Mercantilización de la educación y la ciencia – Por Noelia Naranjo
Por Noelia Naranjo*
El 2018 resulta un año clave para la Educación Superior en el continente, ya que se abrió un escenario de disputa sobre el rumbo que ésta tomará. A 100 años de la Reforma Universitaria, Argentina fue sede de la Feria Internacional de Educación Superior, FIESA, del 26 de febrero al 2 de marzo, en la argentina ciudad de Mendoza.
La FIESA reunió a universidades públicas y privadas de todo el mundo pensando en aumentar su competitividad, los programas de movilidad y el acceso a nuevas fuentes de conocimiento y recursos. Entre los números de éste evento destaca la participación demás de 600 asistentes de 20 países, 200 universidades e instituciones inscriptas, con más de 20 workshops y 100 quioscos.
El evento tuvo arancelado su ingreso, incluso para los estudiantes, y fue presentado con el respaldo de un nuevo informe del Banco Mundial titulado “Momento decisivo: la educación superior en América Latina y el Caribe”, planteando la necesidad de repensar la educación superior en términos de eficiencia y calidad.
La Feria es un puntal regional que empuja el proceso de mercantilización de la educación y la ciencia: Se pretende, por un lado, restringir el acceso de los trabajadores y sus hijos a la educación pública de calidad y, por el otro, cortar de raíz el proceso de soberanía científica y tecnológica que se venía construyendo en los últimos años.
Su objetivo es implementar un cambio de paradigma donde la educación deje de ser un bien social para pasar a ser un servicio, un jalón más en el proceso sistemático de ataque a la educación y a la producción de conocimiento de y para el pueblo, con una inversión estatal en las Universidades Nacionales que va del 0,87% del PBI en 2015 a sólo 0,81% en 2016 y a 0,77% en 2017, según datos del Instituto de Estudios y Capacitación (IEC) de la argentina Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu).
Estamos en un escenario mundial de reconfiguración en todos los planos; un proceso de financiarización de la economía que pone en vilo el sistema anterior y que los obliga a repensar y rediscutir, también y fundamentalmente, cuál es el sistema educativo necesario para la legitimacion de ese nuevo orden económico–financiero. Estamos pisando un sistema sustentado en la producción y acumulación de conocimientos y datos, que nos conduce a una marcada tendencia hacia la internacionalización de la educación superior, mercantilización, comercialización y virtualización de la misma.
Con el peligro latente detrás del discurso de internacionalización, pantalla de la mercantilización de la educación, considerando que ha sido declarada uno de los 12 servicios negociables del Acuerdo General de Comercio de Servicios de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el Banco Mundial, nos enfrentamos a una proceso que apunta directamente al control de las actividades de docencia e investigación y comienza a cuestionar la autonomía universitaria.
La internacionalización de la educación sólo puede pensarse en términos de regionalización, del debate en torno al sistema económico y productivo común; pensando a su vez las formas en las que se fortalece dicha regionalización, para poder operar en un marco global ya dado.
En la última etapa del siglo pasado la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños fueron receptores de un abanico de decisiones políticas y acciones de reforma de la educación superior coincidentes con la actitud liberalizadora de los gobiernos, poniendo en marcha la reducción del andamiaje operativo del Estado y el ajuste del “gasto público”.
Se los condujo a la apertura de la educación a la operación empresarial privada, a la elección del usuario y a posicionar el mercado como principal regulador del sector educativo, convirtiendo a la universidad en un bien que no necesariamente debe estar garantizado por el Estado. Era el modelo educativo que necesitaba el neoliberalismo.
Esta Feria, fue antesala del debate estratégico que se realizará en junio de éste año en la Tercera Conferencia Regional de Educación Superior, CRES, organizada por la UNESCO y con la potencialidad de definir las líneas estratégicas para construir la educación superior.
Debemos seguir problematizando la educación superior en su concepción de bien público y su revalorización como un derecho universal que debe ser garantizado por el Estado. Esta problematización debe permitirle a las diferentes organizaciones sociales, sindicatos, centros de Estudiantes, entre otras, realizar una férrea defensa de la misma y repensar el rumbo que debe tomar, sin desconocer -y reconocer- el nuevo escenario mundial que se está configurando.
Es deber no sólo la Universidad sino de toda la sociedad generar aportes significativos a la construcción y defensa del modelo educativo que queremos por sobre el que ya están construyendo ellos.