La corrupción acabó con la vida política de Kuczynski – El Telégrafo, Ecuador

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

La renuncia o caída del presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski es, como lo definió editorialmente el influyente diario peruano El Comercio, “una historia sin héroes”, un escándalo protagonizado por unos que no debe tapar el de los otros.

En resumen, se trata del mayor escándalo político que deriva en una precipitada renuncia al cargo más importante al que puede aspirar un político: la Presidencia de la República. Se trata también del primer presidente que deja el poder tras las denuncias de corrupción que regó la empresa constructora brasileña Odebrecht en América Latina. Solo entre las empresas de Kuczynski esa firma pagó $ 5 millones por concepto de asesorías.

La renuncia de Kuczynski tiene además otro ingrediente, muy picante, la presencia en la política peruana de la familia del expresidente Alberto Fujimori, indultado por el ahora exmandatario para salvarse de otra destitución del cargo. Familia y política, caudillismo y autoritarismo, están siempre presentes en la convulsionada historia política latinoamericana desde épocas coloniales y posteriores.

El empresario que llegó al poder hace 20 meses bajo una aureola de seriedad, no logró borrar el pasado reciente que incluye favores de Odebrecht expuestos en videos, en audios y en documentos. Un escándalo que alcanzó -además- a sus aliados y a algunos de sus ministros.

Kuczynski se adelantó un día a lo que el Congreso le tenía prometido: su destitución. Pero deja sembrada una enorme incertidumbre en un país que había superado la lacra del populismo representada por Fujimori y el terrorismo de Estado que llevó a cabo Montesinos. Perú será anfitrión el próximo mes de la Cumbre de las Américas y tiene muy pocos días para recuperar su imagen política.

Sus últimas palabras: “No quiero ser un escollo para que nuestra nación encuentre la senda de la unidad y armonía que tanto necesita y a mí me negaron”.

En esas encuestas flash que generalmente miden la aceptación o rechazo de un presidente, el 58% de los peruanos lo declaró culpable y Kuczynski tomó el atajo más corto, se fue.

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