Se realizó el Primer Encuentro Nacional e Intergeneracional Feminista en Panamá

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Primer Encuentro Intergeneracional Feminista, la ‘rebeldía’ de las sin voz

El 27 de enero de 1923, La Estrella de Panamá reportó la conferencia de una joven mujer en el Instituto Nacional, que con sus luminosos 25 años, ya empezaba a fisurar el anquilosado orden desigual entre hombres y mujeres en nuestra recién creada República, el nombre de la “rebelde”, Clara González (1898-1900).

Convencida luchadora feminista, lideró a pulso la conquista de las mujeres para ejercer la abogacía, siendo la primera en Panamá; uno de muchos logros, entre los que destaca la victoria del sufragio femenino.

Más de 95 años después de aquellas épicas, el ímpetu de González acompaña como testigo presente a las nuevas generaciones de mujeres que hoy, pese a los avances, siguen lejos de disfrutar de las garantías elementales como el trabajo digno, la participación política plena, el derecho sobre sus cuerpos e incluso la protección de sus vidas frente a la violencia.

Bajo ese espíritu, un grupo de mujeres activistas jóvenes, realizaron el Primer Encuentro Intergeneracional Feminista (EIF), celebrado el pasado 10 y 11 de marzo.

La Decana conversó con algunas de las organizadoras sobre este inédito evento.

Corina Rueda, abogada de 26 años, explica que la idea de hacer el EIF surgió fundamentalmente como respuesta a un problema que muchas de sus compañeras percibían, la insuficiencia, casi ausencia, de espacios donde los jóvenes pudieran trabajar juntos. Una realidad a la que no escapan las mujeres que desean organizarse.

“Desde finales del gobierno militar y particularmente después de la Invasión, nos encontramos con vacíos organizativos (…) en el caso de la lucha de las mujeres, hay muchos grupos atomizados y con pocos sitios de encuentro. Es de allí que buscamos proponer el EIF como un nuevo espacio de comunión”, señala Rueda.

Bajo el lema “reconocernos, reunirnos, rebelarnos”, y con la participación de más de 170 mujeres de todas las regiones del país, las aulas de la Universidad de Panamá fueron el escenario de un profundo debate desplegado en diez mesas temáticas, con un amplio abanico de discusiones sobre la situación actual de las mujeres tanto en Panamá como en el mundo, que incluyeron desde el intercambio sobre los derechos laborales y económicos, los derechos reproductivos, los peligros de los fundamentalismos, la lucha por la igualdad, la participación política, hasta el dramático problema de la violencia contra las mujeres y el rol de los medios de comunicación en normalizarla.

Las mesas incluyeron además, la reflexión sobre el movimiento feminista, como propuesta política que ha motorizado los avances de las mujeres en la historia, algo que, según Rueda es importante comprender, aclarando que existen varias visiones del feminismo, aunque con un tronco común, la lucha por la igualdad.

“Recordemos que la lucha de las mujeres es muy antigua, en cuyo desarrollo se adoptó el nombre de feminismo, que (como) movimiento y teoría política, no busca otra cosa que la igualdad jurídica y material –efectiva- entre hombres y mujeres” indica Rueda, que considera hay que hacer «un giro completo a esta sociedad construida sobre el mito de que el hombre es superior a la mujer”.

ENCUENTRO INTERGENERACIONAL

El EIF contó también con una parte cultural y artística, que se preparó durante más de un año, cuenta Sally Bardayán, internacionalista de 25 años.

Bardayán apunta que al avanzar en el proyecto, notaron que había una brecha entre las feministas jóvenes y aquellas con mayor trayectoria y experiencia. Visto esto, decidieron que el evento debía abarcara más de una generación, una suerte de “puente” entre aquellas mujeres que lucharon en el pasado y las que lo hacen hoy.

“Supimos que para reconstruir una memoria histórica invisibilizada desde siempre, era necesario incorporar a las feministas que nos antecedieron en la lucha (…) para aprender y respaldarnos en su experiencia y aportes” subraya Bardayán, que detalló además, la inclusión en el programa del EIF, de homenajes a destacadas feministas, por sus contribuciones al avance de las mujeres panameñas.

Bardayán dijo también, que el encuentro contó con la participación de varones, rompiendo así el estereotipo creado de presentar el feminismo como una cuestión de “ataque contra los hombres”.

“Es ridículo y falso afirmar que el feminismo es ‘odiar a los hombres’. En la planificación del EIF, resolvimos que para construir tejido y alianzas en la lucha, respetando los espacios propios de las mujeres, era necesario que los hombres se inscribieran y participaran en los debates junto a nosotras”, sostuvo.

DIVERSIDAD DE LAS SIN VOZ

Otros de los aspectos que resaltan de esta primera edición del EIF, fue su diversidad en la asistencia.

“Como feministas, comprendemos que en la lucha por la igualdad en Panamá, hay que incorporar a la mayor cantidad de sectores oprimidos de nuestra sociedad”, remarca Deyra Caballero, con 23 años y titular de un organismo internacional.

Para Caballero, la diversidad en el EIF expresa un reflejo de las amplias necesidades que existen en Panamá, razón por la cual, en las mesas de trabajo participaron “jóvenes, jubiladas, nacionales, extranjeras, mujeres de extracto popular y clase media, afrodescendientes, indígenas, profesionales, LGBT, entre otros”. De la misma forma, pese a que el evento se realizó en la capital, recalca Caballero, buscaron garantizar la asistencia de mujeres del interior del país y de las comarcas.

En este sentido, incluso las mujeres privadas de libertad, tuvieron la oportunidad de tener una pequeña pero simbólica participación, al enviar una carta desde el Centro Femenino de Rehabilitación que fue leída en la plenaria del EIF; en ella, denunciaron las draconianas condiciones en sus prisiones, mostraron su respaldo al Encuentro y pidieron a aquellas mujeres en libertad, que sean “la voz de las sin voz”.

Caballero mira con entusiasmo los resultados del primer EIF, considerándolo una continuidad del camino abierto por la “rebeldía” de a quienes alguna vez se les negó el derecho a tener voz, como a Clara González.

“En un mundo donde la opresión es tan evidente, rebelarse frente a la injusticia, la intolerancia y ante todo lo que nos ataca como mujeres y como seres humanos, es un derecho y un deber (…) Clara rompió paradigmas, organizó a las que no tenían voz y no con poca resistencia; no hay mejor momento para actuar y cambiar el sistema que ahora”, acotó la activista.

OBSERVATORIO DE VIOLENCIA MEDIÁTICA

Entre las propuestas del EIF, se respaldó la iniciativa de formalizar un observatorio de violencia de género en los medios de comunicación. Teniendo estos, una responsabilidad crucial en la legitimación de ciertos estereotipos y conductas, este observatorio busca denunciar el contenido, lenguaje o imágenes, que promueven la cosificación de las mujeres, así como la banalización y legitimación de la cultura de la violencia

La Estrella


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