Colombia: el ELN celebra que el gobierno haya decidido retomar la mesa de diálogo

1.086

Editorial ELN: Dos docenas de muertos después

Ahora que el Gobierno de Santos decidió retornar a la mesa de diálogos, se iniciará en Quito el Quinto ciclo de conversaciones, que estaba pactado para comenzar el pasado 9 de enero, el mismo día que terminó el histórico cese al fuego bilateral de 101 días de duración.

Como un “receso prolongado”, llamaron los amigos del proceso de paz, a estos dos meses de interrupción de las conversaciones; cuando en realidad se trató de un retiro de la Mesa por parte del Gobierno, para satisfacer a los sectores más extremos de la derecha colombiana.

La lógica de los sectores ultraderechistas es aplaudir que las tropas del régimen mantengan la ofensiva militar contra el Ejército de Liberación Nacional, así lo hagan durante el pasado cese bilateral, como efectivamente ocurrió. También aplauden el retiro de la Delegación gubernamental de la Mesa de conversaciones, sin que haya motivo; como sucedió en estos inicios de 2018. Además, celebran que haya guerrilleros colombianos muertos en combate, cuando ellos pertenecen al ELN; en cambio, simulan dolor cuando soldados colombianos mueren en ataques guerrilleros.

Tales sectores siguen embriagados con los éxitos militares que llevaron a la desmovilización de las FARC, por ello presionan para que otros golpes arrinconen al ELN, pretendiendo empujarlo a su trampa de pacificación.

La extrema derecha violenta no está por una solución política del conflicto, no está dispuesta a cambiar, así sea un poco, para que las mayorías colombianas tengan más dignidad, como personas y como nación. Ella sigue aferrada en la consigna de Laureano Gómez, quien sostenía que “no iban a entregar en las urnas, lo que habían ganado en la guerra”.

A esa ultraderecha colombiana es que el Gobierno le concedió el congelamiento de los diálogos con el ELN y en cambio retomó el lema de Isaac Rabin, de “hacer la guerra como si no hubiera diálogos y hacer los diálogos como si no hubiera guerra”.

Nosotros acudimos al llamado del presidente Santos para reiniciar las conversaciones, con la convicción que es mejor hacer el diálogo en medio de un cese bilateral, y que la Agenda pactada hay que desarrollarla con rigurosidad y celeridad. Este es un aporte para proseguir la construcción de unas mayorías por la solución política del conflicto y por unas transformaciones que hagan posible la paz.

ELN Voces


Declaración del Presidente Juan Manuel Santos sobre el ELN

Colombianos:

El pasado domingo vivimos las elecciones más pacíficas y más transparentes en más de medio siglo, con el mayor número de candidatos, el mayor número de mesas de votación y una mayor participación.

Las FARC –ya desmovilizadas y desarmadas– se presentaron como un partido político: cambiaron las balas por los votos, la violencia por la democracia. ¡Para eso –precisamente para eso- se hizo el proceso de paz!

Y el ELN cumplió con el cese al fuego unilateral que decretó con ocasión de las elecciones.

Es con gestos como este —y no con ataques terroristas— como el ELN puede reconstruir el mínimo de confianza que se requiere para avanzar en el camino del diálogo.

Ha llegado el momento de tomar una decisión sobre este tema.

Muchos líderes y ciudadanos, indignados con razón por las acciones violentas del ELN, han pedido levantar la mesa de conversaciones.

Por otro lado, la iglesia, varias organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos, voceros de los pueblos indígenas y afrodescendientes, así como de la comunidad internacional se han pronunciado a favor de retomar el diálogo con esta guerrilla.

El papel de un gobernante es sopesar las circunstancias, analizar las consecuencias y tomar la decisión que –en conciencia– considere la mejor para el futuro de la nación.

Nada más fácil que escoger la guerra. Estamos llenos de motivos para escoger la guerra, para cambiar las palabras por el sonido atronador de los bombardeos. Paradójicamente, es lo popular.

Buscar la paz –en cambio– exige paciencia, templanza, muchas veces ir contra la corriente, es decir, perseverancia y determinación a toda prueba. Buscar la paz nunca ha sido tan popular como mostrar los trofeos de la guerra. Lo digo por experiencia propia.

Pero la paz –como ya lo vimos con el proceso con las FARC– tiene el mayor beneficio de todos: ¡la paz salva vidas!

Han sido miles –¡miles!– las vidas que se han salvado –de soldados, de policías, de campesinos, de mujeres, de niños, de guerrilleros– gracias a la terminación de la guerra con las FARC.

