Alfredo Boccia, analista paraguayo: “Pese a las reminiscencias con la dictadura, el nuevo presidente ha demostrado ser democrático y tolerante”

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Por Cecilia Escudero, de la redacción de NODAL

Mario Abdó Benitez, hijo del secretario privado del dictador Alfredo Stroessner, es el presidente electo de Paraguay. Reemplazará a Horacio Cartes el próximo 15 de agosto. Mientras los opositores critican sus vínculos con la sangrienta dictadura, el triunfo de Abdo revalidó una vez más la supremacía del Partido Colorado en la política paraguaya. Apodado “Marito” para diferenciarlo de su padre que se llamaba igual, tendrá la misión de desprenderse de su pasado e intentar abordar la enorme «deuda social» del país.

Para entender lo que se viene, NODAL dialogó con el analista político paraguayo Alfredo Boccia, quien asegura que el presidente saliente Cartes «va a ser la figura gris que estará detrás de Abdo como una amenaza y un contrapunto del gobierno de Abdo durante los cinco años».

¿Qué significa este nuevo triunfo del Partido Colorado que tuvo el control del país durante siete décadas salvo en el periodo de Fernando Lugo?

Esta victoria colorada que no tiene nada de sorpresiva y augura una estabilidad de la política paraguaya. Al menos, la continuación de una rutina administrativa, política y social que conocemos los paraguayos desde hace más de medio siglo con esa arrítmica interrupción que fue el gobierno de Lugo. Estabilidad no es una mala palabra. Habrá estabilidad en las cifras macroeconómicas, en el crecimiento del PBI, así como en el control de las inflación y de las reservas internacionales. Pero lamentablemente también habrá estabilidad en nuestros índices sociales, sobre todo los de pobreza y desigualdad social. No auguro ningún cambio dramático en ninguno de estos aspectos. Por lo tanto, seguiremos “enfermamente” estables.

¿En qué medida está vinculada la figura del nuevo presidente con la dictadura de Stroessner?

Las reminiscencias son inevitables porque Marito es hijo del quien fuera secretario privado del dictador durante décadas, y que lleva para peor su mismo nombre y apellido. Sin embargo, hay que decir a favor de Abdo que éste tenía 16 años cuando cayó el dictador, que fue a EEUU y volvió, que tiene un largo pasado parlamentario en donde no ha mostrado ninguna veta de regresión autoritaria o de una vuelta al pasado. Al contrario, ha demostrado ser un político democrático y tolerante. Y no creo además que haya espacio en la sociedad paraguaya de hoy para la vuelta de algún atisbo de autoritarismo como el que conoció Abdo padre. Así que, en lo que mí respecta, no tengo miedo de que eso suceda. Salvo los rasgos propios del pensamiento autoritario que podrían darse en cuestiones como un eventual regreso al servicio militar obligatorio, quizá el freno a cualquier política de equidad educacional, políticas de género, etcétera. Avances de ese tipo de políticas contra la discriminación posiblemente sufran un corte durante este período. Pero en cuanto a lo político creo que seguiremos transitando este mismo camino democrático que los paraguayos hemos elegido hace más de un cuarto de siglo, y que configura una democracia renga, algo estropeada, pero que parece ser preferible a cualquier vuelta de un gobierno militar o autoritario.

¿Qué líneas de continuidad y ruptura puede marcar Abdo con el gobierno de Cartes? ¿cuáles son los desafíos?

Horacio Cartes va a ser la figura gris que va a estar detrás de Mario Abdo como una amenaza y como un contrapunto de su gobierno durante los cinco años. Marito tiene más habilidad política que Cartes, tiene más flexibilidad, más manejo parlamentario. Menos arrogancia. No va a tener la prepotencia que caracterizó a Cartes de tener gerentes en cada uno de los ministerios y manejar el país como una empresa privada. Abdo tiene más experiencia política. Pero eso no quita que Cartes y los negocios del cartismo estén asechando todo el tiempo y vayan a tratar de marcar la agenda. No me extrañaría, porque esa es una tradición colorada que se ha repetido indefectiblemente en todos sus gobiernos, que dentro de algún tiempo el Partido Colorado sea la principal oposición al gobierno de Abdo. Esa tendencia a un política bifronte, donde hay una disidencia colorada casi tan fuerte como la propia oposición y que da dolores de cabeza al gobierno colorado, es una tradición que los paraguayos la conocemos bien. Pero dependerá de cómo se lleve Marito con Cartes para ver si eso ocurre o no. Es más importante la relación entre ellos dos que la también difícil, pero siempre más fácil de manejar, relación entre Abdo y el Parlamento.

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