Grupo de Lima, club de amigos de la derecha regional encargado de hostilizar a los gobiernos populares y progresistas de la región.
El abandono de la Unasur da cuenta de la acción ideologizada e ideologizadora de los gobiernos neoliberales de la región y de la funcionalidad de ese club con la creación de condiciones de dependencia respecto de EUA y Europa. Desde su fundación, la Unasur fue ejemplo de convivencia plural y democrática con pleno respeto de las orientaciones ideológicas de gobiernos de diversos signos políticos, situación que se vio afectada tras la llegada al poder de Macri y Temer. Es así como con alta proactividad permitió la presencia y protagonismo articulado de presidentes y presidentas como Dilma Rousseff, Juan Manuel Santos, CFK y Sebastián Piñera, entre otros. Hoy, en lugar de una institucionalidad regional plural se está propiciando el modelo de “club de amigos” del neoliberalismo.
No resulta casual que gobiernos como los de Macri y Temer promuevan la desintegración al mismo tiempo que impulsan acciones xenófobas y discriminatorias hacia migrantes de países latinoamericanos y africanos. Tampoco es casual que lo hagan en el momento en que Evo Morales asume la presidencia pro tempore cuando buena parte del discurso y acción discriminatorios del gobierno de Macri ha estado dirigido al pueblo boliviano.
La decisión ha sido adoptada por el Poder Ejecutivo sin intervención del Congreso. Seguramente dirán desde el Gobierno que consideran innecesaria tal instancia por tratarse de una medida “temporal”, aunque todo indica que el objetivo es que la Unasur no exista más. Desde nuestro lugar en el Congreso instaremos al Gobierno a dar continuidad a la participación de la República Argentina en la Unasur y a abandonar las políticas desintegradoras y de confrontación en nuestra región. Como fuerza política de la oposición participaremos en todas las instancias en que seamos convocados por la actual presidencia pro tempore. Aunque quieran destruirla, la Unasur sobrevivirá por el compromiso de los gobiernos, organizaciones y parlamentos que creen en la integración y, sobre todo, estará viva en el sentimiento de hermandad de los pueblos de nuestra Patria Grande.
(*) Vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de la Nación (Argentina).