Yo, como gobernante –pero sobre todo como ser humano–, no puedo renunciar a hacer todo lo posible, a agotar hasta el último recurso, para que no se pierdan más vidas, para que no haya más heridos ni mutilados, para que no se produzca más daño a la infraestructura o a la naturaleza, por cuenta del conflicto con el ELN.

Desde que se terminó el cese al fuego bilateral, son demasiados los muertos de lado y lado, demasiados los heridos, demasiadas las víctimas. Esto es lo que debemos parar.

Y esto solo se logra hablando, hablando para que los argumentos de la fuerza se cambien por la fuerza de los argumentos. La alternativa es seguir matándonos, seguir enfrentándonos por muchos años o décadas más. Creo firmemente que el país no tiene por qué resignarse a esto último.

Por eso –pensando en la vida, en salvar vidas, en lograr una paz completa para Colombia–, he decidido retomar los diálogos de paz con el ELN.

Con este fin, he dado instrucciones al jefe del equipo negociador, Gustavo Bell, para que viaje a Quito y reactive la mesa de diálogo.

El objetivo es avanzar en la discusión y acuerdos sobre los dos puntos que se estaban debatiendo simultáneamente: el de la participación ciudadana, y el de las acciones y gestos humanitarios que se deben dar para ayudar a construir la paz.

Y lograr también un nuevo acuerdo de cese al fuego y de hostilidades, amplio y verificable, que nos evite más pérdidas de vidas mientras hablamos.

El diálogo -como algunos sostienen- no es sinónimo de debilidad. Todo lo contrario: es un acto de responsabilidad, de valor, es una acción de compromiso con el presente pero sobretodo con el futuro de los colombianos.

Por eso, mientras haya una luz –así sea una pequeña luz– en el sendero que conduce a la paz, lo más noble e importante a que puede aspirar cualquier sociedad, tenemos que recorrerlo.

Mi esperanza es que logremos adelantar lo máximo posible en la agenda temática, y ¿por qué no? agotarla en los próximos meses, si hay la voluntad. Por nuestro lado la hay.

Pero para eso necesitamos hablar, dialogar, negociar. Y eso es lo que estoy autorizando hoy: que se retomen las conversaciones.

Espero –de corazón– que en esta nueva oportunidad que se le da a la paz, se avance con prudencia, firmeza y perseverancia hasta acordar la desmovilización, desarme y reintegración del ELN, es decir, la paz completa que tanto anhelamos los colombianos.

Por lo pronto, volveremos a la mesa con el objetivo más puro y más importante que puede tener cualquier decisión: salvar vidas, ¡salvar vidas de colombianos!… Y consolidar el avance hacia la paz que es el mayor logro de la actual generación de nuestros compatriotas.

Presidencia de Colombia


Llamado desde la comunidad internacional

Los Jefes de Misión del Grupo de Países de Apoyo, Acompañamiento y Cooperación a la Mesa de Conversaciones (GPAAC), reiteramos el apoyo pleno de nuestros países para una solución negociada del conflicto armado y a la construcción de una paz sostenible e incluyente en Colombia.

Con el fin de permitir la continuación y profundización del proceso de conversaciones, instamos a las partes a adelantar los pasos necesarios para iniciar el quinto ciclo de conversaciones. Consideramos importante apostar a la solución negociada del conflicto armado y desescalar las acciones armadas para llegar a un cese de fuego bilateral. La violencia tiene un impacto humanitario insoportable para la población civil, afecta profundamente la confianza y las expectativas de la sociedad en los Diálogos de Paz y dificulta el desarrollo sustancial de la agenda en la Mesa de Conversaciones. Insistimos en la necesidad de que las partes desarrollen, con urgencia, iniciativas de paz y de no violencia, necesarias para llegar a la paz incluyente y duradera.

Nuestros Gobiernos siguen comprometidos con el acompañamiento y el apoyo a los Diálogos de Paz entre el Gobierno Nacional de Colombia y el ELN.

Michael Bock

Embajador de Alemania en Colombia

Caterina Bertolini

Embajadora de Italia en Colombia

Jeroen Roodenburg

Embajador del Reino de los Países Bajos en Colombia

Tommy Strömberg

Embajador de Suecia en Colombia

Kurt Kunz

Embajador de Suiza en Colombia

ELN Paz


Comunicado de la Cumbre Nacional de Mujeres y Paz

Más notas sobre el tema