México | Zapatistas: la pelota en los pies y la revolución en el pecho – Por Nadia Fink
Nadia Fink*
En el marco del Primer encuentro internacional deportivo, cultural y político de mujeres que luchan se jugó al fútbol. Esta es la crónica de un partido único entre dos caracoles zapatistas, con las montañas de marco.
Este debería ser un relato en primera persona. Lo es. Pero es una primera persona colectiva. Un nosotras inclusivo que porta la mirada y los sentires de miles más. Que lleva una pelota bajo el brazo y una revolución en el pecho. El 8 de marzo fue el inicio del Encuentro que duró tres días. El 8 de marzo las mujeres del mundo paraban y marchaban para mostrar la fuerza de un movimiento imparable. Y las zapatistas nos recibían en Morelia, Chiapas, para pedir unidad a las mujeres luchadoras.
Ese primer día nos hablaron, nos dijeron: “Saben que cuando nos organizamos y luchamos como mujeres, hacemos temblar la tierra con nuestros pasos”.Y nos mostraron cómo la hacen temblar ellas cada día. Y en ese contexto, el fútbol no podía estar ausente. Por eso, el partido inaugural fue el del equipo Arcoiris rebelde, del caracol 1 de La realidad contra el de las Jóvenas rebeldes del caracol 2 de Oventic.
Unas con atuendo típico de polleras, las otras con equipo de fútbol celeste. Con relatora al micrófono y las juradas atentas al devenir, el partido arrancó. Las reglas: veinte minutos de cada lado y ante un gol, anotar una frase relacionada con el Encuentro en un pizarrón.
Desde el inicio, era notoria la superioridad de “Arcoiris rebelde”. Con un juego colectivo y vistoso y una volante de creación que se destacaba por el buen juego y mejor pegada. La número 8 era el alma del equipo. Y ya una gran jugada llevó al primer gol del partido. “Esto no se ve ni en las mejores jugadas de Las Champions”, gritaba eufórica la relatora.
Uno a cero y a correr hacia el pizarrón, donde quedó registrado: “Bienvenidas compañeras de diferentes ciudades”. Al costado de la cancha, nos convertimos en una hinchada gritona y vendida: todas alentábamos a los dos equipos. Mientras, la relatora seguía contando sobre el vibrante partido, nombrándolas por el número de sus camisetas (después supimos que no debían revelar sus identidades. Algunas nos transmitían de apuro nombres de fantasía o de guerra).
Bajo el sol abrasador (abrazador) de la siesta chapaneca, el 2 a 0 no se hizo esperar y la frase quedó estampada: “Este gol fue para ustedes”. Una jugada peligrosa llegó por parte de las Jóvenas rebeldes, pero el rechazo potente atravesó toda la cancha. “Cuidado con esas mujeres que han tomado mucho posol. Esa es la fuerza del maíz”, festejó la relatora rápida de reflejos.
Pero más allá de un par de jugadas, Arcoiris rebelde siguió yendo al frente y metiendo goles: cuatro más. El pizarrón desbordada ya de dedicatorias y arengas: “Siempre las llevaremos en el corazon”; “Este gol fue para la vocera Marichuy”; “Que muera el capitalismo y que vivan las mujeres”; “Arriba las mujeres del mundo”.
El clima seguía siendo el mismo: el sol intenso de la siesta que quemaba con fuerza, la pelota rodando y la hinchada intacta. Y la relatora reforzaba lo que estaba pasando: “Recuerden compañeras que esto no se trata de ganar o de perder, sino de la participación de las mujeres”.
En ese mismo sentido nos había hablado la compañera Flor, del caracol 2 de Oventic un rato antes, por la mañana: “Aprendimos que entre nosotras no tiene que haber competencia porque la competencia destruye y desanima”.
Dicen que el fútbol es el reflejo de la vida; también que es el lugar donde se juegan un sinfín de sentimientos: el compañerismo, la amistad, los códigos, el barrio o la zona en la que se vive, siempre de la mano del jugar. El pitazo final selló el 6 a 0. El saludo amoroso entre los dos equipos y la foto final sellaron un acuerdo que va más allá de los cuarenta minutos. Mujeres jugando, corriendo; mujeres parandola de pecho y clavandola en el ángulo; mujeres haciendo goles después de una jugada colectiva o con pelota parada; y mientras tanto, mujeres haciendo la revolución.
*Nadia Fink es una periodista y escritora argentina, dedicada a la literatura infantil.
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