La derecha apuesta al Congreso, Petro a la Presidencia – Por Camilo Rengifo Marín – CLAE
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Camilo Rengifo Marín-CLAE*
El 11 de marzo hay, a la vez, una línea de partida y una de llegada. Termina la competencia por el Congreso, protagonizada sobre todo por los partidos del sistema, y comienza en firme la carrera hacia la Presidencia, donde Sergio Fajardo y Gustavo Petro siguen acaparando las preferencias.
En momentos en que la credibilidad en el presidente Juan Manuel Santos y su gobierno caen en picada y éste desvía la atención atacando a Venezuela, la crisis económica, social y política se hace sentir: la tasa de desempleo urbano trepó en febrero al 13,4% y el número de desempleados alcanzó a 2,9 millones de personas. El empleo, la salud y la corrupción son los temas de mayor preocupación para los ciudadanos.
Los aspirantes a las presidenciales del 27 de mayo (primera vuelta), respaldados por los partidos que podrían salir victoriosos en las parlamentarias de marzo aspiran a que la nueva realidad de sus fuerzas parlamentarias los impulse, y puedan influenciar la elección presidencial.
Más allá de la composición del futuro Congreso, que integrará el partido de las FARC con al menos 10 escaños, se escogerá también el candidato de la coalición promovida por los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, en una consulta en la que se miden el exsenador Iván Duque, la exministra conservadora Marta Lucía Ramírez y el exprocudrador Alejandro Ordóñez.
Sus esperanzas se basan en el crecimiento de la bancada uribista, mientras el exvicepresidente de Santos, Germán Vargas Lleras, líder de Cambio Radical, espera que un nuevo mapa político favorezca sus pretensiones presidenciales.
En la otra orilla, Sergio Fajardo y Gustavo Petro, independientes que han liderado las encuestas de intención de voto en los últimos seis meses, se podrían ver golpeados por su incapacidad de lograr bancadas significativas. Hay dos partidos con capacidad electoral que no tienen aspirante propio –La U y los conservadores– y es previsible que, en grupo o en forma individual, se desplacen hacia los presidenciables de la derecha que piquen en punta.
Y surge el argumento de la gobernabilidad. Si los que apoyan a Fajardo o Petro quedan en posición minoritaria, ¿cómo harían para sacar adelante sus proyectos? Ellos plantean un discurso diferente, basados en el descrédito de la política y de los mecanismos de representación. Ambos supieron gobernar sin mayorías en los órganos legislativos: Fajardo como alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia y Petro como alcalde de Bogotá .
El factor partidista, en la Colombia de hoy, no determina fundamentalmente el voto. Lo hizo durante siglo y medio, bajo el sistema bipartidista, pero cambió desde que el multipartidismo se impuso. Porcentajes significativos de quienes son afines a un partido se apartan del candidato presidencial avalado por su directiva, señala la revista Semana.
Un estudio demoscópico del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica señala que Germán Vargas Lleras (90,5%), Piedad Córdoba (90,2%) y Gustavo Petro (84,7%) son los candidatos más conocidos. El 25% cree que Vargas Lleras va a ganar las elecciones, seguido por Fajardo (19,7%) y Petro (13%). Piedad Córdoba concita el mayor índice de rechazo (78,1% nunca la votaría), seguida por Duque (68,5%), Vargas (64%) y de la Calle (62,7%).
Fajardo y Petro
Sergio Fajardo insistió en que en esta campaña presidencial una mujer fuera su Vicepresidenta y, finalmente, eligió a la senadora verde Claudia López, bendecida también por la Alianza Verde y el Polo Democrático. López pretende capitalizar esa creciente ola de indignación frente a la clase política tradicional y sumar ese descontento a favor de Fajardo.
Fajardo trata de mantenerse al margen del discurso ideológico. Sus adversarios le atribuyen forma y fondo populistas y agitan –también ante su candidatura- el fantasma del castrocomunismo y el chavismo.
Petro, político de izquierda y exguerrillero del M-19 que recoge cada vez más apoyo entre las clases populares y los jóvenes, se ha posicionado a la cabeza de las encuestas para suceder a Santos con un discurso contra el establishment tradicional que le ha valido las críticas cerradas de la derecha y los medios hegemónicos, que lo acusan de populista.
A pesar de la división de la izquierda, el candidato de Colombia Humana, con un hábil manejo de las redes sociales, ha canalizado un descontento que va más allá de las discrepancias en torno a los acuerdos con la guerrilla, uno de los factores que ha dominado la política colombiana en los últimos años.
Petro manifestó su intención de impulsar una nueva Constitución: sabe que sin cambios estructurales es imposible transformar el país: “Propongo que una constituyente territorializada y pluralista haga las reformas que no hizo la Constitución del 91: la del territorio, la reforma a la salud, la educación, la justicia, la política y el tránsito hacia una economía productiva”, anunció.
*Economista y docente universitario colombiano, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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