¿El candidato del dólar contra el candidato de El Petro? – Por 15 y Último
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
El candidato-presidente Nicolás Maduro centra cada vez más su campaña en las expectativas generadas por la emisión de El Petro. Como él mismo ha dicho, se trata de la llegada de un “nuevo tiempo económico”. Y no solo de eso, sino de “un paso gigantesco en el siglo XXI” que nos colocaría “a la vanguardia mundial económica”. Tal y como hemos sido testigos en las semanas transcurridas desde el comienzo de su preventa, no caben dudas que el gobierno se toma en serio el tema y que el grueso de lo que cabe esperar suyo pasa por la suerte de El Petro.
De hecho, en un tuit publicado éste 07 de marzo en horas de la mañana en la cuenta oficial del presidente se puede leer lo siguiente: “Estamos siendo protagonistas de las primeras horas de una nueva economía, la del Petro. El único país que reconoce oficialmente su criptomoneda es Venezuela. ¡Nos hemos adelantado a los tiempos futuros!”
Por su parte, el candidato oposicionista Henry Falcón, no ha dicho cuál es su plan para sacar al país de la situación crítica que atraviesa. Se limita a repetir las generalidades típicas de cualquier candidato presidencial sobre la superación de la crisis y la prosperidad que advendría de resultar favorecido por el voto popular, sin entrar en detalles. Sin embargo, el único anuncio importante que ha hecho permite suponer –y a falta que revele su plan definitivo- que dicho plan gira también en torno a una nueva moneda. Y es qué Falcón aseguró en una entrevista para Reuters, que le gustaría que Francisco Rodríguez fuera el jefe de su gabinete económico.
Francisco Rodríguez es, entre otras cosas, el principal lobista de los tenedores de deuda venezolanos a través de su firma financiera transnacional Torino Capital. Es decir, es el encargado de defender los intereses de dichos acreedores incluso –y sobre todo- yendo en contra de los intereses del país, como en efecto ha sido, sin menoscabo de que al mismo tiempo sectores oposicionistas lo acusan de colaborar con el gobierno (dejaremos estos tema para otro día) . Pero para lo más importante a efectos de lo que aquí concierne, es que se trata de un firme partidario de la dolarización.
Y de hecho, una vez asumida públicamente su voluntad de sumarse al equipo del candidato Falcón, Rodríguez ha manifestado públicamente también que la salida a la crisis que vivimos pasa por reemplazar la moneda nacional, en este caso adoptando la divisa norteamericana.
Es decir, tenemos dos candidatos presidenciales, al parecer convencidos de que el futuro económico del país ya no pasa por el bolívar. Uno, el oposicionista, que lo piensa sacar definitivamente de circulación, si asumimos lo dicho por su anunciado ministro de Economía. Y otro, que no lo ha dicho expresamente e incluso manifiesta su voluntad de lo contrario, pero que en el ejercicio de su política económica está dando todos los pasos necesarios en esa dirección: el último de ellos la autorización del uso de El Petro como activo de la banca.
No recordamos otro momento histórico donde el debate político-electoral venezolano gire en torno a un debate monetario. Ha habido circunstancias donde lo monetario ciertamente acapara la atención: por ejemplo, en tiempos de Guzmán Blanco cuando se creó el Bolívar para reemplazar al Peso-Páez. O en tiempo de Gómez, cuando se reemplazó el bimetalismo. O de nuevo bajo Gómez, cuando se debatió si devaluar o no el bolívar ante la devaluación del dólar en medio de la Gran Depresión. En 1983, lo monetario acaparó todos los debates tras El Viernes Negro. Y durante el segundo CA,P cuando se emitieron los famosos “tinoquitos”. Unos 15 años después le tocaría el turno a Chávez con la reconversión monetaria y la creación de El Bolívar Fuerte.
Pero tampoco se trata exactamente de un debate del todo nuevo en estos tiempos. Precisamente, en pocos días, el 11 de marzo para ser exactos, se cumplen 5 años de la publicación del artículo El fallecimiento de Chávez… ¿y su moneda?, escrito por el economista norteamericano Steve Hanke, fanático de la dolarización y asesor de la página Dólar Today, y con el cual apenas seis días después de la muerte de Chávez, se dio inicio a la campaña contra el bolívar y a favor de su reemplazo por la moneda norteamericana. Los sucesivos ataques especulativos contra los precios y la moneda, sumado a la incapacidad institucional para hacerle frente, terminaron por posicionar el tema, teniendo como caldo de cultivo el empobrecimiento generado sobre la gran mayoría de la gente por la devaluación y la inflación inducidas.
Sin embargo, la novedad actual radica en que nunca como ahora se habían dado pasos tan claros para la sustitución definitiva del bolívar. Pero tampoco había pasado que buena parte del desenlace electoral pasa por decidir con respecto a ambas propuestas.
El único antecedente que recordamos fue el que enfrentó en las presidenciales norteamericanas de 1896, al demócrata William Jenninsg Bryan contra el republicano William McKinley. En aquella ocasión, el primero apostaba a la conservación del bimetalismo y la liberación de la emisión de las monedas plata ( con su célebre Discurso de la Cruz de Oro lideró el movimiento de los Free Silver), acusando al patrón oro de ser el favorito de los bancos y el capital especulativo, por encima de los agricultores, trabajadores y demás ciudadanos comunes y corrientes. Las elecciones las ganó el segundo y los Estados Unidos adoptó el patrón oro en 1900. El resto es historia conocida.
En un par de meses a los venezolanos y venezolanas estaremos ante una coyuntura similar. No solo nos tocará elegir entre dos candidatos, si no entre dos monedas y sistemas monetarios, con sus subsiguientes consecuencias en cuanto sistemas económicos: de un lado tendremos al dólar de los buitres, corruptos, especuladores y fugadores de divisas, que quieren coronar su sueño de blanquear y multiplicar sus riquezas mal-habidas, sacrificando tanto al bolívar como a las mayorías nacionales, ofreciéndoles migajas de una moneda para quedarse ellos con las tajadas más grande.
Mientras del otro, la propuesta de un Petro cuyo principal problema es que, pese a toda la propaganda invertida, nadie parece ponerse de acuerdo de qué se trata: si de una “criptomoneda” o un “criptoactivo”, si es para compras en el exterior o sirve para comprar pan en la panadería, si es para derrotar la hegemonía del dólar o para intercambiarlo por éste, si es para burlar el sistema financiero a fin de evadir las sanciones o para que los bancos lo compren, si está de verdad respaldado en petróleo o solo será reconocido como parte de deudas con el Estado, pago de impuestos, etc., como se desprende de una lectura objetiva del Libro Blanco, lo que no solo tiene implicaciones de orden conceptual sino comercial.
Esperemos por el bien del país que los candidatos terminen de transparentar sus propuestas. Y específicamente del candidato de la Revolución, además de lo dicho, que las aterrice sobre la realidad de una mayoría que entre otras cosas ya no haya cómo ir a trabajar -dada la falta y los abusos del transporte- a cambio de un salario que no le alcanza muchas veces ni para pagar el pasaje mismo.